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pobreza en cuba

Casa en familia

Casa en Familia

por Teresa Díaz Canals 20 mayo 2022
escrito por Teresa Díaz Canals

¿Y qué se puede hallar en una casa vacía

 sino el ansia de no serlo más tiempo?

Dulce María Loynaz  

Últimos días de una casa

***

En febrero del presente año fui invitada a participar como oponente en un  tribunal de tesis de Licenciatura en el ámbito de las Ciencias Sociales. El hecho en sí tiene una significación, pues culmina una etapa de la vida del estudiante que defiende su investigación. Para los profesores que acompañan el ejercicio, este es parte de su rutina en el mundo académico, amén de la satisfacción de ver graduarse a sus discípulos, felices, con un título obtenido como resultado de sus estudios. No obstante, ese día tuvo una connotación especial para mí en dos aspectos:

— Ejercité una manera de hacer, de educar, que durante años fue una constante de mi vida laboral como profesora universitaria. Privada de esta posibilidad cuando comenzó la pandemia, rememoré mis viejos tiempos. Lo más difícil no es ascender, sino descender. Me reconfortan las palabras de María Zambrano en su libro Filosofía y Poesía: «he descubierto que el condescendimiento  es lo que otorga legitimidad, más que la búsqueda de las alturas […] vale más condescender ante la imposibilidad, que andar errante, perdido, en los infiernos de la luz».

— En el Instituto de Estudios Eclesiásticos Padre Félix Varela, renuevo ahora esta peculiar actividad docente. Cada vez que entro en el antiguo Seminario de San Carlos, siento algo muy especial en mi interior. Camino por los mismos lugares habitados un día por ese sacerdote nuestro, que escribió, en fecha ya lejana, en su obra cimera Cartas a Elpidio: «No hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad».

— En la tesis Envejecimiento poblacional y espiritualidad cristiana, del estudiante Roberto Páez Vento, encontré algo que llamó mucho mi atención. En su disertación mencionó una iniciativa denominada Casa para ancianos en Familia, cuyo objetivo es ayudar a ancianos vulnerables Me pareció espectacular y novedoso que reflejara esta nueva práctica en su indagación científica.

¿Cómo dar a los cuidados caseros una actividad creadora?

Quise averiguar en qué consistía exactamente esa experiencia de la comunidad Sant Egidio. Después de terminado el acto de defensa, me acerqué a dos integrantes de la mencionada Casa que estaban presentes allí. No podía perder la oportunidad de conversar con los mismos protagonistas. Uno de ellos, Elio Amador Ricardo, comenzó a narrar la siguiente historia:

Evelio Cuesta Mustelier, un señor de elevada estatura, muy delgado, asistía a la iglesia radicada en Compostela no. 663, e/ Luz y Acosta, cerca de la plaza de Belén. Vivía solo, sin familia, en pésimas condiciones en el reparto Camilo Cienfuegos, edificio 319, apto 206. Su residencia se encuentra bastante lejos de la parroquia.

Casa de familia
La casa de Evelio cuando vivía solo.
Casa de familia

 

Un día enfermó gravemente y un grupo de feligreses de su Iglesia comenzaron a prestarle ayuda en el hospital. La oración, los pobres y la paz, son los referentes fundamentales de esta organización religiosa. Después de su lenta recuperación, había que hacer algo para cuidarlo. Coordinaron con el sacerdote y el responsable de atención a los ancianos en la comunidad, cómo auxiliar al enfermo de manera permanente.

Le propusieron entonces restaurar su deteriorado apartamento, que poseía inicialmente dos habitaciones. La propuesta que le hicieron fue que permitiera residir allí —para ayudarlos también— a dos ancianos igualmente necesitados.

La casa, que posibilitaba la habilitación de otro pequeño cuarto, fue completamente reparada al acceder Evelio a la generosa iniciativa. A partir de ese momento, él disfruta de una atención especial, acompañado, atendido, bien alimentado.

Después de la conversación que tuve con Elio, una señora se presentó como una de las personas que en la actualidad se acoge a esta posibilidad de nueva convivencia. Su nombre es Manuela Rodríguez Rodríguez, vivía en un albergue desde hace años y todavía espera que le reparen su casa inhabitable. Expresó que allí se siente feliz como nunca antes, satisfacción que se reflejaba en su rostro.

Elio, un hombre extraordinario, encontró cerca del edificio de Evelio un pequeño terreno abandonado. Allí sembró un huerto y, gracias a su perseverante trabajo, cosecha las hortalizas que se suministran en la mesa de la Casa en Familia. Esos tres ancianos son atendidos por una señora que tiene el encargo de prepararles la comida. Si un residente falleciera, sería sustituido por otro adulto mayor vulnerable.

Solucionar pequeños problemas puede ser el inicio de un aprendizaje para resolver los grandes. Claro que es imposible la solución definitiva de los vulnerables en Cuba si tomamos un solo modelo. No obstante, las imágenes habitan, al observar las fotos de este caso sentí la formación de una concha en ese espacio salvador, aquí se siente lo grande que existe dentro de lo pequeño.

Casa de Familia
Evelio Cuesta Mustelier
Casa de Familia
Elio Amador Ricardo
Casa de FamiliaCasa de Familia
Elio y Manuela Rodríguez

 

El detalle de esta manera de vivir la soledad, puede ser el signo de un mundo nuevo para un número significativo de seres humanos. En el trabajo científico que cualquier especialista despliega sobre el complejo tema que hoy nos atraviesa, es preciso primero digerir las sorpresas. Haber tomado una lupa como señal de atención y observar este aparente acto de pequeñez, es llegar a la tremenda conclusión del potencial que encierra un grupo de personas con un secreto de amor y alegría.   

Hace pocos días, el viernes 6 de mayo, precisamente en el momento que explotó el hotel Saratoga, me encontraba muy cerca del lugar del triste acontecimiento en medio de un panel que expuso acerca de la temática de la vejez. Me llamó la atención el que una joven se refiriera a la educación de los adultos mayores en sentido muy general, pues apuntó que los adultos de edad avanzada debían aprender a desarrollar un pensamiento crítico.

Recordé que cuando comencé a trabajar, en  los años ochenta del pasado siglo, los profesores de más experiencia nos advertían con insistencia sobre la necesidad de «enseñar a pensar» a los estudiantes. Tal exigencia me molestaba. Los estudiantes son seres que piensan, al igual que los ancianos. La educación se ejerce siempre en dos sentidos. Percibí en el evento que ciertos expertos conciben a este segmento de la población como una masa indiferenciada.

Esas personas, que decidieron por sí mismas unirse un día en un recinto de paz y armonía, y que se sienten felices compartiendo el pan y la esperanza, fueron muy capaces de pensar. Saben bien que no existen formas únicas de vivir, de existir; porque los seres humanos pasamos la vida inventándonos a nosotros mismos. Ellos demuestran con su convivencia que una ética de la compasión está relacionada con la libertad, porque jamás estamos del todo atados a un lugar, a una idea. La ética es una aporía.

20 mayo 2022 12 comentarios 927 vistas
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Igualdad

En busca de la igualdad perdida

por Mabel Torres 5 mayo 2022
escrito por Mabel Torres

Hace poco más de un año un viejo amigo puso en mis manos un ejemplar de La tiranía de la igualdad. El sugerente título y las conversaciones sobre política que sostuvimos me hacían imaginar un manifiesto liberal en toda regla. Él, abiertamente de derecha; yo, una joven de izquierda enamorada de románticos paradigmas.

Por lo general, el ser humano tiende a buscar siempre opiniones afines que refuercen los puntos de vista propios; en cambio, desecha aquello que huele a diferente y puede incluso intentar desacreditarlo. No quise pecar de esto último, sin hacer una lectura personal. Confieso que me acerqué al libro con recelo, pero también con la inquietud intelectual de conocer qué argumentos podría sostener el autor contra la igualdad. Una tarde me bastó para leer a Axel Kaiser, reconocido politólogo, académico y economista chileno.

La tiranía de la igualdad (2014), en apariencia crítico con lo que al autor denomina «derecha estatista» y demoledor con la izquierda latinoamericana, no dejaba de ser aquello que sospechaba al inicio: una loa al individualismo, con un discurso sagaz, convincente y, quizás, un poco emocional, como buen discurso político. El texto de Kaiser reflexionaba en torno a la naturaleza humana y buscaba en ella desmontar el concepto de igualdad. «La gente lucha por ser mejor y no por ser iguales», sentenciaba.

En Cuba, desde hace años escucho un discurso ambivalente acerca de la igualdad: «no se debe confundir igualdad con igualitarismo», dicen algunas consignas. La historia de las últimas décadas en el país evidencia una vuelta de tuercas al ideal de «mismas posesiones todos», enarbolado a partir del 59.

