Migración: nota en la sostenido de un pentagrama país desafinado

por Harold Iglesias Manresa

“Los inmigrantes no pueden escapar de su historia más de lo que uno puede escapar de su sombra.”

 Zadie Smith

 

Soy cubano. Esa es mi respuesta cuando me preguntan. La emito con brillo en los ojos y una dosis de orgullo que, si bien es inferior a la que hubiese sentido hace diez años, todavía provoca que la frase salga disparada sin titubeos, como un acorde espontáneo en la sostenido dentro de un pentagrama nación que desafina.

Eso sí: soy un cubano con las heridas de la emigración a flor de piel. Conozco pocas familias en las que se respire tanta unidad como en la mía. Crecí bajo el calor de mi abuela Sara, mi madre Ileana, mis tíos, primos, amigos cercanos…

Sara orquestaba una sinfonía familiar en la que ausentarse sin razón de peso al almuerzo de los domingos era considerado sacrilegio, y en donde un fin de año llegamos a contar 32 personas en un apartamento de microbrigada en Mulgoba, todos con platos en mano compartiendo el puerco, los tamales y la yuca al ritmo de Van Van.

Ese pictograma familiar ahogado en el recuerdo no hay sutura sentimental que la contenga.

Imagen: AFP

Como miles de familias cubanas que sufren, viven y hasta se alimentan de los fenómenos asociados a la emigración, la mía se ha convertido en lágrimas de distancia, en un río caudaloso que por necesidad se ha desconectado de sus afluentes. Me separan casi 9.000 kilómetros de mi madre, a quien desde hace un año y medio sólo veo por videollamadas; casi 7.400 de mi padre en Martí, provincia de Matanzas; y unos 7.435 de la única tía materna que me queda en Cuba.

Ese rompecabezas se compone de piezas que las circunstancias, las necesidades de mejora y los sueños, no sin dolor, han llevado hacia Estados Unidos, España y Panamá, por solo mencionar los puntos cardinales más connotados de ese nudo familiar, otrora compacto, que fue desatado forzosamente tras la crisis del Período Especial en los ’90 del pasado siglo.

Móviles y el andar solitario de un oso

Los criterios sobre la posibilidad de emigrar nos golpearon con fuerza a mi esposa Madelaine y a mí, justo antes de irrumpir la pandemia de la Covid-19 en Cuba. Comenzaba a pujar la inflación como consecuencia de situaciones, que tocaban el umbral de la inseguridad alimentaria en muchos hogares. A ello se sumaba la bajísima producción agrícola y el consecuente desabastecimiento con ofertas casi inexistentes, así como políticas de gestión ineficaces en otros rubros económicos fundamentales.  

A la agudización de la crisis institucional, con alcance en pilares históricos de la Revolución como la salud y la educación, se añadía el envejecimiento poblacional y el desprendimiento de casi todo patrón de arraigo o pertenencia para con el país, por parte de la generación nacida bajo los embates del llamado Período Especial.

Cortesía del autor

Este agravamiento del fenómeno de susbsistencia a niveles insospechados, trajo también como consecuencia una profunda depauperación de la sociedad, partiendo del criterio de que la necesidad es la peor enemiga de las buenas maneras, incluso las relacionadas con la tranquilidad y la seguridad ciudadanas. 

Por otro lado, la llave de «oxígeno» que respiró una minoría al repuntar el sector turístico, con Estados Unidos como segundo emisor de viajeros a la Isla a raíz del levantamiento de restricciones por parte del entonces presidente Barack Obama, había sido cerrada por Donald Trump, su sucesor en la Casa Blanca.

Esos y otros agentes, como la política de reordenamiento económico implementada con el andamiaje desestabilizado y la ralentización de los procesos productivos y comerciales de la nación, incidieron en la decisión más compleja que he tomado en mi vida.

