¿Son necesarios cambios políticos en Cuba? La pregunta no es irrelevante: en estos días en que se habla de reforma económica, de medidas rupturistas con el modo en que se han hecho las cosas durante décadas, no son pocos los que han puesto sobre el tapete la necesidad de transformaciones políticas que aseguren para el país un camino de democracia y prosperidad. La respuesta evidente parece ser que sí: Cuba necesita de una renovación y transformación de su política. Lo que habría que preguntarse a continuación en qué dirección deberían ir tales cambios.
La necesidad de los cambios casi no permite discusión. Es harto conocido que el período de influencia soviética nos legó una concepción de la política basada en la hiperconcentración de poder en el cuerpo del Estado-Partido, y en la entronización de una ideología oficial, o lo que es lo mismo, un monoteísmo de los valores. Todo lo cual dio al traste con el establecimiento de diferentes niveles de demonización del disenso. En el terreno económico, esto tuvo su correlato en el dominio indisputado de la burocracia sobre el proceso de producción y distribución. En general, la búsqueda del monolitismo provocó una degeneración de la política, cumpliéndose la advertencia de Rosa Luxemburgo:
“Sin elecciones generales, sin una irrestricta libertad de prensa y reunión, sin una libre lucha de opiniones, la vida muere en toda institución pública, se torna todo en una mera apariencia de vida, en la que solo queda la burocracia como elemento activo. Gradualmente se adormece la vida pública, dirigen y gobiernan unas pocas docenas de dirigentes partidarios de energía inagotable y experiencia ilimitada. Entre ellos, en realidad, dirigen solo una docena de cabezas pensantes y, de vez en cuando, se invita a una élite de la clase obrera a reuniones donde deben aplaudir los discursos de los dirigentes y aprobar por unanimidad las mociones propuestas.”
Ahora bien, valdría la pena señalar que en Cuba se han dado los primeros pasos para una transformación de la vida política. Me refiero a la Constitución de 2019, un documento que, al ser promovido por la alta dirigencia del país, dio muestras de que esta no está completamente ajena a la urgencia de cambios que acompaña siempre a una nueva época. En la nueva Carta Magna, se reconoce la libertad de expresión sin subordinarla a ningún interés, se establece la transparencia como un principio del Estado, se reconocen los derechos humanos y sus garantías, y se dan pasos importantes hacia la autonomía municipal. En general, aparecen un conjunto de herramientas que pueden servir para el empoderamiento de la ciudadanía. El problema está en saber si estas modificaciones son suficientes, o si cumplen las expectativas de todos los que abogan por los cambios políticos.
Se podría decir que la gran ausencia en la Constitución de 2019 es el problema de la oposición política. No queda claro si la constitución protege todos los derechos para las personas que no compartan los valores martianos, marxistas, leninistas o fidelistas que se establecen en su Preámbulo, incluyendo los derechos políticos. Y esa ausencia es aprovechada por los defensores de la tradición de pensamiento liberal, que proponen una solución muy precisa: el regreso al pluripartidismo. Lo cual pone toda la cuestión en un punto muy problemático.
El pluripartidismo es una solución muy limitada para el problema de la hiperconcentración del poder en Cuba.
Solo hay que ver la experiencia del pluripartidismo en los países vecinos e incluso en nuestra historia prerrevolucionaria. En general, desemboca en la formación de una clase política, parlamentaria, que se turna en las diferentes posiciones de poder del Estado, mientras mantiene enajenado de la política a las grandes mayorías populares. En fin, el pluripartidismo acaba en ser un juego de élites. En Cuba, significaría abrirle las puertas a una élite opositora para que pueda recibir su trozo del pastel, mientras el gran poder del Estado como tal se mantiene incólume.
Por otra parte, existen varias razones por las cuales el pluripartidismo en su formato puro es una propuesta problemática para el socialismo cubano. Se trata de una institución liberal, y no en vano el liberalismo es la filosofía política más orgánica al capitalismo noratlántico. Al tratarse de una política de élites en competencia, este sistema es poroso a la intervención del dinero, es decir, a la influencia de los poderes económicos nacionales y extranjeros. De este modo, dado el nivel de articulación de la hegemonía capitalista a nivel global, los sistemas pluripartidistas se convierten en una eficaz herramienta para la intervención de los intereses económicos de las transnacionales y las potencias imperialistas en la política de las pequeñas naciones del Tercer Mundo.
En Cuba, la formación de un partido anticomunista, sería la plataforma ideal para que los poderes extranjeros intentaran desquiciar la política nacional, revertir la opción del pueblo cubano por el socialismo y anular en lo posible las conquistas sociales alcanzadas.
Todo el proceso de la Revolución Cubana, se ha construido desde un anticapitalismo y un antimperialismo radicales, que incluyen el rechazo a las instituciones que resultaron ineficaces para conquistar la soberanía nacional en el período de la república burguesa. Al mismo tiempo, la adopción del pluripartidismo es una de las principales propuestas de sus enemigos históricos. Es por eso que la simple aceptación de esa institución sería prácticamente un suicidio político, sería la señal de que el proyecto socialista y el poder que lo sostiene estarían internamente derrotados y a un paso de la rendición incondicional. No de otro modo sería interpretado tal acto de mimetismo en el cual se adoptara una institución liberal como esta.
Frente a esta encrucijada, lo ideal es que Cuba avanzara en construcción de un modelo soberano de democracia, de corte socialista y popular, no mimético frente al modelo liberal, pero que pueda dar participación a una parte de quienes se consideran opositores, siempre que estén dispuestos a entrar en los cauces constitucionales. La Constitución de 2019 tiene el potencial para permitir dentro de sus marcos esa evolución, convirtiéndose en el punto de partida de nuevas luchas populares. ¿Pero cuáles serían, a fin de cuentas, las características de esa democracia sin pluripartidismo?
Lo primero es que esa democracia debería comenzar por el plano de la democratización de la economía, en el sentido de una auténtica socialización de la propiedad que hoy se encuentra en manos del Estado. La propiedad social debería ser la columna vertebral del socialismo cubano, el lugar donde se construye el grueso de la riqueza nacional, y la planificación debería ser democrática. Se podría comenzar, por ejemplo, por lograr que sean los trabajadores los que elijan a los directivos de las empresas, sobre todo ahora que estas tendrán mayor autonomía y la figura del empresario se fortalece. La actual Constitución abre el camino para avanzar en esta dirección cuando plantea en su Artículo 20: “Los trabajadores participan en los procesos de planificación, regulación, gestión y control de la economía. La ley regula la participación de los colectivos laborales en la administración y gestión de las entidades empresariales estatales.”
Luego está el tema de la participación propiamente política.
