Las verdades difíciles

por Harold Cardenas Lema
verdades

La mente humana es un órgano para descubrir verdades, no falsedades

Solomon Asch

El espacio público cubano ha devenido en un ecosistema de grupos que creen e intentan representar a la mayoría. Por consiguiente, el debate político nacional es un espacio tribal donde los grupos interactúan poco entre sí y se conforman con alimentar a su base de seguidores. Si las dinámicas grupales juegan un rol tan importante, dediquemos unas líneas al comportamiento humano y su capacidad para discernir verdades de falsedades.

En 1951 el psicólogo Solomon Asch hizo un ensayo de percepción visual en el Swarthmore College. A grupos de ocho estudiantes Asch les fue mostrando una tarjeta con una línea recta, luego otras tres líneas llamadas A, B y C. Una de estas era del mismo tamaño que la recta original, las otras dos eran más largas o cortas. Cada alumno debía identificar qué línea tenía igual tamaño a la original. Lo que ocurrió todavía es objeto de estudio en la psicología social.

Experimento de Asch

En la primera y segunda ronda de tarjetas todos coincidieron en identificar el tamaño correcto. En la tercera empezó el engaño. Antes de comenzar, siete participantes habían recibido instrucciones de responder correctamente en las dos primeras rondas y luego responder erróneamente pero en grupo en la mayoría de las 15 rondas siguientes. El verdadero sujeto del experimento, el octavo alumno, sería siempre de los últimos en responder. El objetivo del ensayo era medir cuántos individuos cambiarían una respuesta obvia por adaptarse a un grupo.

Después de un inicio en el que las respuestas eran unánimes, el sujeto del experimento veía confundido cómo sus colegas seleccionaron una recta mayor o menor que la correcta. Ante la mirada de los colegas que esperaban su respuesta, en el 75% de las ocasiones el sujeto respondió al menos una vez junto al grupo de forma incorrecta, a sabiendas de que estaba mal. La necesidad individual de encajar en el contexto alteró significativamente la respuesta.

Al hacer las mismas preguntas a otros sujetos de forma individual, el margen de error fue del 1%, los errores ocurrían sólo en un contexto de presión social. Las razones para este comportamiento deliberado fueron el miedo a ser ridiculizados (influencia social normativa), la duda inercial de creer a la mayoría antes que a sus propios ojos (influencia social informacional) y el confiar a ciegas en la opinión mayoritaria. La modificación de la conducta y distorsión del juicio personal en el estudio realizado. Imaginen esto en una realidad marcada por burbujas ideológicas.

Este experimento no es infalible. Entre sus problemas metodológicos podemos citar una muestra limitada, con sujetos de similar composición social. Además, aunque no sabían de qué trataba el estudio, sabían que era un ensayo científico. Aún así, demostró cómo no es posible entender el comportamiento humano sin ver a las personas en su contexto grupal. El conformismo, la presión grupal y el temor a la desaprobación social, son cadenas invisibles en nuestro comportamiento. Cuba merece un análisis más profundo, pero intentaré citar dos ejemplos cercanos.

Siempre es aventurado clasificar las filas revolucionarias en Cuba. Para ilustrar esta idea distinguiremos dos grupos: los incondicionales al poder político actual (no la revolución) y la izquierda revolucionaria que apoya el socialismo, más a pesar del periódico Granma que gracias a él. Por razones que ameritan otro análisis, los primeros disfrutan de un respaldo oficial que no tienen los segundos. Por razones obvias, tienen un acceso y control de los medios masivos que no gozan los segundos. Hoy me referiré al primer grupo, que el Che Guevara calificara como dóciles al pensamiento oficial, la mayoría de los cuales viven al amparo del presupuesto público.

Hace unos años el Partido Comunista cubano llegó a una encrucijada: creaba diques de contención al debate y apostaba a una autodenominada vanguardia escogida bajo criterios de incondicionalidad, o avanzaba un pensamiento crítico que alimentara la cultura política nacional sin temer a sus contradicciones. Desde el momento en que Raúl Castro dejó de mencionar la búsqueda de un cambio de mentalidad, el segundo camino murió prematuramente. Al primer grupo de incondicionales la dirección del país lo amparó en su ardua tarea de exigir obediencia al segundo, bajo acusaciones de centrismo, progresismo y otros ismos por venir.

