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Por: Guiteras
Hoy me propongo saldar una deuda que tenía que con mi conciencia desde hace un tiempo, referirme a Esteban Morales y su denuncia de la corrupción en el país. Recuerdo la tarde que escuché la sanción que se le hiciera y que esta era producto de su artículo sobre los peligros de la corrupción en el país que se publicara el día 12 de abril de este año. Cuando escuché esto una ola de indignación me invadió, me parecía injusto, descabellado, carente de lógica y que no se correspondía con el llamado de la Revolución en los momentos actuales.
Desde el comienzo me llamó la atención la falta de una postura, llamémosla “oficial”, sobre el caso. Reconozco que soy un completo ignorante en el funcionamiento interno del Partido, pero como tampoco pertenezco a este no tengo que subordinarme a la disciplina partidista y esperar a que pronuncie su fallo de manera oficial. Voy a comentar mis impresiones, al fin y al cabo escribir en La Joven Cuba nunca ha sido un hobby autocomplaciente. Mientras la sanción a Esteban esté en proceso de reclamación cualquier declaración o pronunciamiento al respecto tendría un efecto negativo (algo así como la negativa a comentar casos abiertos por la policía a la prensa en cualquier país del mundo) y por lo tanto el Estado ha obrado en consecuencia.
En realidad si nos ponemos a medir los acontecimientos por un minuto podemos comprender lo incómodo de la posición del Gobierno, es algo así como aguantar callado a la inmensa campaña que se le hace en todos los frentes y que como dijera Galeano, magnifica todo lo que sucede en Cuba con una selectividad maliciosa, que ya se acepta como si fuera algo normal. A la verdad no quisiera estar en su pellejo.
La mayoría de los análisis que he leído provienen de fuera, de personas que no están a favor del Gobierno y que en su mayoría laboran activamente para derrocarlo. Hasta ahora hemos escuchado su versión de los hechos, seguro estoy que debe haber mucho más detrás de esto. Ya he escuchado varias versiones de los hechos que como no estoy seguro de su veracidad no comentaré. En lo particular su artículo me gustó infinitamente, incluso lo agradecí, que se tocara el tema de las actitudes impropias por parte de altos dirigentes me parece más que un derecho una obligación de todo revolucionario, es velar con celo que la obra de tantas décadas no vaya a parar a malas manos. No creo que la sanción venga por faltar a la disciplina partidista y no consultar el artículo antes de su publicación, más bien debe ser por el espacio escogido para su publicación, el sitio digital de la UNEAC ciertamente no es lugar correcto, lo que allí se expresa es la opinión del Estado, no sólo de Esteban Morales. Error táctico al publicarlo allí, debió haberse publicado en su blog en Internet e incluso los miembros de La Joven Cuba nos hemos sentido tentados a publicarlo y no lo hemos hecho por estar ya desactualizado. Resultado: lo más valioso, que era su mensaje, se perdió debido a una desacertada selección editorial. Las opiniones personales son para los blogs, las que se reflejen en los medios estatales son la opinión del Estado, no se puede poner en boca de este una valoración subjetiva de persona alguna.
Por otro lado, si la versión difundida por Internet es verdadera y la sanción se debe a su artículo, me parece un grave error. Si no es así, ya lo sabremos más adelante, mientras tanto todo lo que podemos hacer es conjeturar y como esto puede ser una pérdida de tiempo me referiré a lo que me parece lo más importante en este tema: su denuncia de la corrupción.
Si el día de mañana conociéramos que la sanción se debió a un error por parte de Esteban (cosa que no espero ocurra), aún así su acercamiento al tema sería válido. Así como que es válida su referencia a posibles posiciones contrarrevolucionarias dentro del propio gobierno, incluso en sus cargos más altos. Al fin y al cabo, lo que defendemos es un proyecto social y la soberanía nacional, no la agenda personal de nuestros dirigentes, la Revolución le pertenece por igual a todos los cubanos. El objetivo siempre será la Revolución y sus principios, estos nunca resultarán corruptos ni contrarrevolucionarios, los dirigentes quizás sí, ya hemos tenido precedentes.
La corrupción en el país se ha extendido como pólvora durante el llamado Período Especial, ocurre en todas las épocas de crisis (si no, observen el desvío de los recursos que el gobierno norteamericano asignó para combatir la actual crisis económica) y Cuba no está exenta de ello. Ahora, la más delicada es la de altos funcionarios de un país que cuenta realmente con pocos recursos, una corrupción que ignorábamos en su magnitud hasta que recientemente el Estado exhibió unos videos donde se muestran estos casos a lo militantes de la UJC y del PCC, que son aproximadamente la mitad de la población del país (y que seguramente se lo contó a la otra mitad) y que tuvieron la oportunidad de conocer a fondo los errores cometidos por varios de sus dirigentes. Es este un ejemplo de transparencia y de comunicación con las masas que fortalece la democracia nacional, la confianza y la relación del pueblo con su Estado.
