Banda sonora de una pandemia

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Mi introducción a la banda sonora ocurrió un viernes. Juntas, frente al televisor, mi madre y yo esperábamos la novela cubana. Por aquel entonces Machi todavía era René, así que no estábamos preparadas para grandes sobresaltos televisivos. Con la guardia baja nos agarró “Evita el coronavirus”, videoclip que apareció por primera y única vez ese día, al finalizar el noticiero, en las pantallas cubanas.

En los casi tres minutos que duró el material, ninguna dijo nada. Aunque en varias ocasiones nos miramos, como para comprobar si era cierto lo que estaba pasando. Solo después, cuando apareció la transición con el logo del canal Cubavisión, mi mamá pudo decir: “Un montón de gente se queda sin trabajo hoy”.

Los estados de WhatsApp y las publicaciones indignadas en Facebook no se hicieron esperar. El tema devenido en banda sonora, compuesto por el Premio Nacional de Música, José Luis Cortés (El Tosco), e interpretado por su orquesta NG La Banda, sufriría un merecido linchamiento mediático en menos de 24 horas.

Por YouTube todavía anda la escandalosa canción con su correspondiente video. Quién se iba a imaginar que el desafortunado desliz del virtuoso de la flauta inauguraría el selecto club de desatinos pandémicos, cuyas filas han sido engrosadas por algunos capítulos de El rostro de los días, las tripas y gallinas decrépitas del Ministro, la guinda del “cantautor de las desgracias” y los fiesteros de Bauta, entre otros estimados.

Meses después del incidente, El Tosco volvió a la palestra pública. Esta vez lo hizo en una entrevista exclusiva para el sitio Cubadebate, publicada el pasado 24 de septiembre. El músico señaló que, debido a la pandemia, “ni las letras me salen iguales”. Su banda sonora no había funcionado.

Esta declaración tal vez contenga una especie de disculpa pública por el tema “Evita el coronavirus” que desde el momento de su lanzamiento fue calificado como xenófobo, racista y de mal gusto, pues en su estribillo la canción refiere: “A él lo cogió el coronavirus/ y no lo salvó ni el médico chino”.

“Una burla a la triste situación que estamos viviendo”, sentenció otro usuario, en clara referencia al videoclip, que muestra a El Tosco achinando sus ojos en el momento del polémico estribillo, disfrazado de médico y con un nasobuco mal puesto. Otras escenas del mismo material delatan a los intérpretes de la banda hacinados en el estudio de grabación, mientras hacían referencia al distanciamiento físico. Como si todo formase parte de una gran broma.

Aunque la broma que más risas causó -risas amargas, señalo- fue que dicho videoclip haya sido televisado al finalizar la Emisión Estelar del Noticiero de la Televisión Cubana, justo en el momento de mayor audiencia del canal Cubavisión. Un descuido, seguramente.

Y es que la alarma global generada por el coronavirus tiene efectos que trascienden más allá de la salud.

Mientras alrededor del mundo muchos artistas crearon himnos de resistencia a través de remakes en un primer momento, para así componer canciones originales más depuradas posteriormente; ya hacia mediados de junio Cuba registraba una docena de temas inéditos dedicados al coronavirus. Destellos de nuestra tendencia al sobrecumplimiento.

Así, por “ordenamiento”, fueron lanzadas canciones artísticamente mediocres, manchadas de oportunismo, una banda sonora que incluso llega a burlar la fina barrera de la decencia y el decoro. El tema de El Tosco fue el pionero de este tipo en el país, no el único, por desgracia.

Con un sustento lírico descabellado y superficial se presentó, también en horario estelar, “La Tierra está llorando”, producción que reúne a destacados exponentes del género urbano en Cuba. Con un tono exagerado, casi al roce de la paranoia, el tema interpretado por Laritza Bacallao, Lenier, Yomil y el Dany, tristemente fallecido, Isaac Delgado y Juan Guillermo replica en su coro: “El mundo está patas arriba/ el mundo se está volviendo loco/ la tierra está llorando y si no nos juntamos/ a esto le queda poco”.

Aún así, la canción no fue víctima del linchamiento mediático, de hecho, acumula alrededor de 200 mil visualizaciones en YouTube.

Algo parecido ocurrió con “Quédate en casa”; canción tropical que reúne los peores elementos de las dos producciones ya mencionadas. Compuesto e interpretado por el hasta entonces desconocido Ariel de Cuba (cantante radicado en España), el tema presenta un alto contenido xenófobo y una simpleza musical apabullante, combinación que, al parecer, solo favoreció a la canción, pues se hizo viral en Internet.

 “Ahí está el coronavirus/ mira a italianos y chinos/ si no toman medidas/ estamos bien jodidos”, dice una estrofa de la gustada pieza.

Los seguidores llaman hipersensibles a los que, como yo, califican de vergonzosos estos temas. Contrario a lo que piensan, no nos molestan los ritmos propios de nuestra música popular, tampoco pedimos canciones escritas por y para eruditos. Pero, ¿quién dice que un mensaje desenfadado y alegre tiene que ser hiriente e insensible?

El mejor ejemplo de esto es la producción “Quiero verte otra vez”, de Alexander Abreu y Habana de Primera. Sin dudas, de lo mejor que se ha hecho en materia de música por estos tiempos; letra y melodía comedidas, agradables y un video clip sencillo, pero bendecido por la dirección y edición del galardonado realizador Joseph Ross. Una banda sonora que da gusto.

Sin dudas, muchas han sido las propuestas musicales que han acompañado la cuarentena en Cuba, pero se sabe que cantidad no equivale a calidad. Este no es más que otro experimento fallido para confirmar que las musas no asisten por encargo, menos cuando el tema sobre el tapete involucra la pérdida de millones de vidas humanas.

Al igual que funcionarios, autoridades sanitarias y medios de comunicación, la música funciona como uno de los agentes más efectivos a la hora de alertar sobre el peligro y la necesidad de prevención ante el nuevo coronavirus. Los mensajes de las canciones emiten patrones de conductas, influyen en los receptores y, como cualquier otro producto artístico, deben estar marcados por la empatía, la sensibilidad y, sobre todo, el sentido común.

La nueva banda sonora nacida a raíz de la pandemia, a la par de los reportes diarios, ha actuado como una cronista más de los tiempos que corren. Lastimosamente, la nuestra, al igual que la enfermedad, puede ser letal y altamente contagiosa. Carece, sin más, de la calidad artística que han probado tener nuestros artistas, de la calidez humana de la que se vanagloria siempre el pueblo cubano.

5 COMENTARIOS

  1. Karly realmente tu trabajo nos hace reflexionar en cosas que pasamos por alto hoy en día, yo no soy mucho de internet, pero me gusto y me parece que los que te sigan van aprender a no solo a escuchar sino a observar y analizar las intenciones verdaderas de las cosas que nos dicen

  2. Nadie quiere quedarse sin su pedazo de fama. Artistas inundado los medios de un arte mediocre que disfrazada de sensibilidad esconde un ansias de protagonismo total. Consejeros, científicos, psicólogos, médicos, gurúes; toda una legión de sabios intentando iluminar a la humanidad. ¿No habrá alguien buscando una vacuna contra la estupidez humana?

  3. Muy bueno tu análisis Karla, y sobre todo necesario.Por esa cuerda deben venir las reflexiones. El clip y tema de Virulo y Buena Fe es otro ejemplo de que sí se pueden hacer textos interesantes.

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Karla R. Albert
Karla R. Albert
Estudiante de Periodismo de la Universidad de La Habana

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