Por su protagonismo, Iroel Sánchez es un funcionario de gobierno que a menudo se identifica con este primer grupo.

Ayer el señor Iroel Sánchez dedicó parte del día a encender su grupo de seguidores tomando un texto mío del 19 de Marzo, sin reparar en el contexto de esa fecha. Como fue publicado antes de contar con el conocimiento actual sobre la pandemia, el cálculo de la tasa de mortalidad tenía un error que se corrigió inmediatamente con una nota editorial al final del texto, como es el estándar periodístico. Sin embargo, el señor Iroel Sánchez no sacó fotos ayer al texto publicado en LJC desde marzo: buscó en su buzón de correo la cifra original y la resaltó para maximizar el uso político que quería hacer de ella.

En un experimento de exponer verdades difíciles a un grupo tribal, doy más detalles. El día anterior a mi texto había muerto la primera persona por coronavirus en la Isla. El día siguiente, la cifra de contagios pasaba de 11 a 16, un aumento de casi el 30% en 24 horas. Como dijera el Dr. Fabiano Di Marco en el New York Times el 17 de Marzo sobre la situación en Italia, “es difícil de entender que cada familia tendrá un familiar o amigo que morirá, esa es la situación… es una guerra”. Los modelos de predicción para América estaban marcados por la experiencia inicial en Asia y Europa, la alarma (y no el pánico) era justificada.

El día 20 Cuba cerró finalmente fronteras y comenzó su exitosa campaña contra la pandemia. Una semana después contrasté incluso los errores de la administración Trump con los aciertos del presidente Díaz-Canel. Eso Iroel no lo vio, pero 300 personas lo apoyaron en mi Facebook. 

Las acusaciones simplistas siempre tendrán las de ganar ante explicaciones complejas y lograrán encender a una base fiel- pregúntenle a Trump. El grupo de agitación y propaganda cercano a Iroel lo apoya sin comprobar la acusación, porque viene de uno de los suyos e imaginan que beneficia las preferencias políticas del grupo. Ante un asesinato de reputación en Internet siempre habrá una disyuntiva: si respondes, dignificas al atacante con una respuesta; si callas, otorgas la razón al otro. Sin entrar en el juego de las ofensas, esta transgresión es importante para desnudar las agendas que hay detrás de cada campaña grupal.

Todavía en el experimento de Asch no había premios para ajustarse a la opinión del grupo. En el contexto cubano sí que existen incentivos para seguir ciegamente a esta tribu y sus portavoces que han secuestrado la voz gubernamental. Cuando un sujeto del experimento en el año 51 respondía un error, no era para garantizar condiciones materiales o el sistema de premios que brinda un grupo aliado al poder. Y premios hay en las dos orillas, veamos el próximo grupo.

Alexander Otaola es un emprendedor del entretenimiento político en la Florida.

Con un programa de televisión que rebaja el debate ideológico al reparterismo más vulgar, Otaola aprovecha las esperanzas de quienes desean un cambio político en Cuba y creen que la emoción de su tribu lo hará llegar. La teoría del último impulso, le llamé en un texto anterior. Para su activismo cuenta con el apoyo de una administración estadounidense que no ha logrado cumplir una sola de sus prioridades en política internacional, pero aporta dinero. De hecho, la promoción de un cambio de régimen en Cuba quizás le sea más beneficioso que un verdadero cambio.

En el ecosistema de medios opositores que promueven el macartismo floridano, no abunda el profesionalismo. Tampoco en los programas de televisión que lo reciben. La idea, al parecer, no es superar la propaganda burda que hace el periódico Granma, sino emularla desde el otro extremo. Que la democracia liberal estadounidense no le sea suficiente y se sume a la derecha radical dice mucho de los valores democráticos del nuevo exilio cubano en Miami. No podría concebirse un incentivo peor para convencer a los cubanos de cambiar su sistema político: abracen el trumpismo.

En estos días Estados Unidos vive protestas sin precedentes motivadas por abusos policiales a la comunidad afroamericana. Otaola acusó al Partido Demócrata de estar detrás de la manifestación ciudadana en las calles. Unas semanas atrás el celebrity de Internet me mencionó en su programa, algo que posiblemente intimide a algunos y excita a su grupo. Su comentario tenía tantos errores que no me interesó demasiado. A su incitación al odio y amenazas físicas de sus seguidores sí le dediqué más tiempo en los canales correspondientes. Ahora, ¿qué posibilidades hay de que sus seguidores se cuestionen su compromiso democrático?