Igualdad

Con el monopolio estatal de la producción, distribución, y la mayor parte de los servicios logrado a finales de los sesenta —después de eliminar a productores independientes y monopolios que operaban en la Isla— parecía que construir una sociedad igualitaria era cosa de coser y cantar. El subsidio a actividades como salud, educación, seguridad social y deporte, y la restricción del mercado como el escenario potencial de las desigualdades sociales en aras de la planificación, completaban la receta de la felicidad.

A partir de entonces, la sociedad cubana quedó compuesta por grupos sociales muy bien demarcados: la clase obrera, el campesinado, los trabajadores intelectuales y una ínfima parte de trabajadores no estatales urbanos. Dicha estructuración socio-clasista se mantuvo estable hasta finales de los ochenta, como señala el investigador Albert Noguera en un artículo publicado en la Revista Europea de Estudios Latinoamericanos y del Caribe.

De acuerdo con Noguera, entre 1959 y 1989, Cuba figuró como una de las sociedades más equitativas del mundo, con una diferenciación de ingresos per cápita entre el 20% de población con ingresos más altos respecto al 20% más bajo, menor de cuatro veces. En este contexto, destacaba además que las transformaciones sociales llevadas a cabo por la Revolución alentaban un sentimiento de bienestar y calidad de vida entre la población.

Un cuarto de siglo después del triunfo revolucionario llegó una de las primeras sacudidas para el sueño socialista: el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas de la segunda mitad de los ochenta. Se trataba de un vaticinio del derrumbe del socialismo en Europa del Este y un intento por frenar la catástrofe financiera que se avecinaba, consecuencia de un modelo económico deformado, con poca diversidad y dependiente de potencias extranjeras.

El fin de la URSS y los primeros años de la década de los noventa dejaron al descubierto las enormes grietas de la economía cubana. Con una reducción del 85% de nuestras relaciones comerciales, el país se sumía en una crisis que todavía arrastramos. La sociedad comenzaba a comprobar que la igualdad, tal y como se había soñado, era insostenible, porque en una nación económicamente ineficiente no puede existir ese tipo de desarrollo.

Pero la debacle de los noventa dejó entrever otras diferencias que echaban por tierra la utopía de la igualdad. Resurgieron la prostitución y la delincuencia, creció el sector informal y Cuba poco a poco dinamizó su mercado interno. Asimismo, afloró el turismo y se despenalizó la tenencia de divisas.

Se abrió la puerta a una economía dual, con una parte sujeta a la ley del mercado de oferta y demanda, catalizador de una diferenciación social evidente en cuanto a las posibilidades de acceso a determinados bienes y servicios, comercializados en divisas. A partir de entonces comenzaban a jugar un rol decisivo en la economía cubana las remesas familiares. De hecho, se estima que entre 1989 y 1996 se ingresaron al país tres mil millones de dólares por este concepto.

Igualdad

Axel Kaiser (Foto: Pablo Monge)

Luego del 6.to Congreso del Partido Comunista de Cuba en 2011 y con la aprobación de los Lineamientos, la privatización recibió un impulso sin precedentes, pues —mientras en los noventa se permitió el cuentapropismo para un limitado número de actividades y, sobre todo, de pequeños productores— la nueva apertura otorgaba un papel más protagónico y diversificado para el sector no estatal.

Como colofón, en 2021, el gobierno amplió el espectro de actividades privadas, llamadas eufemísticamente por cuenta propia, de ciento veintisiete a más de dos mil, además de la aprobación de ley de las micro, pequeñas y medianas empresas.

Lo anterior ha representado un bálsamo necesario para una economía estancada y controlada totalmente por el Estado, que además figuraba como el mayor ofertante de empleo. Sin embargo, algunas lecturas sobre estas medidas apuntan hacia la consolidación silenciosa de un modelo de capitalismo de Estado, con restricciones en torno a la propiedad y a la generación de riqueza en manos privadas, que ha dejado en el camino la esperada mejora en el acceso a bienes y servicios por parte de la mayoría de la población. 

Mientras el discurso oficial se agota en el carácter público de la salud y la educación, aproximadamente el 70% de las familias del país vive con menos de 117 USD al mes, de acuerdo con una encuesta realizada por Statista a 1141 cubanos entre junio y julio de 2021.

La investigación de la empresa alemana, especializada en el procesamiento de datos, indica que para hogares de tres o más integrantes, dicho monto simboliza un ingreso de menos de 1,90 USD diarios por persona. En el momento en que se realizó esta encuesta, la tasa de cambio vigente en el mercado informal era de 1 USD por 50 o 60 CUP, por lo que estamos hablando de un monto que oscila entre 100 y 120 CUP. Estas cifras indican que más de ocho millones de cubanos vive por debajo del umbral de la pobreza, marcador establecido por el Banco Mundial.

Igualdad

Cuestión de matemática elemental: ante la escasez, la distribución equitativa de un poco para muchos ha significado en la práctica la socialización de la pobreza. ¿Esta era entonces la sociedad igualitaria que prometía el socialismo cubano?

La igualdad figura como un derecho, refrendado por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas que data de 1948. El documento plantea un trato similar para cualquier persona con independencia de su género, etnia, religión o posición social, como también lo reconoce la Constitución de la República de Cuba.

Sin embargo, garantizar igualdad de oportunidades para el desarrollo individual representa un gran desafío en la práctica debido a las condiciones de vida de las que parten grupos menos favorecidos, como aquellos procedentes de estratos humildes y marginados, con un bajo nivel de escolaridad y trabajos precarios o informales. 

El concepto de «equidad» pudiera convertirse entonces en una alternativa más viable y justa, en tanto no renuncia al principio de la igualdad, sino que parte del reconocimiento de las diferencias y condiciones de vida de cada ciudadano. Garantizar la igualdad implica que el Estado desarrolle políticas públicas orientadas a la eliminación de las brechas en torno al acceso a bienes y servicios básicos por parte de colectivos socialmente vulnerables.

Y aunque hasta ahora solo me he referido a la igualdad en materia económica, no debe obviarse la dimensión política. Ser iguales debe suponer también el respeto a los derechos civiles, económicos, políticos y jurídicos de todos los ciudadanos, y que disentir de una supuesta voluntad colectiva unánime no sea sinónimo de la pérdida de libertades individuales.

La igualdad conlleva que cada ciudadano disponga de una vivienda digna y de un trabajo como fuente fundamental de sustento, por solo citar dos elementos básicos. Ello contrasta con un fondo habitacional que a inicios de 2021 tenía un millón 452 852 viviendas (37% del total) con una infraestructura en mal estado o con peligro de derrumbe y un salario medio de alrededor de cuarenta dólares estadounidenses… Y en ese orden pudiera continuar el discurso con una interminable apología a la miseria de las mayorías.

Así como la justicia, la democracia o la libertad; la igualdad es intangible, no solo por su naturaleza abstracta, sino porque resulta casi imposible conquistarla por completo. Más que un logro social para la vanagloria de cualquier gobierno, representa una especie de deber ser para toda sociedad, en tanto mute y se adapte al contexto social en que vivamos.

Después de leer a Kaiser coincidí con él en varios puntos y discrepé en otros tantos, pero en algo le doy la razón: a lo que no debe renunciar ningún ser humano es a la igualdad en dignidad.

5 mayo 2022 12 comentarios 1.114 vistas
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Caguazo

«El caguazo», la otra cara de Bejucal

por María Lucía Expósito 23 abril 2022
escrito por María Lucía Expósito

Al noroeste de la provincia Mayabeque, a 22 kilómetros de La Habana, Bejucal guarda entre sus fronteras distintas postales.

En todo el país, la situación de decadencia constructiva es un factor común. Además del mal estado de las edificaciones fundacionales, abundan en muchos territorios de la isla los espacios informales conocidos como Llega–y–pon. El este del centro urbano bejucaleño es uno de esos espacios: un basurero salpicado por viviendas en condiciones deplorables enclavadas en el sitio conocido como «El caguazo».

Una nota de Prensa Latina y compartida por el sitio web Radio Mayabeque del pasado 14 de abril, asegura que la construcción este año de 37 mil 991 mil viviendas en Cuba, impulsará un programa atendido por la máxima dirección del país.

Caguazo
Caguazo
Caguazo
Caguazo
Caguazo
Caguazo

El plan incluye terminar 15 mil 721 casas hechas por el sector estatal, 11 mil 786 células básicas habitacionales y 10 mil 484 por esfuerzo propio de la población. No obstante, la información aclara que las cifras planificadas de producción de materiales constructivos para esos fines están por debajo de la demanda, pese a que se dispusieron montos para importarlos.

En «El caguazo», nacido en un terreno destinado a la siembra del mango, han ido creciendo los asentamientos ilegales en pésimas condiciones de vivienda. Cada vez las casas se acercan más al vertedero que rodea la carretera, incluso sus pobladores usan los desechos para apuntalar exteriores e interiores.

