El Decreto 349 y una política cultural justa

por Consejo Editorial
decreto 349

Es difícil tomar posición frente a una medida como el Decreto 349, detrás de la cual hay muchas buenas intenciones pero que implica serios riesgos para la producción cultural. En un artículo anterior dejé caer algunas observaciones al respecto; ahora, cuando las autoridades de la cultura nacional se han manifestado e incluso ha comenzado un serio debate sobre el Decreto 349 en las instituciones culturales, es posible llegar a algunas conclusiones más sólidas. No pretendo decir la última palabra, pero sí poner sobre la mesa una postura, que puede ser tan válida como cualquier otra.

En las diferentes explicaciones sobre la naturaleza y el objetivo del Decreto 349, no ha quedado del todo claro cuál es el centro de la cuestión. Sobre todo, en lo que se refiere a la contravención que más claramente afecta al contenido de las obras artísticas, es decir, aquella que consiste en la difusión de productos que contengan violencia injustificada, pornografía, uso indebido de los símbolos patrios, etc. No queda claro cuál es el objetivo que se pretende lograr, por lo que prefiero analizar los posibles objetivos por separado.

  1. a) Si de lo que se trata es de proteger el espacio público y defender el derecho de las personas a no consumir un producto cultural agresivo, entonces el decreto tiene una razón de ser. Sin embargo, se debe delimitar muy bien en qué condiciones se aplica ese decreto.

El arte es algo muy subjetivo y se debe tener mucho cuidado a la hora de decidir sobre cuáles son sus límites, sobre todo cuando la carrera y la libertad efectiva de un artista pueden depender de esa decisión. ¿Quién puede decidir, a ciencia cierta, cuándo la violencia en un producto cultural es injustificada? ¿Quién decide los límites entre erotismo y pornografía? Una norma que implique bloquear la difusión de ciertos productos culturales, debe dar el menor margen posible para interpretaciones arbitrarias que terminen en una legitimación de la censura.

Por ese motivo, el Decreto 349 solo debería aplicarse a aquellas situaciones en las que un espacio público es utilizado para la difusión de ciertos productos culturales, de tal modo que personas que no lo desean son obligadas a consumir dicho producto. Un espacio perteneciente a una entidad estatal o privada, en el que solo son expuestos a la difusión del producto cultural personas que han aceptado consumirlo, no debería ser objeto de aplicación del decreto. Se trata de reducir al mínimo indispensable las situaciones en las que se aplique la coerción contra una manifestación cultural.

  1. b) Si de lo que se trata es de defender las jerarquías culturales, tal y como se ha manifestado en algunos casos, entonces creo que se ha cometido un error al promulgar ese decreto. No es que no sea necesario crear y desarrollar jerarquías culturales ante la crisis por la que pasa la cultura cubana. El problema es que no tiene sentido que una política cultural socialista defienda sus contenidos a base de decretos, multas y medidas contra otros contenidos.

De existir una mayoría entre los cubanos que defendieran los valores culturales del socialismo, o por lo menos el simple buen gusto, entonces los contenidos culturales asociados a esos valores deberían prevalecer por la sola fuerza de su difusión hegemónica. Si, por otro lado, la realidad fuera que la mayoría de los cubanos prefieren los contenidos asociados al consumismo, el machismo y la vulgaridad, entonces querer hacerlos consumir otros contenidos a fuerza de multas y decretos solo puede ser una expresión de esa injustificada lógica de la vanguardia que, desgraciadamente, sigue siendo el peso muerto de nuestro socialismo.

En lugar del Decreto 349, lo que la cultura cubana necesita es un debate a nivel de toda la sociedad sobre qué tipo de cultura queremos.

Y si la vanguardia política pretende que los valores culturales del socialismo sean hegemónicos, entonces debe llevar a cabo una gran campaña de concientización con toda la población. Por supuesto, no podría ser una campaña de esas donde se emite un mensaje de arriba hacia abajo, sin retroalimentación, a las cuales los cubanos somos inmunes por sobre-exposición. Se necesitarían métodos novedosos, creativos, horizontales, así como la participación de los principales dirigentes del país.

***

Por lo que se refiere a la otra parte del Decreto 349, la que tiene que ver con la prestación de servicios artísticos, se trata de un asunto muy complejo. La norma consolida el papel de las instituciones culturales oficiales como representantes universales de los artistas. Sin embargo, lo más interesante es que lo que allí se regula es casi una repetición de lo que aparece en normas anteriores, todavía hoy vigentes. Lo único que se añade nuevo es lo relacionado con el trabajo por cuenta propia.

Varios elementos se juntan para justificar la preponderancia que se le da a las instituciones culturales en el ámbito cubano. Por un lado, es evidente que una sociedad en transición socialista debe evitar que la libertad de sus artistas se mueva en el ámbito de las relaciones mercantiles. Se supone que las instituciones culturales les den a estos un apoyo material, brindándoles así una alternativa frente al mercado. Por otra parte, existe también una concepción profesional y gremial del arte, según la cual solo aquellos que han sido reconocidos oficialmente por la institución deben poder ganarse la vida como artistas.

El problema es que existe un principio que no siempre es tenido en cuenta: que en el socialismo la libertad del artista debe ser mayor a la que este posee en el capitalismo. Por lo menos en el capitalismo el artista tiene la opción, falsa en esencia pero real, de no recurrir a las empresas que dominan el mercado. Si nosotros obligamos por ley a los nuestros a pertenecer a una empresa para ganar dinero con su arte les estamos dando un rango de libertad menor. El objetivo debe ser que los artistas quieran ser parte de una empresa, que vayan a ella en busca de soporte y apoyo.

Para que una decisión sea libre siempre debe haber varias opciones. Tal vez sea una buena idea, tal y como existe la figura del trabajador por cuenta propia, darles un estatus jurídico a aquellos artistas que realicen su trabajo de manera independiente. De esa forma pueden realizar su trabajo y pagar sus impuestos, sin necesidad de pertenecer a una empresa. Un principio fundamental es que se debe eliminar lo más posible los riesgos de que un artista sea limitado de difundir su obra sobre la base de criterios discriminatorios.