El artículo que molestó al señor Iroel tuvo más de 10 mil reacciones en Facebook, positivas en su mayoría. La Joven Cuba es un medio en crecimiento, esa es la razón de su denuncia, no una cifra en un texto. Otaola sabe que para establecer un pensamiento único en la Florida necesita hegemonía sobre el resto de las voces cubanas en Estados Unidos, por eso ataca la diferencia. Por su naturaleza tribal, más allá de los grupos radicales a los que ambos predican, no convencerán a nadie más. En cambio, la posibilidad de acoger varias líneas de pensamiento en La Joven Cuba y concebir un país que no divida a los cubanos por sus preferencias políticas, es una verdad difícil de silenciar.

El poder de un grupo viene no solo de la cantidad de personas que lo integren, sino de su unanimidad en contraposición a opiniones disonantes. Cuando dicha unanimidad se destruye, su control se reduce significativamente. Hubo personas en el experimento que no cedieron a la presión grupal, mientras más confianza tenían en sí mismos, menos se dejaron presionar.

El experimento de Asch tiene un último detalle. Cuando introdujo un segundo sujeto en el grupo y eran dos respondiendo correctamente. Cuando el sujeto inicial del experimento no tuvo que decidir solo entre una verdad evidente y la presión de su grupo social, el total de respuestas incorrectas disminuyó de un 37% a un 5%. Si los cubanos han tenido que escoger entre la línea larga de un modelo autoritario y una línea corta de república bananera, como si no hubiera una opción más lógica para el interés nacional, ¿qué pasaría si los acompañamos en su decisión? ¿Qué pasaría si a pesar de las presiones tribales escogemos una línea que no llega ni se pasa en la que todos tengan cabida?

33 comentarios

Jose A Huelva G. 3 junio 2020 - 11:51 AM

“¿Qué pasaría si a pesar de las presiones tribales escogemos una línea que no llega ni se pasa en la que todos tengan cabida?”

Pues creo que es el camino, pero, ¿Dónde están las propuestas de la izquierda? Todas las que conozco pasan por mantener el Status quo y eso no es cambio. Eso es continuidad de algo que ya estamos cansados de saber que no funciona. Todas las propuestas realmente coherentes que he leído vienen de la derecha y creo que hay que llegar a un consenso, porque hay muchas cosas que sé no tendrían cabida en Cuba pero mientras tanto seguimos estancados, con un Gobierno sordo, haciendo lo que le parece, un montón de sobrevivientes del Si, pero No, que ni siquiera notan que es su misma actitud la que favorece el estado actual. Nos morimos haciendo colas desde el día antes para no alcanzar el pollo el día después y se siguen perdiendo cosechas, sigue imperando la corrupción, cada vez la gente envejece mas, se va la juventud, los hijos de los jerarcas siguen paseando por el mundo y el cubano de a pie en la isla sigue esperando el avance de esos lineamientos planificados a ejecutar hace no sé cuantos años ya sin llegar aun 40% de cumplimiento. Pero si decimos que en el Gobierno son unos mentirosos, no faltarán ofendidos para llamarnos la atención porque “esas no son las formas de tratar el asunto”. Cuando no llamamos las cosas por su nombre caemos en el Si, pero No que mencionaba antes.

Armando 3 junio 2020 - 9:54 PM

Concuerdo con Ud al 100%

Rogelio 3 junio 2020 - 12:06 PM

Apoyo lo dicho aquí.

Emelina 3 junio 2020 - 12:10 PM

Que satisfacción se siente cuando uno confía, apuesta, se identifica con alguien (dado este caso), y después de cada contienda sale radiante porque se sobre cumplen nuestras expectativas.
Esto me ha sucedido con este artículo de Harold !!!
Esto me recuerda la fábula de La serpiente y la luciérnaga!!!
Ayer después de leer la nota de LJC, me pregunto, como se puede opinar, sin leer un texto completo.
En esa fecha muchos escribimos en las redes para que Cuba cerrara sus fronteras, por lo que se estaba viviendo en Europa.
Vi la Mesa Redonda donde se anunció el cierre de fronteras, y con beneplácito escuché al Primer Ministro Marrero, agradecer y haber tenido en cuenta la opinión de todos los cubanos por la preocupación de la pandemia, dentro y fuera de Cuba.
Nuestro deseo era eso que en Cuba se controlara la pandemia y cada día que seguimos la Conferencia del Dr Durán, nos sentimos muy satisfechos.
Quien no quiera entender, pues es su elección, pero estoy en la linea donde caben todos.

