Cuba experimenta una crisis que se acerca a la del Período Especial de los noventa y que no sabemos cómo y cuándo va a terminar. Es concebible —aunque parece poco probable dada la situación a principios de 2023—, que la economía salga de la crisis, quizás con la ayuda de una exitosa industria turística (asumiendo un descenso notable de la tasa mundial de infección del Covid-19), posiblemente suplementada por los ingresos provenientes de un alza en el precio internacional del níquel y un aumento notable de los servicios médicos provistos a varios países, así como en la comercialización de la biotecnología y los fármacos producidos en la isla.
Esto favorecería a aquellas PYMES y cuentapropistas concentrados en la manufactura y el comercio de bienes y servicios destinados al consumo interno de la población. De ser así, los cubanos acabarían presenciando la creación de una nueva burguesía compuesta principalmente por una parte del sector militar-estatal de los capitalistas de estado uniformados de GAESA concentrados principalmente en el turismo internacional, y, por otra parte, de los nuevos propietarios privados de la industria mediana de los PYMES y de aquellos cuentapropistas exitosos, como por ejemplo los propietarios de casas y apartamentos alquilados a turistas a precios lucrativos.
Obviamente, cualquier normalización de las relaciones económicas con los Estados Unidos mejoraría significativamente estas posibilidades, dada la importancia que tendrían las inversiones estadounidenses, especialmente las del capital cubanoamericano dispuesto a invertir en Cuba.
Dado lo sucedido en muchos países que fueron «socialistas», así como en otras naciones, podemos suponer que estos cambios muy posiblemente acentuarían la desigualdad entre «ganadores» y «perdedores», habida la ausencia de movimientos sociales independientes que defiendan los intereses de los «perdedores». Las políticas estatales fomentarían a los «ganadores»: el turismo y las industrias que proveen a los hoteles y restaurantes sirviendo a los turistas; asimismo, biotecnología, tabaco, e industrias extractivas como el níquel.
Los «perdedores» serían descuidados e ignorados: las numerosas empresas manufactureras que no son «competitivas», lo que queda de la industria azucarera, y la agricultura en general. El estado de inversión y seguridad social, de por sí ya muy deteriorado y con presupuestos recortados, se deterioraría aún más. Esto movilizaría a las nuevas clases sociales, como la burguesía y la clase media, que descontentos con el progresivo deterioro de los servicios estatales médicos y educacionales, demandarían o presionarían por la privatización de estos.
1/5 El perfil sectorial de inversiones del 1er semestre de 2022 sigue estando desproporcionadamente orientado hacia “servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler” (incluye inversión relativa al turismo) que concentra un tercio de la inversión total del país pic.twitter.com/8AD2CUrFDM
— Pedro Monreal (@pmmonreal) September 18, 2022
Ello conllevaría, en el caso de la medicina, a la creación de un servicio tipo Medicaid, al estilo estadounidense —un servicio público muy pobremente mantenido— para atender a la mayoría de los cubanos pobres. Como ha sucedido en los Estados Unidos, esta división del servicio médico entre los pobres y las clases media y alta va a debilitar considerablemente cualquier apoyo político para construir y mantener un servicio médico público que atienda digna y competentemente no solo a los ricos y clase media, sino a todos los cubanos en la isla.
De forma similar, va a haber una gran presión política para permitir la educación privada a todos los niveles y, una vez sea permitida, va a crecer vertiginosamente. Las órdenes religiosas católicas, y quizás en menor grado las iglesias protestantes convencionales y los evangélicos, reclutarán a los mejores maestros y edificios para educar a los hijos e hijas de los exitosos propietarios, administradores y técnicos de los sectores «ganadores» de la economía.
En este contexto, hay que aclarar que la universalidad de la educación pública obligatoria no tiene por qué interferir con la libertad religiosa, dado que todas las religiones y credos sin excepción deberían tener la libertad de ofrecer instrucción religiosa siempre y cuando la impartan en sus propios planteles durante las horas libres de aquellos alumnos de las escuelas públicas que estén interesados en recibirla.
Después de todo, una escuela pública bien financiada por el estado y controlada democráticamente por el magisterio, las escuelas de pedagogía de las universidades cubanas, y el estudiantado, serían quizás las instituciones más importantes para fomentar la igualdad e integración social, racial y de género de la sociedad cubana.
