El lanzamiento de dos cócteles Molotov contra el edificio de la Cancillería de la Embajada de Cuba en Washington el 24 de septiembre, me hizo recordar las numerosas ocasiones en que el terrorismo contra nuestros diplomáticos me afectó personalmente.
Los hechos comentados producen un profundo rechazo a actos terroristas. Nadie puede ser ajeno a lo que significa sesgar vidas de personas inocentes con el fin de alcanzar objetivos políticos. Cada 11 de septiembre recuerdo estos tres acontecimientos que marcaron mi vida.
Para mejorar las relaciones, Biden debería ordenar una revisión justa, que probablemente concluirá que la nación insular no está patrocinando el terrorismo.
Por: Francisco Herranz
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