Los cielos sobre Matanzas por fin se han despejado. Ya no está esa nube negra y, sin embargo, el panorama es aún surrealista para los cubanos. Quién sabe hasta cuándo.
Estos días de tragedia me han servido para abrir los ojos y mirar más cerca el alma cubana —humana— que se expone más transparente en medio de una situación así de extrema.
El día de más incertidumbre y miedo —por una «mala» información los pobladores de Versalles estaban evacuando el barrio— he visto a un padre, con su hijo recién nacido en brazos, alejarse del humo y del peligro caminando, mientras un taxi vacío le pasaba por el lado.
He visto la delicadeza y paciencia con que un hijo le explicaba, una y otra vez, a su anciana madre lo que sucedía, intentando mantenerla en calma; y los he visto regresar a casa, pasito a pasito, sin silla de ruedas, alejándose, en armonía consigo mismos, sobre un puente al que llaman La Concordia.

Foto: Néster Núñez/LJC

Foto: Néster Núñez/LJC

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Asimismo, supe de ciudadanos que llevaban a la zona del desastre, en sus autos particulares, comida elaborada en negocios privados. Y escuché aquella mujer en el barrio Los Mangos —que un día después también sería amenazado por los humos del incendio—, decir que su casa era humilde, pero que la ofrecía a una familia que la necesitara, porque ella sabía lo que era ser madre. Y entonces tapó mi lente con la mano y soltó palabrotas y oprobios por la muerte de aquellos bomberos jóvenes. Muestras de solidaridad y de empatía a montones. Y también mucho de todo lo contrario.

Foto: Néster Núñez/LJC
Sentí, por ejemplo, la extrema confianza y seguridad de los que ostentan un pedazo de poder, cuando en el Parque de la Libertad, vaya paradoja, me preguntaron qué y para qué estaba filmando. Sentí impotencia cuando el humo blanco invadió una parte grande de la ciudad y las personas seguían por las calles, en sus centros de trabajo, desinformadas…
Vi a los religiosos, por muy distinta fe que profesaran, pedir, orar por la vida y el regreso a la normalidad. Sus oraciones fueron escuchadas. Y ahora que esa nube negra ya no está, que hace mucho quedaron atrás en el tiempo los días del Saratoga, del tornado aquel en La Habana… ¿a qué normalidad regresaremos? ¿Se acabó hacer lo justo, ser solidario?

Foto: Néster Núñez/LJC
Siete comidas gratis que ofreciera cada restaurante de una ciudad, ¿cuánta hambre de anciano aplacaría? Siete personas que cada auto particular traslade gratis, ¿a cuántas familias reuniría más temprano? Siete minutos que cada joven destine a mostrarle videos de internet a uno de esos ancianos, que se sientan solos en los parques y ni teléfonos móviles tienen, ¿cuánta risa y alegría?
Siete veces que una madre diga a otra que no le pegue a su hijo, que esa no es forma de educarlo… Siete veces que se denuncie el maltrato animal. Siete veces que le des un abrazo a una pareja del mismo sexo que se case. Siete veces que cada cubano diga Yo necesito expresar lo que pienso sin tener miedo a las consecuencias… Siete veces que cada cubano exija saber qué hace el municipio, la provincia, el país, con el dinero de los impuestos…

Foto: Néster Núñez/LJC

Foto: Néster Núñez/LJC
Siete veces, digo, porque he comenzado a contar los días a partir del rayo. Hoy, 13 de agosto, es el séptimo día Después Del Rayo. Ya no se percibe una nube negra, real, en el cielo de Matanzas. Pero permanece ahí, sobre todos, y para despejarla será necesaria una gran explosión de acciones justas en la vida cotidiana. Hay que intentar ser valientes y no mirar hacia el otro lado.
6 comentarios
La Joven Cuba vuelve a compartir el fotorreportaje de este sábado con un texto actualizado. Pedimos disculpas por las molestias que esto pueda ocasionar.
No es para menos, sentirse acosado e incluso vigilado y que algún ” pedazo de poder ” le pregunte para que está filmando. No es fácil
la tarea que se ha propuesto el señor Nester
Núñez en medio de tanta adversidad. Estoy seguro que vendrán cientos de reportajes, de muchas formas, pero me gustaría que se entrevistara a la gente de a pié, a los que en realidad van a sufrir los rigores del siniestro y han vivido en carne propia los problemas que allí se originaron. Le deseo toda la suerte al señor Lester y que Dios lo acompañe en sus proyectos.
Muy buen artículo acompañado de excelentes fotos.
Particularmente en Cuba no me gustaba el 8 de marzo, pero se día había en los centros de trabajo exceso de atenciones hacia la mujeres. Al día siguiente te veían con una haba muy pesada y te pasaban por el lado y ni se brindaban para ayudarte.
Siempre pasa así, en los días críticos muchas atenciones, después tristemente si te he visto ni me acuerdo.
Buenas fotos,pero me llama la atención la flaquencia del caballo,y ahora con menos turistas,menos dinero,el pobre animal, seguro no recibe una dieta adecuada.
Excelente su crónica. Es que siempre nos crecemos ante lo inconmensurable, pero en lo cotidiano no actuamos como ciudadanos que deben dignificar la máxima martiana de la utilidad de la virtud. Éxitos y suerte 💪
Debe declararse duelo nacional
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