Alcohol en espacios públicos

por Luis Calzadilla Fierro
alcohol

Desde mucho antes del inicio de la nueva situación generada por la COVID-19, defendí la idea, junto a otros compañeros, de que en los espacios públicos de nuestro país no se permitiera el consumo de bebidas alcohólicas. Tal sugerencia que no es nada original, pues es algo que se practica en varios países –como México, tan cercano a nosotros– y su incumplimiento implica una sanción que consiste generalmente en una multa si el consumo no va acompañado de violaciones de las normas sociales de convivencia en la que el castigo resulta mayor.

La propuesta nació de la observación cotidiana, especialmente en el municipio de Centro Habana donde transito con más frecuencia, de grupos de alcohólicos reunidos en la calle, sentados en las aceras o en cualquier otro lugar –incluso frente a las escuelas–, alrededor de una botella desde tempranas horas de la mañana. El muro del Malecón ha devenido en una especie de barra gigante, como la del famoso Sloppy Joe’s Bar, de la Habana Vieja, aunque evidentemente más económica.

Algunas de las personas que ingieren bebidas en esos sitios violentan el espacio personal de quienes no lo hacen. Es común también que sean generadores de muchas de las llamadas indisciplinas sociales, la mayoría de las cuales son realmente contravenciones y no merecen únicamente la charla educativa, sino una sanción legal. Son feas escenas de nuestra cotidianidad que sólo contribuyen al desorden y a la distorsión de la imagen de un pueblo que es considerado culto y educado. Sin embargo, pueden ser minimizadas o eliminadas por completo si nos empeñamos en ello, con una iniciativa legislativa que las proscriba en espacios públicos.

Algo al respecto se ha adelantado, pues entre las saludables medidas para el control de la pandemia se ha prohibido la ingestión de bebidas alcohólicas en espacios públicos, el cierre de los lugares de consumo y el expendio sólo en algunos sitios. Hay muchas regulaciones de esta etapa que han llegado para quedarse y sugiero que estas relacionadas con la prohibición del consumo de alcohol en lugares públicos sea una de ellas. No así, por supuesto, con las otras mencionadas ya que no se está hablando de una absurda «ley seca» o «semiseca», por la cual convirtamos al alcohol en un objeto perdido y vedado, y, por lo tanto, codiciado.

Considero que es el momento y el contexto oportuno para esta iniciativa ante una nueva cotidianidad. Para un grupo significativo de personas, esta medida no es adecuada ni simpática: es lógico, pensando empáticamente, que moleste a quienes beban en espacios públicos, lo que es considerado por ellos como un hecho natural y apropiado. A los que deban tomar la decisión les preocupa probablemente la reacción de algunos ciudadanos y las dificultades que se puedan crear en su implementación por las respuestas a la misma, pero a largo plazo será más saludable en todos los sentidos, no sólo desde un enfoque salubrista.

Un detalle de extrema importancia es que, si se mantiene la medida, no quede en el «papel mojado». Si realmente «hay que cambiar todo lo que deba ser cambiado», como se afirma reiteradamente, debe enfrentarse a determinadas fuerzas sociales internas si este enfrentamiento redunda en beneficio de la mayoría y se traduce en mejores condiciones para la convivencia social.

La presencia del consumo de bebidas alcohólicas en los espacios públicos cubanos, además de un modelo negativo en la educación de las nuevas generaciones de ciudadanos, es la expresión de una actitud de tolerancia social incondicional ante el consumo de esta droga, que aunque legal, tiene efectos sobre la conciencia y la conducta.

La discusión está abierta y la propuesta lanzada: ¿beber o no beber en los espacios públicos cubanos? Para algún suspicaz, aclaro que no soy abstemio, aunque este detalle es irrelevante para el debate. La propuesta se fundamenta en el principio de que muchos de los problemas de salud van más allá de ese sector, implicando a otros e incluso a la sociedad en su conjunto. La lucha contra la COVID-19 es el ejemplo más reciente. Apliquemos ese principio a muchos otros problemas sanitarios, entre ellos, los de salud mental.

11 comentarios

Sofia. 18 diciembre 2020 - 12:31 PM

La falta de controles, la indisciplina social, la degradación de las costumbres, la falta de sentido de respeto por el derecho ajeno, la imposición de la ley del más fuerte, el más inculto, el más pícaro, y la filosofía de que “hay que gozar”, están bullendo en la misma olla callejera donde se deteriora el aspecto y la cultura de la ciudad.Asi es y asi sera….Gracias Sr. Calzadilla.