Mientras esto sucede, al oeste del municipio, continúan las obras de nuevos edificios multifamiliares en la comunidad científica del Centro de Biopreparados. Las habitaciones se otorgarán a miembros del Partido asociados al polo científico, y no estarán dentro de un plan de damnificados o asistenciados, afirman vecinos del lugar.

El contraste arquitectónico es una realidad nacional. Las promesas se vuelven un ciclo sin fin para las familias pobres, llamadas eufemísticamente vulnerables. La prioridad «incuestionable» es alzar más hoteles y, eventualmente, otros centros de propiedad estatal.

23 abril 2022 11 comentarios 833 vistas
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Igualdad

Igualdad social en Cuba, un hecho no demostrado

por Miguel Alejandro Hayes 15 abril 2022
escrito por Miguel Alejandro Hayes

Escoger el arma

La reducción de la desigualdad es, actualmente, una meta común en varios países a la hora de elaborar políticas públicas. Para diagnosticar la magnitud de la desigualdad, o su comportamiento ante determinadas acciones gubernamentales, se necesita tener alguna medida.

Con ese fin, las ciencias y la comunicación política se auxilian de indicadores, sobre todo cuantitativos. El más popular de ellos, hasta ahora, es el Índice de Gini, un indicador introducido por el estadístico italiano Corrado Gini en 1912 y que describe la desigualdad promedio de una sociedad. Pero este no es el único que ofrece información útil al respecto.

Un siglo después que Gini, el economista chileno José Gabriel Palma creó un algoritmo que la bibliografía especializada llamó índice de Palma. Su autor demostró que el Gini  tenía un sesgo estadístico porque «mezclaba peras con manzanas», por eso propuso una nueva herramienta.

Luego de analizar datos de diversos países, Palma aportó una metodología para un mejor estudio de la desigualdad a partir de concebir la sociedad como tres grandes subgrupos: 

  • los más pobres, conformado por el cuarenta por ciento con menos recursos.
  • las clases medias o los del medio, conformado por el cincuenta por ciento ubicado por encima del cuarenta por ciento más pobre.
  • los más ricos, conformado por el diez por ciento de la población ubicada encima del cincuenta por ciento anterior.

De esa división salió una ley analítica que puede servir en ciencia social. Con independencia del país, a las clases medias (al cincuenta por ciento del medio) le corresponde, con ligeras variaciones, más o menos el cincuenta por ciento de la riqueza social.

Igualdad

Conrado Gini.

Con ello, Palma llegaba a la misma conclusión que una de las interpretaciones más olvidadas del Marx de El Capital. Según expuso el alemán, las clases del medio no son las determinantes en las relaciones polarizadas de riqueza y explotación, sino que estas se generan en la interacción entre el polo más pobre y el más rico de la sociedad. A diferencia de Marx, Palma hizo la demostración en el lenguaje de la estadística actual.

En otras palabras, el índice Palma expresa que las clases medias, con independencia del país, participan de la renta de forma tal que no inciden de manera causal sobre la desigualdad. En consecuencia, nos muestra que en las naciones más desiguales los ricos tienen más brechas con los pobres que en las menos desiguales. Por tanto, dadas las actuales relaciones del mundo, el Palma sugiere que el problema de la pobreza, en buena medida, es un problema de distribución, bien acotado entre los más ricos y los más pobres.

Semejante conclusión va más allá de la Economía. Invita a repensar concepciones propias de las filosofías políticas, al señalar que la distribución de la riqueza —si busca reducir la desigualdad—, debe concentrarse en la relación de los extremos, y que el aumento equitativo de todas las rentas individuales de los ciudadanos de una sociedad no elimina la desigualdad.

Más bien, empuja  las políticas económicas a concentrarse en un fenómeno que, en un sentido tradicional, está fuera de la distribución: el aumento de la renta nacional. Por tanto, en vez de generar más renta nacional, los países deben cuidar su distribución. Así, desde Palma, se puede desestimar el tradicional enfoque con énfasis en aumentar la cantidad de riqueza nacional.  

Asimismo, el Palma permite respaldar la idea de que la reducción de la pobreza implica transformaciones estructurales, dígase cualitativas, más que aumentos de producción. 

Así lo ilustra lo sucedido en América Latina durante el auge del rentismo a base de materias primas, se redujo la pobreza pero no precisamente la desigualdad. Simplemente, había ocurrido un aumento de la renta total de la nación, lo cual benefició a muchos pobres, pero en igual o menor medida benefició a los (más) ricos, es decir, no cambió la relación entre los extremos sociales; tal fue el caso de Venezuela durante el mandato de Chávez.

Por tanto, el Palma es sobre todo un índice que, visto en el tiempo, muestra si una gestión gubernamental o proceso social transformó verdaderamente la relación estructural entre el polo más rico y el más pobre (a veces con complicidad de los sectores medios), si solo hace una redistribución de ingresos por impuestos, o si no hace ninguna.

Igualdad

José Gabriel Palma.

Si tuviera mi winche…

En Cuba, país en el que el discurso oficial presume de grandes conquistas sociales y que ha limitado derechos económicos y creación de riquezas durante décadas en nombre de la igualdad, el Gini debiera ser una bandera empleada desde el gobierno para validar su labor como proceso revolucionario. Sin embargo, ocurre todo lo contrario. Según el economista Pedro Monreal, no se ha publicado nunca de manera oficial el valor de este indicador para la Isla.

Existen razones para pensar que si la propaganda oficial no lo divulga, es sencillamente porque no le conviene. Sin un Gini oficial, el gobierno cubano convierte uno de sus pilares ideo-políticos: la igualdad social, en un hecho no demostrado según estándares académicos internacionalmente aceptados.

No obstante, si hay razones para que el gobierno no ofrezca un Gini, más las hay para que no asuma el indicador Palma. Este último no anda con medias tintas, promediando la polarización entre ricos y pobres con el esquema de la clase media, sino que clara y directamente expresa un valor más realista de la desigualdad. En otras palabras, con los datos de un  Gini elevado se obtiene un Palma mayor.

De calcularse para Cuba se sabría si —una vez sacados de escena los propietarios—,1) alguna clase o grupo ocupó su lugar o no en cuanto a privilegios económicos, 2) qué ha hecho en el caso de que así sea, 3) y quiénes conformarían dicho grupo. 

Conocer eso ayudaría en buena medida a demostrar (o desmentir), muchas tesis que circulan en el debate político. Por ejemplo, comprobaríamos si es cierto que los ricos de Cuba se hallan en el emergente sector privado de servicios o en otro grupo; incluso, sabríamos en qué grupo se ubican, tanto los dirigentes del país y sus familiares, como las personas tachadas de mercenarias y asalariadas del imperio por razones políticas.

Con el referido indicador se puede calcular antes y después de la aplicación de impuestos sobre ingresos. Un Palma después de impuestos permite advertir cuánto el Estado corrige la desigualdad generada en el mercado a partir de políticas redistributivas (los nórdicos corrigen la desigualdad con los impuestos).

Un Palma antes de impuestos permite conocer la desigualdad asociada al funcionamiento del mercado, es decir, cuán desigual es propiamente el mercado (en Corea del Sur se busca aliviar la desigualdad en el propio mercado). En Cuba ni siquiera podemos situar cuánta desigualdad genera el mercado y cuánto la corrigen los impuestos

También se podría medir el impacto sobre la desigualdad que ha originado el modelo reduccionista de turismo decidido por el gobierno para desarrollar el país, y constatar quiénes fueron los más beneficiados con tal modelo.

En fin, la lista de aspectos de la gestión gubernamental que se lograría evaluar puede ser extensa.

Igualdad

Se podría medir el impacto sobre la desigualdad que ha originado el modelo reduccionista de turismo decidido por el gobierno para desarrollar el país. (Foto: Lisette Poole/The New York Times)

Los medios de producción

Aunque el gobierno no publique el Gini o el Palma, el verdadero problema está en que tampoco ofrece datos para que economistas e investigadores interesados en el tema puedan hacerlo. Sin embargo, la publicación de estos no sería la solución para obtener indicadores lo menos sesgados posible. El propio Palma se ha quejado de que en su país de origen la sub-declaración es tanta que, según los datos, los miembros de las familias más ricas apenas cobraron más de 300 mil dólares al año. 

En el caso de Cuba ese factor se potencia. Las metodologías empleadas por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), no han incorporado en toda su dimensión al sector privado (al menos en sus publicaciones), dejando fuera aspectos que sí se miden y publican para la economía estatal. A ello se añade que no son pocos los incentivos que tiene el sector privado para sub-declarar, más las distorsiones de registro asociadas a la brecha entre la tasa de cambio oficial y la informal.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que el Palma se basa en la renta de los individuos. La forma de medirla entonces es por el ingreso personal, ya sea el salario de un simple trabajador o el de un gran empresario (este último incluye la parte de utilidades de sus negocios que va a sus cuentas personales).

