Mejor malo conocido

por Jorge Bacallao Guerra
Médico-francés

Afuera no es lo que la gente se piensa. Yo veo gente y gente que coge y parte vendiendo casa, vendiéndolo todo, sin saber en dónde va a caer. Veo gente que no tiene en cuenta la idiosincrasia del país a donde va, que buscan un solo requisito: que no sea Cuba.

Y yo te digo algo, hay quien cae de pie, pero la mayoría se escacha. Llegan a un atolladero y después se ven con el agua al cuello y no viran, porque ni virar pueden. Yo sé de lo que yo hablo porque mi hijo vive en Francia y está muy bien allá, no le falta de nada, pero lo que soy yo, he ido dos veces y ninguna de las dos he aguantado el mes entero.

Hay cosas buenas, muchas. Eso yo no te lo voy a discutir. Yo llegué y me quedé maravillada. Yo había estudiado en la escuela La Revolución Francesa, y le entré escéptica a aquello. Pero yo te juro que allí, por más que tu mires, no se ve la más ligera huella de que haya habido una revolución en algún momento.

Y la hubo. De que la hubo la hubo. Está en los libros. Yo tengo vagos recuerdos de cuando lo di en la escuela. Ahora no quieras que te lo recite de memoria como si yo fuera la doctora Ortiz, que yo tengo arriba cincuenta y ocho palos muy mal llevados. Bueno, pues te decía que yo recuerdo vagamente que en la Revolución Francesa el pueblo salió para la calle endemoniado, porque creo que la gente se había tomado unas pastillas ahí, no sé. Vaya usted a saber qué pastillas eran, que les dio por salir a machacar a los ricos.

¿Tú te imaginas que a mí me dé un arrebato así aquí en Luyanó? ¿Que me dé por irle parriba a cortarle la cabeza a todo el que tenga mejor situación que yo? Lo primero que tendría que hacer es poner una soga en la calzada de lado a lado para llevarle la cabeza a todo el que pase en moto eléctrica, que tú sabes que ya eso aquí es clase media alta.

Se pusieron a gritar cosas en francés, que si la liberté, que si la igualité, parece que esa gente no aguantaba un apagoné más. Fue una carnicería, una barbarie. Hasta el rey perdió la cabeza. Sí, sí, li te ral. Se la cortaron. Luis algo. No me acuerdo ahora. Los reyes en Francia se llamaban Luis y el apellido era un número. Y hacían las cosas como le daba la gana. Uno de esos luises dijo que el estado era él. Fíjate tú qué nivel de no soltar. Y la revolución los cogió por sorpresa, porque en aquella época no había los medios que hay ahora para controlar a las multitudes. Por ejemplo, no había gas pimienta. Había gas y había pimienta, pero todavía a nadie se le había ocurrido unir las dos cosas. Además, ante el tumulto, el rey no podía tumbar el internet, porque en aquella época el internet no existía, así que ¿Qué internet vas a tumbar?

Francia es un país con sus más y sus menos. Eso sí, qué rico huele la ropa. La ropa sucia de allá huele mejor que la acabada de lavar de aquí. No te sé explicar por qué. Ahora, se te rompe el colchón, o te empiezan a salir cucarachas por los tragantes, que a mi hijo nunca le ha pasado ninguna de las dos cosas, pero eso le pasa a cualquiera, y tienes que tomarte el trabajo de ir a la tienda. No te puedes quedar dándote sillón hasta que pase el reparador de colchones o el vendedor de veneno de cucarachas, porque no pasan. Dice mi hijo que no hace falta, que eso se compra online, pero tú y yo sabemos que el veneno de cucarachas hay que probarlo con el vendedor delante, que la gente es muy rata.

Otra cosa, la gente se piensa que va a llegar a los países y va a encontrar trabajo al otro día. Eso no es así. Mi hijo es ingeniero, y se metió dos meses buscando trabajo. No es como aquí que un amigo te resuelve en su trabajo, no. Allí tienes que mandar tus datos a una pila de lugares y ver si esa gente sin verte la cara, se quiere creer que las cosas que tú dices son verdad. Por cierto, me viene a la mente la cantidad de certificados de 12 grado falsos que yo vendí cuando trabajaba en la secretaría del tecnológico. Este juego de sala salió de ahí. No me da ningún cargo de conciencia. De todas maneras los que se graduaban, también se graduaban sin saber nada. Me vas a hacer un cuento a mí.

En Francia sí no hay cuento. Lo que pongas ahí tiene que ser verdad, y eso complica todo. Suerte que hay otras gestiones que allá las eliminaron. Por ejemplo, no hay que llevar la carta del partido. Menos mal, porque en Francia hay como cuatro partidos. Tú te imaginas, uno yendo a ver a un gordo por cada partido a pedirle la carta, para que el tipo te diga lo mismo de siempre: «Hazla tú, que yo te la firmo». Tienes que hacer la misma carta cuatro veces cambiando las palabras, eso es una pincha.

Otra cosa que la gente no sabe, y te la digo por si vas afuera para que no pases la misma pena que pasé yo. Escucha bien: al médico no se le regala nada. Ni un jabón, ni un paquete de café. Es otra cultura, no te lo aceptan. Se indignan. Cosa que yo no entiendo, porque un jabón no le sobra a nadie. A nadie que se bañe, quiero decir.

