Mi Habana

por Jorge Bacallao Guerra
Bacallao-Mi-Habana

En el año 2005 escribí el monólogo Mi Habana. Aunque desde hacía un par de años ya hacía humor, para el gran público era el perfecto desconocido. Lo probé en escenario varias veces, hasta que hicimos una peña en la Sala Talía, ubicada en el edifico de la Facultad de Economía, que como casi todo lo que en Cuba funcionó alguna vez, ya no funciona.

Allí estuvo Luis Silva con su Monólogo del Pan, que era premio Aquelarre, y estuvo Ciro, de Porno para Ricardo, haciendo sus maravillosas canciones originales. El video de la peña lo grabó mi gran amigo Luis David con una cámara Hi 8, y una de las mejores cosas que tiene ese original es sentir su risa y los pequeños balanceos de la cámara.

En tiempos de ausencia de internet, al menos para Cuba, el video saltó democráticamente de máquina en máquina a través de memorias flash, e inundó casas particulares y centros de trabajo, en donde se reía conmigo gente que no me conocía. 

Alguien extrajo el audio, para aligerar el contenido y poder enviarlo, y así le llegó a mi mamá, que vivía en Venezuela y no estaba al tanto de que yo hubiera escrito nada de eso. Se lo recomendaron como una cosa comiquísima de un tipo de Cuba, en un tiempo en que solamente nos escribíamos por correo o nos llamábamos por teléfono. Mi madre escuchó y a la segunda frase dijo: Coño, ese es mi hijo, y me llamó para corroborar.

La autoría se la adjudicaron a Iván Camejo, Churrisco, Carlos Ruiz de la Tejera y a mucha gente más. Algún canal del otro lado del mar, sin averiguar, como casi siempre, puso mi video. Un señor de aquí de Cuba, sin averiguar tampoco ni citarme siquiera, lo incluyó en un libro que se titula A lo Cubano.

De buena fuente supe que mi texto y mi caso se analizaron en reuniones en donde se cuestionó que yo escribiera y presentara eso siendo profesor universitario, pero nunca llegó a mí ningún reproche directo, a pesar de que el texto tenía chistes muy fuertes para la época, como el que cuestionaba la avalancha de médicos hacia otras tierras del mundo.

Le agradezco especialmente a Frank Delgado, que una vez me invitó a un concierto suyo (la primera de cientas de colaboraciones futuras) en el Anfiteatro del Almendares, a hacer Mi Habana como Jorge Bacallao, el verdadero autor. Entre otras interpretaciones especiales que recuerdo, está la de una actividad interna del Ballet Nacional, frente a Alicia y a Gerardo Alfonso, que tocó ese día, y de cuya inmortal canción me nutrí para el texto.

Mi Habana es mi Yolanda. Creo que debe su éxito a que toca temas y usa recursos humorísticos muy diversos, bien usados y a la vez, al alcance de cualquier intelecto. También, a que me aferré a presentarla leyendo, sabiéndola de memoria. Aquí la dejo:   

 Mi Habana es una ciudad única, seductora, enajenante, histórica, histérica. Con mucho sol, y poca luz, con mucha agua… albañal. Es ciudad de muchas mujeres, ciudad de contradicciones.

La Habana es una ciudad maravillosa, la ciudad de las colas, colas de pan, colas de guagua y colas de pescado fuera de los latones de basura.

La ciudad de las colas, La Habana, es inconfundible. La cola en La Habana tiene su ética y sus reglas. Se puede poner a un amigo, se puede rotar y se puede marcar dos veces. Párese quince minutos donde usted quiera, y verá cómo se forma una cola detrás de usted. En la cola de la guagua en La Habana existe una química, un compromiso, una empatía entre sus integrantes. Se puede decir: Por favor, ¿quién es la última persona de la cola de la ruta 174? Y te entienden. Y puedes decir: Siete cuatro, y también te entienden.

La Habana es la ciudad más culta del mundo, donde se han hecho descubrimientos científicos inéditos, por ejemplo: se ha logrado darle sabor a la temperatura, con la fabricación del frozzen, que sabe a frío.

La Habana, la ciudad de la cultura, la ciudad donde existe el mayor nivel de instrucción del mundo, donde cada obrero es un eminente científico. Hace unos días yo iba en una guagua, el chofer frenó y tiró a todo el mundo al suelo, y le dije ¿oye qué cosa es esto? Y él me respondió: Es la inercia.

La Habana, ciudad con un médico por cada veinte habitantes y un vendedor de aromatizante por cada diez. Un médico por cada veinte habitantes, qué cifra esa, solo superada por varias ciudades de Venezuela.

La Habana, la ciudad de la libertad, en donde se puede poner música a cualquier hora, en donde se puede salir sin camisa, y en donde se puede botar basura y escombros donde quiera. Preferiblemente donde diga: No botar basura ni escombros.

La Habana, ciudad que te seduce, que te desafía, que te dice: A que tú no encuentras un teléfono público sano. La Habana, donde se derrumban edificios y se construyen parques, parqueos y organopónicos.