Los más afectados por estos posibles cambios serían los cubanos negros, que han carecido hasta ahora de un programa efectivo de «acción afirmativa» para incorporarlos en todos los niveles importantes de la vida social, económica y política.
En ausencia de un sistema de planificación económica nacional plenamente democrático, regiones del país con una economía de «perdedores», como la región oriental, van a continuar sufriendo de manera desproporcionada, excepto en aquellas zonas relativamente pequeñas donde existe industria del níquel y algunos lugares de interés turístico. La desigualdad regional va a aumentar aún dentro de la misma área metropolitana de La Habana, dado que las inversiones turísticas y de bienes raíces seguirán concentrándose en los barrios relativamente más prósperos cerca del litoral costero, mientras que «La Habana Interior», lejos del mar y mucho más pobre, seguirá deteriorándose.

La desigualdad regional va a aumentar aún dentro de la misma área metropolitana de La Habana. (Foto: Hypermedia Magazine)
El papel de los Estados Unidos
Sin duda alguna, el obstáculo principal para la normalización de relaciones entre los Estados Unidos y Cuba son las medidas unilaterales coercitivas que el país norteamericano ha impuesto desde hace más de sesenta años. A pesar de los argumentos del gobierno cubano, el bloqueo no es la causa principal de los problemas económicos que afectan a la isla. Ese lugar lo ocupa el sistema económico, responsable máximo de la gran ineficiencia, apatía de los trabajadores y falta de responsabilidad de jefes y administradores.
No hay duda de que el bloqueo ha causado graves daños a la economía cubana, especialmente durante los primeros años de la Revolución, cuando equipos y maquinarias de todo tipo tuvieron que ser importadas del bloque soviético para reemplazar las de manufactura estadounidense. Y sigue infligiendo perjuicios mediante las sanciones contra bancos internacionales que realizan transacciones con Cuba y la prohibición de inversiones y exportación de todo tipo de bienes y servicios desde los Estados Unidos.
Es cierto que desde hace más de veinte años se permite la exportación de alimentos y medicinas a la Isla, pero se requiere licencias especiales y el pago en efectivo por anticipado. Durante los últimos años, el gobierno estadounidense, basado en la ley Helms-Burton de 1996, ha interferido más con el comercio e inversiones europeas en Cuba, a tal grado que ha generado protestas de ese bloque regional.
Como sabemos, el 20 de julio de 2015 se restablecieron las relaciones diplomáticas de EE.UU. con Cuba. Lo que deterioró considerablemente las expectativas para una mejora de relaciones entre ambos, fue la elección de Donald Trump en 2016 y su éxito en dar marcha atrás a muchos de los cambios introducidos por Obama en su segundo período presidencial, y en cambiar el clima político en el sur de Florida, especialmente entre los cubanoamericanos.
Vale notar que tanto en las elecciones de 2012 cuando fue reelecto Obama, como en las de 2016 cuando fue derrotada Hillary Clinton, el voto cubanoamericano por los candidatos presidenciales del Partido Demócrata se incrementó considerablemente y se acercó a un empate con los republicanos. Las encuestas de la época mostraron que la inclinación por los demócratas era más pronunciada entre aquellos que habían llegado recientemente de Cuba.
Esto cambió del 2016 al 2020, cuando Trump restableció una clara hegemonía republicana entre los cubanoamericanos. Ello fue resultado de los grandes esfuerzos que hizo a través de visitas frecuentes al sur de la Florida para agitar los sentimientos «antisocialistas» de los cubanos (así como de venezolanos y nicaragüenses), mientras los demócratas hicieron muy poco para contrarrestarlo en el área.
Hay que tener en cuenta también el rol de los nuevos medios sociales y el papel de «influencers» como Alexander Otaola en «echarle leña al fuego» en apoyo a la política de Trump. Otro cambio importante ocurrió entre los recientes inmigrantes de Cuba.
Según el sociólogo cubano Guillermo Grenier, que publica el Cuba Poll (Encuesta sobre Cuba), la inmensa mayoría de los recién llegados se están registrando electoralmente como republicanos, en contraste con lo que sucedía antes. Sin embargo, hay que notar que un mínimo de seis años transcurre desde que los cubanos llegan a los Estados Unidos hasta que puedan ser ciudadanos y registrarse en un partido político. Ese intervalo es suficiente para que los nuevos cubanoamericanos se acostumbren y sean socializados por la cultura política del sur de Florida.