No discriminar a los artistas por su nivel educacional, reconocimiento alcanzado o ideología política.

Más allá de las soluciones concretas a corto plazo, se impone también un fuerte análisis filosófico sobre el papel del arte y el artista en la sociedad socialista, y sobre qué clase de socialismo queremos. Tal vez eso nos ayude a cuestionar viejos paradigmas dentro del socialismo, como aquellos dentro de los cuales el artista es visto meramente como un productor, en el sentido más chato de la palabra.

Existen muchos problemas difíciles de resolver, pero si todos aportamos nuestro grano de arena tal vez podamos construir una política cultural que sea justa y racional.

27 comentarios

milblogscubanos 11 diciembre 2018 - 7:51 AM

No he leído el post todavía y tengo de hacer algo, y salir…pero me gustaría poner algo brevemente: ayer asistí a una charla en Alicante de la directora del CENESEX y estuvo francamente bien. Tal vez luego comente alguna cosa, una de ellas, muy llamativa sobre el texto del artículo 5 del proyecto de reforma constitucional.

Ahora solamente recoger una frase que dijo Mariela Castro y anoté y está relacionada con el post: Definió el socialismo como transformación cultural. Lo expresó varias veces.

Naturalmente desarrolló ampliamente, no solo el tema concreto motivo de la charla-coloquio, donde todo el mundo le pudo preguntar lo que quiso y así lo hizo mi amigo y compañero sentado a mi derecha (¡vaya¡ 😆 ), sino que se refirió a todo el proceso de cambios que debían ser recogidos en un nuevo texto constitucional adaptado a la realidad de este primer tercio del siglo XXI.

Armando 11 diciembre 2018 - 9:33 AM

El decreto está mal aplicado,debe ser más específico,no se entiende mucho,en todos los países existe algún tipo de censura,pero esta se limita a la excesiva violencia o contenidos pornograficos en espacios donde hay menores,algunos se han quejado del reguetón,pero muchas orquesta tradicionales tienen textos sexistas o que incitan a la violencia,si usted revisa muchos textos de los Van Van verá que son textos muy malos que no dicen nada,el arte debe ser libre dentro de la legalidad.

Carlos 11 diciembre 2018 - 10:11 AM

Algunos actores, músicos, y artistas cubanos en general se han pronunciado en contra del 349

Andrés 11 diciembre 2018 - 10:21 AM

Tocas algunos de los puntos a los que hacía referencia en mis comentarios a tu anterior artículo sobre el tema Yassel. Por ejemplo, es cierto que proteger el espacio público es algo necesario, pero esto se hace mejor, en mi criterio, regulando los espacios y horarios que iniciando una guerra moral basada en los juicios de valor de los que legislan, como evidentemente ha sido el caso con este decreto.

Creo que ciertamente necesitamos un debate filosófico respecto a que papel juega el arte en una sociedad, y también sobre la historia de fenómenos como estos, dentro y fuera de la isla. Bien se sabe que precisamente las obras maestras de grandes luminarias como Flaubert y Baudelaire fueron atacadas y condenadas por las autoridades morales de la época.

Lo de defender jerarquías culturales es algo que también observo con cierto escepticismo. No solamente porque haya podido fallar la forma en que esto se promueve, sino porque es difícil establecer que cosa es la “política cultural del socialismo” sin caer en maniqueísmos esteticistas. Estas cosas son dinámicas. En la práctica lo que hoy vemos como vulgar puede convertirse mañana en parte de la cultura hegemónica. El estado tiene derecho a defender su visión sobre la cultura, pero hasta ahí. Nada de campañas de concientización o cosas por el estilo. Eso es parte de lo que tu mismo, Yassel, defines como “injustificada lógica de la vanguardia”. Nadie puede decidir por si sólo lo que es un falso o un verdadero artista. Un debate, como bien mencionas, es lo necesario aquí, con todos y de forma franca y abierta.

En cuanto a lo del vínculo entre artistas e instituciones, creo que separar al mercantilismo de la creación artística genuina es un objetivo loable y acorde con la tradición emancipadora de nuestro proceso revolucionario. Pero me continúo preguntando: ¿quién decide lo que es genuino y auténtico? ¿Dónde empieza lo comercial y termina lo estético? ¿Es lo comercial necesariamente anti-artístico? ¿Son estas fronteras fáciles de definir? ¿Es la primera vez que tenemos farsantes en nuestros teatros y medios televisivos haciendo dinero con mediocridades y lugares comunes? ¿Es la prohibición y la represión de estas cosas la solución? ¿O sólo serán proscriptos los que el discurso oficial no acepte moralmente? ¿Por qué el debate no toma este rumbo? ¿Están claras ya estas cosas? Yo creo que no.

Por otra parte, también es cierto que el 349 es en parte una mera ampliación del decreto 226 de 1997. Uno puede estar de acuerdo o no con la forma en que esto se plasma en el 226, sin embargo, cuando uno lee ambos decretos las diferencias saltan inmediatamente. El 226 distingue claramente por su carácter eminentemente administrativo y regulador. No digo que necesariamente esté de acuerdo con todo el texto, pero al menos es coherente el uso de figuras como, por ejemplo, el inspector. Este no es el caso del decreto 349, el cual introduce figuras morales que, en mi opinión, diluyen su naturaleza administrativa para convertirlo en un instrumento de orden inquisidor. Y eso tiene asustadas y molestas a un montón de gente.