Pero en Cuba, una parte de la renta personal no es generada como ingreso formal, sino que deviene del invento o la corrupción  (en dependencia del estatus del que la obtenga). Aun si se intentara deducir el invento como macroagregado, no se puede captar estadísticamente cuánto inventa cada grupo de ciudadanos.

Asimismo, no es un dato menor el que los dirigentes, además de su salario, dispongan como parte de su contenido de trabajo de una serie de recursos materiales. Hay que recordar que la base para medir la desigualdad es comparar las rentas individuales buscando probar el poder de consumo de los ciudadanos.

En un país como Cuba, donde el puesto de trabajo determina descansos en la playa, disponer de transporte, de combustible, de jabas con bienes de consumo a mejores precios; se marca una brecha en el consumo real, dígase, desigualdad.

Es este un mecanismo de renta diferenciada que funciona como una especie de renta en especie, aunque se le llame eufemísticamente estímulo, y ya esté normalizado. Y esa es una desigualdad en la renta que no puede ser captada, dada la forma en que está diseñado el Palma. Es decir, la renta en clave de privilegios de las clases dirigentes cubanas no se puede medir actualmente.

La última limitación tiene que ver con una condición esencial de la economía cubana: la escasez. En los países donde existe oferta suficiente y excedente de bienes de consumo (desde alimentos hasta casas), es decir, donde hay riqueza en bienes y dinero, la pobreza es cuestión de desigualdad; pero no ocurre así en un contexto en que la riqueza es insuficiente.

De modo que las conclusiones teóricas que derivan del Palma no pueden aplicarse mecánicamente a Cuba y reducir todo a la distribución, sino que antes habría que incluir los problemas pre-capitalistas de la Isla: si existe riqueza suficiente para todos (en bienes y en dinero). Para el caso cubano ambos aspectos pueden combinarse, por lo que es de suponer que el Palma no tendría el mismo nivel de suficiencia que en otros escenarios.

Igualdad

Donde hay riqueza en bienes y dinero, la pobreza es cuestión de desigualdad. (Foto: Cubaenmiami)

Disparar sin tener el winche

A pesar de todas las carencias de información mencionadas, la simple existencia del índice Palma arroja herramientas analíticas, sobre todo porque aporta interrogantes cómo las aquí expuestas. Pero aun sin disponer de los datos, emergen verdades teóricas que, con cuidado, se pueden aplicar a Cuba y sacar conclusiones.

  • La primera de ellas señala la guerra al pequeño sector privado. Esa cuyo punto cumbre fue la llamada Ofensiva Revolucionaria y que pasó por los debates organizados por el Partido en 2011 sobre si permitir chinchales y cafeterías privadas o no, hasta hoy. Ha sido una pérdida de tiempo para el debate público si de combatir la desigualdad se trata, y más si se intenta culpar de la pobreza a ese grupo emergente, pues en él no está la respuesta a la desigualdad ni a la pobreza.

De no ser cierta la afirmación anterior, tendría entonces que estar demostrado que el incipiente sector privado contiene a ese diez por ciento más rico del país y, a la vez, que no son los mismos que conforman el gobierno. Es imposible que en una nación el medio se fortalezca sin el visto bueno del extremo. Particularmente en Cuba se trata de algo que la lógica de poder no permitiría.

  • Segundo, que los igualitarismos que han regido la política económica —con escasez o abundancia—, jamás iban a resolver la desigualdad. Más bien pueden acentuarla en la medida que no todos los grupos sociales necesitan la misma ayuda y no todos la internalizan igual. Sin embargo, el igualitarismo ha servido de cortina para silenciar los debates sobre la distribución de riqueza.
  • Tercero, teniendo en cuenta que por lo general, para convertirse en pequeño propietario privado asociado al turismo se necesitan medios de producción (heredados o ahorrados) que no están al alcance del cuarenta por ciento más pobre, sino del cincuenta del medio; al usar el Palma con estos supuestos se puede concluir que el modelo turístico de desarrollo poco ayuda a reducir la desigualdad, al menos sin una corrección tributaria.
  • Por último, paradójicamente, dado el papel de cortina de humo del igualitarismo, el gobierno ha centrado su comunicación en la necesidad de más renta nacional, cuando, como se ha expuesto, esa tampoco será la solución, tal y como demuestran los cortos períodos de mejores relaciones con otros países que favorecieron la renta total del país.
15 abril 2022 24 comentarios 1.394 vistas
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disidentes sexuales

Cuerpxs Negrxs disidentes sexuales

por Alberto Abreu Arcia 7 abril 2022
escrito por Alberto Abreu Arcia

Uno de los grupos menos visibilizados por los estudios sobre vulnerabilidad, desventaja social y marginalidad en Cuba es la población LGBTIQ+ y, dentro de la misma, el segmento compuesto por lxs disidentes sexuales negrxs. El presente artículo se basa en entrevistas y observaciones, formales e informales, que desde hace algunos años he venido realizando en diferentes espacios.

A través del mismo me acerco, desde una mirada interseccional, a las relaciones entre disidencia sexual, clase y la raza como articulación de varios sistemas de opresiones, donde confluyen procesos y dinámicas históricas de exclusión, marginalización y vulnerabilidad que posibilitan que un grupo social llegue a ejercer una dominación con consecuencias reales sobre otro(s) grupos(s).

Ser negrx y disidente sexual es asistir a una doble o triple discriminación. Incluso al interior de los mismos colectivos LGBTIQ+ en los que concurren y se reproducen prácticas, prejuicios y estereotipos racialmente discriminatorios que imperan en la sociedad y se relacionan con la sexualidad de las personas negrxs.

Tal situación coloca a este grupo en una posición de vulnerabilidad particular y pone al descubierto el carácter interseccional de las opresiones. Al respecto comenta Raúl Soublett, coordinador general del Proyecto Alianza Afro-cubana: «Vemos las diferentes formas de discriminación hacia los sectores más vulnerables en la sociedad, y nos damos cuenta de lo que sufren los afrodescendientes dentro del propio colectivo LGBTIQ».

En el ámbito académico cubano, específicamente en los circuitos consagrados a estudios sobre género, sexualidad e imaginarios del deseo no heteronormativo; llama poderosamente la atención su voluntad por construir cuerpxs y sujetxs desracializados.

Dicha actitud es perfectamente coherente con los ademanes de expulsión del cuerpo negrx de los discursos historiográficos, antologías, cartografías, genealogías, y otras prácticas académicas e intelectuales encargadas de historiar cómo se han delineado las subjetividades no heteronormativas, los territorios del deseo diferente en la nación cubana y su rol en el diseño de un concepto de ciudadanía y sujeto nacional más plural e inclusivo.

disidentes sexuales

(Foto: EFE)

En todos estos actos arqueológicos consagrados a la escritura de una memoria colectiva de la disidencia sexo-genérica en Cuba, las experiencias históricas de trans, lesbianas, locas, bi, gay, travestis, pajaritas, butch, drag King… negrxs, se leen desde el vacío. Lo que pone en evidencia la responsabilidad del arte, la literatura y las ciencias sociales en la producción de un conocimiento que se desprende de representaciones descentradas, precarias y/o abyectas de las negritudes.

De igual forma, tales silencios y ejercicios de tachadura se reproducen al interior de los movimientos políticos afrodescendientes y los llamados estudios afroamericanos o afro-latinoamericanos, y en los conclaves académicos destinados a la institucionalización de este campo de estudios, sus publicaciones científicas, y demás intentos por diseñar una cartografía política del campo de las negritudes. En dichos ámbitos somos percibidxs como una amenaza.

Agustín Laó-Montes, en su imprescindible Contrapunteos afrodiaspóricos: Cartografías políticas de nuestra afroamérica,  reconoce que la mayoría de los análisis de la diáspora africana tienden a marginalizar las consideraciones de género y sexualidad. Y reflexiona que esta absoluta ausencia de un análisis de la lógica sexual y las economías libidinales inscritas en los discursos de la diáspora en general y de las trayectorias Afro-diaspóricas en particular, implican una urgente necesidad de erotizar la teoría crítica y el análisis histórico.

Por estas razones, el presente análisis marca una diferencia radical respecto a los archivos del deseo e imaginarios de la disidencia sexogenérica en la Isla, que se piensan —teórica, conceptual y metodológicamente—, como un  espacio occidental y profundamente blanco.

 «La invisibilización se da bajo la lógica de que lo que no se ve no existe y lo que no existe no tiene derecho», afirma Héctor Miguel Salinas en su provocador ensayo Políticas de disidencia sexual en América Latina. La invisibilidad inferioriza y estigmatiza. Ratifica construcciones que sitúan a los grupos incivilizados en posiciones de subalternidad social entre sí. Es una práctica profundamente desacreditadora.

