Excavaciones

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El reciente descubrimiento de cinco tumbas erigidas para altos funcionarios en la necrópolis de Menfis, en Saqqara, la capital del Antiguo Reino de los faraones, fue motivo de amplios debates en el Octavo Fórum de Ciencia e Innovación de Egipto. El sitio arqueológico, situado a unas cuatro leguas al sur de la meseta de Giza, Patrimonio de la Humanidad, es conocido por la famosa pirámide escalonada del faraón Djoser, una de las más antiguas del planeta, la primera de la era faraónica, construida alrededor del año 2700 antes de nuestra era por el arquitecto Imhotep.

El faraón Djoser, también conocido por Ventur, fue motivo en su tiempo de chanzas de sus correligionarios gracias a los muchos años que se mantuvo en las más altas esferas del poder. Incluso después de su retiro oficial era visto en recorridos a lo largo de los cauces medio y bajo del Nilo, chequeando inversiones en la esfera agrícola que intentaban atenuar el acoso constante del imperio romano, cuando fue más notoria la escasez de camellos y los nómadas cazadores-recolectores se dedicaban al sacrificio ilegal de ganado.

Los aldeanos temblaban cada vez que se anunciaba la visita de Djoser, ya que por motivo de su edad y andar acompasado, arrasaba a su paso con cuanto cultivo se le presentaba por delante. Algunos estudiosos defienden su innegable legado, y declaran que no hay que extrañarse de que ciertos individuos que nunca han abierto un sarcófago se dediquen a denigrar de esa manera a Ventur. «Basta que alguien se meta algunas pocas décadas en el poder para que esa gente se ponga a hablar boberías», apuntan.

Imhotep, por su parte, es uno de los personajes más polémicos de su época. En tiempos en que sus compatriotas hacían largas colas a través del desierto para llegar a los escasos oasis donde existía la mínima subsistencia, creó con su mismo nombre, y con el apoyo de altos jefes militares, una inmobiliaria que se dedicó a la construcción, con materiales importados desde remotos lugares del mundo, de suntuosas pirámides atiborradas de muebles de maderas preciosas y exquisitos manjares no accesibles para las mayorías.

Recuérdese que la vida en Egipto, en ese Periodo Arcaico, se basaba en el «control estatal sobre los recursos naturales y la organización de proyectos colectivos por empresas militares que mantuvieron una hegemonía imperial. La motivación y la organización de estas actividades dependían de una élite sociopolítica y económica que alcanzó consenso social por medio de un sistema basado en creencias religiosas, bajo la dirección del faraón, un personaje semidivino». Se hizo evidente una inclinación de la monarquía hacia el Alto Egipto y un proceso de sedición por parte del Bajo, lo cual fue antecedente de disturbios más graves ocurridos de buenas a primera.

En una de las bóvedas descubiertas por las recientes excavaciones se sacó a la superficie un sarcófago en piedra caliza y coloridos adornos que contiene los restos de un faraón de ese periodo histórico. Expertos del Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto especulan con la posibilidad de que se trate de la última morada de Ramir o de Guigar, otros dos importantes monarcas.

Los defensores de la hipótesis de que sea este último dan por sentado que la veintena de ejemplares bien conservados de un roedor de la especie Capromyinae, más conocido por jutía, y del ave Struthio Camelus, alias avestruz, solo pueden pertenecer a un soberano como él, que hasta sus últimos días dirigió igual cantidad de consorcios para la cría de dichos animales y la doma del Equus Caballus.

Una decena de egiptólogos examina los restos encontrados en los estómagos de algunos miembros de la plebe, para dictaminar si se cumplió alguna vez la promesa de Guigar de variar, gracias a esos animaluchos, la dieta de los egipcios, y alcanzar de paso la soberanía alimentaria.

El faraón Ramir era más dado a asuntos militares y siempre se mantuvo en un perfil bajo, con su indumentaria de guerra, lo cual no fue óbice para que encabezara múltiples proyectos para el desarrollo del desierto, el uso planificado de la arena, y la explotación, con la ayuda del dios Ra, de las energías lumínica y eólica.