Si en el 226 el lenguaje es sobre la “contratación”, la “autorización”, etc, en el 349 se habla de lo “vulgar y obsceno”, de “violencia”, “pornografía”, etc. Categorías estas últimas que forman parte de la controversia en la historia del arte, pues están mucho más relacionadas a la subjetividad que a un lenguaje regulador claro. El inspector, en este caso, deja de ser mero ejecutor administrativo y se convierte en un inquisidor moral. No veo como capacitarlo bien para que cumpla semejante función. Esto, en mi opinión, es inaceptable pues, en la práctica, penaliza a todo aquel, que por una razón u otra, tiene una propuesta artística que difiere de la sensibilidad moral oficial. Creo que son atribuciones que ningún estado debería tomarse.
Aunque la creación no se alude directamente en el decreto, la obra quedaría prohibida en la práctica pues es difícil pensar que existen alternativas para una obra cuya exhibición ha sido previamente negada por motivos morales. La suspensión temporal de la aplicación del decreto en ciertos lugares puede contribuir a atenuar la situación, pero la pregunta es por cuanto tiempo va a pender esta amenaza, cual espada de Damocles, sobre las cabezas de todos los creadores. Se distingue, además, entre delitos “graves” y “muy graves” y se habla de “suspensión inmediata” (en el 226 era de hasta 72 horas) del espectáculo o proyección. Esto, en mi opinión, adiciona una carga punitiva extra al asunto y no sorprende que muchos se hayan sentido intimidados.

En mi criterio, gran parte de las preocupaciones con el 349 versan sobre el hecho de que una institución se arrogue el derecho de imponer límites morales universales a la difusión, y de facto a la creación, artística. Más que una corrección (¿como arreglas el arroz cuando te queda con mucho agua?), yo pediría su derogación y la elaboración posterior de algo más racional y colectivamente concebido.

yassel a. padron kunakbaeva 11 diciembre 2018 - 11:51 AM

Andres, gracias por sus comentarios. Solo decir que toda sociedad posee grupos dirigentes que de alguna manera mantienen una hegemonía cultural sobre el resto. La diferencia es que en el socialismo debe tratarse de una vanguardia política y cultural que interpreta los mejores caminos para la transformación positiva de la sociedad. Es por eso que una sociedad socialista debe tener una política cultural. Lo que pasa es que esa vanguardia no puede ser antidemocrática y debe sostener su hegemonía ganandose su puesto de vanguardia ante la sociedad; debe reconocer la primacía del poder popular. Por eso de lo que estoy en contra es de los métodos represivos en cultura porque lo que muestran es la desesperación de un grupo que va perdiendo su capacidad para ser una verdadera vanguardia. Además de las particularidades del arte, de las que usted ha hablado.

Andrés 11 diciembre 2018 - 5:46 PM

Gracias por tu apreciación Yassel. Efectivamente, existe siempre una cultura hegemónica representada por algún estamento social. Es por ello que la cultura no se debe entender como monolito, sino como un espacio de confluencia de muchas interpretaciones, algunas contrapuestas entre sí. Una política cultural eficiente trata de encontrar el balance. Pero, como tú bien dices, sin democracia esto no funciona. Y también tienes razón en que los métodos represivos que deja ver este decreto en cuestión son una muestra de desesperación.

De lo que no estoy muy seguro es de la función de la vanguardia cultural en el socialismo. Ciertamente, siempre existe una vanguardia, pero la noción de política cultural, creada por la UNESCO durante los 1960s (no hace mucho) tiene puntos de partida comunes que se aplican en más de 160 países, incluido Cuba. Existen experiencias diversas y efectivas de las que podríamos aprender. Y es que los cubanos estamos re-inventando, además, el socialismo. Ni siquiera podemos decir con claridad en que consiste. No sé si es saludable comenzar a sopesar cada arista social partiendo de la premisa de que se hace en el socialismo. Creo que, más allá de los objetivos claros de justicia social y sostenibilidad que defendemos, existe una gran variedad de elementos y experiencias que pueden contribuir a soluciones creativas y novedosas para nuestro contexto.