La inmensa mayoría de los recién llegados se están registrando electoralmente como republicanos. (Foto: EFE)
Algunos observadores razonan que la derrota aplastante de los demócratas en las elecciones parciales de 2022 en Florida va paradójicamente a mejorar las relaciones de Estados Unidos con Cuba, en el sentido de que los demócratas van a ser menos presionados a acomodarse a los cubanoamericanos en un estado que ya no consideran competitivo. Puede que haya algo de cierto en esto, pero creo que no es suficiente como para determinar que haya cambios importantes en suavizar o eliminar el bloqueo económico.
Esta pérdida de peso político de los demócratas en Florida, pudiera ser decisiva si se combinara con una actuación más activa de aquellos que han querido eliminar, o por lo menos modificar, el bloqueo entre varios sectores de la clase capitalista norteamericana.
Por ejemplo, ya hace bastante tiempo que la muy influyente US Chamber of Commerce (Cámara de Comercio Estadounidense) ha estado a favor de reanudar relaciones económicas con Cuba. De hecho Thomas Donahue, su presidente y ejecutivo principal desde 1997 hasta que se jubiló en 2019, visitó Cuba en varias ocasiones. Otros sectores importantes del capitalismo norteamericano, como son las grandes compañías agrícolas y la industria del transporte marítimo (tanto de carga como de turistas), han apoyado esas gestiones.
En el pasado, proyectos de leyes proponiendo un cambio en la política económica de EE.UU. hacia Cuba han obtenido muchos votos, tanto de republicanos como de demócratas en el Congreso estadounidense, y un buen número de esos congresistas ha visitado la Isla. El problema es que, para estos intereses poderosos, cambiar la política económica hacia Cuba no ha sido necesariamente una prioridad política, mientras que mantener el bloqueo sí es prioridad para la derecha cubana y sus aliados en el sur de Florida.
Mientras tanto, es muy poco probable que los Estados Unidos trate de invadir a Cuba, sea directamente o a través del uso de cubanos afines como en 1961; obviamente no por razones de principios políticos, sino porque con el fin de la Guerra Fría la importancia de Cuba para los Estados Unidos ha descendido rápidamente. Eso no quiere decir que el gobierno estadounidense vaya a cesar sus actividades hostiles contra el gobierno cubano, sea a través de órganos de propaganda como Radio y TV Martí, o a través de la continuación de las medidas unilaterales coercitivas.
Las alternativas políticas para Cuba
Los líderes políticos de las transiciones del «socialismo» tradicional al capitalismo, incluyendo a los capitalismos de estado como China y Vietnam, no fueron autómatas que simplemente respondieron a las supuestas necesidades objetivas de dichas transiciones. Tuvieron que resolver diversos problemas, muchos de ellos críticos, pero sus percepciones de cómo hacerlo eran determinadas por ideas y concepciones políticas, fueran estas liberales, autoritarias, nacionalistas, conservadoras, o aun fascistas. Así sería también en Cuba.
Teniendo en cuenta eso, cuando se habla de transición en el contexto cubano la pregunta obvia es: ¿transición a qué? O sea, qué tipo de sistema político, social y económico reemplazaría el que existe ahora. No cabe duda de que la respuesta es diferente para la izquierda y la derecha. Al mismo tiempo, es sumamente lamentable que esos términos se hayan tornado poco claros con el surgimiento de sistemas «socialistas» y «comunistas» antidemocráticos que han reclamado el monopolio de la izquierda. Esto ha llevado a una situación muy confusa, que hace necesario redefinir lo que se considera como la izquierda.
Para propósitos de la presente discusión, propongo que «ser de izquierda» consiste, más que nada, en rechazar la concepción burocrática y capitalista que propone que la libertad es incompatible con la igualdad, y en afirmar que la democracia, tanto en los centros de trabajo como en todos los aspectos de la sociedad, lejos de ser un «extra» en el socialismo, es de hecho imprescindible y la única manera en que tal sistema debe y puede genuinamente representar la voluntad obrera y popular. Asimismo, es defender el derecho a la autodeterminación nacional tanto contra la política estadounidense en Cuba y América Latina, como contra la política de la Rusia de Vladimir Putin en Ucrania.