Livio Delgado 18 diciembre 2020 - 2:33 PM

Disculpen que ponga un comentario que se salga en algo de esta entrada, aunque no me quepa duda que un buen trago del ron mas peleón es necesario para pasar página con la propuesta de des-ordenamiento que cada día voy leyendo.
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El Periodista Jorge Fernández Era, vuelve a reflejar la realidad desde adentro con otro excelente articulo:

PITÉN

En la calle Flores nacimos y nos criamos. San Bernardino fue la frontera imaginaria en que se dividieron los pitenes más sonados de Santos Suárez, esos que organizábamos frente al Solar de las Margaritas y que reunían a decenas de chamas de los alrededores.

Tú pertenecías, Alejandro, a los de Flores arriba, y yo a los de Flores abajo. Y podía pasar que por falta de quórum se ligaran las alineaciones sin restarle calidad al partido.
Casi medio siglo después proseguimos este juego muy serio de echar nuestro país adelante, tú desde las funciones de ministro de Economía, yo como el periodista que pretendo ser, diciendo lo mío y colocándolo donde puedo. La última vez que nos vimos te dije que con el cargo te habían puesto una podrida, hoy vengo a colocártela yo.

De veras no me explico cómo si se tuvo todo el tiempo del mundo para hacer la unificación monetaria —devenida a última hora Ordenamiento, eufemismo que devela hasta qué punto estábamos desordenados—, han armado este arroz con mango en forma de trabalenguas que solo Murillo entiende. Y yo me quedo esperando, tras esas intervenciones suyas en que nos regaña cual si fuésemos responsables, que devele por qué demonios nos salen con esto ahora, en medio de la covid y del recrudecimiento del bloqueo norteamericano, nunca mejor apoyado por nuestras propias insuficiencias.

Miro las cifras de mi futura remuneración y las tiro contra las carretillas que pasan por el barrio. No soy muy ducho en materias económicas, mas opino que antes de virar patas arriba las finanzas del país tenían que haber desarrollado la agricultura como mejor vía para crear riqueza, la única que, de estar como no está, podría asegurarnos tener en qué gastar el aumento de salario. No veo voluntad alguna de liberar las fuerzas productivas cuando una vaca sigue sin dueño y el guajiro muta en delincuente si trata de comerciar lo que saca de ella. Un ejemplo de cómo se difumina en consigna eso de que el trabajo es fuente de generación de riqueza.

Has insistido en los últimos días en el papel del municipio en el escenario económico que se abrirá con el Ordenamiento. Si de veras va a ser tan importante, ¿por qué no amplían ese ridículo uno por ciento del patrimonio que se genera en los territorios y estos se apropian de al menos un treinta que les permita crecer con el incentivo del sentido de pertenencia?

Yo tú le digo a la ministra de Finanzas y Precios que se abstenga de hablar de la forma en que lo hizo ante la Asamblea Nacional. De acuerdo: incrementar precios de forma desmedida es de parásitos. Que explique qué cuentas sacaron ella y sus especialistas para formar los de los productos que se venden en las tiendas en MLC. Que informe al pueblo, con cifras redondas, por dónde anda la recaudación con esos montos que ya no se sabe si generan plusvalía, plustrabajo o plusmarcas. Que resuma en dos líneas qué dejaremos a las lombrices solitarias si recabamos de solo 750 pesos (25 diarios) para la alimentación.

Expongan las razones, si es que las hay, para que en el Ordenamiento no esté contemplado el paso al poder civil de todos los renglones que están en manos de las Fuerzas Armadas, incluido el turismo, ese tren de la economía que de tan blindado esconde sus números.

Y cuando hablo de rendir cuentas pienso en la Asamblea Nacional que no existe. Porque a ver, hermano, ¿cómo se come que si esos diputados están ahí para representarnos y el propio Gobierno ha dado por hecho el debate generado en las calles a tenor de los nuevos precios y la tarifa eléctrica que se avecina, Murillo concluya su intervención y no haya uno solo de los asistentes que levante la mano y cuestione un signo de puntuación o un paréntesis, que demuestre que no es palabrería “el estudio y análisis de todas las opiniones de la población, y la modificación de lo que sea necesario”? Porque si esto último ocurre y genera sus frutos debería ser, entre otras cosas, por la presión generada por los propios representantes del pueblo, a quienes Murillo, Meisi Bolaños, tú y los demás ministros se deben.

