A solo meses de que se realice el plebiscito de salida para una nueva constitución en Chile, la discusión que se tendrá este 2022 sobre los contenidos de la carta magna en el país se comienzan a dilucidar. Sucede luego de la presentación de más de cuatrocientas iniciativas populares de norma constitucional y de 183 mil firmas en apoyo a cada una de ellas.
Entre esas propuestas ciudadanas destacan algunas para la regulación de derechos sexuales y reproductivos, educación feminista y no sexista, desprivatización del agua y derechos de la naturaleza; reconocimiento a pueblos indígenas, plurinacionalidad, diversas formas de familia, así como la incorporación de los animales como sujetos de derecho, entre muchas otras.
No obstante, lo llamativo de este proceso participativo en curso, es que aún no se presenta ninguna iniciativa relacionada a la integración latinoamericana o regional, luego de revisar las presentadas hasta el momento en las siete comisiones existentes.
Esta ausencia de latinoamericanismo no se ha puesto en discusión en medios de información, partidos políticos, organizaciones de la sociedad civil ni en las constituyentes, lo que evidencia la escasa importancia que se le ha dado a un tema que debiera ser central en la discusión que se tendrá próximamente.
Es lamentable, como bien plantea el investigador colombiano Juan Camilo Herrera, ese desapego de Chile por la región, que distancia al país del resto de las naciones, las cuales en su gran mayoría han incorporado en sus constituciones cláusulas de integración latinoamericana, impulsadas tanto por sectores liberales, conservadores, como progresistas.
De ahí que a pesar de las grandes diferencias existentes entre procesos y momentos políticos en la región, países como Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela, tienen preámbulos y artículos en sus constituciones donde América Latina aparece mencionada.

(Foto: AntonIvanov / Shutterstock.com)
En consecuencia, tal desinterés sólo retrata el profundo racismo histórico e institucional de Chile, el cual con la constitución dictatorial y neoliberal de 1980 impuso violentamente un nacionalismo de mercado. Este ha estado marcado los últimos treinta años por una política exterior economicista, que privilegió múltiples tratados de libre comercio con naciones fuera de la región, en vez de liderar procesos de integración latinoamericana.
Si se revisa el texto constitucional de 1980, aparece explícitamente en el artículo 32, que es el presidente quien debe «conducir las relaciones políticas con las potencias extranjeras y organismos internacionales, y llevar a cabo las negociaciones; concluir, firmar y ratificar los tratados que estime convenientes para los intereses del país».
Es decir, ha habido una mirada completamente subordinada a los grandes poderes imperiales (Estados Unidos, China u otros), en desmedro de la construcción de un bloque regional autónomo, que haga cierto contrapeso a esos países y a las grandes empresas transnacionales existentes, las cuales concentran cada vez más la riqueza.
De hecho, revisando la investigación de Juan C. Herrera, en su libro «Las Cláusulas durmientes de integración latinoamericana», muestra cómo la discusión previa a la constitución de 1980, a través de la Comisión Ortúzar, estuvo marcada por posiciones ultra conservadoras. Incluso compararon a Chile con Inglaterra: «en este momento en este país no solo existe desencanto por lo que pasó, por lo que le pasó a esta democracia nuestra tan orgullosa: “ingleses de América Latina”, el país más sólidamente organizado de América del Sur».
La idea de ser «los ingleses de la región» solo reproduce un patrón eurocéntrico y un desprecio por el resto de los países, como si Chile viviera en un oasis de desarrollo dentro de un mal barrio. Ello se ha traducido además en su errático rol en América Latina las últimas tres décadas, caracterizado por beneficiar a los grandes grupos económicos del mundo.
Chile ha sido parte de varios de los distintos organismos regionales creados históricamente (OEA, ALALC, SICA, Parlamento Latinoamericano y Caribeño, CAN, SELA, ALADI, Mercosur, Unasur, Celac, Alianza del Pacífico, Prosur), pero mientras no incorpore de forma explícita en la nueva constitución, cláusulas de integración latinoamericana, siempre cumplirá un rol secundario.