Paradójicamente, esos ejercicios de borramiento casi siempre terminan generando las condiciones para que estas identidades colectivas tachadas puedan convertirse en identidades políticas e iniciar luchas por su legitimidad y reconocimiento.

Lo hasta aquí expuesto ayuda a entender por qué, más allá de su naturaleza interseccional, lxs afrodisidencias sexuales se construyen a partir de una serie de negociaciones con los códigos, imaginarios y representaciones del mundo no heteronormativo blanco. Sobre todo en los gays siempre está presente la disyuntiva de estar con personas negras pero sin ser visiblemente marica, o vivir la experiencia con gentes blancas más abiertas al tema LGBT pero también racistas.

Cuenta el poeta y afrodisidente sexual Julio Mitjans, que en una ocasión, en sus años de adolescencia, un joven blanco al que miraba insistentemente le increpó: «—no mires tanto que aquí los negros y los blancos no llevan el mismo paso». «Yo ni siquiera pensaba en algo erótico solo miraba su camisa de botonadura ciega». Luego, suavizando la aspereza de su voz le dijo: «por lo menos tú no tienes ñata ni bemba». A partir de entonces, «supe que por ser negro tendría problemas también en mis relaciones de pareja».

disidentes sexuales

Julio Mitjans (Foto: El Palenque)

A partir de sus vivencias, Mitjans estima que en la población LGBTIQ+ los arquetipos de belleza que rigen son totalmente eurocentristas: «Los patrones de belleza que compartían mis amigos no tenían en cuenta a los negros, para ellos debía tener rasgos cuasi griegos».

La intelectual trans Mel Herrera, en su ensayo «El trauma de las subalternas: amor romántico desde una perspectiva trans y decolonial», relata una experiencia similar: «Recuerdo que cuando pensaba en el amor, además de imaginar que era una niña cisgénero, imaginaba que era blanca y que tenía romance con muchachos apuestos y blancos. Me atravesaban varias cuestiones entonces: la negación identitaria, la negación del amor heterosexual y el racismo internalizado».

Se pregunta entonces: « ¿cómo no desear relacionarme con hombres blancos si los hombres negros han sido construidos como maltratadores por naturaleza, violentos, agresores sexuales, vulgares, atrasados, salvajes?».  

Uno de los correlatos derivados de las historias que cuentan Mitjans y Mel, es cómo las identidades no heteronormativas blancas se construyen desde lugares de privilegio donde la afrodisidencia sexo-genérica deviene otredad desvalorizada, y criminalizada, que se desenvuelve en escenarios hostiles. Es precisamente en ese punto cuando esta última, dada su condición afrodiaspórica, trasciende y desestabiliza las construcciones binarias que el proyecto colonial de la modernidad occidental hizo de la feminidad, la masculinidad, y la heterosexualidad.  

Al respecto comenta Mel: «Las imposiciones/restricciones de género y a la sexualidad, y la estratificación racial que Occidente impuso desde el período colonial, nos convirtieron en identidades, cuerpos y territorios subalternos. Somos las subalternas y hemos crecido con ese trauma desde la infancia. Es un trauma ancestral».

A propósito de estas prácticas destinadas a excluir las afrodisidencias sexo-genéricas de los territorios del deseo y la disidencia sexual, observa Mitjans: «los negros no existimos en su imaginario. Esa omisión siempre ha sido un síntoma de otras omisiones, síntoma de un sutil desprecio: un negro siempre viene con muchos problemas aunque haya terminado la universidad».

Esta problemática que denuncia Mitjans viene a ser apuntalada por la representación, plena de estereotipos racistas injuriosos, que construyen los medios de comunicación masiva sobre las personas afrodescendientes. Y subraya este poeta afrocubano, miembro del grupo literario El Palenque, que se trata una cadena de significaciones peyorativas y degradantes la cual configura un «valladar que es casi imposible superar», por cuanto coloca a estas personas:

(…) en la imposibilidad de acceder a la movilidad social, el negro un ser nacido para el estancamiento, una noria que absorbe a más de una generación en la familia negra y si eres gay peor, la omisión del cuerpo negro en el universo gay se torna en un proceso de re victimización porque el que dialoga contigo, el compañero de la comunidad LGBTIQ, reproduce los patrones o códigos de  belleza  de la heteronormatividad blanca aunque seas una margarita que se ha abierto paso desde la tierra en primavera.

 A su juicio, la población LGBTIQ+ no negra reproduce los mismos prejuicios raciales, exclusiones y dispositivos de la dominación heteropatriarcal blanca.

Lo que me interesa poner de manifiesto en esta lectura cruzada de los textos de Mel Herrera y Mitjans, es cómo dichas prácticas, destinadas al silenciamiento e invisibilidad de los cuerpxs de las afrodisidencias sexo-genéricas en los estudios académicos cubanos, son resultado de la reproducción de un sentido común racista, que tiene su anclaje en estructuras del saber y en producciones simbólicas y de conocimientos eurocéntricas y racializadas.

disidentes sexuales

Mel Herrera (Foto: ADN Cuba)

Como pueden ver, el entrecruzamiento: género-color de la piel y disidencia sexual, ensancha estas brechas de equidad, discriminación  y  desventaja social. Ser un disidente sexual negrx es entrar en un territorio donde se entrecruzan diversas opresiones. No por casualidad se encuentran entre lxs más expuestos a la violencia policial, para quienes ser negro y maricón es la última carta de la baraja: quienes peor visten, lxs tenidos como vulgares  y de menos nivel de instrucción, quienes viven en condiciones de marginalidad y pobreza pues en su mayoría provienen de familias de bajos recursos que carecen de patrimonio heredado.

La crisis económica de los noventa, y las sucesivas reformas que a partir de entonces se han implementado en alguna medida por parte del estado cubano, provocaron un incremento de la diferenciación socioeconómica; es decir  un ensanchamiento de las diferencias en el ingreso y en el acceso a bienestar. Ello se refleja en la existencia de una clase media, o lo que algunos autores, —como Mayra Espina («Reforma y emergencia de capas medias en Cuba»)—, denominan «capa», para designar el proceso de formación en Cuba de una franja socio-estructural media.

Este fenómeno también ha impactado al interior de la población LGBTIQ+, donde lxs afrodisidentes sexuales resultaron lxs menos favorecidos. De ahí su escasa presencia en el sector emergente de la economía y en otras formas alternativas de ingreso económico, como las remesas. Están subrepresentadxs en el trabajo por cuenta propia y en espacios laborales estatales ventajosos, y sobrerrepresentadxs en las ocupaciones elementales no calificadas.

En el caso de lxs transexuales, travestis y transgéneros negrxs, configuran un grupo profundamente desfavorecido, porque no solo tienen que lidiar con la vulnerabilidad familiar y social, la dificultad para conseguir empleo, la imposibilidad por razones de bulling, etc., de lograr acceso pleno a todos los niveles de enseñanza. Por estas razones, terminan viviendo del mercado informal, aceptando empleos no calificados o en el trabajo sexual, donde son víctimas frecuentes de violencia de género.

A lo anterior, súmese que muchxs residen en comunidades muy marginales, jerarquizadas por la violencia, así como por códigos, elementos conductuales y de supervivencia basados en estereotipos sobre la masculinidad negra, donde realmente tienen que imponerse sino, literalmente, lxs expulsan del barrio. 

Norma Guillard Limonta, psicóloga, activista lesbiana y afrofeminista, explica que, dada «la procedencia de esta población en su mayoría de la pobreza, de la zona de dificultades, de los barrios marginales», la sociedad interactúa con ella partiendo de una serie de estereotipos que refuerzan la imagen de «que somos diferentes, semi analfabetas, bajo salario, disponibles para cualquier trabajo, sumisión, obediencia, objeto sexual, potencia de prostituta, buena en la cama». Por estas razones, cualquier intento de transformación desde el interior de ese grupo vulnerable tiene que enfrentar las dificultades y resistencias que implica transformar ese imaginario.

Para Guillard Limonta —quien fuera coordinadora del grupo OREMI de lesbianas—, el gran costo que implica ser una mujer negra, se agrava «si además es lesbiana». Por el hecho de que es «más evidente la diferencia de lucha contra la opresión patriarcal con relación a la blanca, pues se le suma además que deben luchar contra el dominio colonial a nivel mental, por la historia marcada de la esclavitud y por ende con el racismo».

Por último, deseo compartir una idea que fue tomando forma a partir de los criterios que han emergido en este texto. Tiene que ver con la moda del concepto enfoque interseccional (no por azar fueron las afrofeministas norteamericanas, miembros de Combahee Rive Collective en la Declaración de 1978, las primeras en acuñarlo antes de que se hiciera teoría en la academia crítica).