La Habana, que ha sido tomada dos veces: por los ingleses, y por los orientales. La Habana, donde las palmas dan plátanos, amarrados con una cinta roja. La Habana, en donde los guapos se saludan con besitos, como si fueran mafiosos de la Cosa Nostra y donde los testigos de Jehová, que aman al prójimo como a sí mismos, te pueden vender un aguacate a 15 pesos, como si fueran mafiosos de la Cosa Nostra. Me gustan de mi Habana, sus mil cafeterías, donde te venden el jugo de guayaba con semilla, y el jugo de mango, que gracias a Dios, no te lo venden con semilla.

La Habana, la ciudad de los niños que juegan pelota en los jardines del capitolio. Con pelota de poli y bate de aluminio. Las tres primeras causas de muerte en La Habana:

-Infarto por encabronamiento con la luz

-Infarto por encabronamiento con el agua

-Fractura de cráneo por pelotazo de poli en el capitolio

La Habana, donde nadie se acuesta sin comer. Así que el día que usted no hay comido, ya lo sabe: no se acueste. Cuántos recuerdos: cada plan tareco, cada salidero, cada tupición, cada bronca, cada ripio blanco colgando en los balcones, cada balcón, colgando de un ripio, cada bache… En mi Habana existen baches legendarios, baches patrimonio cultural de la humanidad, baches héroes del trabajo de La República de Cuba, baches de más de 40 años, baches que si pudieran hablar, narrarían la historia de las luchas de nuestro pueblo por su soberanía.

La Habana que a cada rato se nos inunda con los ciclones. Qué suerte que el agua baja, porque si no, no sé qué nos haríamos. Si las guaguas están malas, imagínense ustedes los submarinos.

La Habana, que recibe al turista con los brazos abiertos, por cuyas calles se pasean alemanes de seis pies, con mulatas más grandes que los alemanes de seis pies.

Y dentro de La Habana, mi Lawton natal, premio nacional al mercado negro 2003. Yo nací en Lawton, vivo en Lawton, y daría cualquier cosa por poder morirme… en el Vedado

Quiere a tu Habana, a mi Habana, a nuestra Habana. No tienes agua, ya lloverá. No tienes luz, ya saldrá el sol. No tienes transporte… ya eso es más complicado. Levanto mi mano, me sirvo un vaso de agua de la bahía, o de cerveza de los carnavales, preferiblemente de agua de la bahía, y brindo por mi Habana. Me subo a mi azotea, y cuando el sol se va escondiendo, miro melancólico el resto de la Habana, perdón, los restos de La Habana. Porque yo, tanto como cubano, soy habanero.

4 comentarios

haha75 4 noviembre 2023 - 8:35 AM

Como una misteriosa mujer de cabellos opulentos y piel dorada, no puedes evitar enamorarte de esta hechizante y embrujadora ciudad de La Habana, a pesar de todos sus altibajos 💋.

Livio Delgado 4 noviembre 2023 - 8:42 AM

Yo tambien soy habanero, del Vedado ese barrio privilegiado donde todos quieren morir pero que cada dia también deja de funcionar como todo en Cuba. El humor como escape social también nos identifica a donde quiera que vivimos, nos reímos de nuestras propias desgracias, incluidas las que nos han impuesto por deseos soberanos un grupo de iluminados que cada día se separan más de los pobres mortales a los que convocan al sacrificio eterno, ojalá nos dure eternamente esa capacidad de choteo divino que tanto ayuda a evitar infartos, yo que me tomo las cosas quizas demasiado en serio, creo que es hora ya del puñetazo en la mesa y ponerse rojito antes que vuele todo en pedazos.

aida castillo canani 5 noviembre 2023 - 12:08 AM

Si pueden dense una vuelta o infórmense sobre la problemática social de los países en Sudamérica, yo soy de Perú, similar situaciones o peores la tienen Haití, Ecuador….y vean lo que es pobreza, colegios desmantelados, servicio de salud pública en total abandono, en Perú el 70% de la población económicamente activa, no tiene trabajo formal, es informal, inventa su trabajo….hay racismo, desigualdad, inequidad y se supone que vivimos en democracia, eligiendo un ladrón cada 5 años…

Elier Gomez 9 noviembre 2023 - 12:16 AM

Hay muy pocas cosas mejores, para comparar dos naciones, que el balance migratorio entre ellas. Ponga libre visado a los cubanos para ir a Peru, y verá como enseguida arrancan los cubanos para allá a dar la vuelta súper dispuestos a informarse sobre la problemática social peruana, y a quedarse por allá. Pero más allá de eso, no le quita el hambre ni el frío (o el calor en el caso cubano) al hombre saber que otro hombre lo pasa peor. Lo más triste es que alguna vez fue Cuba uno de los países punteros del continente. Luego llegó aquel ignorante que creía saber de todo y esparció la pobreza a cada rincón del país.

Los comentarios están cerrados.