Algo que debería quedar claro es que la diversidad política es algo irreductible en una sociedad. Lo que debería caracterizar a un sistema político socialista por sobre uno liberal, no debería ser la exclusión de la diferencia, sino la búsqueda de la cooperación por encima de la competencia. La política liberal es la de una sociedad marcada ante todo por la competencia: es en ese marco que se explica la sustantividad de la dualidad oficialismo/oposición. Una sociedad de transición socialista debería desde la misma estructura del sistema político promover la cooperación, sin pretender tampoco anular por decreto toda competencia por el poder.
En la búsqueda de dotar al sistema de una mayor pluralidad, un camino puede ser la adopción de un pluripartidismo acotado, permitiendo la aparición de otros partidos de corte socialista. Esta experiencia de prohibir la creación de partidos con una ideología específica no es nueva: en varios países se han prohibido la formación de partidos fascistas por ejemplo. En Cuba se trataría de prohibir el surgimiento de partidos anticomunistas. Sin embargo, las experiencias de esta clase de pluripartidismo (que han existido en países del bloque comunista), no han sido muy felices.
Mucho más interesante es la perspectiva de una democracia sin partidos electorales. Se trata de la participación de cualquier ciudadano, a título personal, en el proceso electoral, sin que sea relevante su pertenencia o no a un determinado partido. De ese modo los gobiernos locales y la Asamblea Nacional se conformarían a través del voto popular, sin la mediación de estructuras partidistas. Al mismo tiempo, se mantendría el proceso político a salvo de la corrupción del dinero, llevándose a cabo las campañas con una asignación pública de presupuesto igual para todos.
Como puede observarse, esta idea de la democracia sin partidos no es muy diferente del sistema actual. Solo habría que eliminar o modificar las Comisiones de Candidatura, de tal modo que no impidan la llegada a las instituciones del poder popular de personas con un pensamiento diferente a cierta posición oficial. Esta idea no estaría reñida con la formación de otros partidos o asociaciones de cualquier tipo, formar las cuales es un derecho de los ciudadanos. Por el contrario, es una idea más radical, porque reduce la capacidad de acción y la necesidad misma de cualquier partido. Sobre todo, si este modelo político se acompañara de un desplazamiento lo mayor posible de poder hacia los gobiernos locales, el verdadero núcleo de la nueva democracia.
El Partido Comunista mismo, carecería en este sistema de cualquier participación electoral explícita. Su influencia sobre la sociedad vendría dada solo por su importancia como baluarte moral e ideológico del socialismo. (Ya en su momento Tito le cambió el nombre a la organización para hacer patente este cambio de función, llamándole “Liga de los Comunistas”).
No pretendo sentar de una vez para siempre un modelo exhaustivo de democracia socialista. Se trata de cuestiones complejas, y lo mejor es ser conscientes de las inmensas dificultades teóricas y prácticas para cualquier avance en esta dirección. Sin embargo, me parece importante alertar sobre los pantanos a los que nos puede llevar el ansia de cambios políticos, así como pensar en cuáles deberían ser nuestras apuestas como sociedad. Si debemos luchar por algo, debería ser por la construcción de esa democracia autóctona y verdaderamente popular.
49 comentarios
Interesante pero me parece utópico
Totalmente!
En desacuerdo total con su artículo, Sr. Kunakbaeva. No puede haber democracia sin libertad total se pensamiento, expresión, asociación, movimiento y prensa.
Desde el momento mismo en que se limita el tipo de oposición que debe ser permitida todo lo que se logra es disfrazar el autoritarismo y el totalitarismo propios del sistema imperante en la Cuba de hoy. Lo que usted propone no es más que un maquillaje.
Usted tiene el derecho a discrepar en todo del grupo de poder y a no sufrir persecución por ello. También, por la vía electoral, a destronar al partido en el poder.
¿Que la democracia participativa resuelve todos los problemas? No, no los resuelve, pero las sociedades más avanzadas usan la democracia participativa como base de sus éxitos.
Lo que sí ha quedado demostrado es que el socialismo tal y como lo hemos conocido se opone a las libertades individuales de manera medieval. Y en cuanto a ese socialismo maravilloso que nos narra la verdad es que no hay siquiera un precedente en el cual se pueda apoyar. Por lo tanto, no pasa de ser una utopía.
El problema no es la democracia, es la corrupción. Si usted mira a los países democráticos donde la democracia no funciona notará que es la corrupción la que impide su buen funcionamiento. Y por supuesto que no son esos países a los que se debe copiar. El modelo son los países en los que la democracia sí funciona.
Y en cuanto a la actual constitución cubana que usted dice da espacios a la democracia, sería bueno que se lo haga notar a los líderes del partido comunista único cubano, pues la represión contra la discrepancia en el territorio nacional no ha aflojado en nada. Cuba es un país donde la discrepancia política es severa y constantemente criminalizada hoy mismo.
Y ya que usted cita a la Luxemburgo permita que yo haga lo mismo: “La libertad es siempre y exclusivamente libertad para aquel quien piensa diferente”.
Gracias por su artículo.
Usted dice: El pluripartidismo es una solución muy limitada para el problema de la hiperconcentración del poder en Cuba.
Todo lo contrario, Sr. Kunakbaeva, el pluripartidismo es la única solución al exceso de poder en muy pocas manos (léase poder absoluto) que hay en Cuba.
La base de ese tipo de razonamiento radica en el bombardeo ideológico a que hemos sido sometidos los cubanos que nacimos después del triunfo de la revolución de Fidel Castro desde la más temprana edad. Nos han he estado diciendo que la democracia participativa es un “caos” que debemos evitar a toda costa. ¿Y sabe usted por qué y quiénes nos han estado diciendo eso? Pues los mismos señores que aman el poder absoluto y no quieren ver amenazado ese poder del que solo disfrutan ellos y sus honorables familiares y amigotes.
Pero nosotros, el pueblo de a pie, sabemos muy bien que una sociedad donde no se respetan las libertades individuales y políticas está condenada, como la nuestra, al hambre, el subdesarrollo, el abuso de poder y al final a la más penosa desmoralización.
Saludos.
Ya me imaginaba que un defensor del capitalismo como usted estaría en desacuerdo.
Solo me resta decirle que admiro la disponibilidad de tiempo que tiene usted para comentar cada uno de los artículos de esta página, o casi todos, y de manera prolífica.
Yassel, nosotros trabajamos desde la casa :D, nos pagan bien, y al mismo tiempo comentamos en LJC. ¿Envidia?
Logros del capitalismo!
Saludos.
PD: A Castellanos le dicen el francotirador.