No cabe duda de que, si bien la izquierda crítica cubana ha crecido, por ejemplo, con varios grupos afrodescendientes y publicaciones como La Joven Cuba; es todavía débil. Esto se debe más que nada a que, hasta el momento, la clase trabajadora cubana no ha dado señales de resistencia en su condición de trabajadores, aunque seguramente muchos de ellos, especialmente los afrodescendientes, lo han hecho en su condición de cubanos pobres, cuando han participado en los actos de protesta callejera que han estado ocurriendo desde julio 11 de 2021.
Tal parece que las opciones que los trabajadores cubanos perciben como factibles son la emigración y el trabajo por cuenta propia. Mientras tanto, muchos sobreviven con las remesas que sus familiares envían desde el extranjero —especialmente en el caso de las personas blancas—, dado el decreciente número de artículos subsidiados que pueden obtener a través de la libreta de racionamiento, o subsisten con el robo de la propiedad estatal, que debe ser considerado bajo las condiciones existentes en Cuba, como una forma o extensión de lo que el derecho romano llamó furtum famelicus (hurto famélico) basado en el proverbio latino necessitas non habit legem (la necesidad no tiene [o reconoce] ley.)
Por otra parte, la derecha cubana es muy fuerte en el sur de la Florida, no por los numerosos grupitos políticos que abundan por esos lares, sino más bien por la hegemonía política y social lograda a través de publicaciones y periódicos como El Nuevo Herald, los programas radiales cubanoamericanos, las actividades notorias de «influencers» como Otaola, y obviamente el gran peso social logrado por el capital cubanoamericano en dicha zona.
Los tres congresistas cubanoamericanos que representan al área en Washington, así como los funcionarios estatales y municipales cubanoamericanos a todos los niveles, han sido sumamente importantes en establecer y propagar una amplia agenda ideológica y política de derecha.
Eso no quiere decir que el poder y la influencia que posee en Florida se pueda reproducir en Cuba tal cual. Es notable, por ejemplo, que durante las protestas en las calles que han tenido lugar desde el 11 de julio, casi nadie se haya hecho eco de las demandas políticas de la derecha cubana, como la propuesta del biólogo disidente cubano Ariel Ruiz Urquiola para que se realice una «intervención humanitaria» en la Isla, que todos sabemos sería en primera y última instancia una intervención guiada y realizada por fuerzas e intereses estadounidenses.
Lo que sí ha tenido una creciente influencia cultural, y por lo tanto indirectamente política, es el mundo cubanoamericano en Cuba, ya sea transmitido por los contenidos del «paquete semanal», o por otras vías. Un ejemplo de eso es el video Patria y Vida, que constituye sin duda un gran logro artístico pero sumamente ambiguo dado su silencio total sobre sus alternativas políticas preferidas, por lo menos a grandes rasgos. Es esa ambigüedad precisamente la que permite que aun la derecha cubana más extrema del sur de Florida celebre al video y a sus protagonistas.
Esa influencia cultural, y sus consecuencias políticas, juegan un papel importante en el desarrollo del «sentido común» de muchos cubanos en el archipiélago; pero ese «sentido común» no es necesariamente un «buen sentido». Es el que llevó, por ejemplo, a la Dra. Ana María Polo, del popular programa de televisión Caso Cerrado, a proclamar más de una vez en el pasado que en realidad no existe el desempleo en los Estados Unidos, ya que «como todos sabemos y podemos ver», siempre se puede obtener trabajo si uno se esfuerza en conseguirlo, aunque sea limpiando casas o lavando automóviles.
Las estructuras y realidades económicas y sociales no existen, y todo lo que existe y cuenta es la voluntad individual. Según esta forma de razonar, no hay alternativa al individualismo y, por tanto, la competencia capitalista sería el eje principal de una nueva Cuba. Cada uno por su cuenta y «la peste el último», como decíamos en el barrio Los Quemados, del Marianao de mi niñez y adolescencia.
18 comentarios
Según este artículo, plagado de errores, la suerte de los cubanos en la isla va a depender de lo que suceda en Washington o Miami.
Si bien reconoce que el socialismo de corte comunista tropical es ineficiente por naturaleza, el articulista no aporta absolutamente nada para salir de él, si no que da por sentado que esa aberración es lo que nos toca y que debemos apretar los dientes y asumir cualquier cosa que le dé por hacer al grupito de poder como los buenos carneros obedientes que somos.
Por está vía no vamos a ninguna parte excepto a permanecer en el mismísimo fondo de la charca pestilente de miseria y desesperanza en la que estamos.