Luis Enrique 3 junio 2020 - 1:30 PM

Ese es uno de los motivos por los que desconfío de lo que escribe Iroel. Tiene especial talento para decir verdades a medias, justo hasta dónde su interés llega. Y en ocasiones también enmascara la falacia del consecuente detrás de una supuesta argumentación de evidencias o ideas. Es sin dudas un tipo de periodismo inteligente, pero no por eso bueno ni reflexivo. Supongo que sea reflejo de como piensa la “vanguardia” de la revolución de Fidel.

Luis Enrique 3 junio 2020 - 12:14 PM

Buen artículo…
Sobre el texto de Iroel, también omite el hecho que Harold publicó el 19 y habíamos mucha gente preocupados por la posición oficial de ese momento de mostrar a Cuba como destino seguro de turismo… Pero nadie se acuerda de eso ni quiere acordarse. Especialmente Iroel.
Sobre Otaola… creo que le dan mucha importancia, al menos yo, no lo veo como un activista político, es un showman, solo eso. Que por decir lo que muchos quieren oir sin digerir, se beneficia de ratings y del morbo de la popularidad. Solo que no todo lo que dice es mierda, a pesar de su desagradable estilo televisivo.
Lástima que lo que escribe Harold al fnal se preste para simplificar el excelente texto. Los iroelianos, dirán que es el ejemplo del centrismo que tanto gustan denunciar y los otaoleros, dirán que es conformista y que las cosas no sirven a medias.

Romancito 3 junio 2020 - 12:23 PM

Ese humano que ve la respuesta correcta al test, a pesar de la presion del grupo, ese es la ” Cabeza de Turco,” y todo el mundo sabe qué se hace con las cabezas de Turco.

Vicente Feliú 3 junio 2020 - 12:24 PM

OVACIÓN.
Abrazos

Alberto Junior Hernández Morales 3 junio 2020 - 1:46 PM

+1

Gilberto Pupo 3 junio 2020 - 4:30 PM

Iroel y Otaola, es bueno verlos juntos aunque sea en un artículo periodístico. Dos personajes repugnantes con el mismo objetivo, escalar a toda costa.

Castellanos 3 junio 2020 - 1:29 PM

Otaola e Iroel son hijos del mismo fracaso: el fidelismo.

Un tiro equivocado: comparar a Díaz Canel con Donald Trump - cubacomenta 3 junio 2020 - 1:32 PM

[…] el joven cubano Harold Cárdenas comparte dos extremos opuestos de lo que él considera un mismo fenómeno, que llama “el tribalismo”, y pone en un plato de la balanza a Alexander Otaola y en el […]

Edesio 3 junio 2020 - 2:00 PM

Aquí se habla de jaurías de extremos. Jauría de extrema izquierda y jauría de extrema derecha. El ruido ensordecedor que producen, limitan la capacidad de raciocinio. Si a eso le sumamos la tesis de Albert Einstein de que la estupidez humana es infinita, el consenso de racionalidad que necesita nuestra sociedad, se encuentra en un lugar aún muy lejano. Toca seguir luchando.