Giordan Rodríguez MIlanés. 11 diciembre 2018 - 12:36 PM

Yo estoy de acuerdo con que hay que regular jurídicamente, pero una sociedad sana desde el punto de vista ideopolítico, regula jurídicamente a partir del consenso de la jerarquía -artística, en este caso-, y del consenso de la mayoría, sin pretender la criminalización del disenso.. O sea, si este decreto fuera el resultado de un proceso de debate entre los artistas independientes, los afiliados en la Uneac, los afiliados en la AHS, los que no están afiliados pero reconocen la institucionalidad, y los que ni están afiliados ni la reconocen, entre todos ellos y el gobierno, entonces el resultado los -nos-, comprometería a todos. Tampoco se puede olvidar al destinatario potencial de la obra de ese artista, el público. Pero ese debate no ha existido, no ha sido serio cuando ha existido. El propio Alpidio Alonso, cuando se queda a solas con la almohada, estoy seguro que lo sabe. Alpidio era el presidente de la AHS cuando yo era el presidente de la AHS en Manzanillo y vice presidente de Granma, estuvimos muchas veces juntos en reuniones y comisiones donde se alertaron la afluencia de los mismos antivalores que ahora pretenden reprimir con un decreto. No nos escucharon cuando decíamos que no bastaba con tribunas abiertas, ni con escuelas de arte, ni con escuelas de instructores de arte, ni con actividismo… Primero porque la economía de este país no aguantaría esa mecha de una tribuna abierta cada semana, de un evento cultural cada semana en una provincia, y segundo porque la programación cultural no regula la escalaada de la peor marginalidad, de aquella dimensión de la marginalidad que, ciertamente, es portadora de una vulgaridad, y un sustrato discriminatorio que tiene causas socioculturales mas profundas, que tampoco se va a detener por decreto, sino modificando las causantes socioeconómicas y culturales que la produce, y las influencias sibólicas como parte de esas causantes culturales. Habría que comenzar por aceptar el hecho de que, como la canción de Luis Eduardo Aute: “Y me hablaron de futuros
Fraternales, solidarios/ Donde todo lo falsario/ Acabaría en el pilón/ Y ahora que se cae el muro/ Ya no somos tan iguales
Tanto vendes, tanto vales/ ¡viva la revolución!” Habria que comenzar por ahí, por ser honrados con nosotros mismos, y por extender un debate axiológico -no político, sino axiológico-, a nuestras escuelas, nuestras universidades, los medios de difusión,… y aquellos polvos han traido estos lodos.
Ahora bien, esa regulación jurídica no debería jamás pretender regular los contenidos artísticos porque eso es imposible. Pero si pienso que se debe regular la gestión institucional estatal en consonancia con un sistema de valores que la sociedad haya conciliado, y el gobierno debería asumir como un deber el establecimiento de canales dialógicos para que se estbalezca esa conciliación.
Ahora bien, esa regulación, no implicaría restringir ni reprimir el derecho individual a que alguien, que se considere artista, pueda, digamos, exponer sus heces abrazadas a un chorizo en la sala de su casa, elaborarle un fundamento semiológico, y que un grupo de sus iguales o diversos le llamen arte, o un montón de coprófagos se la compren. Y si las heces de Giordan abrazadas a un chorizo, y su fundamento semiológico, y ese grupo de seguidores, varían a su favor la conciliación social, entonces a la regulación jurídica no le quedaría otro remedio que actualizarse del mismo modo en que, antes existió un código hass -perdóneme si no lo escribo bien- en Hollywood que no dejaba que Beti Davis se diera un beso con lengua con Gary Merryl, y despues vimos a Brandon violar a la Schneider en El Ultimo tango en Paris.
Ni el gobierno, ni los que están a favor del decreto ni lo que están en contra, o los que, como yo, entendemos que no va a resolver ninguna esencia y sí a causar manipulaciones y parametraciones, ninguno de nosotros deberíamos confundir politica cultural gubernamental con sistema de valores sociales, con los valores y antivalores compartidos por una nación que, mal que nos pese, no es la que nos contaron debería ser a estas alturas, sino la que verdaderamente es. Las sociedades concilian sus valores estén acorde o no con las intenciones políticas gubernamentales, y el hecho de que en Cuba haya otro sistema distinto al que los representantes de la ideopolítica creen correcto, o distinto a los que los contrarios a esa ideopolítica creen correcto, no significa que los cubanos seamos extraterrestres o invertebrados incapaces de conciliar una moral, como en cualquier otro pais, sin necesidad de irnos ni al extremo del libertinaza ni al extremo de la represión espiritual directa o indirecta.

yassel a. padron kunakbaeva 12 diciembre 2018 - 8:39 AM

Giordan. uno de los motivos por los que tomaron la decisión de hacer el decreto es porque no son capaces de llevar a cabo un control efectivo de los espacios y tiempos a nivel de todo el país, usando solo métodos administrativos. La única forma que se les ocurre para vigorizar el control institucional es recurrir a métodos represivos. Lo digo, es una medida hija de la deseperación. Y no me alegra decirlo, por el contrario, me angustia.

milblogscubanos 11 diciembre 2018 - 1:30 PM

Sin duda, poca información poseo sobre “la patata caliente” que es el Decreto, las “detenciones”, etc. Sí veo, porque estaba previsto, que personajes tan escorados hacia la contrarrevolución como la conocida (se deja conocer desde hace muchos años en España) Tania Bruguera y much@s más, van a aprovechar cualquier cosa para “lo suyo”. “Lo suyo” es un goteo de acciones, mentiras, medias verdades, dinerito que llaga de fuera sin duda, que pretenden el cambio político en Cuba totalmente en asociación con los que eso promueven desde el gobierno de EEUU.
No hay que ir muy lejos…. (ironía), basta ir a la India para ver cómo se mueve el activismo contrarrevolucionario.

http://kochimuzirisbiennale.org/standing-tania-bruguera/

El tema en portada es complejo y supongo que con aristas muy distintas según países. España, ahora mismo, tiene artistas en el exilio, con sentencias de prisión, decenas de exposiciones clausuradas, no por atentar a normas elementales de respeto hacia creencias, derechos ciudadanos, etc. sino porque el estado, el gobierno de turno, los jueces, la legislación permite esa censura que naturalmente no es admitida por quienes prohiben….

Un caso reciente. Quienes viven el mundo del arte, saben perfectamente qué es ARCO, Madrid.
Pues bien, una exposición que tan solo mostraba dibujos de políticos catalanes en prisión desde hace más de una año… fue “prohibida”. ¿Quién logró que esto pasara?

Arco retira una exposición sobre los “presos políticos” en España

fuente: https://www.lavanguardia.com/cultura/20180221/44950153381/arco-obra-santiago-sierra-presos-politicos-proces.html

Todos los estados, los gobiernos tienen su Decreto 349 repartido en legislación variopinta, por ejemplo en el Código Penal. Unos “artistas” no pueden hacer arte en la calle y quemar una imagen invertida del Borbón:

Noticia: “En septiembre de 2007, Jaume Roura y Enric Stern, de 30 y 41 años, quemaron en una plaza pública de Girona durante una manifestación independentista y antimonárquica autorizada, una fotografía de grandes dimensiones boca abajo de los Reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía.” “Como resultado de estas acciones, ambos fueron condenados a 15 meses de cárcel por injurias a la Corona por el juzgado central de lo penal dirigido por Jose Maria Vázquez Honrrubia, ”

Tribunales europeos han tirado de las orejas al Reino de España (supuestamente una democracia que reconocer la libertad de expresión) y se lee:

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha corregido al Tribunal Constitucional, al Tribunal Supremo y a la Audiencia Nacional al considerar que quemar fotos de los Reyes es libertad de expresión. Una decisión que pone fin a las diversas interpretaciones que han realizado los tribunales españoles cada vez que les ha tocado estudiar las querellas presentadas por la Fiscalía.