Este artículo puede ser clasificado cómo llorón. El pueblo cubano no cuenta y lo que nos queda es estar a merced de los cambiantes vientos políticos cuando estos soplen en una dirección u otra. Asumir lo que venga o largarse a otro país. ¿Es eso lo que necesitamos?
No. Necesitamos intelectuales que aporten soluciones y variantes a la insostenible y horrible situación de nuestro país y su gente. Necesitamos intelectuales que líderen el cambio, no simples cronistas de la desgracia. Necesitamos intelectuales que le digan al pueblo a través de sus mensajes que en sus manos, y solamente en sus manos, está la solución de sus problemas más agudos, no en Washington, Miami o el Palacio de la Revolución, desde donde se “dirige” el desastre.
Lo que sucede en Cuba todos los cubanos lo sabemos y no es necesario que nos lo cuenten. Sabemos quiénes son los culpables y que su permanencia en el poder representa pobreza y atraso.
Pues bien, ¿cuáles de nuestros intelectuales van a ser verdaderamente útiles a los cubanos y cuáles de ellos, entre lágrimas, nos van a seguir contando “lo mala que está la cosa”?
¿Cuáles de ellos, por fin, van a decir que nuestro problema se llama comunistas en el poder, represión, falta de libertades esenciales y en definitiva falta de democracia?
De esos intelectuales está urgida nuestra gente y, siendo completamente honestos, la verdad es que se les extraña.
De acuerdo 1000% con usted. Necesitamos otro tipo de intelectuales. Estos que escriben aquí, no son útiles a la Cuba futura.
Totalmente de acuerdo
Asegurándose boletos y estancias gratis en cuba a través de puentes de hipocresía …
O de odio al pueblo y amor al que lo somete
La única transición posible sería que la Dictadura deje el poder y se le otorgue la plena libertad al pueblo para que este pueda elegir soberanamente el sistema para construir un país democrático, libres de las ataduras socialistas burocráticas y mal intencionadas que tanto mal le han hecho a la nación Cubana. Lo demás, o cualquier chanchullo es ver maripositas en el aire.
Son tantos los errores y desaciertos en los que incurre el autor de este artículo, que no se podrían enumerar uno por uno. Lo que estamos viendo, señores, aquí en LJC, es, en mi opinión, que la perspectiva pusilánime, conformista e inmovilista se ha adueñado del espíritu de casi todos los textos que son publicados aquí. Lo que estamos viendo es que se desecha toda opción distinta al pesimismo que nos muestran artículos como estos, que contribuyen, nadie lo dude, a la estrategia de la tiranía de hacer creer a los cubanos que la desgracia de nuestra nación será eterna. Lo que vemos no es más que otra muestra de cómo el totalitarismo ha logrado despojar a muchos cubanos de un espíritu rebelde e inconforme. El autor forma parte de aquellos que mantienen actitudes desmovilizadoras y sin fe en el futuro de su Patria, porque quién no tiene fe en su pueblo, en su poder, en su capacidad de construir su propio futuro, no puede tener fe en su Patria. Una vez más, la Joven Cuba en el bando equivocado y hasta el momento sin posicionarse claramente en contra del cambio fraude que la dictadura pretende implementar con ayuda de algunos ingenuos. Con todo respeto, pero Antonio Guiteras, creo yo, no aprobaría artículos como este, Guiteras no aprobaría actitudes como estas que, sea intencional o no, desmovilizan a las masas al ser tan exageradamente pesimistas por no creer en su pueblo. ¿Es eso lo que pretenden el autor y el colectivo de LJC? ¿Es eso lo que quieren para luego decir que el pueblo no pudo o no quiso hacer nada para librarse de las cadenas de la opresión, al mismo tiempo que dan por sentado el capitalismo bananero con régimen dictatorial que -creo yo- no queremos ni los sectores de derecha ni los de izquierda opuestos a la dictadura? Yo creo en la diversidad de voces, yo creo en la pluralidad de ideas, nada es más hermoso que presenciar un ambiente donde se fomente y se respete la diversidad de ideas y criterios, porque es algo consustancial al ser humano y sólo los tiranos, sólo los despotas, sólo los hombres de mala voluntad pueden negar la libertad de pensamiento y de expresión. Pero yo creo en el pueblo; no elijo hacerlo: para mí no hay otra forma de liberar al pueblo cubano de la perenne angustia en que está sumido por obra de una dictadura tiránica y opresora que mediante la toma de conciencia de la ciudadanía. No enviemos más mensajes equivocados, comprendamos de una vez que el único camino posible para la liberación pasa por dejar la complacencia y la fe en esta dictadura, porque no es merecedora de confianza ni de apoyo alguno; el pueblo cubano sufre y padece y es deber que cada uno se comprometa a luchar por que cada uno se esos tormentos acaben de llegar a su fin, de una vez por todas.