De nada sirve apropiarse del mismo si no partimos del razonamiento de que tanto el género como la raza son construcciones culturales que responden a una filosofía higienista, enunciadas desde la blanquitud hegemónica y legitimadas en complicidad con las Ciencias Sociales y sus narrativas historiográficas.

En las voces de Mel Herrera, Julio Mitjans y Norma Guillart Limonta, hay una demanda explícita a las Ciencias Sociales sobre el hecho de que no basta emplear el enfoque o concepto interseccional si no se deconstruye ese episteme de la modernidad/colonial que nos inventó como negrxs, maricas, tortilleras, indias, y que todavía sobrevive al interior de las Ciencias Sociales latinoamericanas en su manera de entender y explicar nuestros procesos como negrxs y disidentes sexuales.

Un episteme que, desde su colonialidad del ser, nos impuso un arquetipo de belleza, sexualidad, masculinidad que históricamente han devenido prácticas discriminatorias, exclusiones y lenguaje de odio; que refuerzan condiciones de desigualdad, re-funcionalizan realidades sociales y sistemas de opresión y afectan directamente a lxs afrodescendientes, mujeres, disidentes sexuales, etc.

***

Este texto es parte del proyecto «Desigualdad, pobreza y sectores vulnerables en Cuba». Puede participar en él, enviándonos recomendaciones, testimonios, comentarios, al  correo jovencuba@gmail.com, con el asunto «Proyecto – desigualdad».

7 abril 2022 11 comentarios 1.053 vistas
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Pobreza

Pobreza, vulnerabilidad y campaña por los barrios

por Ivette García González 30 marzo 2022
escrito por Ivette García González

Pobreza, vulnerabilidad y exclusión constituye una tríada de diversa expresión y connotaciones. Desde hace unos meses los barrios «vulnerables» ocupan la atención gubernamental. Así lo indica la amplia cobertura que la televisión, Granma y otros medios estatales como Cubadebate y Cubahora, otorgan a las visitas oficiales a estos lugares —sobre todo en la capital— y la definición del tema como prioridad del gobierno.(1) Algunas reacciones que difieren del discurso oficial invitan a reflexionar.  

El contexto está marcado por la agudización de la crisis sistémica del país, incluido el persistente deterioro de la relación de confianza entre ciudadanía y Partido/Estado/Gobierno, y el incremento de la represión política. Eso explica la percepción de que tal campaña es la respuesta del gobierno al estallido social de julio del año pasado.

Estas son prácticas populistas que, con rápidos cambios cosméticos, pretenden aplacar la tensión social y recuperar apoyo popular, para lo cual el gobierno se sirve de la única prensa permitida. Finalmente, muestra el manejo del tema desde una noción menos comprometedora —la de vulnerabilidad— que alude solo a la probabilidad o riesgo y no al fenómeno palpable. De ese modo se oculta el grave problema de la reproducción y extensión de la pobreza.

Sin embargo, la pobreza y su incremento en barrios urbanos donde las personas enfrentan diversas formas de vulnerabilidad social, impacta sobre los derechos humanos y es una problemática que ocupa la agenda de foros internacionales y de la ONU. La UNICEF y el Programa de Naciones Unidas para los asentamientos humanos (ONU-Hábitat) desempeñan un importante rol en ese sentido. Desde 2015, la superación de tales condiciones se formula en dos de los objetivos —uno y once—, de Desarrollo Sostenible para el 2030, de ahí la necesidad de que estén en el centro de la agenda política.

Pobreza

-I-

Se trata de un fenómeno complejo, de muchas aristas y consecuencias. En Cuba afectan los permanentes retrocesos y errores de política económica y el avance de la precariedad. Como parte del fenómeno, continúa ampliándose la larga lista de barrios en tal condición en casi todas las ciudades de la Isla. Muchos de ellos son de larga data, con varias generaciones de familias implicadas; otros son más recientes.

Hace varias décadas el tema está reducido a la academia, pero con aportes importantes. En un estudio de caso («Alturas del Mirador») del 2011, el antropólogo Pablo Rodríguez llamó la atención sobre la «marginación en la pobreza», como resultado de la conjugación de esas realidades y diversos fenómenos sociales conexos, entre ellos la exclusión. (2) 

En un análisis de hace unos años, se reconocen las graves condiciones de ciertos barrios en la capital: el Fanguito, la Güinera, la Corea y el Palenque. Entre ellas, las asociadas a vivienda y hábitat, bajos ingresos, inestabilidad o desvinculación laboral, bajo nivel de escolaridad y de participación sociopolítica, insuficiente acceso a servicios, y brechas significativas asociadas a género, raza, generación y territorio, lo que incluye asimismo el lugar de origen de las personas. Se alerta ahí sobre el incremento de la segmentación social y el agravamiento de formas de exclusión social.   

-II-

Durante estos meses de campaña y mejoras en algunos barrios, se ha insistido en que ya se habían dado pasos para atender esas realidades. Y es cierto que existen experiencias diversas de trabajo comunitario, sobre todo desde el ámbito de la cultura. A pesar de ello no se ha resuelto el problema, por el contrario, se ha agudizado, lo cual sugiere la pertinencia de profundizar y tener en cuenta los siguientes elementos:

1. Las raícesde la pobreza y los problemas del país relacionados con ella, son profundos y estructurales. Las redes de solidaridad, iniciativas socioculturales y medidas emergentes puntuales, ayudan a compensar pero no son suficientes ni se dirigen a las verdaderas causas.  

2. La economía y la política económica son fundamentales pero no han favorecido la transformación que requiere Cuba. El descenso de indicadores claves y las crisis recurrentes tienen creciente impacto en la esfera social y, de acuerdo con expertos, la «Actualización» tampoco dispone de un proyecto de desarrollo productivo. 

3. La práctica de sustraer del ámbito ciudadano —a través del silencio de los medios y el discurso oficiales, así como del limitado acceso a la información— asuntos de interés público como estos, que son realidades incómodas o incongruentes con la imagen del país que el Partido/Gobierno/Estado proyecta, mucho perjudica. Siete años de censura para el documental Canción de barrio es apenas un ejemplo. 

4. No se reconoce oficialmente el problema de la pobreza y, en consecuencia, no se estipula una política específica para enfrentarla. La tendencia ha sido matizar el fenómeno con eufemismos del lenguaje y continuar, desde el centralismo, esperando por el efecto derrame.  

Es un imperativo que se atiendan con urgencia las numerosas propuestas de las ciencias sociales cubanas, que son convergentes con recomendaciones de organismos internacionales. Entre ellas, destacan las siguientes:   

1. Transformaciones económicas estructurales, imprescindibles para encarar los retos y explotar las capacidades.

2. Implementación de políticas y programas sectoriales y territoriales con visión integral y diferenciada, enfocados en la solución de la pobreza y la erradicación del ciclo que favorece su reproducción.

3. Real e irreversible descentralización y autonomía municipal.

4.Estrategias de desarrollo local cuyo pilar sea el empoderamiento de los ciudadanos en todas las esferas.

-III-

Sin duda urge visibilizar un tema que, de acuerdo con la estrategia de la ONU, se empezó con retraso. El mismo debe ser encarado sin eufemismos, con transparencia, y responsabilidad con la ciudadanía.

Como expresé en un texto anterior, varios científicos sociales cubanos han fundamentado la multidimensionalidad y expansión de la pobreza en Cuba, así como los fenómenos asociados. Recientemente, el sociólogo Carlos García Pleyán destacó la importancia de distinguir tres ejes de análisis que se relacionan pero son diferentes —pobreza/bienestar, vulnerabilidad/resiliencia y exclusión/inclusión— y priorizar el tema de la pobreza.

Caminó por varias calles acompañado por el pueblo y la líder comunitaria Iliana María Macías. Se detuvo a conversar con los vecinos que lo saludaban desde fuera de sus casas.

A #Cuba 🇨🇺, #PonleCorazón ❤️ pic.twitter.com/dmAMssQueA

— A Cuba, Ponle Corazón (@ponlecorazoncu) August 20, 2021

No se debe continuar limitando la información y mirando siempre hacia afuera, con el fin de ocultar o difundir la realidad a conveniencia del gobierno. Como bien advierte Pleyan, sabemos cuántos millones de pobres había  en América Latina en 2020, «pero no tenemos idea (al menos, los ciudadanos) de cuántos pobres hay en Cuba, quiénes son ni dónde están».

Y consideremos que la pobreza entre los cubanos no se reduce a los llamados «barrios vulnerables». Hemos asistido a la generalización de la precariedad en el país, de lo cual posiblemente solo escapan ciertas zonas exclusivas y aquellas donde vive la clase política.

Al ver los reportajes de los dirigentes en los barrios, uno se formula cuando menos dos preguntas: 1) ¿dónde estaban ellos y la prensa todos estos años y qué hacían mientras la situación empeoraba hasta el estado actual? y 2) en medio de tantas privaciones, que ya parecen ser norma para las mayorías, ¿cuánto cuestan al país esos despliegues de delegaciones oficiales con dirigentes de todos los niveles acompañando al presidente?