Despertar sin la posibilidad de poner un jugo o un paquete de galletas a mi hijo Enzo Samuel para su merienda del preescolar; estar desde las seis menos cuarto de la mañana en la cola de la Gacela 16 en Alamar para intentar llegar infructuosamente antes de las ocho a su escuela, ubicada en la Avenida Carlos III y Montoro, a dos cuadras de la céntrica Facultad de Estomatología; o estar al más puro estilo de los «cazafantasmas» detrás de un litro de aceite o un cartón de huevos en cualquier punto de la geografía habanera, fueron ganchos que hicieron blanco en mi anatomía y pensamiento.

Seis meses antes del día cero, mi madre con 61 años y con la certeza de haber convertido a su único hijo en un hombre de bien al verlo construir una familia sobre pilares y conceptos certeros, partió hacia Estados Unidos con las maletas de la separación y de la incertidumbre pasadas de peso, pero también con la esperanza de mejora.

Mi madre emprendió un viaje hacia el Norte con la experiencia de más de seis décadas vividas, de disímiles situaciones enfrentadas, de bonanza y apagones, del dólar a 170 pesos, de los mercaditos llenos y el Cerelac como única opción de desayuno. Su decisión fue otra flecha que hizo blanco en la diana de nuestros pensamientos y nos hizo sacudirnos de los miedos que gravitan sobre comenzar desde cero en un país extraño.

Tales temores son comunes en muchos de mi generación, porque a los nacidos entre 1979 y 1985, nos ha costado dilucidar el punto de no retorno.

Tomada de: Sin Permiso.

Unos porque se aferran a la esperanza de ser parte de un proceso de construcción de una Cuba mejor, donde el bienestar de las mayorías, lejos de ser una utopía arropada en consignas, sea una realidad cotidiana.

Otros porque desde su burbuja profesional intentan hallar infructuosamente el equilibrio entre realización e ingresos, y apuestan a disímiles mecanismos para satisfacer las necesidades básicas de sus familias, pues ante la imperante relación diabólica productos-precios, y las ineficientes políticas de remuneración estatal, urge diversificarse.

Mientras, una cifra mucho mayor padece del dolor de cabeza que provoca preguntarse qué ponerle a su plato al caer la tarde, y no tanto cómo vestirse o a dónde salir los fines de semana.

Melodía de una partida y nota aguda de lo nuevo

Llegar a España no fue sencillo. El proceso resultó tortuoso en toda la dimensión de la palabra. En un par de ocasiones nos fue denegada la solicitud de visado de larga duración por concepto de estudios, luego de tener aprobado el ingreso a la Maestría en Marketing Digital desde noviembre del año 2019 y cumplir con todos los requisitos que exigía el Consulado. Como consecuencia, la resolución de nuestro expediente alcanzó las instancias de los Tribunales de lo Civil de Madrid.

Transcurrirían 30 meses hasta junio de 2022, en los que sucedieron muchas cosas y cambiaron nuestras visiones respecto a un sinnúmero de situaciones; pero lo más importante para Madelaine y para mí era la presencia de nuestro hijo. Esa realidad se convirtió en espada y escudo de cara a cualquier toma de decisión.

Aunque salimos fortalecidos de la pandemia, comenzaba a mellar en nosotros el desaliento, aderezado con el paso del tiempo y la incertidumbre respecto a nuestra futura situación y posible partida. Mientras, la familia y nuestros amigos más cercanos no cesaban de apoyarnos y darnos aliento en aquellos días más sombríos, en los que decir cualquier palabra o tener puntos de vista encontrados podía desencadenar alguna discusión.

Cortesía del autor

Cerca de la una de la tarde del lunes 13 de junio desembarcamos en el aeropuerto de Barajas en Madrid, para iniciar esta nueva cruzada. Desde entonces, no hemos dejado de agradecer a quienes de una forma u otra nos ayudaron durante el proceso: mi madre Ileana, mi amigo y hermano Fernando y Karla su esposa, mis compadres Tony y Yisel, el Guille, el padrino Serafín, y en especial a Rosi e Isra, que nos albergaron en su casa durante casi ocho meses hasta que estuvimos en condiciones de independizarnos. 