Las Tanias Brugueras y Cia solamente están pendientes de Cuba.. así que tampoco hay que ser más papistas que el Papa…

jovencuba 11 diciembre 2018 - 2:12 PM

Raudelis ¿Hay debate en Dominicana para lograr que los niños puedan ir a la escuela y se vean obligados a trabajar el las calles en horario de clases?
Tatu

ELP 11 diciembre 2018 - 2:53 PM

Raudelis, corrección, se es adulto en Cuba a partir de los 18 legalmente, y es a partir de ahí cuando son los llamados al servicio militar, mala memoria la tuya, excepcionalmete se autoriza a trabajar antes de esa edad.

milblogscubanos 11 diciembre 2018 - 2:56 PM

@Rau
¿Además de hacer jamones serranos, tiene plantitas de María y te las fumas?
Eres un genio tratando de mostrar una realidad que hasta el propio gobierno dominicano reconoce que no es como la pintas..

SANTO DOMINGO. Las autoridades dominicanas se aprestan a realizar otra encuesta para determinar la cantidad de niños, niñas y adolescentes que están siendo explotados en materia laboral en el país, según la viceministra de Trabajo Gladys Sofía Azcona de la Cruz, quien indicó que para el 2030 la República Dominicana estará libre de trabajo infantil.

fuente: https://www.diariolibre.com/economia/rd-estaria-libre-de-trabajo-infantil-para-el-ano-2030-BI10091653

milblogscubanos 12 diciembre 2018 - 8:54 AM

Haces bien en defender como lo haces tus tesis, pero se te conoce y discutes hasta el origen del ser humano porque lo mismo eres un día creacionista y otro día no lo eres.

¿Resulta que porque la mayoría de edad son los 18 el trabajo infantil que denuncias los organismos internacionales, son cuatro zanahorios gandules?

Pues va a ser que no. España tiene la mayoría de edad a los 18, antes a los 21… y nadie mete en las estadísticas de trabajo infantil a los zanahorios de menos de 18 años que no quieren estudiar porque es obligatorio hasta los 16. De 16 a 18 se requiere autorización (eso creo) pero sindicatos, inspección de trabajo, etc. no permiten que nadie se salte la norma. Quien se la salta, ¡eso es trabajo infantil ¡ y en Dominicana lo mismo.

jovencuba 11 diciembre 2018 - 3:30 PM

Raudelis yo hablo de niños… en dominicana miles de niños están trabajando en las calles sin poder ir a la escuela.
Tatu

jovencuba 12 diciembre 2018 - 9:37 AM

Radelis no me hagas perder el tiempo compadre, busca en Google y verás las imágenes de niños trabajando en las calles o limpiando carros, te repito no me hagas perder el tiempo que cada día tengo menos.
Tatu

ELP 11 diciembre 2018 - 2:59 PM

Raudelis, pregúntale a organizaciones de la ONU como el programa mundial de alimentos y la FAO sobre el plato de comida en R Dominicana, en otras palabras, compara los índices de desnutrición entre Cuba y RD, sobre todo en niños, después hablamos.

jovencuba 12 diciembre 2018 - 9:32 AM

Raudelis compadre tú eres un tipo inteligente pero no abuses de la inteligencia de los demás con esa tontería de comparar a Cuba con respecto del mundo en cuando a los dos dólares diarios… por favor fraterno Raudelis mejor preocúpate por los miles de niños que en dominicana no pueden ir a la escuela y se ven obligados a ir a trabajar para poder llevar algo para la casa.
Tatu

milblogscubanos 11 diciembre 2018 - 3:53 PM

Me he leído el texto y tengo dudas… Parece que se precisa una norma de referencia para que la autoridad administrativa pueda ejercer la tarea de suspender actos que atenten contra ciertas cuestiones como podría ser la exaltación de la violencia, la pornografía, etc. Parece correcto disponer de un recurso sancionador de este tipo.
El problema tal vez podría venir de cómo se interpreta ese enorme saco que dice “g) cualquier otro que infrinja las disposiciones legales que regulan el normal desarrollo de nuestra sociedad en materia cultural”
No entiendo el art.12 cuando parece que la prerrogativa del supervisor-inspector o del inspector, es inmediata: ” El supervisor-inspector o inspector que suspenda ….” Se le otorga la posibilidad de suspender una exposición, un acto, etc. Pero más tarde parece que dice que lo que debe hacer es solicitar…”solicite la suspensión del espectáculo o la
proyección de que se trate”. No sé si esa disparidad se debe a que en el primer caso de trata de instituciones que avalan el acto y en el segundo se trata de actividades dentro de la iniciativa privada, pero no lo entiendo.
No busco qué dice el decreto que se deroga, pero supongo que una labor inspectora ya estaba reflejada en 1997 y ahora lo mismo, las propuestas no oficiales es lo que obliga a nuevas regulaciones.
El problema de permisividad, de apertura, de censura, siempre va a existir y me temo que el ruido lo mismo les conviene a los que como CiberCuba solo ven langostas en plato ajeno…
En fin, un tema del que hay que saber más entre bambalinas de lo que sabe un servidor.

Andrés 12 diciembre 2018 - 3:08 AM

“Parece que se precisa una norma de referencia para que la autoridad administrativa pueda ejercer la tarea de suspender actos que atenten contra ciertas cuestiones como podría ser la exaltación de la violencia, la pornografía, etc. Parece correcto disponer de un recurso sancionador de este tipo”.

De acuerdo, pero como se puede catalogar esto en la creación artística, dónde la belleza está casi siempre en el ojo del observador? Sería un ejercicio loable de humildad reconocer que no tenemos una categoría objetiva para medir esto (más allá de nuestros escrúpulos morales); todo esto independientemente del hecho de que pueden existir instancias abiertamente ofensivas y explotadoras.