Por otro lado, si bien esos organismos han servido para agrupar a países de la región, muchas veces han sido meros medios para agendas propias de algunos Estados, como ha pasado imperialmente con la OEA (Estados Unidos), pero también gubernamentalmente con la Unasur (Venezuela y Bolivia) o con Prosur (Colombia y Chile).
La integración latinoamericana y la idea de un constitucionalismo transformador, tiene que ser impulsado contra cualquier tipo de injerencismo (estadounidense o chino), pero también más allá de los gobiernos o caudillos de turno de la región, los cuales han cooptado procesos políticos.
Las razones para impulsar aquel derecho común latinoamericano, van mucho más allá de algo nostálgico en nuestra historia (sueño bolivariano) o pragmático (integración económica), sino que tienen que ver con la defensa irrestricta de los Derechos Humanos y de la Naturaleza.
América Latina (Abya Yala) es la región más biodiversa en el planeta, con mayores reservas de agua, con una alta migración interna y con múltiples pueblos indígenas. Más que una opción se vuelve una necesidad el tener una política regional centrada en proteger las enormes riquezas naturales y humanas existentes.

(Foto: La Sexta)
Nos encontramos como región en un proceso muy complejo para quienes vivimos en este gran territorio del sur global. Padecemos el extractivismo imperante, la violación a los derechos humanos por parte de gobiernos, la crisis humanitaria de miles de migrantes, la violencia de los narcotraficantes, el racismo contra pueblos indígenas y afrodescendientes, la violencia patriarcal contra mujeres y disidencias sexuales; así como los efectos sociales y para la salud mental que ha generado la pandemia actual.
Frente a esto, que la integración regional nos permita impulsar políticas que pongan en el centro el cuidado de los bienes comunes y una ecología de saberes entre distintos pueblos. Que la plurinacionalidad, la sustentabilidad y los buenos vivires, nos conviertan en referente mundial dentro de un planeta amenazado por una crisis climática (antropoceno) y civilizatoria de más de quinientos años.
Chile no puede estar ajeno al proceso integrador en su nueva constitución. Le hemos dado la espalda a la región por demasiado tiempo, por lo que es el momento propicio para hacer un giro latinoamericano constituyente, que vaya acompañado por políticas de Estado en directa relación con el resto de los países de América Latina.
12 comentarios
Bien por Chile.
Los “procesos de integración Latinoamericana”, tan bien vistos por la izquierda regional, solo persiguen posicionarse en contra de los EE.UU desde el punto de vista político ideológico en vez de buscar con seriedad el desarrollo económico de la región.
El populismo de izquierda solo sirve para empobrecer países y encumbrar a una casta de señorones vestidos de rojo útiles para nada excepto para ellos mismos.
Esteban: Los populismos de izquierda sufren, en primer lugar, el ataque implacable de los EEUU, quien utiliza su control sobre la banca mundial, siendo el Dolar el patronmonetario de toda transaccion comercial en el mundo, establecido despues de la 2da Guerra mundial en sustitucion del patron oro (Breton Woods) y asi desestabilizan a todo el que intente crear agrupaciones economicas adversas a la voluntad de Washington y Wall Street. Cuando EEUU invadio Irak, sacaron un “bumper sticker” o pegatina para autos que decia, en joda, “Be nice to America or will bring Democracy to your country” o portate bien con USa o le llevamos la democracia a tu pais.
Si fuera como usted dice no hubieran llegado al poder en la región gobiernos de izquierda desde Chávez en Venezuela hasta Boric en Chile.
Pero bueno, el victimismo de la izquierda latinoamericana es legendario, sobre todo si sirve para “justificar” sus fracasos en materia económica.