Ha transcurrido casi un año y por primera vez me atrevo a escribir. Durante este tiempo, no ha habido una noche en la que no me cuestione si hicimos lo correcto e intente adelantar el próximo paso en función de la seguridad y el bienestar de mi familia.

Los resultados parciales arrojan que sí, pese a que me he desdoblado en múltiples facetas: editor de madrugada, cuidador de perros, mozo de almacén, traductor in situ de inglés para mediar entre nigerianos y españoles en las naves de Supermercados Día, y actualmente asesor inmobiliario. De eso se trata, de darle el pecho a las situaciones y comerse el mundo para garantizar el bienestar de los tuyos.

La mayor satisfacción ha sido ver cómo Enzo se ha adaptado a la escuela, evidenciar sus progresos diarios insertado en un programa de enseñanza bastante diferente y complejo, así como de brindarle mayores posibilidades de cara a su futuro.

Tener la certeza de que con trabajo podemos acceder a la mayoría de las cosas que constituyen necesidades elementales, y que igualmente la educación y salud públicas son gratuitas y con altos estándares de calidad, deviene reconfortante en gran medida.

Esta enorme ciudad capital nos hace patentar un clima se seguridad, y aunque no está ajena a los impactos de una inflación global que hace mella en las economías familiares, no alcanza los niveles estratosféricos existentes en Cuba porque la oferta satisface la demanda, y la competencia diversificada permite opciones de compra más económicas para los de menores ingresos.

Por mi color de piel o mi condición de migrante, he sido víctima de racismo con sutileza similar a la de un avezado violinista para esculpir acordes de su instrumento. Me ha ocurrido en sitios insospechados como la cola del supermercado, la entrada del parque Wagner o el metro. Pero ese es otro fenómeno que aún en pleno siglo XXI y en vías de alcanzar el metaverso, arropa a no pocas personas.

Existen otros problemas como también otros caminos para su solución democrática, y está latente el flujo migratorio proveniente de otras naciones, así como de españoles que parten hacia destinos europeos más lucrativos.

Lo cierto es que, como yo, cada día miles de cubanos se plantean la opción de emigrar en busca de bienestar y acceso a un futuro que les permita materializar, o al menos luchar por sus sueños en un escenario más favorable. No importa si es hacia Estados Unidos, España, Chile, Angola, República Dominicana, Islandia, Egipto, Rusia o Serbia.

Estadística: Número de emigrantes de Cuba en 2020, por país destino | Statista
Ante esta realidad, el arraigo a tierra, tradiciones, costumbres y familia cada día pesa menos. No reparan en vender sus bienes más preciados para desafiar los peligros de una travesía de miles de kilómetros, varios pasos fronterizos, la selva del Darién, el Río Bravo, o residir sin documento legal de identidad luego del vencimiento de un visado en cualquier otro destino.

El periodo comprendido entre el 1 de octubre de 2021 y el 31 de diciembre de 2022 es considerado el más cruento de este nuevo episodio de crisis migratoria, pues según las estadísticas ascendió a 394.070 la cifra total de emigrados cubanos, de los cuales 334.430 entraron en territorio estadounidense.

Tales datos, son visiblemente superiores a crisis precedentes como la acontecida en el año 1965 cuando por el puerto de Boca de Camarioca salieron 5.000 cubanos; el éxodo del Mariel en 1980, durante el cual partieron otros 125.000 y la Crisis de los Balseros de 1994 que contempló el éxodo de unos 32.362.

Por mi parte, cargo y seguiré cargando con mi mochila de nostalgias, como hacen miles de cubanos que componen el caudal de una hemorragia migratoria que, en este minuto, carece de acciones de contención visibles a nivel de Estado.

