Norah Jones cancelada en La Habana

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La empresa de espectáculos Dreamcatcher Events, organizadora desde EEUU de los conciertos de Norah Jones en La Habana, confirmó que la intérprete canceló sus presentaciones, previstas para febrero de 2024, sin explicar las razones de esa decisión. Pero esto sucede luego de que el diario Miami Herald publicara la semana pasada un reportaje periodístico en el que asegura que el Hotel Grand Aston, donde se hospedarían los asistentes al evento, pertenece a la empresa Gaviota, vinculada al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba y es propiedad del grupo GAESA.

El programa del espectáculo Norah Jones: Vive en La Habana, donde también intervendrían el cantante cubano Alain Pérez y el grupo Síntesis, como parte de un paquete turístico, estaba limitado a 100 personas, con precios que oscilaban entre 3 000 y 8 000 dólares (USD), hospedaje en el Hotel Grand Aston, recorridos en autos clásicos y visitas a sitios turísticos e históricos de La Habana y una clase magistral de Norah Jones en la Universidad de las Artes (ISA).

Sin embargo, la empresa Gaviota figura en la Lista Restringida de Cuba, que elaboró el Departamento de Estado de los Estados Unidos en el año 2017, con el objetivo de impedir las transacciones de entidades estadounidenses a cubanas que tengan vínculos con instancias militares y de seguridad. De acuerdo con un vocero del Departamento de Estado consultado para el reportaje del Miami Herald, la lista no se actualiza desde el 8 de enero de 2021.

Es un hecho que el Grand Aston no figura en el listado del Departamento de Estado; sin embargo, el senador republicano Marco Rubio envió una carta el lunes al secretario de Estado, Antony Blinken, considerando que el atraso en la actualización de la lista permite que sean organizadas «visitas educativas» para turistas de Estados Unidos, y permite al Gobierno cubano «crear nuevas entidades para eludir ilegalmente las sanciones existentes y realizar transacciones con industrias privadas de Estados Unidos».

Al conocerse la noticia de la presencia de Norah Jones en Cuba en febrero de 2024, activistas cubanos de la oposición expresaron su descontento, aludiendo a la situación de los presos políticos y al precario escenario económico de la Isla, que se expresa en todos los ámbitos de la vida social y se ha agravado con la implementación de otras medidas coercitivas unilaterales. No obstante, una cancelación del turismo no tendría ningún efecto positivo sobre la economía cubana, sino todo lo contrario.

Otra de las razones para la indignación fue el precio indicado del paquete, que privaría a la mayoría de los cubanos de poder ver a la artista norteamericana. Ni el gobierno cubano ni la empresa organizadora del evento aclaró si los conciertos eran exclusivos para quienes compraran el paquete o habría otras formas de acceder al teatro. 

Según había dicho Norah Jones en el comunicado de prensa, la visita era parte de un «intercambio educativo y cultural», pero el Miami Herald señaló que la normativa del Departamento del Tesoro establece para estos casos que «deben tener el propósito de participar, mientras esté en Cuba, en un programa de actividades de tiempo completo que tengan como objetivo mejorar el contacto con el pueblo cubano, apoyar a la sociedad civil en Cuba o promover la independencia del pueblo cubano de las autoridades cubanas; y resultará en interacciones significativas con personas en Cuba».

La suspensión de los conciertos de Norah Jones, que hubieran tenido lugar en el Teatro Martí de la capital cubana, es resultado de la campaña de cancelación y boicot que desde el sur de la Florida reciben los artistas cubanos y estadounidenses a partir de 2016, año en que cobró impulso el intercambio cultural, a la que se han unido algunos sectores de la oposición.

Como estrategia política, la cancelación sigue siendo enarbolada por quienes consideran que deben ser eliminados y silenciados todos los actos o actores culturales que beneficien al Gobierno cubano, limitando a los cancelados su libertad de expresión y la posibilidad de ejercer su defensa, al esgrimir la existencia de disposiciones de índole política, como la lista del Departamento de Estado.

En el trabajo del Observatorio Sobre Extremismo Político (OSEP) titulado Cultura de la Cancelación o Boicot: ¿Censura o lucha civil?, se concluye que «la cancelación por razones políticas incluye, además, el riesgo de que los grupos dominantes boicoteen a sus adversarios sin dejar espacio a la pluralidad de ideas y el debate cívico».

Lo sucedido con Norah Jones es una expresión más del extremismo político, expresado en el sector de la cultura contra figuras públicas, que adquiere mayor connotación en una sociedad polarizada con carencias de espacios de debates donde dialoguen las distintas posturas políticas para la búsqueda de soluciones conjuntas. 

2 COMENTARIOS

  1. Triste que los extremistas sean daltónicos, y que por presiones políticas se afecte el intercambio cultural. Los fascistas de Miami (todos viviendo del dinero de nosotros los taxpayers) logran sus objetivos una vez más. Sus armas son el miedo y el chantaje. Parecen discípulos del camarada Kim Jon-Un, que tiene prohibido el arte occidental en NKorea. Pero al acostarse encienden a escondidas siete velas moradas para que nunca se caiga la Revolución, porque su industria plattista vive de ella, y sin el dinerito de Uncle Sam tal vez tendrían que prostituirse de manera más convencional. Otro golpe que solo afecta al pueblo, al igual que el criminal embargo y la tozudez ideológica del PCC. Nada, que estamos rodeados… y no es de agua. Saludos.

  2. Es una lástima que el Miami-Herald, Univisión, Telemundo y otros medios en Miami elijan ser monolíticos y se presten a estas maniobras de coacción contra artistas y todo aquel que desee actuar en Cuba. Ninguno de estos medios de comunicación ejercen independencia de criterio cómo lo exige el buen periodismo.

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