Alexei 3 junio 2020 - 4:35 PM

Iroel Sánchez no es un electrón libre. No es un simple bloguero ni un mero ciudadano que en sus tiempos de ocio participa de la esfera pública virtual. Iroel actúa bajo las órdenes del aparato ideológico del PCC y no dudo que en coordinación con el aparato de contrainteligencia. Iroel representa fielmente el pensamiento de buena parte de los que en Cuba mueven los hilos del poder. Es su portavoz oficioso. El encargado de decir e incurrir en la bajezas y las medias verdades que el gobierno por cuestiones protocolares y prácticas no puede expresar. Iroel es relevo de los Pavón, los Serguera de los Quesada y de todo los que desde el Palacio de la Revolución hasta la última casa de cultura, redacción o centro de trabajo hacieron y hacen uso de la censura y la represión. Iroel es la personificación de algunos de los puntos más negativos aprobados en el Congreso de Educación y Cultura (1971). Iroel es uno de los fantasmas del llamado quiquenio gris. Es la vigencia del estalinismo, sin la ciudada prosa de Mira Aguirre. Iroel encarna la inevitable decadencia de un modelo, o mejor, de un régimen político que se cree inmutable al ignorar los cambios que la sociedad ha experimentando en las últimas tres décadas. Iroel es la expresión del uso de métodos maquiavélicos cuando de defender el poder y a los poderosos locales se trata. Por el lavabo se van la ética, la honradez, el respeto. Iroel es muestra palpable de la crisis axiológica que azota a nuestro país. Una crisis de valores presente en la sociedad, en las instituciones del Estado, en los órganos de gobierno y en el PCC. Es la muestra de en Cuba al poder no le importa que seas honrado, patriota, que no aceptes dineros de potencias extranjeras, que no irrespetes a los dirigentes aunque no simpatices con ellos. Iroel demuesta que lo que el estado espera de los ciudanos, es obediencia y acrítica adhesión. Iroel demuestra que en su definación de patria solo los que no marchen alineados con sus jefes están condenados al ostracismo y los palos físicos y simbólicos. Iroel, mas en primer lugar, los que lo dirigen, se creen los salvadores de la patria, en su nombre todo les es lícito. Iroel, ya lo dijo Harold Cárdenas Lema, trabaja para una base cada vez más pequeña y, por tanto, más virulenta y frustrada, pero con derecho a escribir en el Granma. Iroel y sus acólitos es la versión criolla del “gabinete del odio”, comandado por los hijos de Jair Bolsonaro con el mismo objetivo: asesinar reputaciones, atacar adversarios, divulgar su particularísima verdad, imponer el totalitarismo ideológico, fabricar enemigos, polarizar. Tal vez, al final del camino o en el medio, se encuentre Iroel con otro Abel Prieto que, de una vez por todas, lo coloque allí donde se merece por falta de méritos, de talento (si bien su talento es el brete, el corta/pega y las analogías absurdas) y por cometer lo que en Cuba es pecado capital, un antivalor. Pero Iroel y quienes lo rodean (arriba y abajo) son tan malos que ya no la Joven Cuba, sino el señor Alexander Otaola le ha sacado una enorme ventaja, cambiando el contenido, el estilo pero manteniendo idénticos métodos. Iroel, si me lees o te informan, quiero que sepas me das pena, sobre todo cuando tratas ganarte puntos con Silvio y él solo te responde con “raspes” e indiferencia. Y es que hay gente que si bien defiende los ideales de la revolución del 59, demuestran la decencia de la que tú, Iroel, careces. Das pena Iroel, das pena.

Manuel* 4 junio 2020 - 4:40 AM

Por una vez voy a opinar de personas. Escuche a Iroel en un debate con Eliécer Avila: https://www.youtube.com/watch?v=LFhvkYq9JR4 . El problema de Iroel es que no deja hablar.

Respecto a Otaola, lo escuche en un programa donde también participó Almagro. Lo encontré muy espeso y demasiado extravagante y teatrero.

Por suerte hay muchos mejores cubanos. A estos dos no creo que les debamos prestar demasiada atención.

Yuniel 4 junio 2020 - 8:25 PM

Ese no es Iroel, se parece mucho en fisico, verborrea y demas, pero no es él. Ese ser nefasto se llama Edmundo Garcia.

Jagger Zayas Querol 3 junio 2020 - 4:44 PM

Otaola es una vergüenza mal oliente, como también Iroel lo es!!

Luis Enrique 3 junio 2020 - 9:53 PM

Pero, pero… Tampoco hace falta ofender a los sujetos. Tal vez hasta buenagente sean. Lo que se debate es su trabajo y el efw rinde su trabajo

Luis Enrique 3 junio 2020 - 9:55 PM

Madre mía… Qué RRATA… Quise escribir: “…su trabajo y el efecto de su trabajo”

Miguel Fergoz 3 junio 2020 - 6:45 PM

Estoy contigo Harold. Hago mi mayor esfuerzo, por poder dilucidar entre tanta mierda que abunda, algún trozo “verdad” que me alimente. Me llamaron centrista una vez por eso. Hasta me acusaron de no quererme comprometer con uno ni con otro. Y se equivocaron. Siempre me comprometo, lo que mi compromiso es siempre con esa seña que mis capacidades intelectuales mi sugiere verdadera y honesta, venga de donde venga. Mi fórmula simplificada sería cambiar todo lo que está mal, que es mucho, pero sin destrozar lo que pueda quedar de justicia en este país, que no es tan poco como algunos quisieran. Ahora, en este caso particular, creo que, tanto Iroel como Otaola, no son jerarcas, sino simples voceros. El mal invisible de su sectarismo es mucho mayor y los trasciende a ellos.