Sr. Kunakbaeva, acerca de mi disponibilidad para comentar no es de lo que trata su artículo. Además, no debería tratar usted de esa manera a quien ha dedicado tiempo a leer y comentar su artículo o cualquiera de los que se publique en este muy buen blog.
Le ruego sea más cortés con sus lectores.
Gracias y reciba un saludo.
El problema no es la democracia, es la corrupción.
Castellanos cuando leo sus comentarios, es como si me leyera mi propio pensamiento.
Yo no veo en la Constitución 19 las ventajas que el autor plantea, sino un acto fallido y una oportunidad perdida de traspasar poder al pueblo.
La nación está mas dividida que nunca y no se sabe a ciencia cierta que es lo que piensa el pueblo. Las votaciones por un diputado desconocido se hacen formalmente y por quedar bien. Incluso la votación en el Referendo Constitucional resultó viciada por una campaña intensa a favor del Si y cero divulgacion de los argumentos del No.
Si hay algun debate de ideas no es gracias a la Constitución sino al irrefrenable paso de la tecnología que finalmente ha terminado imponiendo la internet en Cuba.
Coincido en los peligros del multipartidismo, pero la idea de cordones sanitarios ideologicos tampoco sé si es buena pues probablemente dejaria sin posibilidad de expresión a millones de cubanos.
El mantenimiento a todo coste de una pureza ideologica no parece posible sin sacrificar el desarrollo. Es necesario dar voz a todos los cubanos e intentar la construccion de una sociedad mas inclusiva y que aun asi permita quecel propio pueblo cubano defienda los logros sociales obtenidos. Si en ese trance esos logros se perdieran porque el pueblo no es capaz de defenderlos y conservarlos, entonces será porque nunca los mereció. Pero esto ultimo no lo creo.
Eso si, se necesitan lideres audaces, se necesita el desprendimiento personal de que algunos sacrifiquen el confort que provee el control absoluto y la pretension de pensar por los demas para poner la verdadera decision en manos de votantes.
Y esos lideres no los tenemos o al menos yo no los veo.
Según esa teoría expuesta, el cubano no aprende, no evoluciona y nunca tendría la capacidad de sobrevivir y prosperar como sociedad, “sino es guiado y dirigido”. Na’ que hay que seguir montado en ese burro.
Los países prósperos, han avanzado mucho, gracias a sus sistemas políticos, donde los ciudadanos tiene el poder de cambiar a los gobernantes que se pasen de listos. En Cuba es al revés, la pirámide invertida.
Aun así, el manso pueblo quiere seguir siendo guiado dirigido. >>>> Triste realidad.
Que luz larga la de Rosa Luxemburgo…
La posibilidad de cambiar, reformar, mejorar o siquiera modificar mínimamente el entorno político en que está encerrada la sociedad cubana es una carcajada en el espacio. Nada va a lograr mover la aguja de la brújula mientras se encuentre remachada exactamente en el rumbo conveniente a los intereses de un grupillo de superhéroes al estilo de Hollywood de cuyo pensamiento y acción depende el final feliz de la película. A quien lo dude le remito a la frase del Sr. Toledo cuando expreso sin sonrojos algo así como “no hay nada por encima del partido” y lo peor es que se destacó en los medios de información y no hubo ni un susurro por parte de los presentes. Fue una clara prueba de la farsa montada y un insulto al pueblo de Cuba. Confieso que no soy seguidor de los medios oficiales así que me excuso por no ser textual en la cita. No obstante, si mal no recuerdo fue precisamente en alguna de las sesiones donde se trataba la promulgación de la Constitución. Con esos truenos quien duerme. Lo siento, pero es pura fantasía buscar argumentos para sustentar cambios políticos en Cuba en ese documento o en cualquier otro promulgado bajo la estricta vigilancia del selecto núcleo de sacerdotes de la fe en el poder.
Ahora mismo, el equipo de gobierno hace cambios que son facultad de la Asamblea Nacional, entre ellos el presupuesto aprobado hace unos meses o se activan los consejos de defensa sin promulgar el Estado de Emergencia; La Constitución, bien gracias. Saludos.
En este artículo se comenten muchos errores de interpretación. Reducir el liberalismo a la competencia no se sostiene si se hace una investigación más profunda de las teorías liberales, las que al contrario, promueven más cooperación entre los individuos y los Estados que lo que el autor presupone.
El artículo no hace sino vanagloriar el carácter dictatorial del sistema cubano, y a veces juega con la idea de una sociedad anárquica que no tiene cabida en ningún lugar del mundo, mucho menos en Cuba.
“… lo ideal es que Cuba avanzara en construcción de un modelo soberano de democracia de corte socialista y popular”
El Socialimso no funciona, nunca ha funcionado. Puede el autor nombrar un solo ejemplo donde el Socialismo haya funcionado? Uno solo.
El Socialismo ha causado cien millones de muertes.
El Capitalismo aunque imperfecto ha sacado de la probreza extrema a billones de personas en los ultimos 200 annos.
Querido Taco, a sus palabras podemos añadir que el capitalismo, sistema imperfecto, como todo aquello creado por el hombre, crea competencia y hace que los precios disminuyan y los productos sean mas asequibles. Por su parte el socialismo/comunismo elimina la competencia, el estado es el único participante en el juego y hace que los precios suban! Miremos a Cuba y Venezuela como ejemplos.
Si llegan al desierto del Sahara se queda sin arena, y así no tendríamos mas nubes de polvo 😀
¿Democracia popular bajo el sistema cubano? Si la cosa en Cuba no es ni socialista, ni ocho cuartos de trompeta …. El autor trata de encontrar un arco iris que no existe, y sigue ilusionado con la triste y celebre constitución del año pasado.
“El socialismo es como una trampa para ratones. Funciona porque el ratón no entiende por qué el queso es gratis”
Cuba, el país de los utópicos! Ahora hay que tener MLC para ser persona en la isla.
Es un gobierno con trastorno bipolar. Tengo un amigo, residente en Alemania, que estuvo 6 meses preso en La Cabaña por el tremendo crimen de tener dos dólares en los bolsillos.
Esos señores se dicen, se contradicen, se vuelven a decir y contradecir…
Yo dudo mucho de la salud mental de los que luego de 61 años de barbaridades aún tienen siquiera la más mínima fe en un sistema que no ha funcionado excepto para un grupito extremadamente pequeño de personas.
Pintar la fachada de un edificio con peligro inminente de derrumbe es más o menos lo que plantea el autor. La única duda que tiene es si la pinta con lechada o con vinyl.
Siéntese a esperar Sr., al final el edificio va a caer.
Pluripartidismo es lo primero, las otras medidas vendrán después.
Los gobernantes no pueden sentirse cómodos y a sus anchas porque la tendencia natural del poder es al abuso. Deben sentirse presionados por la opinión pública.