De modo que, en mi criterio, sería sencillamente mucho más saludable regular los sitios y horarios dónde estas cosas tienen lugar, de modo que dejemos la puerta del futuro abierta, por si acaso nos equivocamos en nuestros juicios. La vida demuestra que, en el campo estético-político, estas equivocaciones ocurren muy a menudo.

milblogscubanos 12 diciembre 2018 - 8:38 AM

@Andrés

No sé si voy a ser capaz de expresarme con claridad. Me temo que no, pero lo intentaré.
Creo que hay dos cosas que no se pueden mezclar: una es lo que trata de evitar el decreto 349 y es que proliferen productos supuestamente culturales que o bien son tapadera de activismo político contrarrevolucionario en el caso Cuba(sin duda es el caso de Tania Bruguera una artista plástica que saca palomas o pistolas de fogueo y hace creer que son de verdad cuando se pega un tiro en la sien) o bien son “genialidades” baratas que solamente tratan de llamar la atención usando materiales, propuestas extremas que no tienen por qué ser permitidas, por ejemplo las que pudieran suponer maltrato animal.

Todo lo dicho es una cosa: el objeto del decreto que se comenta.

Otra cosa muy distinta, es la política cultural de la nación, del pueblo, del estado, de la Revolución sobre todo, que naturalmente no tiene cabida en un decreto y mucho menos que esté en manos de unos funcionarios supervisores, censores, que aprueban o deniegan propuestas artísticas. La política cultural, los cambios, la revisión, la actualización, todo eso, es un trabajo necesario que compete a la sociedad cubana, a expertos y no expertos, a creadores y público en general, a la vanguardia intelectual, más formada, más conocedora y también a la gente sencilla que sin tanta formación y sapiencia quieren participar del diseño permanente de lo que se oye, se baila, se ve y oye en teatros, cines, medios audiovisuales, etc.

Son dos cosas que tienen su concreción en dos formatos muy distintos: una regulación de carácter administrativo, que compete el ejecutivo y el debate abierto y polémico por definición de la política cultural cubana en un momento determinado. En ese debate que realmente es donde está la tela a cortar, sí entran diseños concretos de organismos, instituciones, que promueven, gestionan, crean productos culturales y naturalmente, los nuevos espacios donde “lo no oficial” debe tener cancha.

De lo poco que sé del tema, sí sé que hace muchos años, el marido cubano de una joven amiga, vive y nada mal, de lo que crea y vende en las bienales de La Habana. Vive en España, tiene dinerito para viajar y exponer en muchos países, gana dinero en pocos días, en Cuba, para vivir el resto del año, haciendo sus creaciones. ¿Paga impuestos en Cuba? ¡Lo dudo¡ ¿Lo debe hacer? ¡Seguro¡ Se aprovecha de la reputación de la Bienal de arte contemporáneo, colegas le proporcionan lo que necesita para almacenar, exponer, mover, vender… y dudo que de esas transacciones, de esas ganancias, la hacienda cubana saque un centavo.

Andrés 12 diciembre 2018 - 9:37 AM

Creo que le entiendo Miblogcubanos. Pero es que las necesarias regulaciones a las que se refiere estaban plasmadas en el decreto 226 de 1997 (y en otras resoluciones y leyes). Yo no coincido con todo lo que está ahí pero es indudable que este texto tiene una finalidad estrictamente administrativa. El decreto 349 no crea nada nuevo en este sentido. Sólo confusión.

Por otro lado, creo que las implicaciones del decreto van más allá de evitar el activismo político de los que no coinciden con la revolución. Afecta a una inmensa gama de creadores independientes, que por una razón u otra, no cuentan como “arte oficial”. Es la razón por la cual mucha gente está inconforme.

Pero además, es este tipo de decretos la forma de lidiar con actividades de tipo político? Pues, hasta dónde todos sabemos, existen mecanísmos en Cuba para lidiar con asuntos de este tipo (los cuales existen en cada gobierno del mundo). Una cosa son asuntos contra la seguridad del estado y otra cosa es expresar desacuerdo a través de la expresión artística (que es lo que hace Tania Brugera en el ejemplo que usted ilustra). Uno puede estar de acuerdo o no con la pertinencia de su acción plástica, pero, y este es mi punto, no podemos decidir la cualidad de la misma sólo sobre la base de nuestra volición. No existiría el arte si así fuera.

Si un artista no coincide con la revolución, entonces igual está en pleno derecho de expresarse. Hay otros a favor que también se van a expresar. Son la libertad y capacidad de debatir las que nos harán fuertes. Nos sacarán del consignismo y nos obligarán a elaborar.

Por último, el tipo de resentimiento que deja ver su último párrafo no debe ser el ánimo que dé forma a ninguna legislación. Existen artistas exitosos, y una inmensa mayoría que no lo es. Actividades normales como el cobro de impuestos y demás deben tomar en cuenta estas circunstancias y deben llevarse a cabo de modo normal. La legislación sobre ingresos personales va a paso acelerado en esa dirección. Pero es que lo menos que hace el 349 es clarificar algo en este tema. Por otro lado, las experiencias de muchos artistas con las instituciones que supestamente los apoyan han sido por lo general, desequilibradas a favor de la institución.

manuel 11 diciembre 2018 - 8:58 PM

Un decreto que sale ahora para tratar de frenar la actividad creciente , independiente y nada ortodoxa de la diversidad creadora cultural . los politicos de las altas esferas buscan un control dentro del marco institucional que ellos controlan .La cultura siempre ha sido una vanguardia critica y anticipadora del avenir , marcan desde todos sus angulos gustos , formas y contenidos. los actuales avatares de la cultura cubana son por una democratisacion negada con visos liberales y de socialismo real . Nada que sea libertad creativa , activa , desafiante y contradictoria fuera del marco de los burocratas burocratisados de la politica cubana se quiere permitir . De ahi el decreto . Buscar otra pata al gato es perder el tiempo. El decreto es reacionario en su esencia , nada tiene que ver con Revolucion y Socialismo . hace mucho tiempo que la ley preve sanciones para la pornografia y otras manifestaciones socialmente no saludables en el sistema socialista . Se trata de represion y control autoritario de la politica a la vida cultural cubana que vas desde el fondo de un maloliente rancho hasta la cuspide de el centro mas pulcro .Arte al arte .