“Es notable, por ejemplo, que durante las protestas en las calles que han tenido lugar desde el 11 de julio, casi nadie se haya hecho eco de las demandas políticas de la derecha cubana, como la propuesta del biólogo disidente cubano Ariel Ruiz Urquiola para que se realice una «intervención humanitaria» en la Isla, que todos sabemos sería en primera y última instancia una intervención guiada y realizada por fuerzas e intereses estadounidenses.”
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Eso no es honesto. Mucho menos viniendo de alguien que imparte clases en EEUU y con seguridad (mínimo) siguió online los eventos del 11J. Es cierto que pocos se hicieron eco de la demanda de Intervención a la isla, pero una muy grande mayoría pidió LIBERTAD, que si es otra demanda política de la DERECHA. Muchos títulos de Universidad y pedagogía en claustros de fama Internacional, pero al final vienen acá y en un artículo de 2 cuartillas no pueden ser honestos con los compatriotas. Entonces, ustedes son parte del problema, no son solución a nada.
No olvide que este tipo de “intelectual”, alabadores de la dictadura, posiblemente es de los que van a Cuba y son recibidos por los integrantes de la Nueva Clase, detentadores del poder absoluto, que alguna u otra migaja le tiran, ya sea en los gastos del viaje o algo más. El no puede decir nada más, ya sea porque el cerebro lo tiene muy bien tupido o por conveniencia personal.
Este señor nos ha venido a contar La misma historia de los leogrande y levy, todos esos académicos siempre están cortados con la misma tijera.
Los primeros parrafos muy interesantes. Pero este artículo se desvirtúa y deja de ser un analisis para convertirse en un articulo de Cubadebate.
Un lobista más de los que estamos acostumbrados, todo lo que se opone a la dictadura es criticado y desprestigiado.
No menciona a la dictadura como culpable de que nobse mejorara más las relaciones con Estados Unidos, para estos casos siempre recuerdo el articulo ” El hermano Obama” , por mucho que insistan no van a confundir a nadie , con la dictadura no se puede dialogar.
La calidad de este artículo es lamentable y sus errores en el análisis futuro de la realidad cubana son muchos, pensar en un alza del turismo en la Cuba actual es un escenario practicamente imposible, aún antes de la crisis de COVID el turismo cubano pasaba por una crisis, adolece de estrategias de mercadeo errorenas, de carencias muy graves, de no estar alineado con las tendencias actuales del turismo en el mundo, falat grave de insumos en el sector y muchas otros incongruencias que hacen que esta tesis no sea posible, y asi a a traves de este escrito el autor nos lleva por análisis toalmente erróneos sobre por ejemplo el desarrollo y comercializacion en biotecnología (esta negado en la misma tabla que el autor coloca) o el escenario politico en el sur de la Florida que no se parece en anda a lo que el autor describe, ni en situacion, ni en causas, ni en consecuencias. Creo que el analisis adolesce de graves errores, dejar en manos de terceros las posibilidades de cambio que solo corresponden a los cubanos, y tampoco entendi que pinta Ana Maria Polo en un analisis serio de la situacion actual de Cuba.