Las sociedades deben protegerse a sí mismas con instituciones democráticas fuertes, pluripartidismo, elecciones periódicas líbres y democráticas y división de poderes que sirvan como frenos y contrapesos uno del otro para que ni siquiera alguna institución goce de demasiado poder.
En Cuba es tal el poder absoluto del que gozan los señores de la élite partidista y gubernamental que el pueblo cubano está totalmente indefenso ante cualquier arbitrariedad y abuso por parte de los gobernantes. Toda una aberración en pleno siglo XXI para un país occidental.
Y ellos lo saben. Por eso hacen lo que mejor les parezca sin la más mínima necesidad de rendir cuentas ante nadie. Literalmente se han robado el país y lo mantienen secuestrado.
Esos señores llevan 61 años burlándose de la nación cubana mientras la gobiernan con puño de hierro en beneficio exclusivo de ellos mismos.
Castellanos y ahora las brigadas de respuesta rápida son oficiales y vuelven a renacer.
Dios nos coja confesados.
Es de extrema ingenuidad pensar que por el hecho de aparecer en el texto de la Constitución determinadas posibilidades democraticas y de derechos civiles, estos serían llevados a la práctica.
Todas las Constituciones en Cuba han tenido igual suerte. Se proclama una cosa y en realidad, se hace otra. Acaso esa no fue la suerte de la famosa Constitución del 40, con pluripartidismo, supuesta independencia de poderes y todo??
No sucedió igual con la Constitución de 1976, en la cual muchos preceptos constitucionales nunca se cumplieron y peor nunca fueron defendidos por nadie, ni abogados, ni tribunales ni el propio pueblo?
Tal fue el caso de los derechos civiles, entre ellos, el derecho la huelga, a la remoción de diputados y delegados, etc..
Entonces, qué esperar del cumplimiento de los preceptos de la nueva Constitución del 2019??
Hay que ser muy infantil –sin ánimo de ofender a nadie- para pensar que esos preceptos van a cambiar algo. Para eso se necesita algo que esa misma Constitucion establece cuando afirma que Cuba es un Estado Socialista de Derecho y no lo es, ni será por los mismos que durante 60 años, a pesar de decir y proclamar demagogicamente lo contrario, lo han impedido por su fuerza.
Cuba es un Estado de Hecho, no de derecho y el imperio de la Ley, no lo es para ser el Imperio del Partido y la Ley son ellos…
Dentro de los valores y altos principios humanos que se han perdido en Cuba, esta el civismo, la ética y la honestidad, todos ellos arrasados por la exigida fidelidad e incondicionalidad a la supuesta ideología de la Revolución Cubana, haciendo emerger la simulacion y la hipocresía, junto al engaño, la mentira y la manipulación, antivalores que el mismo y ambiguo concepto de “Revolución” trata de condenar.
Mientras impere el poder omnímodo y totalitario de la camarilla dirigente del Partido, camarilla que es “la Fuerza Superior de Dirección del Estado cubano”, no habran cambios que posibiliten que este país pueda avanzar en civilización y civilidad y pueda haber una republica “con todos y para el bien de todos” y que la primera ley de la República sea verdaderamente el culto a la dignidad plena del hombre.
Gracias!
Resultaría tedioso señalar, analizar y deconstruir algunos de los puntos expuestos por el autor de este post. Sí advierto más de una vez las diferencias entre análisis (Alina, Mario, Harold y otros colaboradores) y la mera opinología. En mes de una ocasión me he referido a las lagunas históricas presentes en textos como este, al desconocimiento de los valores del liberalismo democrático que no son contrarios a los del verdadero socialismo que nada tiene que ver con la versión soviética que se implantó en Cuba. Reducir los problemas de la democracia al pluripartidismo es el lugar común en el que se refugian los que desde Cuba no pueden dar un ejemplo de un régimen de partido único que haya sido democrático. Vaya, solo le pido eso a Yassel, que presente un ejemplo.
Insto al autor a una lectura consciente y profunda de la Constitución de 2019, para que vea que las limites colocados a las libertades civiles. Y lo más importante, a aterrizar el texto en su contexto. Esa es la clave.
Un saludo Yassel, excelente artículo. Hoy el único camino de la nueva izquierda es un verdadero poder popular que libere la participación. No importa cuán lejos parezca -es difícil medir las distancias dentro del bosque-, hagámoslo llegar!
Un artículo interesante, pero hacia el final… Un tanto soso.. Me sorprende que Yassel, que ha demostrado tantas veces tener muy aterrizandos sus conceptos e ideas, crea que los Partidos políticos son la fuente de corrupción, así mágicamente, como si las personas cambiaran sus intereses y vicioa personales por dirigir/integrar o no a un partido o grupo humano alguno.
La idea de “no partidos” está interesante desde el punto de vista de lo adoptado como “normal”, pero no resuelve ninguno de los problemas de poner a los políticos que son parásitos económicos por definición, al lado del dinero. Qué digo yo… No resuelve el problema de darle dinero a los parásitos.
En cualquier sistema político moderno, la raíz de lo jodido que deja todo es precisamente la facilidad con que los gobiernos de turno pueden disponer de dinero y de decisiones económicas. ¿Qué pasa cuando un parásito tiene suficiente materia para alimentarse sin moverse?
Por otro lado, que las personas se agrupen es una reacción muy humana, las personas tienden a simpatizar con aquellos que comparten sus puntos de vista y negar esa realidad puede ser fatídico para un sistema que niegue esa “naturaleza” también en lo político. La idea de no partidos me gusta, verdaderamente, pero cómo con el Anarquismo y el Socialismo, se necesita un tipo de persona que no abunda de hecho escasea, ciudadanos responsables y educados lo suficiente como para tener criterios propios sin mayor presión social.
Yo estoy a favor de los cambios políticos en Cuba, pero a diferencia de Yassel, no creo que el Estado sea un ente autónomo sino la suma de todas las instituciones públicas y el marco de leyes que se supone sea robusto y ponga a la ciudadanía primero siempre en vez de protegerse a sí mismo como ocurre ahora. Y por supuesto, el poder económico y político concentrado en el PCC no tiene sentido alguno, excepto para sus cabecillas. ¿Por qué un grupo de personas en La Habana debe decidir si se construye una fábrica de pinturas en Guantánamo? ¿Por qué ese grupo de personas son los que deciden cuánto dinero asignar para reparar el tramo de carretera central de Las Tunas? ¿Por qué viven mucho mejor que el obrero que trabaja? ¿Cuál es el mecanismo a seguir para denunciar corrupción en esos niveles? ¿Y para denunciar malos resultados? ¿Qué pasa con los responsables de las malas planificaciones? ¿Por qué se mezcla Estado, Gobierno, Partido, Patria, Pueblo y País como si fueran una sola cosa o cómo si fueran sinónimos? ¿La idea de Socialismo, la elegimos los cubanos o solo seguimos las orientaciones del nivel superior? ¿En qué momento el proyecto político que sustenta estilos de vida y prestigios de la cúpula pasó a ser más importante que el proyecto personal de cada cubano?