Andrés 12 diciembre 2018 - 3:37 AM

Es un decreto reaccionario Manuel. Coincido.

Manuel Zayas 11 diciembre 2018 - 9:54 PM

Un concepto de la cultura sesgado y discriminatorio
A propósito de la entrevista de Alina Estévez con motivo del Decreto 349, publicada en Granma. 
Por Anamely Ramos González
“…el Caribe no es un mundo apocalíptico. La noción del apocalipsis no ocupa un espacio importante de su cultura. Las opciones de crimen y castigo, de todo o nada, de patria o muerte, de a favor o en contra, de querer es poder, de honor o sangre, tienen poco que ver con la cultura del Caribe; se trata de proposiciones ideológicas articuladas en Europa que el Caribe sólo comparte en términos declamatorios, mejor, en términos de primera lectura.” La isla que se repite. Antonio Benítez Rojo
La primera cuestión que salta a la vista en el artículo del Granma, y que ya he observado en otras ocasiones al escuchar argumentos pro decreto 349, es lo complicado que resulta explicar para quién es y para quién no es el decreto en cuestión.
La explicación es siempre tan larga y con tantos pliegues que enseguida surge la duda de por qué no fue redactado de otra manera, más concreta, más cercana a sus objetos o sujetos de aplicación. Incluso algunos de esos “no es para…” parecen contradecir otros, de tal manera que se hace difícil comprender a primera vista y al final queda una incómoda sensación de ambigüedad.
Es por esto que las normas complementarias que están siendo redactadas tendrán que ser exhaustivas e incluso podrían contradecir el propio decreto, en aras de enmendar su carácter totalizador. Es un contrasentido.
El decreto es amplísimo, como si quisiera matar muchos pájaros de un tiro. Sin embargo, la funcionaria Alina Estévez, que ofrece la entrevista, deja claro que “la implementación del decreto se concentrará en contravenciones muy específicas” y eso no me alivia, más bien me asusta.
Un decreto planteado de manera tan general para al final ser aplicado de manera puntual es más peligroso, sobre todo porque dichas normas se escriben siguiendo nociones ambiguas “el carácter obviamente lesivo a los intereses públicos”.
Lo que me parece es que el decreto está mal planteado de base, supone que hay un grupo, o sector, o personas que tienen “mal gusto”, “malas costumbres”, etc. y que están llevando todo esto al espacio público, contaminando a las personas que no lo tienen.
Supone que hay otro grupo “vanguardia” que está en la obligación de parar esto, de reformar, de orientar. Para esto se refuerza la autoridad del Ministerio de Cultura. Con su actuación oportuna todos debemos respirar aliviados, pero OJO: toda nación tiene sus “otros” y es justamente en advertir y analizar quienes son esos “otros” en cada momento, donde está la posibilidad de identificar también las limitaciones de las políticas y avizorar sus consecuencias discriminatorias. 
Creo que el problema de la vulgaridad, la chabacanería etc, es un problema de TODA nuestra sociedad. Con esto no quiero decir que todos seamos unos vulgares, sino que es un problema social de muchas aristas, con muchos tentáculos y con muchas causas y como tal hay que entenderlo y tratarlo pero no por unos pocos, por todos, sin descartar a esos supuestos “otros”.
Creo que toda sociedad sana debe generar múltiples espacios de sociabilidad, a niveles diferentes y articulando en ellos sus gustos, intereses, sus propias formas de sensibilidad y desde allí aprender a respetar las de los otros grupos, tan legítimos e importantes como ellos.
Muchas veces esas formas de consumo cultural “chatarra” como se ha llamado, se introducen y dominan porque han faltado o fallado esas formas de sociabilidad espontánea y autogeneradas por las personas. No vamos a cambiar esto con un decreto y es autoritario siquiera pensarlo de esa manera, es también un tipo de penetración cultural.
Mi opinión no es apostar por el “vale todo”, es apostar por el poder y la necesidad de las personas de ser y construirse a sí mismas y en comunidad. Es desmarcarse de comportamientos autoritarios en materia cultural en un momento en que se hace absurdo pensar así en el mundo y en Cuba.
Creo que es tan dañino atribuir todo poder de legitimación al mercado como a un grupo de funcionarios. (¡Y en Cuba ahora mismo! Donde las instituciones culturales están debilitadas visiblemente porque los artistas no quieren dirigirlas y prosperan los “cuadros” en esos puestos o la doble dirigencia. El propio Fernando Rojas es Viceministro de Cultura y además Presidente del Consejo de Artes Escénicas, y esta situación se reproduce en otras instituciones.)
El autoritarismo también es una forma de vulgaridad, más esencial y corrosiva que la vulgaridad digamos estética. Un hombre llega a una reunión pactada, tarde, hosco, no explica nada a los presentes, entra a ella y dirige la misma dando o negando la palabra según cree oportuno y responde a medias las inquietudes. Luego termina la reunión cuando lo cree conveniente y se va sin cambiar un ápice su pensamiento y su espíritu, sin que haya ocurrido un diálogo real. ¿Eso no es vulgar? ¿Y cuándo ese tipo de comportamiento, típico en nuestra sociedad, se hace natural? Creo realmente que el Decreto 349 es autoritario, parte de un concepto de la cultura sesgado y discriminatorio. En este sentido, lo considero un decreto vulgar y debería aplicarse a sí mismo.
Las preocupaciones de los intelectuales que menciona el artículo, como Desiderio Navarro o Fernando Martínez Heredia, lamentablemente fallecidos, son legítimos pero con certeza tenían detrás una compresión más amplia del asunto y en las posibles soluciones no creo que pensaran simplemente en un decreto. Es posible que también pensaran, como yo y como muchas personas con las que he hablado, en nuestra televisión nacional, llena de contravenciones según el decreto o en la liviandad en el uso de los símbolos patrios o de algunos héroes por parte del Fondo de Bienes Culturales. ¿Entra eso en la mira del decreto? Creo que todo esto demanda un debate amplio, con todos. Demanda más que un artículo donde se interpretan las reuniones realizadas con grupos de artistas (como si estos no pudieran hablar por sí mismos y exponer lo que creen), se asumen las opiniones de unos y se descartan las de otros como si de un casting se tratara.
Y el debate, en efecto, debe rebasar el decreto.
Debe alcanzar también las bases de nuestra política cultural, fórmula naturalizada que también debe ser actualizada, al menos repensada, así como esas expresiones tan comunes en nuestras leyes y regulaciones, y enfermas de ambigüedad, como “los intereses de la nación”.
Lo mismo que sucede con el decreto en materia cultural sucede con este tipo de enunciaciones a nivel de la sociedad entera, defiende abstracciones más que personas concretas y sus prácticas concretas y propias.
Urge humanizar las leyes y las prácticas políticas, como vía a la participación y a la construcción de un futuro. Porque siempre detrás de las abstracciones y de la lógica maniquea se esconde un poder que tiene miedo a mirar la realidad, a dialogar con ella, a perder poder.
Y lo terrible es que esa lógica termina por diseminarse en todos, alcanzarlo todo y ya no conseguimos mirar sin los anteojos de la bipolaridad y del atrincheramiento. Entonces no, no hay que defender a los artistas, no hay que defender a la cultura popular, ni a la cultura cubana. Tenemos TODOS que salirnos de la lógica del autoritarismo.
 