Manuel* 3 junio 2020 - 6:51 PM

Iroel y Otaola son hombres de paja de unos y de otros. No me interesan porque prefiero el debate de ideas antes que de personas.

Por cierto, si se convierte un blog en un concurso de popularidad se puede terminar por perder la popularidad y esa no es esa exactamente la lucha porque lo única lucha no debe ser contra ningún cubano sino a favor de la libertad y prosperidad de los cubanos.

Randy Riverol Arevalo 3 junio 2020 - 8:44 PM

Lo que pasea es que increiblemente casi nadie entiende la postura de la oposicion de la oposicion, y la confunden con la defenda del sistema como su fuera una dicotomia cuando NO lo es. Lo que hace falta es DESDE EL PRINCIPIO exponer los puntos BIEN CLAROS de que queremos y cuales son las criticas y porque nos diferenciamos de la derecha, cosa que la gente comun NO entiende y la mayoria de potenciales aliados opositores y NO opositores NO entienden y se iran por el camino mas facil de la demogagia barata de la oposicion clasica. Y eso que soy relativamente habil en esto de buscar informacion y estudiar y AUN asi no encuentro NADA que progonga ni presente la postura completa ni NADA, asi que algo SI estamos haciendo mal, MUY MAL, este es el tiempo, es el BUM de la ifnormacion, es para que estemos en todos los lugares, y lo UNICO que se habla es de la oposicion de miami la cual hay que admitir, gano la carrera mediatica a la derecha alternativa.

Manuel* 4 junio 2020 - 4:25 AM

No existe una oposición, sino muchas oposiciones, porque hay miles de maneras de discrepar del Castrismo. Sin embargo, casi solo hay un Castrismo porque solo hay una manera de coincidir con él.

Pero el futuro de Cuba no se debe plantear como una lucha de dos bandos. La lucha debe ser encontrar un consenso de libertad y prosperidad.

Ivan 3 junio 2020 - 11:32 PM

En una sociedad de clase única, el contagio de rebaño cobra pleno sentido pero en base a la verdad, que beneficia por igual a todos los individuos. En cambio, elegir la mentira implica un coste de respuesta que soportan todos y les aleja del éxito. La elección del marxismo, la ciencia y el ateísmo por la revolución cubana fue un claro intento de aproximación a la verdad, que era lo que beneficiaba a todos los miembros por igual frente a las sociedades estructuradas en clases sociales, en que para la minoritaria y privilegiada clase dominante la mentira es una herramienta crucial para el éxito, sobre todo en modelos en que se reivindican la igualdad, la democracia, la libertad o la solidaridad. En el experimento que se cita en el artículo, el contagio de rebaño no tiene un coste de respuesta sino todo lo contrario: el premio de la aceptación del grupo al compartir una mentira irrelevante, como es el análisis comparativo de líneas, pero hay muchas ocasiones en que la adhesión a las mentiras del rebaño tiene un elevado coste para una parte del mismo, que no es homogéneo sino que está estructurado en clases, aunque tengan cosas en común, como la bandera, un mismo territorio y cosas por el estilo. A veces, el problema es la mentira pura y dura como la religión y otra son principios o creencias de rebaño que benefician a unos y perjudican a la mayoría, como la acumulación de riqueza sin límites, que privará cada vez a más gente de los recursos necesarios en un mundo de recursos finitos o la privatización de la sanidad en un modelo económico inspirado en la maximización de beneficios, que utilizará como variable a explotar la enfermedad y no la salud. Mientras en una sociedad de clase única la adhesión de rebaño en base a la verdad es lo apropiado, en las sociedades estructuradas en clases la mentira y las interesadas creencias de la clase dominante se convierten en una necesidad para esta, mientras que tiene un elevado coste de respuesta para las inferiores. Plantear que en Cuba la solución debe ser un mestizaje de las dos tribus dominantes que se plantea tendrá un alto coste de respuesta para una parte si conduce al viejo escenario de lucha de clases, donde la mentira e interés de clase de los privilegiados acaban imponiéndose. Lo hemos visto tantas veces con la socialdemocracia en el poder que no vale la pena repetir el experimento.