“Lo primero es que esa democracia debería comenzar por el plano de la democratización de la economía”.
Eso y punto por punto de lo que expresa su artículo es precisamente lo que llamo un programa posible. Si lo que se propone a un gobierno, que se desee cambiar por vía pacífica, es algo que de antemano se conoce ese gobierno va a rechazar, entonces, en la práctica, la propuesta no cumple su objetivo. Es necesario conjugar aspiración popular y necesidad gubernamental. En estos momentos el gobierno cubano cree haber hecho los cambios políticos necesarios con la aprobación mayoritaria de la nueva constitución. No digo que es todo lo que nos merecemos pero está claro que esa es su visión. ¿En qué aspecto el gobierno no acaba de encontrar una respuesta que logre aprobación mayoritaria, popular? Es en el plano económico. Al parecer, el problema reside en que ” el acervo cognitivo de la construcción socialista es muy escaso…”. A mí entender lo plausible es ofrecer una solución que corrija el error interpretativo. Una Revolución social se produce por el ansia de justicia pero resulta que el socialismo no debe construirse sobre esa misma perspectiva. Su carácter justiciero, es decir, creer que la justicia es el fin último de todo y este fin solo se alcanza con una “distribución equitativa” es precisamente lo que nos ha traído hasta aquí. El fin último de toda lucha es alcanzar la felicidad del ser humano pero el método promovido tiene que afectar desde su singularidad como individuo hasta su diversidad como grupo.
Sobrepasada la etapa de consolidación revolucionaria debe sobrevenir un proceso de democratización económica que a su vez se erige en sustento del cambio dialéctico. Si esa lucha no termina en la asociación libre de hombres y mujeres para el trabajo emancipador, entoces, queda truncado el principio de la igualdad económica que se expuso como causa de lucha. Arrebatarle la propiedad a un dueño para entregársela a otro dueño (el Estado) y no al pueblo se convierte en una promesa incumplida.
El Estado como propietario mantiene el pago de un salario que continúa siendo su instrumento elegido para extraer el plusvalor. Esto significa que la explotación no ha terminado sino que cambió de traje. La revolución cubana no fué capaz de cambiar las anteriores reglas económicas y se creyó el cuento estalinista de imponerle un carácter distributivo al pretendido “socialismo”. No existe socialismo únicamente distributivo. Suiza no es socialista aunque ostente una de las mayores rentas percápitas del mundo. Lo que distingue de manera inequívoca al nuevo sistema es EL MODO EN QUE LOS HOMBRES SE APROPIAN DEL CAPITAL. La repartición de panes, peces y pollos no se logra si no se producen de manera eficaz.
Cuando el obrero puede disponer de los medios de producción, incidir decisivamente sobre el plan, apropiarse del producto de su trabajo y poner y quitar a sus líderes, entonces, podemos hablar de libertad y democracia verdadera. Esa es la base de lo que debe ocurrir en todos los niveles de la vida socio-política. La otra libertad es libertad limitada a un grupo de elegidos sean estos capitalistas encumbrados o burócratas corruptos. Pretender la rendición incondicional del gobierno cubano a mí me parece una utopía más absurda que creer en una solución sustentable política y económicamente.
El nombre que tenga ese modelo no es lo importante.
La política, también, es cuestión de prioridades.
Muy largo el proceso, amigo Marxismo callejero. Además, no existe precedente alguno.
Soy de la opinión que lo que ahora mismo necesitan Cuba y los cubanos es zafarse de tanta teoría hasta que no quede de esta negra etapa ni el recuerdo más lejano.
El modelo de sociedad que usted desea, si es que algún día llega, cuando llegue se va a encontrar a todos los cubanos muertos de angustia y miseria.
Con la democracia representativa y la economía de mercado Cuba puede salir de todo este marasmo en un plazo relativamente muy corto, que es lo que necesitamos a toda velocidad.
Cuando tengamos algo decente que comer, libertades básicas y una economía que cree riqueza y no parásita, entonces podremos meterle manos al socialismo maravilloso que está en la mente de personas igualmente maravillosas como usted.
Yassel, los partidos no lo son porque estén o no inscriptos en el Registro Electoral.
Siempre han sido y lo serán por la relacion que mantienen sus miembros respecto a la propiedad de los medios de producción, lo cual los agrupa como clases sociales, de las cuales su partidoes expresión Ideológica de la conciencia de esa clase. No importa que esten legalmente reconocidos o no, de todas formas, legalmente o clandestina, se agrupan, se reúnen y trazan las acciones practicas a seguir, sobre todo, por incrementar los adeptos y seguidores y si está inscripto electoralmente, entonces lograr alcsnzarel gobierno o poder ejecutivo y con él, predominar sobre los poderes legislativo y judicial.
Lo demás, es pura palabrería y politiquería.
Concuerdo en que el pluripartidismo no es garantía de democracia y libertades. Si así lo fuera, el mundo seria un lugar mucho mejor para vivir, la democracia impondría sus fueros, las libertades -que no libertinaje- no estarian conculcadas, la negociación se impondria sobre la fuerza y habria mucha menos guerras, porque habria mucho menos despojos y la ley y la justicia imperarian en la sociedad.
Todo ese estado dibujado es ideal.
La Humanidad tiene ante sí sólo dos caminos: autodestruirse a la par que el agotamiento del planeta, o tratar de construir una sociedad más humana, a la vez que justa y con el uso más racional posible de los recursos de vida del planeta, como un acosistema en equilibrio y sostenible.
El futuro y soloel futuro, dirá la última palabra, queramoslo o no!
Yassel, en Cuba no se permite el pluripartidismo para no arriesgarse a que el PCC pierda las elecciones.
Si los dirigentes estuviesen convencidos de que el pueblo les apoya en el 90% no tendrían inconveniente en permitir más partidos. Al contrario, vencerles en unas elecciones limpias haría que se reforzase el poder del PCC.
Una preguntita.
¿Es cierto que los 605 disputados que componen el parlamento cubano han sido designados por el pueblo como Fidel afirmó el 2 diciembre de 1976, fecha en que quedó constituida la Asamblea Nacional?
“La Asamblea Nacional del Poder Popular es la representación de la sociedad cubana. En ella se aglutinan los diversos sectores de la isla; es heterogénea y presenta una gran pluralidad. El parlamento está formado por 605 diputados donde son designados por el pueblo.”