Cortesía del autor

A eso le agrego el lastre y la valentía de dejar a mis padres y a parte de mi familia; mi hogar, refugio construido con tanto esfuerzo; mis costumbres, mis amigos, el ambiente del barrio; desprenderme de un pedazo de mi para enfrentarme a realidades muy distintas.

Pero aun así toco la melodía de mi vida, que en definitiva se compone de notas y acordes colocados en el pentagrama de mis decisiones, con el peso de cada una, con la fe puesta en un futuro mejor y sin remordimientos.

14 comentarios

Sonia Bravo Utrera 7 junio 2023 - 7:26 AM

Me gusta muchísimo tu artículo. Te deseo lo mejor en esto de reinventarse porque no queda más remedio. Estás en la etapa primera. Luego vendrá la inevitable tristeza, pero saber que tu hijo crecerá con perspectiva de futuro vale todo sacrificio…hasta más ver porque no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista . Yo no pierdo la esperanza. Sonia.

Taimy 7 junio 2023 - 11:08 AM

Me encanto amigo, orgullosa de haberte conocido y disfrutar d tu amistad, gracias a la vida por juntarnos en esos años de pre universitario en esa hermosa escuela Lenin. T quiero…..
Mi alma también llora por emigrar, somos miles como tu….

José Darío sanchez 7 junio 2023 - 8:16 AM

Amigo,usted no tiene problemas,en cuanto mejore la situación económica de cuba,que mejorará,vuelva para su casa y punto.Usted no tiene inquietudes políticas,así que no sufrirá el verdadero exilio,en el que sufren sin consuelo y con sus derechos pisoteados,muchos cubanos que no pueden vivir en medio de un régimen totalitario que,por el momento,está ganando la pelea !!

Manuel Figueredo 7 junio 2023 - 9:14 AM

Siga usted cargando su mochila. Aunque ganó su primera batalla , le quedan muchas para hacerle frente. No creo, que a a usted , le gusten las batallas de ideas , así como tampoco la continuidad y de que ahora sí estamos construyendo el socialismo. Piense en sus hijos, que esa es la verdadera y única mochila 🎒 que debe de cargar. Cómo emigrante que he sido, pero en distinta circunstancia le deseo suerte en sus empeños.

Yahima 7 junio 2023 - 9:44 AM

Que decirte amigo mío , resumes el sentir de muchos de nosotros , como dicen las abuelas “ tienes el don de la palabra” te esperan tiempos mejores sin dudas , suerte y abrazo apretado

Livio Delgado 7 junio 2023 - 10:02 AM

Felicitaciones por tu excelente escrito y ese “Soy Cubano” que tanto nos enorgullece en donde quiera que estamos, es que cada logro en la vida comienza con la decisión de intentarlo y poco a poco cambiar la vida de tu familia, al emigrar lo primero que uno aprende es que tienes que cambiar muchísimas ideas pre elaboradas de esa sociedad Cubana tan alejada del mundo real que por tantos años nos ha acompañado y aprender a escuchar y pensar antes de suponer que nos lo sabemos todo. Emigre hace 20 años al igual que tu con mis dos hijos y esposa, no precisamente a esa “madre patria” que para los cubanos les es tan fácil de aclimatarnos, pero no importa el frio Canadiense y las largas noches invernales todos aprendimos a darle la vuelta a nuestras vidas y despertar todos los días reconociendo que “No importa el color del cielo, quien hace el día bonito eres tú” y así seguir avanzando como persona y como familia en este Canadá que nos dio abrigo. Disfruta de tu familia y de la oportunidad de crear futuro juntos, La Cuba futura llegara, de ello no tengo dudas, pero reconozcamos que tomara mucho tiempo, quizás más del que muchos estamos dispuesto a esperar, para que “el daño antropológico” de esa fracaso sea efectivamente superado.