Tendremos la economía más financiera y menos administrativa que promete el jefe de los lineamientos cuando deje de dirigirse a nosotros con esa manía de ordeno y mando que nos reduce a meros espectadores de un escenario pensado y decidido a costa nuestra. Si hay que rectificar, rectifiquen el error de no tenernos en cuenta, dennos otra opción que no sea la del aplauso unánime.

El pitén está reñido, Alejandro. Hay jóvenes sentados en el contén y pidiendo.

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Gracias y un feliz fin de semana a todos.

Melanio Ayax Borrero Carrasco 18 diciembre 2020 - 3:25 PM

No es sólo el consumo, es también la venta q se produce, lo mismo en una parada de guagua, q frente a una escuela, q en una gasolinera aquí te dejo algo q escribí al respecto

Miguel Ángel mesa 18 diciembre 2020 - 3:25 PM

Hace unos días, cerca de mi casa, en lawton, pudieron un punto de venta de cerveza dispensar a, como no tienen vasos, la venden a granel. Pues he visto jovencitas, 15 años más o menos, comprando garrafas de 5 litros allí, dos cada una. Muy cerca hay un pre.

Melanio Ayax Borrero Carrasco 18 diciembre 2020 - 3:28 PM

“NUESTRO AMIGO EL ALCOHOL

Hace días q no escribo pq estoy sin teléfono, pero hoy entre a fb por el de mi esposa y vi un post q revivió en mi la idea de escribir sobre algo q hace años ronda dando vueltas y vueltas en mi cabeza.
Y tiene q ver con el Ron, con el famoso Ron cubano y junto con el todas las bebidas alcoholicas q han burlado el cruel bloqueo y siempre han estado precentes en los repletos estantes de las tiendas revolucionarias, tiendas q de paso se están volviendo RAMERAS del imperio pues algunas utilizan sus verdes monedas.
Pues amigos míos tengo 60 años y desde q tengo memoria las carencias han estado manifestándose continuamente y cuando no falta una cosa, falta la otra, hasta el punto en q estamos ahora, donde falta casi todo, y digo casi todo pues nuestro amigo el ron está ahí, siempre presente.
El ron se ha ido propagando tanto, hasta el punto en q está lo mismo en las tiendas, q en un contenedor hecho taberna, lo q me recuerda las llamadas PILOTOS y las pipas de cerveza q como un dulce llamaban a las moscas y estaban plantadas en cualquier lugar de la vía pública, lo mismo frente a la parada de guaguas q en la esquina frente a una escuela, hoy la cerveza está casi extinta, pero su amigo el ron está dando la cara.

Ron y cigarros, cigarros y Ron, muy buenos amigos, provocan adicciones, cancer, accidentes, muertes prematuras,carcel y hasta locura, ….. q buenos son!!!!!
Ahhhhh olvidaba las tiendas de las gasolineras, q en vez de tener carteles q decían “”si toma no maneje “”” vendían ron y cerveza.

Nuestro compañero el alcohol, q provoca felicidad efímera y de ficción, q nos hace olvidar momentáneamente nuestros problemas, nuestros dolores, q disminuye nuestra ansiedad y q entre otras cosas más nos puede quitar hasta el hambre, Jajajaja y digo eso y las colas y el pollo vienen a mi mente.
Será una estrategia venderlo , para q nos mantenga”alegres” o para arrancarnos nuestra voluntad y sacar a flote toda la mierda q tenemos dentro?
Eso no lo sé, pero amigos míos el alcohol es el maestro de todas las otras drogas, y su fácil consumo, el q independientemente de las prohibiciones se realiza a cualquier edad, erosionan muy fácilmente a la sociedad y preparan el camino a otras más fuertes y destructivas.
Y recuerdo a una colega psiquiatra q una vez me comentó y digo textualmente sus palabras….. “Ayax yo q no fumo mariguana, se donde la venden en el barrio” , y entonces me pregunto yo ….en este país donde todos saben todo y todos los días meten preso alguien en la tv por vender queso o malangas a sobreprecio pq no cogen presos a todos los traficantes de drogas y también los ponen en el noticiero?
Será q tener a la gente en “nota” o andar volao le conviene a alguien?
Será q tener a muchos atrapados en las bajezas y carentes de voluntad y principios le conviene a alguien?
Esas preguntas tienen respuesta pero hasta a mi me da miedo responderlas!!!
El hecho es amigos míos q el Ron y sus otros socios estan ahí, en primera línea, frente a los ojos de los consumidores, no importan las regulaciones internacionales para su venta uso y consumo, y no pasa nada, por que será?
Quien es el responsable de regular eso? será q el también es un borracho? …. no , no lo creo amigos míos, no creo q sea un simple borracho, de lo q estoy seguro es q es un irresponsable, insensible y hasta posiblemente maquiavélico q está aprovechando nuestras miserias humanas.