-CubaDebate
¿Es cierto que, como Fidel afirmó el 2 de diciembre de 1976, es el pueblo quien postula y elige?
(Refiriéndose a la Asamblea Nacional)
“Es una fortuna el método este que estamos usando, que es incomparablemente más democrático que el método del pluripartidismo y es la aplicación de un concepto muy revolucionario en materia de democracia: el concepto de que el pueblo postula y el pueblo elige”.
-CubaDebate
Mi propuesta de transferir el PODER DE LA ASAMBLEA NACIONAL a manos del PUEBLO CUBANO, no es un capricho personal, sino que responde a la democracia promovida en Cuba por el Comandante de la REVOLUCIÓN POPULAR.
Me gustaría saber si mi propuesta contradice la democracia por los “Fidelistas” anhelada.
Yassel tiene razón. Hay que aprender de la historia y de los fracasos de las democracias liberales y los países “socialistas”.
Y de ahí hacer camino al andar. Siempre habrá una reacción a las nuevas ideas.
Lo principal es poner las reglas del juego. Dos esenciales serían:
1- No dejar entrar al poderoso don dinero en la política. Es decir “..asignación pública de presupuesto igual para todos”.
2- No dejar entrar a agentes (partidos o personas) anti-democrtaicos (entiéndase fachas y Co.)
Hola Castellano: Ojalá el capitalismo que nos toca fuera tan maravilloso como el que usted pinta con su pincel. La única forma de hacerlo rápido, según creo entender, es dejando que el maravilloso gobierno norteamericano se vuelva a adueñar de Cuba e imponga aquí un régimen de explotación similar o peor al sufrido por mis abuelos y que obligaron a mis tíos a alzarse en armas en la Sierra Maestra. Demuéstreme una manera de hacerlo rápido sin que yo tenga que seguir el camino de mi familia y estoy dispuesto a concederle la razón. Tenga por seguro lo haré maravillosadamente. Saludos esperando por su pronta propuesta.
La nocion de que cualquier ciudadano, independientemente de su pensamiento politico, pueda ser nominado y elegido seria realmente un paso hacia esa democratizacion que se aspira. En la practica, es poco menos que imposible. Se sabe que personas que no profesan en publico su “lealtad” a la Revolucion, no hay manera que los dejen que sean elegidos. Que nadie sea ingenuo. La Seguridad del Estado y los nucleos del PCC a nivel local se aseguran de que eso no suceda y para eso recurren a cualquier estratagema. Por otra parte, tienes a la Comision de Candidatura, cerrojo anti democratico del que dispuso FC (y ahora el PCC) para limitar cualquier potencial oposicion en su contra en la ANPP. Yo secretamente pense que seria eliminada al proponerse la Constitucion del 2019. Pero no. Mas de lo mismo.Por otra parte, el pobre delegado a nivel de circunscripcion es un lleva y trae sin ningun poder real, lo cual hace que en la practica, ese modelo no sea funcional y la ciudadania no tenga muchas esperanzas de que los problemas comunales tengan solucion por esa via. Mucha baba, eso si.
Hola Castellano: Ojalá el capitalismo que nos toca fuera tan maravilloso como el que usted pinta con su pincel. La única forma de hacerlo rápido, según creo entender, es dejando que el maravilloso gobierno norteamericano se vuelva a adueñar de Cuba e imponga aquí un régimen de explotación similar o peor al sufrido por mis abuelos y que obligaron a mis tíos a alzarse en armas en la Sierra Maestra. Demuéstreme una manera de hacerlo rápido sin que yo tenga que seguir el camino de mi familia y estoy dispuesto a concederle la razón. Tenga por seguro lo haré maravillosadamente. Saludos esperando por su pronta propuesta.
Estimado Yassel:
Yo coincido bastante con el ultimo parrafo de tu articulo.
Todo lo que facilite mayor participacion popular en la designacion de los dirigentes, de cualquier nivel e instancia, creo que fortalece nuestra democracia. Las comisiones de candidatura es una formula estupida y no democratica en la forma que se aplica. Que estoy seguro cada dia sera mas indefendible.
Pero de ahi a estar de acuerdo con el multipartidismo para mi seria imposible. El multipartidismo en Cuba es la tesis de los norteamericanos. Los menos democraticos del mundo son ellos para su pais y para aquellos paises en que sus tesis han ganado terreno.
Y es una tesis que quien la defienda en este pais va chocar de frente no con cualquiera, sino con el pueblo de Cuba. La democracia, lo mas amplia y participativa posible es una cosa, en la sociedad y en la economia y el multipartidismo es otra. El multipartidismo es Colombia, Chile, El Salvador, Honduras, Ecuador, etc, etc. Y eso en Cuba, no.
Me vienen a convidar a tanta mierds
..
…en cadenas vivir es vivir, en afrenta y oprobio sumidos
Seguramente conocen que existen dos SISTEMAS DE DEMOCRACIA:
Presidencial y Parlamentaria.
El primero es el que se ha practicado en Cuba mientras el segundo ha quedado en teoría.
Si la población de un país lograra la satisfacción de sus necesidades materiales con un sistema de gobierno dado, no creo que serían muchos los ciudadanos interesados en estarlo analizando, mucho menos en cuestionarlo. Podrían incluso pasarse fácilmente por alto ciertas imperfecciones en el orden de los derechos universalmente reconocidos y en sus libertades individuales. No solamente no habría oposición sino que ni siquiera tendrían lugar análisis o cuestionamientos serios. Si las cosas marchasen aunque fuese medianamente bien el gobierno no tendría la necesidad de desgastarse en auto proclamar su perfección ni validar su apego a la democracia. Sería absurdo que los propios gobernantes, cuestionándose a sí mismos, emprendieran la revisión de su gestión e intentasen motivar de alguna forma a la población a expresar sus opiniones. Enredarse en laberintos teóricos sobre el mejor diseño del gobierno y el ejercicio de la democracia para un país sería materia exclusiva de un reducido núcleo de teóricos dentro de su academia..
Cuando estos temas salen de los cerrados despachos del Palacio de Gobierno y, más aún en el caso de Cuba de las oficinas del contiguo Partido, todo apunta a la llegada a una crisis aguda producto de la aplicación de métodos ineficientes.
A la luz de un simple ciudadano tengo opiniones que por profanas me callo. Estoy consciente de los problemas del multipartidismo en ciertos países, de igual forma a como sé de otros donde aparentemente funcionan con resultados aceptables partidos efectivos como en Europa en general o casi dictatoriales como en Rusia, Irán y otras repúblicas asiáticas, tengo referencias de los partidos únicos en el poder por la zona del lejano Oriente con resultados económicos pero serias deficiencias sociales y políticas.