Mayelin Carmenate 7 junio 2023 - 10:17 AM

Excelente artículo Harold como siempre. Eres el reflejo de cada uno de nosotros los que tuvimos que coger la mochila y migrar

Andrés 7 junio 2023 - 10:46 AM

Conozco esas impresiones Harold. Me sucedió algo parecido cuando me fuí de Cuba. Te deseo toda la buena suerte en esta nueva etapa de tu vida, para tí y para tu hermosa familia.

Lupita 7 junio 2023 - 11:23 AM

Me uno a tus deseos… Cuba duele mucho y cada día deseo que mis hermanos de la isla tengan al fin un cambio para bien, saliendo de la miserable incertidumbre cotidiana que desgasta y consume. 62 años de utopía fracasada…. son mas q suficientes.

AAV 8 junio 2023 - 10:15 PM

Sin Palabrasssssssssssss;Lo de Este Cubanazo?????!!!!!;Así de Impuesto y Diréctamente;Digo”;Quién no lo Vea como lo Escribe el Hermanooo;Tiene qué Acudir;”URGENTE”;Al Oftalmólogo,y el Qué Diga y Piense lo Contrario;Muy Sencillo”;És un Mentiroso”””””;Esa es la Realidád de los Cubanos;Aquí y en el Más Allá;;Especial Reflexión;Salúd y Suerte;a Todos los qué Están Fuera de la Ínsula;Fuertes Abrazosssss

Jesus 7 junio 2023 - 6:16 PM

Saludos, Cuba no escapa a los motivos de otros países de America latina.
Favorece la flexibilización a los procedimientos migratorios en la presidencia de Raúl.
Si todo se hubiera mantenido no existiría ese volumen de emigrados.
Creo q la torpeza del gobierno cubano, cuando por ej. las medicinas han desaparecido del mercado así como el desabastecimiento del mercado en MLC Han acelerado el proceso.

RFR 7 junio 2023 - 8:10 PM

Somos muchos los que tuvimos que adoptar esa misma decisión,… al final fue la única salida que encontramos,… Suerte!.

wilfredo 8 junio 2023 - 3:36 AM

Realmente me he sentido identifciado con tu escrito HAROLD ,aunque no nos conocemos personalmente creo que pronto lo harémos ,eres amigo de mis esposa y estamos locos por que nos visites aquí en la ciudad condal ,también un bello lugar, que nos ha acogido como unos hijos más ,aquí hemos formado nuestra familia nació nuestra pequeña hija ,nos hemos realizado como profesional de la salud y nos sentimos tan catalan ,español como cubanos ,pero como bien dices cargamos el peso de la nostàlgia la tristeza y los recuerdo de nuestra querida CUBA, hace diez años que estamos aquí y no hay dia que pase sin recordar nuestra sufrida patria,son tantos sentimeintos entrelazados ,lor recuerdos que evocamos alrededor de nuestras mesa en la cena, que es la hora en que nos encotramos juntos la mayor parte del tiempo y con la presencia de nuestra pequeña AITANA que ya va creciendo ,la cual simpre nos acribilla a preguntas y tratamos de que entienda un poco la razón y los avatares que han tenido que pasar su padres para llegar hasta aqui , la emigracion tiene etapas ,tiene momentos ,tiene su punto dulce y su punto amargo ,pero sobre la base de la honestidad , el trabajo , la consagracion y el talento personal puedes sembrar las bases de una familia ,puedes seguir adelante y conquistar sin miedo un futuro para nustros hijos y para nosotros ,sin olvidar el empujon que la damos a la fmilia que quedo atrás,hemos aprendido a amar mas y mejor, nos hemos dado cuenta de que estabamos equivcados en muchas cosas ,no por culpa nuestra sino por la realidad y la influencia con la cual crecimos y nos formamos,pero creo que ha valido la pena una y mil veces, sabemos que no es un camino fácil ,pero es mejor fracasar intentado triunfar ,que dejar de triunfar por el temor al fracaso.

Eduardo 9 junio 2023 - 2:54 AM

Me vi 100 % reflejado en tu experiencia, buen artículo. 💪🏽 “Soy Cubano”

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