Alejandro Muñoz Mustelier 18 diciembre 2020 - 3:58 PM

Muy e acuerdo con lo de impropio que hay en el consumo público de alcohol, sobre todo en las consecuencias de este acto. Hay que analizar las posibilidades de muchos estratos sociales de poder hacerlo en un lugar pensado para ello: bar, club u otros similares; i en su defecto, las posibilidades -igualmente escasas- de consumir alcohol en el hogar cuando no hay hogar, o al menos no hay hogar propio. En resumen, hay una gran parte de la población cuya única posibilidad de tomar es la calle: la esquina, los bajos, el pasillo… Es un fenómeno complejo.

tony antigua. 18 diciembre 2020 - 4:56 PM

Es parte de la decadencia general, observable en todos los sectores y aspectos de la sociedad cubana.

Manuel* 18 diciembre 2020 - 5:49 PM

Yo no bebo nada de alcohol. Nunca me gustaron mucho las bebidas alcohólicas y ahora, tal vez por la edad, noto que no me sientan bien. Así que decidí cortar con todo consumo de alcohol.

Cuando voy a la típica reunión de amigos donde todos beben, me planto y digo que no quiero una cerveza porque no bebo alcohol. El ejemplo lo tomé de un amigo que decidió dejar de beber alcohol para solidarizarse con su mujer que está superando un problema muy serio de adicción.

Creo que con el ejemplo es como mejor luchamos contra el consumo excesivo.

Respecto a esas medidas represivas, no estoy seguro de que funcionen. Creo que es mejor luchar con estos pequeños actos de rebeldía que rompen con las costumbres sociales.

Eva 19 diciembre 2020 - 6:22 PM

Muy acertado el artículo pero me gustaría añadir que en Cuba se puede apreciar cada año que son más los enfermos alcohólicos y por ello considero merece un estudio urgente así como otras adicciones, ese gran mal considerado como una enfermedad, no distingue entre hombres y mujeres, ni grado de escolaridad, ni riqueza o pobreza, ni religión o nivel cultural.
La imposición de leyes y multas no debería ser en primer instancia una norma si no está acompañada de acciones sociales que ayuden a esas personas en sus malos hábitos y conductas que empobrecen la imagen deteriorada de nuestra cotidiana vida en sociedad
Creo qué hay trabajadores sociales para muchos de los problemas sociales que tiene el país , desde el cuidado de ancianos abandonados hasta otros muchos, pero su acción no es visible pues se visibiliza, como menciona el autor, que ese número de bebedores callejeros crece y ya no solo crece sino que se pueden ver incluso en lugares cercanos a centros de estudios de niños y jóvenes, en parques, y en cualquier lugar.
Ojalá entre tantos problemas este se logre minimizar porque resolverlo sería una utopía donde muchos resuelven beber alcohol para atajar el hambre y sus pocos ingresos, quién sabe si del trabajo o el invento, lo emplean en la bebida y no en comer.
Gracias al autor y a LJC , como siempre agradecida de los temas que añaden en esta excelente revista digital.
Feliz fin de semana

Manuel 20 diciembre 2020 - 12:56 AM

Hay mucha razón en el artículo pero el q dirige la empresa de bebidas y licores en el país debería estar al frente de la agricultura.
En todo el período de la pandemia no ha faltado el Ron en ninguno de sus formatos

Eva 21 diciembre 2020 - 10:53 PM

👏👏👏👏👏
Sin más comentarios , buen apunte!

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