No hay que mirarse en otras realidades con tradiciones y estilos de vida distintos pero lo cierto es que el camino escogido y seguido empecinadamente es el que nos ha llevado a la crisis actual. A quienes mandan les corresponde tomar las decisiones para intentar salir de ella pero lo cierto es que no puede ser haciendo lo mismo que hasta ahora.
Haberse subordinado a una personalidad y por transferencia depositado la confianza en un núcleo de elegidos, haber aceptado paradigmas y una doctrina cerrada fue el blindaje útil y necesario pero nada de esto es garantía de éxito en la actualidad.
Ni los líderes carismáticos están presentes; ni las circunstancias externas e internas coinciden con las de otrora ni las aspiraciones e intereses de la población son las mismas. Por otra parte debe tenerse en cuenta que a pesar de los 60 años transcurridos Cuba no ha dejado de ser un país de pensamiento occidental y sometido a la influencia nociva pero bien cercana de EU.
No tengo el método pero el camino será el que logre el compromiso en el empeño no en lemas y consignas sino sacando los problemas de las oficinas a la calle para extraer las soluciones del debate público de modo de motivar por la participación consciente no en razón de la disciplina militar. Saludos,
Muy oportuno este artículo de Yasell A. Padrón Kunakbaeva titulado DEMOCRACIA POPULAR publicado el 4 de agosto de 2020 en La Joven Cuba. El proceso de Consulta Popular sobre la Constitución cubana, el posterior Referendo y la proclamación por la Asamblea Nacional de la nueva Carta Magna el 10 de abril de 2019, resultó una formidable escuela de formación cívica para nuestro pueblo y abrió el camino para la transformación de la vida política del país. Junto al amplio debate que se realiza por diferentes vías acerca de la reciente Estrategia Económica aprobada en base a los Acuerdos del VI y VII Congresos del Partido, Yasell considera que es tiempo para comenzar a abordar la reforma del sistema político. Estoy de acuerdo con este criterio. Los debates acerca de este tema no conducirán de inmediato a una reforma de la Constitución que aprobamos hace escasamente un año, pero acumularán consideraciones para hacerlo en un futuro no muy lejano. También incrementarán nuestra cultura constitucional con vistas a enriquecer la aplicación de la hoy vigente. Con Yasell pienso que el multipartidismo no es la solución para nuestro país. La proliferación de partidos es parte de la “democracia representativa” que está agotada en todas partes. Basta referirse a los gravísimos males que nos trajo su aplicación en nuestra historia republicana antes de 1959 y sus trágicas consecuencias actuales en nuestra región. Como alternativa, Yasell propone dos posibles soluciones. No estoy de acuerdo en la que él define como “pluripartidismo acotado”. No creo que en Cuba deba plantearse la dicotomía “oficialismo-oposición” con partidos que representen uno y otro bando. Una “oposición” aceptada oficialmente abriría las puertas institucionales para la actuación de la contrarrevolución externa y su influencia interna. Me afilio a la “democracia sin partidos” que define Yasell, en la cual todos los candidatos a ser electos a los Órganos del Poder Popular sean independientes y se autopropongan ellos mismos como tales. La base social para esta propuesta es la homogeneidad de la sociedad cubana alcanzada como resultado de la Revolución. Su estructura clasista incluye obreros, campesinos, cooperativistas y clase media, que incluye los dueños de las PYMES privadas. No existen los grandes propietarios burgueses del patio, ni las empresas capitalistas extranjeras dominan sectores de nuestra economía, y así debe continuar. Desde este ángulo el socialismo cubano no está amenazado. En el sistema de “democracia sin partidos” habría que introducir unas Elecciones Primarias donde los propios electores depuren la posible larga lista de candidatos que se conformaría en un primer paso de autopropuesta. La boleta para la elección final no sería cerrada, sino que incluiría mas nombres que los cargos a elegir. Estamos cerca de lograr esta posibilidad. Desde hace tiempo el Partido Comunista de Cuba ha proclamado que no es un partido electoral y no presenta candidatos a las elecciones. Solo habría que suprimir las Comisiones de Candidatura y establecer nuevos mecanismos para proponer candidatos independientes, así como nuevas formas de llevar a cabo el proceso de elección final. Confío mas en el pueblo que en una comisión de expertos políticos. La inmensa mayoría de los cubanos ha adquirido una conciencia cívica que le permite asumir la responsabilidad de elegir a las personas idóneas para los cargos estatales. Junto a ello, habría que flexibilizar la vía de la Revocación de Mandatos para suspender de sus cargos a quienes no cumplan con sus obligaciones o cometan delitos de corrupción u otros. De esta manera, los elegidos estarían mas pendientes de lo que opinan sus electores. En definitiva, la democracia es una categoría histórica que se viene modificando desde sus orígenes en la Antigua Grecia, según el momento y el lugar donde se aplique. El artículo de Yasell es el disparo de salida para iniciar el debate con vistas a identificar la democracia socialista cubana, autóctona y popular, en la cual el pueblo participe directamente en las principales decisiones del Estado.
Fidel Vascós González
fvgonzalez30@gmail.com
Estimado Vascos. Con todo el respeto que merece su edad y los altos cargos que dignamente representó en el gobierno cubano me permito discrepar de sus criterios. Coincidimos en los males que trae consigo el sistema de múltiples partidos. tener más partidos no es necesariamente la condición para llegar a la democracia y al buen gobierno de un país. Lamentablemente, la existencia de un partido único tampoco ha dado buenos resultados..
Dondequiera que ha existido un partido único, ese partido ha detentado el poder concentrando en una persona o en un grupo reducido concentrando la capacidad de tomar las decisiones sin dar margen a ninguna crítica, disensión o simple cuestionamiento, tanto si es originado desde fuera o al interior del propio partido. Si alguien osa aventurar una opinión independiente inmediatamente ha recibido el calificativo automático de agente del enemigo sin el asomo de un mínimo debate público pasado al ostracismo.
No descarto en absoluto que ciertos momentos de crisis requieran de medidas con reflejos dictatoriales. Puede que los conceptos elaborados por Lenin sobre la creación y funcionamiento del partido que llevó a cabo la revolución rusa fuesen los apropiados para la toma del poder y la sobrevivencia de la revolución. Quizás no podía ser de otra manera en un país económicamente atrasado, de raíz autocrática, con inmensa mayoría de masas campesinas analfabetas y sujetas a la servidumbre, con escasos medios de comunicación y en medio de una guerra impopular.