Entre silencios y fracasos, se ha venido generando un fenómeno de naturalización de la pobreza, nos acostumbramos a vivir en la penuria y coexistir con sus manifestaciones y consecuencias; entre ellas la exclusión social y la emergencia de nuevas vulnerabilidades. Porque la pobreza, como señalara hace años Federico Mayor, ex Director General de la UNESCO, es también carencia de «futuro» y «expectativas». Y todo eso daña, a veces de modo irreversible, a las personas, las familias y el país.

Para contactar con la autora: ivettegarciagonzalez@gmail.com

***

(1) En el 2018 y unos años antes, se publicaron algunos textos sobre barrios enfocados en condenar los llega y pon en las ciudades y la urgencia de «poner orden» combatiendo las ilegalidades, atendiendo al llamado realizado por Raúl Castro ante el Parlamento en julio de 2013. Así, llegamos mucho peor al 2021.

(2) Pablo Rodríguez: Los marginales de las Alturas del Mirador. Un estudio de caso, Ed. La Fuente Viva, La Habana, 2011.

***

Este texto es parte del proyecto «Desigualdad, pobreza y sectores vulnerables en Cuba». Puede participar en él, enviándonos recomendaciones, testimonios, comentarios, al  correo jovencuba@gmail.com, con el asunto «Proyecto – desigualdad».

30 marzo 2022 50 comentarios 1.563 vistas
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Hijo de la Patria

El hijo de la Patria

por Teresa Díaz Canals 25 marzo 2022
escrito por Teresa Díaz Canals

Más bella que la luz del sol sobre la tierra

 es la de una buena acción sobre el rostro del bueno.

 La luz de las buenas acciones

 se parece a la luz de las estrellas.  

José Martí  

***

Hacer algo

Aracely Rodríguez Malagón, integrante del Proyecto Hormiga, me hizo una llamada. Quería que me interesara por un hombre de 89 años que vive en el conocido reparto Náutico, para nada parecido a los populares suburbios de algunas zonas de la ciudad que se caracterizan por sus pésimas condiciones de vida. Me informó que el señor estaba ciego, pues padece de cataratas, y que tanto ella como algunos vecinos aspiran a buscar soluciones para las múltiples penurias del anciano.  

Acordé con mi amiga en conocerlo. Cuando llegué a la casa de esta inquieta activista social, conversamos sobre la compleja situación de Luis Rafael Peñalver Soa, vecino de Ave. 1ra A e/ calle 154 y 156, Playa. Aracelys me condujo a la vivienda en cuestión. En el trayecto hacia ella, otras personas que también me acompañaron —Maritza y su esposo—  me informaron que Luis es un «Hijo de la Patria»; es decir, a lo que ahora es un «niño sin amparo filial», en aquel entonces le otorgaron ese estatus «revolucionario».

Hijo de la Patria

Luis Rafael Peñalver Soa (Foto: Teresa Díaz Canals)

La primera Casa Cuna fue fundada en 1687 por el obispo Diego Evelino de Compostela, en la calle que hoy lleva su nombre e/ Teniente Rey y Muralla. A su fallecimiento, en 1704, lo sustituyó en esta empresa caritativa fray Gerónimo Valdés. Con el nuevo director, el inmueble de acogida a niños desamparados radicó en Oficios esquina Muralla. Este sucesor, además, ofreció su apellido a las criaturas. Para 1830, la habanera Antonia María Menocal dejó como legado cierta cantidad de dinero con el cual fue fundada la Casa de Maternidad.

Por su parte, a finales del siglo XVIII un grupo de vecinos de la Capital —entre ellos Luis María Ignacio de Peñalver y de Cárdenas, obispo de Nueva Orleans; la condesa de San Juan de Jaruco y el marqués de Casa Peñalver— apoyaron la creación de una Casa de Beneficencia y un lugar donde acoger también a los ancianos desvalidos. Para lograr ese objetivo se dirigieron al gobernador Luis de las Casas, y solicitaron un terreno ubicado en la caleta de San Lázaro.

En el período de 1822 a 1832, esta institución fue apoyada por el gobernador español Francisco Dionisio Vives (mitad militar, mitad bandido) quien manejó los vicios de la sociedad criolla: juegos, bandolerismo, apego a la disipación; como modo de desviarla de toda actividad política.  

Partidario del gobierno de las tres b —baile, baraja y botella—, mantuvo para su propio esparcimiento un garito y una valla de gallos en el Castillo de la Fuerza. Es muy significativo que este representante de la Corona ordenara un impuesto sobre los billetes de lotería y para jugar en la valla de gallos que poseía en el Castillo de la Real Fuerza, con el fin de beneficiar a la Casa de Beneficencia. A esta contribución se unieron sistemáticamente los filántropos que continuaron aportando al bienestar de los niños abandonados.

Hijo de la Patria

Dormitorio de Luis Rafael. (Foto: Teresa Díaz Canals)

Cuando Luis Rafael nació, en 1932, fue depositado en un torno situado en la antigua Casa de Beneficencia. Las personas que me recibieron en esa visita,  me explicaron que su segundo apellido quiere decir Sin Otro Apellido. El primero es Peñalver, pero no conocían su historia. Me llamó la atención que no fuera Valdés, como es tradicional encontrar entre las personas que tuvieron esa peculiaridad de vida.

Parece que se debe al obispo Luis de Peñalver, quien había donado un cuarto de caballería de terreno para construir  ese  edificio, ubicado en la calle San Lázaro, frente al actual parque Antonio Maceo y muy cerca del mar, con el objetivo de agrupar algunas dependencias de la Casa de Beneficencia de La Habana. Algunos autores afirman que a las niñas las apellidaban como Rodríguez y que en los años cincuenta del pasado siglo se escogía al azar para ambos sexos.  

En aquel lugar el niño Luis creció bajo el cuidado de las monjas, allí aprendió a tocar la corneta. Después, ya adulto, trabajó como chófer para la misma institución. Ese tiempo fue el más feliz de toda su vida, me confesó. Cuando tenía veintisiete años se produjo otro cambio importante que dio un vuelco a su destino.

La Revolución lo sacó de la protección de la institución religiosa, que desapareció en 1961. Las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul, dedicadas a esta noble actividad, tuvieron que abandonar el país. El edificio donde creció fue destruido. El gobierno planificó construir el Banco Nacional, para ello se erigieron grandes bóvedas, pero no fue concluido. Años después se levantó en el terreno el Hospital Hermanos Almejeiras.

Así fue como Rafael se transformó en «Hijo de la Patria». Hasta ese momento no poseía familia ni vivienda propias. El Estado trasladó al grupo de niños y jóvenes que habitaban ese establecimiento, primero a Varadero por unos días, después lo ubicó en Ceiba del Agua, un lugar amplio que sería denominado «Hogar Granma».

Hijo de la Patria

La casa de Luis Rafael carece de servicio de agua. (Foto: Teresa Díaz Canals)

Al transcurrir el tiempo, fueron siendo utilizadas algunas casas de diferentes municipios para acoger a los niños sin amparo filial. Luis Rafael recibió una pequeña vivienda ubicada en los bajos de una residencia en el reparto Náutico. Trabajó en varios oficios y, en ese período, el jefe de sector de la Policía Nacional Revolucionaria del reparto lo convenció para que le prestara o cediera la parte más amplia de su casita con el objetivo de convertirla en una oficina para él trabajar.

Por tal motivo, Luis fue confinado para siempre al último cuarto de su propiedad. El jefe de sector se fue definitivamente de allí pero, lejos de devolverle lo que le pertenecía, introdujo a una mujer que ahora es su vecina.

Dentro de pocos meses, Luis Rafael cumplirá noventa años. No tiene agua potable en su habitación porque las tuberías colapsaron; por tanto, tampoco tiene higiene. Carece de cocina y de refrigerador. Gracias a Mariana, una vecina, almuerza diariamente.  Por las tardes, otro «Hijo de la Patria» que tuvo la suerte de crear una familia, lo lleva al portal de su casa para conversar.

Vinculada a otro proyecto que la asesoró, Aracelys dirigió una carta a la Oficina de Atención a la población de la Presidencia de la República. De allí derivaron el caso al Gobierno Municipal correspondiente. Esperaron un mes para ofrecer una respuesta negativa. No resolvieron nada en absoluto.

Ante casos semejantes no es ético guardar silencio institucional. Se requiere ir al encuentro de la verdad, de la singularidad y la biografía; de la pavorosidad de lo inmediato por parte de los organismos que deben interesarse por la situación planteada y brindar una solución.  