Y por último, mi amiga, que no te quiero demorar más y ya va a empezar la novela. Lo que sí a mí me dejó con la quijá en el ombligo fueron las cosas de calidad que la gente bota. Cosas buenas. Ollas arroceras, televisores, lavadoras. No las botan, porque allí la basura se separa; ni me preguntes que tampoco tengo la menor idea. Las dejan así como en la acera. ¿Qué? No, que va. Yo no recogí nada. En esos países uno tiene que comportarse acorde a la cultura del lugar. Hacer lo que haga la gente de allí. Y la gente de allí no recoge esas cosas. Le pasan por el lado como si no las vieran. ¿Quieres que te diga algo? Para mí esos objetos en las calles son la brujería de allá.

Te repito, yo veo a la gente coge avión y coge avión, y a mí, el primer refrán que me enseñaron fue: mejor malo conocido…

12 comentarios

Gerardo Francisco 21 octubre 2023 - 8:22 AM

Leyendo el cuento de esta señora, me parece estar viendo una de las comedias humorísticas que ponían en la carpa de cualquier circo que iba recorriendo los barrios y pueblos cubanos. Esta señora juzga y valora por tiempos pasados, tan pasados que ni recuerda el origen y las causas de la revolución francesa. La gente vende todo y se va de Cuba, no por probar suerte, sino porque el sistema imperante en la isla los obliga. La situación del cubano promedio o ” de a pie” como le dicen a los desamparados es peor que la de los franceses en el siglo XVII, peor que la de los haitianos que es mucho decir y no a todos les va mal Los que se escuchan como ella dice son los pocos, los que pretenden vivir del cuento, del robo y la corrupción que aprendieron en Cuba. Esos que no se adaptan a las normas, costumbres y leyes del país que los acoge naturalmente se escuchan. Pero el que arriba a un nuevo país con deseos de trabajar en lo que sea y empezar desde abajo, a esos les ha ido bien. Créame vale la pena el riesgo. Si el ánimo del autor es tratar de desestimar a los que piensan en abandonar el país, deben hacer otro cuento que no sea el de; “La buena pipa”, ese, ya los cubanos lo tienen hasta la coronilla.

Francisco 21 octubre 2023 - 9:35 AM

Estimado Gerardo y Francisco, Ud. comprende que esto es una sátira? En la que de forma sutil se critican muchas cosas de nuestra sociedad. Lo invito a que limpie el cristal de sus espejuelos o cambie la graduación y vuelva a leerla, pero esta vez relajado, despojado de sus indisposiciones y verá que la entiende. Mis respetos.

Antonio 21 octubre 2023 - 1:01 PM

Literalmente me oriné de la risa. Siga la línea de Fernández Era aunque le pasen “cuenta”.

Gerardo Francisco 22 octubre 2023 - 9:59 AM

Debería ser como bien nos alerta el Sr. Miguel Alfonso Alvarez. Cuando me refería a la señora del cuento es obvio que me refería al personaje utilizado por el autor para decir y criticar lo que no se puede en Cuba ya sea por falta de valor político o por miedo a la represión. También dije que para mi en cuestiones de política es mejor llamar a las cosas por su nombre y eso fue lo que escribí, las verdaderas causas por lo que los cubanos emigran y que a no todos les ha ido mal. Por algo siguen arriesgando su vida. Nunca pensé que por decir la verdad me iban a mandar a limpiar los espejuelos, una forma satírica de ofenderme. Después de eso lo mejor es tirarlo todo a jarana para cumplir con los requisitos de esta honorable pagina. Pero reírse de algo tan serio como la realidad que viven hoy los cubanos es como cavar su propia tumba.

Jorge Bacallao 22 octubre 2023 - 10:06 PM

Estimado lector, le agradezco mucho sus críticas. Me resulta maravilloso que a pesar de parecerle tan mal, se haya tomado el trabajo de escribir tres comentarios. Es usted un lector modelo

mepiamo. 21 octubre 2023 - 9:39 AM

La Revolución Francesa se hizo para constituir a Francia como a USA, pero resultó ser diferente. Los franceses y americanos lucharon juntos contra los ingleses.

Gerardo 21 octubre 2023 - 10:15 AM

Espectacular, que manera de reírme, mil gracias

Francisco pero no Gerardo 22 octubre 2023 - 8:09 PM

Menos mal que su opinión es modesta. Que bueno. Y sin perder tiempo le dice mediocre al autor. Intuyo que lo conoce. Supongo que es capaz de escribir mejor que él. Lo invito a superar el texto. Saludos

haha75 21 octubre 2023 - 6:55 PM

Toujours autant d’humour, Jorge est frétillant comme la morue 😜

Miguel Alfonso Alvarez Fornaris 21 octubre 2023 - 7:12 PM

Tengo entendido que este espacio no es para ridiculizar ni ofender a quienes escriben contribuciones.

EduardoF. 22 octubre 2023 - 8:42 AM

Pues yo encuentro un sentido del humor muy serio en lo que el autor dice en voz de la señora. Tiene 58 años, la generación que le tocó el presente de sacrificio para el futuro de victoria. Y describe muy sutilmente el fracaso de los que se fueron y los exitosos que no se ha podido ir. Una moto eléctrica te hace clase media alta… jaja. Felicidades, retomando el humor dominical que Fdez Hera nos entregaba.

Carlos 23 octubre 2023 - 10:18 AM

Una satira si, pero con una fondo claro politico y hasta ideologico. La senora quiere quedarse en Cuba. Eso si, con el hijo enviandole de todo, posiblemente.

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