La única solución posible para Cuba radica en el reconocimiento por parte de la elite del régimen que gobierna el país que existe un CONFLICTO SOCIAL Y POLITICO INTERNO de muy larga data, con ramificaciones al exterior (que involucra la diáspora, exilio o emigración, como se quiera llamar). El régimen tiene que reconocer que la nación cubana es diversa en todos los sentidos y que para que la nación cubana perviva, prospere y tenga un futuro, ese conflicto tiene que ser solucionado ENTRE TODOS LOS SECTORES POLITICOS E IDEOLOGICOS DE LA NACION CUBANA, basado en un a condición primordial: la soberanía nacional debe ser ejercida LIBRE E INSTRANSFERIBLEMENTE POR EL PUEBLO DE CUBA EN SU CONJUNTO. Un gran acuerdo nacional es indispensable, y para eso es NO QUEDA OTRA SOLUCION QUE NEGOCIAR, ACORDAR, TRANSIGIR Y PERDONAR por mucho que los extremos de ambos bandos se resistan, y poniendo al pueblo de protagonista con el inicio de un proceso constituyente que siente las bases para un nuevo comienzo en una República democrática con todos y para el bien de todos. ¿Es posible este escenario? Es perfectamente posible, pero no solamente es posible, REITERO: ES LA UNICA SOLUCION CIVILIZADA Y RACIONAL. Y me atrevería a más: ya están dadas las condiciones para ello.
Si bien tengo opiniones diferente en su diagnóstico de las causas del dilema Cubano actual, ese resultante en esa profunda crisis económica que persistirá en los próximos años, mayormente derivados de reiterados errores económicos no forzados por los Hermanos victoriosos y “el sobrino” heredero y actual presidente, pensemos salir del desmerengamiento del bloque y apostar por la destrucción de la industria azucarera cuando por más un siglo se aceptó que “sin azúcar no hay país”, apostar por el predominio de la opción rentista de explotación de recursos humanos, o la excelencia en la tan competitiva “industria sin humos” en el área del Caribe, ese extremadamente extendido en el tiempo programa “sin prisa pero sin pausa”, en donde Raúl Castro al comenzar su presidencia intento modificar y destrabar la economía que heredaba con mucho de raciocinio, y con el paso del tiempo esa ala conservadora extrema, logra frenar e inclusive revertir algunos atrevidos pasos hacia una economía menos expuesta y balanceada. Y ese posterior retiro generacional, retiro que reitero y aclaro, solo a sido a la habitación de al lado, en donde se toman decisiones económicas claves como la tarea ordenamiento, sin tomar en consideración extensos debates de los expertos economistas del patio y extramuros que alertaban y exponían problemas de secuencia, altos riesgos de despelote, pero que la dirección actual del país jamás tomo en consideración y en dos años pasado ampliamente han demostrado que llevaban mucha razón.
Ese resultado para lo sociedad que usted menciona como futuro, pero que lo veo tan presente que me sorprende cuando se sigue mirando para otro lado, con ese predominio “de una nueva burguesía compuesta principalmente por una parte del sector militar-estatal de los capitalistas de estado uniformados de GAESA concentrados principalmente en el turismo internacional, y, por otra parte, de los nuevos propietarios privados de la industria mediana de los PYMES y de aquellos cuentapropistas exitosos” que cada día logran transfigurar lo que va quedando de la sociedad “socialista” en la sociedad de “los asociados” que no paran de ganar terreno e imponer ese capitalismo de oportunidades en donde claro esta muy pocos tienen opciones.
En su capitulo sobre “el papel de los Estados Unidos”, no vivo en ese país y sabiendo que es profesor de una de sus universidades, creo que todos, usted y otros académicos que he visto debatir sobre el controversial tema, erran en olvidar que el primer y principal debate, ha de ser entre el pueblo Cubano y el gobierno que en teoría debe de representar sus intereses como nación, y ofrecer prosperidad “sin resistencia creativa”, un país y una sociedad futura en donde exista un mínimo “de perdedores” y no importe el color de la piel, ni su fatalismo geográfico de nacimiento para poder lograr desarrollarse y un salario que les permita vivir y apostar por el futuro en su tierra.
Pobre del sr. Faber…..su ingenuidad como analista se enfrenta a su realidad de “intelectual” pasado de moda o lo que es lo mismo al cuento de la buena pipa….de verdad son estos personajes son persistentes e insistente en sus análisis totalmente sesgados y permeados de un romanticismo psudo reformado con la premisa de no nos arriesguémoos porque lo que viene es peor que lo que hay…..cuando aprenderán estos seres caídos del espacio sideral que el pueblo quieren que lo dejenSOLO que como pasa con el agua sin interferencias exóticas, experimentos agotados, promesas incumplidas y análisis irreales que ella SOLA encuentra suní el
…..su nivel
Muy pesimista. Si tenemos que hacer cambios pero
No creo que deban ser como aquí.se si e
Como dice Panfilo: “Y el periodo especial de los noventas ya se acabo”……. vaya si se acabo no me habia dado cuenta”….,
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