Esta persona requiere ser operada debido a la ceguera. Además, no se puede operar si no tiene a alguien que lo apoye en su convalecencia. Tuve la oportunidad de conversar con la médica de la familia que atiende a este Hijo de Nadie. La amable doctora me explicó que la alternativa de un asilo no es la solución para él. Tiene pavor a esa posibilidad. Es sorprendente —y comprensible—  que la palabra asilo estatal en Cuba no sea una opción de vida digna, y que, lejos de simbolizar la esperanza de un final apacible, genere rechazo, miedo y angustia.

Me llama la atención que determinadas acciones de algunos miembros de la comunidad mencionada estén colmadas de una sensibilidad exquisita, pero ellos solos muy poco pueden hacer. Se necesitan recursos para convertir en habitable el pequeño espacio donde vive Luis Rafael. Es imprescindible garantizarle la operación y una persona que sea su cuidador(a) permanente.

Hijo de la Patria

(Foto: Teresa Díaz Canals)

Me gustaría que alguien de la Red de Cuidados Cubana comentara algo que no sea promover la idea que aparece en cuartaedad.com: «Envejecer: una obra de arte al alcance de todos», cuando en el país no existe un desarrollo socioeconómico adecuado para un sector vulnerable que se encuentra dentro de ese 21,9% envejecido de nuestra población, ni tampoco un apoyo sustancial a sus problemas.

Asimismo, me pregunto de qué manera, ante situaciones lamentables como esta, se cumplirá el nuevo Código de la Familia que señala que todos y todas tenemos el derecho a gozar de una vida digna. ¿Cómo se materializará un entorno amigable para nuestra población envejecida? ¿Cuántas décadas habrá que esperar para la creación de las bases de un sistema nacional garante del cuidado integral de la vida?

Ojalá se restablezcan la alegría y la luz en su vida y desaparezca la tristeza indecible que lleva dentro este «Hijo de la Patria».  

25 marzo 2022 25 comentarios 1.710 vistas
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Ancianidad

Pobreza y ancianidad: la realidad que estremece

por Teresa Díaz Canals 9 marzo 2022
escrito por Teresa Díaz Canals

¿Y qué has aprendido después de tanto dolor, de tantas traiciones?

Entonces le respondí: Aprendí a siempre sonreír

Blaster 

 Delirios de un corazón roto

***

Hace unos días fui a visitar a una persona cerca de mi casa, en el barrio habanero del Vedado. Bajé por 26 hasta la calle 15 y busqué a una señora llamada María. No la encontré. Regresé al otro día por la mañana, la maltrecha puerta estaba entreabierta y allí pude observar a la que buscaba sentada en su cama conversando con una amiga. Lo correcto hubiera sido que me retirara pues estaba ocupada, pero no lo hice. Ella me invitó a pasar y me senté en algo que no era precisamente una silla.

Tras presentarme, empecé a explicarle el motivo de mi visita. Apenas me dejó terminar: «No se preocupe, pregunte todo lo que quiera». Sentí como si la conociera de toda la vida.

Enviudó hace un tiempo considerable y ahora enuncia su gran desafío: morir con dignidad, ya que no pudo vivir con ella. En algunas de las  cartas escritas por esta mujer de 74 años para pedir apoyo —pues fue clasificada como «asistenciada» de Seguridad Social—, entre ellas al mismo presidente de la República, destaca lo siguiente:

– Las condiciones de mi vida actual son «miserablemente indescriptibles».

– Al no poder sufragar los nuevos precios del comedor del Sistema de Atención a la Familia (SAF) y optar por comer en mi espacio, esto hace que necesite, además, una cocina y un refrigerador para la conservación de los alimentos.

– Vivo en un derrumbe, prácticamente en la intemperie ya que no tengo ni una puerta que cerrar cuando decido acostarme, carezco de privacidad,de agua potable, de higiene (me sobran las ratas y las cucarachas).

La habitación en que vive deja el alma helada. Como bien describió esta anciana, no tiene agua dentro de su casa, ni un mueble donde guardar absolutamente nada. En este encuentro me dijo que una Organización No Gubernamental que supo de sus graves condiciones de existencia, recién le hizo llegar un pequeño refrigerador. Confiesa que ese día no pudo dormir en toda la noche, porque le parecía mentira sentir el leve ruido que hace la nevera en el silencio nocturno.

Ancianidad (2)

(Foto: María Lucía Expósito)

Lo que debiera ser un hecho común y corriente —poseer un aparato eléctrico—, para esta persona de sonrisa amplia resultó un gran acontecimiento, pues lo anheló por mucho tiempo.

María Santiesteban Portuondo se cansó de pedir auxilio a las diferentes instancias correspondientes que debían haberla apoyado. Nunca obtuvo una respuesta satisfactoria. De la oficina de la Presidencia, pasaron el problema a la Fiscalía General para que resolviera —o mejor, analizara— el asunto.  Intentaron solucionarlo proponiéndole residir en un asilo, a lo que la solicitante se negó rotundamente, con todo su derecho y razones.

La Dirección Municipal de la Vivienda de Plaza asumió este «caso social». Se dirigieron a ella para pedirle paciencia, que esperara a las calendas griegas hasta que su situación fuera remediada, es decir, hasta nunca.

Cuando se conversa con esta lúcida mujer, es evidente que se expresa de manera excelente. Estudió la carrera de Medicina, que por algún motivo no pudo terminar. Frecuenta de manera sistemática una iglesia que radica en 41 y 42 en el Municipio Playa.  En la actualidad estudia idioma alemán y, sobre todo, la inunda eso que se denomina fe, y que le brinda una sabiduría que desborda la razón científica.

Ancianidad (3)

(Foto: María Lucía Expósito)

María se lamenta porque considera que no fue una mujer de «pelo en pecho», tuvo miedo de protestar con energía, pues no soportaría que la trataran de manera violenta en el plano físico. Sin embargo, su resiliencia, su estoicismo ante la adversidad, la desidia y el abandono de un sistema que se nombra socialista; la convierten en heredera del cimarronaje, de ese legado tremendo que nos transmitieron los seres humanos que fueron esclavizados en esta Isla.

La misma Organización No Gubernamental le acaba de enviar una cocina. Ojalá alguien con autoridad pueda acudir a Aguas de La Habana para que a esta adulta mayor le instalen el preciado líquido, imprescindible para sanear su espacio.

Además, requiere de atención especial en el ámbito de la salud, pues como resultado de una caída tiene afectada la cadera, estuvo por un tiempo imposibilitada de caminar y durante su convalecencia no podía asistir al comedor donde le vendían cierta alimentación. Me comentó que en ese período hizo una especie de huelga de hambre involuntaria.

Me pregunto qué nos está pasando, con algo que siempre ha significado un atributo inherente a la identidad cubana: la solidaridad. Durante décadas Cuba se jactaba de su defensa a los países más pobres, de la ayuda incondicional a cualquier nación del mundo ante un evento trágico. No obstante, no se puede disponer que un grupo de trabajadores le instale agua en el interior de su casita a una anciana enferma.

Eso constituye también una desgracia terrible y a nadie le importa. Disponer de materiales para mejorar una minúscula vivienda en condiciones deplorables, mientras se erigen ante nuestros ojos monumentales edificios para hoteles, sería otorgar un poco de justicia a tanta vergüenza y desigualdad.  

Fui testigo de la reparación constructiva  de una modesta casita donde vive la hija de un funcionario importante del Poder Popular. Ese señor se separó de la esposa y la misma retornó a su lugar de origen con la niña de ambos. Como mismo ese individuo revolucionario se preocupó por el bienestar de su hija, debería tener la decencia de enviar algunos camiones de materiales y monitorear la ejecución para mejorar la vida de las personas más desesperadas en su radio de acción.

Ancianidad (4)
Ancianidad (4)
Ancianidad (4)

Ahora mismo escucho a una artista muy reconocida expresar que en nuestro país existe gran solidaridad. Es lamentable lo distanciada que se encuentra de la extrema pobreza que hoy sufrimos. Dijo también que ella era un poco «chovinista» porque considera a Cuba como el mejor país del mundo.

Le recomendaría que camine un poco por la Cuba profunda y que recuerde la obra del sociólogo norteamericano Erving Goffman (1922-1982), ese representante de la Escuela de Chicago y creador de una teoría dramatúrgica, quien consideró que el teatro constituía una metáfora brillante  para arrojar luz sobre los procesos sociales de pequeña escala.  

Una nueva sensibilidad emergente sería un camino diferente y esperanzador para que María y muchos como ella puedan dormir tranquilos.

***

Este texto es parte del proyecto «Desigualdad, pobreza y sectores vulnerables en Cuba». Puede participar en él, enviándonos recomendaciones, testimonios, comentarios, al  correo jovencuba@gmail.com, con el asunto «Proyecto – desigualdad».

9 marzo 2022 25 comentarios 1.852 vistas
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