Manuel* 4 junio 2020 - 3:28 AM

Ivan, ¿quieres decir que en Cuba no hay clases?

Ivan 4 junio 2020 - 2:53 PM

Aunque se observan diferencias de renta, clases y lucha de clases sólo hay en el sector del cuentapropismo, aunque no son profundas ni ponen en peligro el modelo general de clase única. Mientras los negocios privados sean familiares y no abunde el típico capitalista, inversor de dinero en medios de producción para acumular riqueza y hacer de la plusvalía y su acumulación el levmotiv de su existencia el socialismo podrá sobrevivir y su modelo de clase única. El peligro está en esos que sólo buscan el dinero y los bienes raíces inventando el modo de multiplicar sus negocios. A estos sí hay que tenerles miedo por su conducta adictiva y deshumanizada. Saludos.

Luis Enrique 5 junio 2020 - 2:16 AM

@Ivan

¿En serio esa es su apreciación de la estratificación social cubana? ¡Impresionante! Hombre… cámbiese los espejuelos, porque creo que solo ve de cerca…

MARLENE AZOR HERNÁNDEZ 4 junio 2020 - 3:44 AM

Yo lo que veo es la reverberación de un debate superficial y muy viejo.Lo que habría que discutir sería las políticas públicas del gobierno cubano en los últimos 60 años que niegan, reprimen y censuran la opinión pública. La discrepancia a las políticas, leyes y organizaciones y reglas del juego que impone el PCC y el gobierno producen esta crispación e intolerancia. Eso no se explica por “tribalismo” de grupo, si no por el contexto de 60 años de represión a la discrepancia y de un sistema totalitario que premia a los “incondicionales a la barbaridad” y los demás que no estamos de acuerdo con el totalitarismo sufrimos la represión y la censura.Mientras IROEL sea premiado por el poder por reprimir y avasallar a los intelectuales y periodistas independientes cubanos, bendigo la existencia de Otaola. Pero ninguno de los dos, son ni la solución ni el problema.

Carlos 4 junio 2020 - 2:15 PM

Excelente comentario

Even Fontaine Ortiz 4 junio 2020 - 12:34 PM

Pues coincido con esa opción, pero falta la plataforma programática consensuada y el foro de ejecución y no contamos ni con una ni con otro. Pero siempre insisto en la necesidad de un diálogo y un debate sin limitaciones.

Ramón Izquierdo 4 junio 2020 - 3:45 PM

Me parece reflexivo su artículo, siempre que se razona algo se entiende, y usted ha logrado eso con su texto, pero no le parece que a un grupo de personas en Cuba (incluido los medios mediáticos alternativos) les va eso de que mientras peor sea la situación en Cuba mejor para ellos. No aprecia usted en Cuba que el sentido común se pierde porque mientras los medios gubernamentales todo lo ven bueno (alguien me dijo una vez en Cuba “no veas la TV porque en ella siempre las producciones suben de todo, pero después no encuentras nada”) mientras que los medios alternativos (ustedes por ejemplo, pero también El Estornudo) no ven nada bueno, todo esta siempre de mal en peor.
Es horroroso enterarse del país si o lo visitas.

Raúl 6 junio 2020 - 12:38 AM

Primera vez que comento . Se habla de un cambio en Cuba, pero quién le pone el casvacas al gato. Derechistas quieren anexión y sumisión ante el imperio, y el otro extremo habla de un cambio desde su óptica , un cambio para su acomodo un cambio que tiene como génesis 1959, y si se han visto cambios pero a paso de hormigas. Cuba necesita y lo exige así su condición necrotica, un cambio radical, siempre con el objetivo de hacer una Cuba próspera donde no importe si un cubano común con su esfuerzo y trabajo tenga lujos , donde el obrero pueda satisfacer sus necesidades y pueda vivir dignamente, una Cuba de justicia social y equidad ciudadana y política, donde se puedan sentar a degustar un buen café, obispos y paganos.

Yunier 8 junio 2020 - 8:07 PM

Excelente reflexión, agradecería mucho si sumamos al enfoque la variable de las campañas que lanzan, de uno y otro bando.

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