 
Anamely Ramos González (Camaguey, 1985). Licenciada en Historia del Arte y Máster en Procesos Culturales Cubanos. Profesora del ISA, donde imparte Arte Cubano y Arte Africano. Curadora independiente y crítica de arte. Recientemente coordina el proyecto Fórum Loyola, de debate social en torno a temas cubanos de actualidad.

Andrés 12 diciembre 2018 - 3:33 AM

Excelente. Coincido 100%. Leí la entrevista del Granma, y también la comenté. Veo el asunto exactamente igual que Anamely.

Carlota 14 diciembre 2018 - 11:49 PM

Algunos tratan de presentar la cultura como algo abstracto y que no se puede tocar con nuestros sensores humanos, que no se puede clasificar como algo concreto y directo que influye en la vida de todos y cada uno de los que la reciben como una medicina para curarte de una enfermedad o los que lo crean para envenenarte y enviarte al crematorio social que el capitalismo y sus socios del negocio de la contrra utilizan para mantener su poder criminal, genocida y terrorista sobre los hombres y mujeres de este mundo, como si el ser humano fuese un robot al que hay que manejar por todos los medios y formas posibles en este mundo, donde el capitalismo intenta destruirnos a traves de sus penetraciones concretas en la cultura nacional de Cuba socialista, marxsista, martiana, fidelista y guevariana y como si no existiese un pueblo entero que se rebela y rechaza esas penetraciones en el pais.

En las universidades recibimos conocimientos de todo tipo para estar mejores preparados para la lucha y el enfrentamiento contra nuestros enemigos eternos y unicos, el capitalismo y el imperialismo, pero adicionalmente la mejor universidad es la que pasamos entre las masas revoloucionarias, marxistas, martianas, fidelistas y guevarianas, pero algunos que pasan por las universidades se aislan de las masas y al mismo tiempo se consideran, con los conocimientos adquiridos y las nuevas relaciones personales que logran con esos conocimientos adquiridos en las aulas universitarias, estan por encima de las masas que le facilitaron el camino de la vida y el conocimiento y se convierten de hecho en simples cotorras repetidoras de las consignas del capitalismo y el imperio, no los verdaderos representante de los trabajadores, los campesinos y el pueblo cubano de a pie.

Algunos no entienden que el Decreto 349 es la expresion genuina y patriotica de la revolucion del pueblo, para el pueblo y por el pueblo cubano de a pie, no es una decision y un decreto para proteger a las elites de una sociedad cualquiera, es y fue disenado para defender los derechos culturales, historicos, dignos y pattrioticos de todo un pueblo en revolucion constante y en desarrollo para el bien de su pueblo y su pais en revolucion desde hace mas de 150 anos y que no cedera un milimetro de sus derechos y deberes para con los 11 millones de hombres, mujeres, ninos, ancianos y muertos en defensa de un pais anti-imperialista, anti-capitalista, y sobre todo socialista, marxista, martiano, fidelista y guevariano hasta el fin de la humanidad o el triunfo del comunismo en el mundo actual.

Le sugiero a los defensores del capitalismo y el imperialismo en la Isla de Cuba que no confundan flexibilidad y humanismo del pais Cuba con debilidades de tipo alguno, concesiones de tipo alguno, dejar hacer para no ser criticados por los medios corporativos de este mundo, hacer el juego de la libertad de expresion y de reunion como un arma de negociacion y entrega de nuestras obligaciones para y con el pueblo cubano de a pie, esas confusiones son peligrosas y marcan un punto de no retorno para los que asi piensan, no confundan las cosas en Cuba bajo una dictadura de los trabajadores, campesinos, intelectuales defensores del pais y el pueblo pues las consecuencias son caras e impagables y esto no es una amenaza es una realidad concreta y dura, no una abstraccion como algunos califican a la cultura en Cuba.

Una ultima sesion de advertencias sanas y saludables, no olviden donde estan, en que pais residen y bajo que sistema social estamos regidos, aqui lo esencial es el hombre y su futuro no el dinero, las abstracciones y los desvarios intelectuales de un grupito que se creen superior a las masas revolucionarias marxistas, martianas, fidelistas y guevarianas, aqui las cosas son conretas y se enfrentan con patriotismo y coraje y asi ha sido, es y sera hasta el triunfo del comunismo en la Isla de Cuba, por tanto el decreto 349 con sus aciertos y supuestos errores, se aplicara con todo el rigor y la delicadeza de que somos, hemos sido y seremos capaces de llevar adelante la defensa del pais.

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