El CDR de cada día

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Los CDR dejaron de tener protagonismo hace mucho tiempo. Pasaron de ser la organización de masas más importante del país para convertirse en un espacio falto de ímpetu y entrega. Las iniciativas y el sentido de pertenencia se quedaron rezagadas, y con ellas las actividades capaces de aglutinar y convocar. Cada 27 de septiembre, me pregunto ¿qué celebramos? porque la verdad, estos aniversarios son, únicamente, el pretexto para hacer caldosa y jugar dominó en el barrio. Y eso en algunos lugares, porque en otros ni siquiera se tiene en cuenta la fecha.

La energía inicial se perdió. Esa vanguardia que primó en los inicios ya no está. Y si bien es cierto que no se puede absolutizar, la verdad es que, en fechas como estas, a 58 años de su creación, son muchos los que ven a la organización como un simple formalismo.

Pero tal vez, los tiempos están cambiando y la oportunidad para que los CDR vuelvan a ganar su protagonismo está más cerca. Estamos en proceso de consultas en todas partes. La Constitución puede que haya llegado tarde, porque hubiera sido más lógico que acompañara o se adelantara a los Lineamientos de la Política Económica y Social del país. De igual manera, nunca es tarde si la dicha es buena, y esperemos que esta dicha sea de las mejores.

Hasta ahora lo más importante es que predomina el interés de la población, de los cubanos. Muchos están leyendo, haciendo sus apuntes y garabatos; y lo mejor: hay inquietudes, cosas para cambiar, criterios y mucho mucho debate. Los barrios están siendo los espacios para aportar. Más allá de los centros de trabajo, estas reuniones cederistas se están convirtiendo en el lugar donde muchos nuevos actores de la sociedad dan sus criterios y participan en la creación de la nueva Carta Magna.

Podríamos decir que los CDR se están convirtiendo en el lugar donde, los cuentapropistas y toda aquella fuerza laboral y económica paralela al sector no estatal, puede aportar al debate popular que se desarrolla en Cuba. Es este el espacio que tienen, y que, sin dudas, deben aprovechar.

Hoy esta masa crece en el país, son importantes como sector y necesitan también participar y decir lo que opinan. ¿Qué mejor que hacerlo en los CDR?, allí tienen sus negocios y pueden ayudar a la comunidad.

Vincular en los CDR a todos; los cuentapropistas, los jubilados, a las amas de casa, a los más jóvenes y a los trabajadores estatales, podría resultar muy beneficioso cuando hablamos de crear una Constitución más parecida a nosotros y a nuestros tiempos.

Tal vez, esta sea la imagen que comienzan a proyectar los CDR. Tal vez, es la que la organización necesita. Una imagen que muestre participación popular, diversidad y sobre todo que aporte al desarrollo del país. Una imagen que sea fiel a lo que ocurre en el barrio, y que vuelva a ser protagonista de los sucesos del país. Ojalá nuestro CDR cambie también este 28 de septiembre.

(Editorial de la revista número 19 de La Joven Cuba)

7 comentarios

Tony 9 octubre 2018 - 6:10 PM

Nostalgia, mucha nostalgia, el amor se acaba y los CDR, no eran eternos como pretendían, ni el partido de Lenin fue inmortal tampoco… jajaja!!! Todo tiene su fin. 😉 Saludos 🙂 🙂 🙂

cubano47 9 octubre 2018 - 10:41 PM

Los exportaron a cataluña….jajajaj…..Calvet en respuesta a tu comentario en el post anterior es cierto, es aceptable cambiar de opinion esto es valido para cualquiera, en ocaciones he visto como critican a una persona por su pasado “comunista” que ha cambiado su opinion cuando…la realidad del hecho le piso los callos de esos hasta en mi familia los hay y en estos casos siempre he defendido el derecho al cambio de opiniones, ideales o como se les llame asi que, no se preocupe usted tambien tiene ese derecho.

milblogscubanos 10 octubre 2018 - 12:41 PM

Ya que usted (como veo que usa esa tercera persona, me igualo…) ha leído mi comentario, decirle que en este caso, mi opinión hacia el señor Arnold August, no ha cambiado. Si antes de leer los comentarios del conferenciante profesional en LPI sobre Elaine Díaz, creo que nunca había hablado ni bien ni mal, a partir del 2015 cuando leí esas barbaridades, sí es cierto que le dedico comentarios despectivos, como llamarle “vendedor de libros”, porque se ha mostrado como ha pasado recientemente en Matanzas, habla de lo que no conoce y difama sin motivo.

Nada tienen que ver los CDR catalanes, los Comités de Defensa de la República, con los CDR cubanos. De hecho en esos CDRs catalanes dudo mucho que haya gente que apoyan el socialismo cubano, porque andan en otra honda. El comunismo hispano, catalán, gallego, castellano, etc, no apoya la independencia de Catalunya.

Armando 9 octubre 2018 - 11:55 PM

En el barrio donde vivió mi padre,hace años no hay CDR, nadie quiere hacer guardias o ser presidente,nadie organiza la caldosa,ni el intento de jefe de sector funcionó,las personas están muy ocupadas en resolver sus problemas y piensan que la policía debe hacer su trabajo,el concepto, defender la revolución no engancha ahora como lo hizo hace 30 años.

Sergio Pedroso 10 octubre 2018 - 1:52 AM

Nunca se me olvidará mi primera guardia pioneril , mis muchas representaciónes pioneriles en las elecciones cuidando las urnas . Me acuerdo como si fuera hoy de la primera guardia de los CDR, y participación activa en actividades culturales, sociales y comunitarias. Saben lo que si quiero olvidar, cuando empecé a dudar, indagar y a cuestionar. mi ambigüedad era bien simple. cuál era el cometido de la revolución, Donde el derecho a vivir, educarse, y ser persona, requería de un precio bien alto a pagar donde Solo los “revolucionarios” tenían libertad. Nadie me supo explicar, y mucho menos educar. Solo recibí, ofensas, amenasas, y exclusión. Y saben lo que hize me largue y tuve que dejar al país y alejarme de lo que amo.

Charly 10 octubre 2018 - 10:24 AM

En un lugar donde la mayoria de las personas en algun momento tienen que caer en alguna ilegalidad para poder sobrevivir, como pueden funcionar los CDR????

Sebastian R Machado 10 octubre 2018 - 12:27 PM

Mas tarde o mas temprano, se despierta la consciencia del “nosotros” y se convierte en la consciencia del “nosotros y ellos”. También la experiencia de los 60 pasados años. Abuelo se acostaba después del aspirante a inmigrante que vivía en la esquina, para asegurarse de que éste no escapó durante la noche para Miami (como si su vecino le perteneciera). Su hijo, aconsejado por él, se negaba a prestarle una pelota, y durante los juegos fingía accidentes para golpear al gusano ( porque un gusano vale menos que m….. ). Su hijo estudió, porque su padre lo empujó a ello, pues “todos los hijos de los gusanos están estudiando y van a ser quienes manden aquí, y cuando ellos manden, se acaba la revolución”. Ahora, abuelo murió, luego de años de trabajo en una asquerosa tenería, pués se acabó el trabajo portuario y pasó muchos años en una silla de ruedas a causa de un accidente ( Algunas maldiciones dan en el blanco). El hijo, siempre guiado por su papá, fue a Angola, cometió algunos asesinatos que le rompieron el alma y pasó 30 años bebiendo y durmiendo en la calle, hasta su muerte. Los nietos del abuelo cambiaron de palo para rumba y están en Miami, como aquel vigilado gusano. Cierto, los CDR no son lo que eran.

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