No acabo de entender cómo el uso del dólar puede condicionar la orientación política. De hecho en la propia Cuba hasta hace poco se usaba el dólar americano como moneda de curso legal. Tengamos en cuenta que el CUC no era más que un dólar USA disfrazado. En el momento en que el CUC guarda paridad con el dólar y ambos son libremente convertibles a una tasa fija, desde el punto de vista económico es como si Cuba adoptase el dólar americano como moneda.
No he dicho que el uso del dollar condicione una orientacion politica, lo que he escrito es que EEUU tiene el control de la banca occidental porque el Dollar fue convertido a l final de la 2da guerra mundial, dada cuenta de la devastacion de Europla y Asia y la fabulosa acumulacion de dinero en los EEUU. Se suprimieron los respaldos en metalico y desde entonces tienen el guante, el bate, la pelota, los umpires y dominan el juego. Por esa razon puede estrangular economicamente cualquier pais mas pequeno y si bie, Cuba, como Venezuela, Nicaragua, tienen su responsabilidad en algunos desastres economicos no es menos cierto que el estrangulamiento economico a que estan sometidos que, por otra parte ese estrangulamiento es ilegal bajo la ley internacional y sigue teniendo un peso en la actual situacion economica de esos paises.
Ese es un análisis muy simplista. Una integración Latinoamericana al estilo de la Unión Europea contendría salvaguardas democráticas y de Derechos Humanos, de modo que un país bajo deriva dictatorial sería expulsado.
este articulo es una demostracion palpable del dano que hace en un individuo la ideologizacion extrema.Muy propio de la extrema derecha y la izquierda,nocivo para todos. Si la convencion escogida o el recamo popular no siguen la via de pensamiento del autor,todos estan equivocados…..son unos …..lo que sea !!!! Chile hace convenios y alanzas para desarrollarse,no tiene por que fomentar gobiernos de ningun tipo ni alianzas contra nadie.Buscar convenios provechososara el pais y fmentar os principio generalmente aceptados es el papel de cualquier nacion.Las alianzas latinoamericanas son un fracaso historico y los convenios y alianzas si no persiguen el progreso y la libertad….para que aliarse ???El parecido con el gobierno comunista totaltario cubano en la forma de reacconar politicamenete es evidente : en Cuba ,hay que cambiar a los cubanos,no el gobierno.Ellos no han estado a la altura de sus Iluminados Dirigentes…..como en Kirguistan !!!!
Que el pueblo Chileno suscriba en su nueva Constitución lo que mejor le convenga. Le deseamos éxitos en sus empeños.
En ninguna constitución europea se incluye un apartado referente a la unidad de Europa. Sin embargo, en la Unión Europea están 28 países, la mayoría con la misma moneda y libre circulación de personas. Y esos 28 países están sujetos a los dictámenes del Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
Los populismos de izquierda siempre se convierten en dictaduras. Tratan y hasta lo logran por todos los medios de eternizar sus regimenes aun cuando se hace evidente que son repudiados al manifestarse enseguida la inmensa emigracion en los paises donde se cuelan de alguna forma.
Estimados foristas:
Un lector ha colocado en varios textos un comentario difamatorio contra nuestro medio. No lo hemos publicado, como no publicamos comentarios ofensivos o falaces.
Quien tenga alguna duda sobre el financiamiento de LJC, solo debe remitirse al Quiénes somos, publicado en esta web. Somos escrupulosos en el cumplimiento de todo lo que allí planteamos. Aquí dejamos el link para hacer más sencilla la búsqueda (https://jovencuba.com/nosotros/).
Un saludo y buen fin de semana.
Es una vieja táctica cuestionar el financiamiento de los medios de difusión. De lo que no tenemos ninguna duda es de que los medios del gobierno los financia el gobierno para alabar al gobierno.
En mi opinión, el único financiamiento verdaderamente lícito es el que se origina en los consumidores de ese medio. Es decir, en una Cuba libre del futuro, La Joven Cuba debería de sacar una revista de opinión política que tendría que estar financiada por sus lectores. Llegado el caso, yo mismo estaría dispuesto a apoyar la inversión. Naturalmente para que eso sea posible, habría que cambiar las leyes.
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