Me atrevo incluso a excusar de alguna manera la persistencia de los conceptos leninistas en los decenios posteriores. Lo que considero es que rebasaron el tiempo estricto de su efectividad, se transformaron en freno y finalmente llevaron al abismo. No fueron precisamente lágrimas de dolor las que corrieron por los rostros de los ciudadanos de los países del “campo socialista”, Los partidos comunista de aquellos países desaparecieron en horas, sus antiguos líderes terminaron linchados o en la cárcel y salvo escasas excepciones sus millones de militantes y simpatizantes no movieron ni un dedo para impedirlo. Algunos es-militantes aprovecharon la situación para enriquecerse o usaron el entrenamiento en los métodos conocidos para convertirse en mafiosos. A los pocos años de las transformaciones, aún en medio de un panorama económico sombrío, al preguntarles a los ciudadanos por la situación existente generalmente reflejaban sus dudas pero inmediatamente expresaban que no querían volver atrás.
La frase “democracia sin partidos” suena bonita y es atrayente si tuviese contenido y fuera aceptada por los que poseen el poder y optaran por aplicarla. Sin su buena voluntad para aceptar y liderar el proceso estamos en el terreno de la fantasia, Desafortunadamente, renunciar al poder absoluto o siquiera aceptar compartirlo no está precisamente en los genes de los partidos comunistas. El PCC no requiere de ser un partido electoral porque él mismo se encargó de estar respaldado por la constitución, Su estructura y funcionamiento es una cadena infinita de sólidos eslabones; es una masa selectiva que se autoanaliza para aceptar militantes, representa una fracción mínima de la población, carece de procedimientos para conocer la opinión de las masas, los órganos inferiores están obligados a aceptar las decisiones de los órganos superiores.
Me excusará, pero resulta demasiado simple afirmar que el hecho de que en Cuba no haya grandes propietarios nacionales ni predomine la propiedad extranjera indique una sociedad homogénea. La estructura clasista que usted describe no excluye las diferencias de intereses particulares entre grupos ni las diferencias en niveles de ingresos, Una sociedad perfectamente homogénea, sin opiniones ni discrepancias sería el sueño dorado para un gobierno. Si la sociedad cubana actual fuese tan plana, no estaría produciendo las opiniones que circulan en la calle y en estas redes. Tratar la sociedad como una unidad absoluta, pretender guiarla y motivarla sin preguntarle es lo que nos está llevando al fracaso más estrepitoso. Saludos.
Hay una simple serie de principios que, codificados en leyes, pueden evitar en buena medida al corrupción de la imprescibible democracia multipartidista. LAmentablemente, pocos países se acercan a esta situación aunque es factible.
Ningún puesto gubernamental debe proveer o facilitar, por ley, un nivel de vida superior al promedio del país que sea. Si el promedio de la gente no tiene carro, el funcionario no debe tener carro, si el ciudadano promedio vive en una casa pequeña o agregado, el funcionario, a menos que la posea desde antes, no debe vivir en otras condiciones. De esta forma quienes quieran ser funcionarios, se verán como lo que deben ser, servidores de los ciudadanos, administradores de los bienes comunes y nada más.
Las finanzas de estos funcionarios (desde el presidente hasta el último administrador de empresa), deben estar, por ley, transparentes y abiertas al escrutinio público en todo momento, para dificultar la tentación del enriquecimiento ilícito.
Todos los funcionarios (desde el presidente hasta el último administrador) deben poder ser removidos de sus cargos por demanda ciudadana sobre la base su mala gestión, no sólo por decreto de sus jefes.
Si se cumplen estos principios (y algunos países nórdicos se acercan a ello), los cargos estatales no serían acaparados por aprovechados, trepadores e incapaces, sino por gente con deseos de mejorar la vida de sus conciudadanos. Mientras los cargos políticos vengan convoyados por una cuota de poder más allá de la esfera administrativa, con prebendas e inmunidad, los gobiernos seguirán siendo disfuncionales y existirán para servirse más a si mismos que a los ciudadanos.
Ejemplos simples:
En USA hay muchos senadores y congresistas que están en contra de ofrecer cobertura de salud para todos, pero todos ellos tienen planes de salud gubernamentales muy buenos, votados por ellos mismos, para ellos. Claro que no sienten igual que el que no tiene seguro médico o tiene que pagar precios exorbitantes por tenerlo.
En Cuba, los funcionarios que tienen cuotas especiales de comida, acceso a divisas, carros asignados, etc. pueden dar discursos muy bonitos sobre el sacrificio necesario por el futuro luminoso, pero se preocuparían más si tuvieran que vivir como el resto de la población. Como dijeron anteriormente por aquí
Ahora bien, los “papás” que han adquirido riquezas con su trabajo no estatal, por muchas que estás sean, que lo disfruten, ellos y sus hijos: “De cada cual según su capacidad y a cada cual según su trabajo”, por eso esto que propongo no es igualitarismo, sino simple justicia social y buena política administrativa.
No hay que teorizar mucho. La gente entra y se queda en política por so razones : 1- Quieren poder y recursos 2- Quieren servir al pueblo. Si las leyes impiden el motivo 1, solo quedarían los del motivo 2.
Que luz larga la de Rosa Luxemburgo…
Veo que el Sr. Castellanos es un apasionado del tema y por tanto, como es su derecho, ha participado muy activamente con sus opiniones. Aunque no esta obligado,creo que seria de mucha utilidad para el resto de los lectores, nos pusiera ejemplos, principalmente en nuestra área, de esa democracia popular que el considera. Acaso seria Colombia, Ecuador, Brasil, Chile,Bolivia, u otro, Le ruego un solo ejemplo de esa democracia popular donde haya igualdad de derechos y oportunidades, acceso a la educación ,al trabajo y la cultura, sin desapariciones ni ejecuciones extrajudiciales, sin discriminación de algún tipo, sin esa violencia que predomina en campos y ciudades de muchos países, sin grandes diferencias entre los mas ricos y los mas pobres, etc.Espero sepa comprender la utilidad de mi propuesta y acceda a ella.
Costa Rica es un ejemplo, ahora ponme tu un ejemplo, solo uno, de lo tuyo.
Te voy a poner un ejemplo.
Yo vivo en Canada hace 25 annos. Cuando llegue con mi esposa y mis dos hijos pequennos no traiamos mas que lo que teniamos puesto y una maleta por razones que todos conocemos.
En este tiempo hemos vivido en igualdad de derechos y posibilidades y puedo orgullosamente agregar que con mi trabajo y el de mi esposa echamos para adelante y nuestros hijos pudieron estudiar y hoy en dia poseen carreras y trabajos bien remunerados al igual que yo.
Obviamente tenemos y disfrutamos de igualdad de derechos y oportunidades reales a la educacion a la medicina y a la cultura.
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