Las altas personalidades que hoy son objeto de estudio sobrevivieron a la política de relevo que se promovió para sustituirlos, llamada «de la Continuidad». Uno de los descubrimientos más trascendentales en Saqqara fue un jeroglífico de un texto escrito por Homero. Por la inscripción en una de las paredes, no debe provenir del aeda griego, sino del entonces secretario faraónico.

Al ser traducido, reveló una madurez política inusual para esos años: «En ocasiones se ponen al frente de las tareas a personas que son amigos, familiares o los llamados “cuadros reciclados o corchos”, sin la más mínima evaluación previa. La política de cuadros no es un problema estadístico, de ascender a jóvenes, mulatos, negros o mestizos porque sí. Ello tiene que ser sobre la base del mérito y las cualidades personales».

La fidelidad a toda prueba y la preocupación por la formación de sus reservas hizo que fueran encumbrados faraones que respondieron al nombre de Esteb y Salvad, mucho más jóvenes, recién arribados a la cuarta edad. El primero fue un funcionario de gran carisma, adorado en su época, quien más se preocupó por el descanso de sus subordinados: los hacía dormir al tercer minuto de sus discursos.

El segundo se convirtió en el primer gobernante en descubrir que para cosechar algún producto agrícola primero había que sembrarlo. Dedicó los últimos suspiros de su vida a convencer a los agricultores de que si no había agua, fertilizantes, tractores, aperos de labranza ni insecticidas, pero existía el firme propósito de trabajar por el futuro de Egipto, la solución estaba en desparramar y desparramar semillas, que algo saldría.

Se rumora que hubo un faraón que era en realidad el más importante de los dignatarios, pues a pesar de abandonar el poder, lo mantenía desde la sombra. Los arqueólogos persisten en su búsqueda.

14 COMENTARIOS

  1. El ingenio Cubano no tiene límites. Cualquier
    similitud con los faraones actuales no es pura
    coincidencia. Gracias Jorge Fernández Era, un feliz domingo para ti y los foristas. Que RA te siga iluminando.

  2. Súper INGENIOSO!!! Jorge Fernández Era
    A medida que iba avanzando en la lectura, me sonreía y en mi mente daba forma a los personajes.
    ???????

  3. Cualquiera coincidencia es pura casualidad;el gobierno cubano desecho las ventas que tenía poner la fábrica de tractores Ogun en el Mariel, diciendo que los tractores no eran de última tecnología.

  4. Ingenioso, si

    Logro sacarme unas sonrisas cuando identifique al Primer faraon y con su roedor de la especie Capromyinae, más conocido por jutía, y con el ave Struthio Camelus, alias avestruz
    Pero no tanto como esos dos o tres comentaristas qye vendran a declarar: » ¡Que comico. Me muero de la risa!»

  5. Faltó decir que se trata de una época sumida en las brumas del misterio,pues el único registro escrito que perdura es el Granmaruh, diario oficial del faraonato,el cual está escrito en un código tan impenetrable que los historiadores no han podido descifrarlo a pesar de múltiples intentos,aunque se comenta que ni siquiera acabado de publicar había quien lo entendiese.

  6. ¡Genial! Felicidades.
    Lo que no me queda claro es si por fin la plebe pudo alimentarse con las aves y los roedores mencionados.

  7. He descubierto hace poco que le ponían a las momias una lengua de oro ( encima de natural), para que los difuntos pudieran comunicarse en el » Más allá «.
    Tengo pesadillas desde entonces
    Imagino si en vez de estar el Innombrable, en la » Piedra «, anda por ahí momificado y se les ha ocurrido a sus acólitos ponerle la » lengua de oro » ….
    Cuando yo llegue allí, tendré que aguantar otros discursos de 4 horas??

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Jorge Fernández Era
Jorge Fernández Era
Periodista, editor y humorista

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