Al denunciar el propio Gobierno sus casos internos de corrupción, se fortalece, peor sería que se silenciaran estos casos y no existiera la transparencia a la que ya he hecho mención y a la que le brindo la mayor importancia. Aún quedan demociones por explicar, para una persona ignorante de la realidad cubana esto sería difícil de entender pero a quiénes saben del cerco (que por no ser visible no deja de ser real) que se le hace al país en materia económica y política, así como el marcado interés de servicios de inteligencia extranjeros en la política de cuadros del país, no le será difícil comprender las mil y una razones para compartimentar la información en el país.
Estoy convencido que una injusticia tal como la que circula en la red con relación a Esteban Morales no ocurre en mi país, para ello existe el sentido común y los altos valores de muchos dirigentes cubanos que no sucumben ante la corrupción (como quisieran intereses foráneos) y a los que admiro profundamente. No obstante al resultado de la reclamación de Esteban debemos escuchar su llamado a combatir la corrupción todos los niveles, en particular en las altas esferas, pues esto constituye un verdadero asunto de seguridad nacional para el país y sería injusto perder nuestro proyecto social después de tanta sangre vertida. Queda en nuestras manos que no se repita el traspaso de poderes que tuvo lugar en la URSS, queda en nuestras manos velar por la continuidad de la Revolución, la pelota ahora está en nuestra cancha.


Amel, hace tiempo que le he bajado la presión a la caldera. Tatu un día me recomendó que me apartara del careo y la confrontación personal, y he seguido su consejo. Aparte de eso, de cierta manera, como decía Rodolfo un día, aunque seamos contendientes en el campo ideológico, eso no limita que nos bajemos una perga de lager, cuando al fin las aguas cojan su nivel y los EEUU dejen de meter la cizaña entre los cubanos. Fíjate que hasta Netanyahu y Abbas se dan la mano de vez en cuando. Aunque hay cubanos que han derramado sangre del pueblo de Cuba y acuden al terrorismo como vía de regresar al pasado capitalista, no creo que todos ustedes, que parecen ser cubanos de pensamiento, pertenezcan a ese espécimen nacional. En conclusión, aquí todos hemos aprendido a respetarnos, y de cierta manera a complementarnos. Sin embargo cada vez que tienes un chance me pones como ejemplo de falta de respeto, y compadre me tienes medio acomplejado, porque hace tiempo que no tiro la bola dura.
Que a veces les decimos epítetos que se han acuñado en estos años de enfrentamiento ideológico, ustedes nos llaman de otras maneras, de las cuales la más ligera es «pioneritos». A Tatu le han llamado esbirro, y el pobre muchacho es un «Pan en dos piernas», siempre riéndose, y un cubano cabal, de esos que si tienen que entrar en un bronca por ti, no lo dudan dos veces. Entonces Amel, deja el complejo asere, y toma el intercambio de adjetivos como parte de aquello que recibe el nombre de «Choteo criollo». Fíjate en Tony que es un ejemplo de «tener tabla».
Edu:
No me agradan que se adjudiquen adjetivos ni de uno ni de otro lado y mucho menos cuando se generalizan bajo el pronombre «ustedes». Ni pioneritos, ni esbirros, ni mercenarios ni vendepatrias.
Creo que se debe llamar por su nombre a las ideas, pero no está bien atacar al mensajero.
Creo en el poder de las palabras y eso que dices de asumir esos insultos como parte del «choteo cubano» me recuerda mi primer año en la universidad que cada vez que iba a decir algo en una de las primeras asambleas que se dieron habia un gracioso (de al UJC por cierto) que siempre gritaba : ¡Cállate negro!, y a la tercera vez que lo hizo le tire una silla y le menté la madre… (en todo el primer año de unas 150 personas solo había 3 negros o mulatos contándome a mi).
Ahí me llamó el comite de base para decirme que si yo estaba «acomplejado de ser negro» y que no tenía sentido del humor y que eso era simple «choteo». No acepté sus razones y les dije que las sillas iban a seguir volando si no utilizaban mi nombre para hablarme y que lo consideraba una falta de respeto, pues a ninguno de ellos les gutaría que cuando fueran a dar una opinión les dijeran : !cállate blanquito! No les gustó.
Casi me botan esa vez y de allí en los adelante y hasta después de graduarme me tuvieron en la lista negra.
De todas formas si he notado que estás un poco, un poquito mas controlado y eso me alegra.
Sería muy bueno que todos los demas participantes, de ambos lados, también se controlaran. Es posible discutir, ironizar y hasta llegar al sarcasmo sin insultar y es la única forma de discutir en una democracia.
Esteban Morales es uno de esos intelectuales que creyó ilusamente en esa rovolución que lleva más de 50 años en el poder. Un sistema mafioso y parásito que ha convertido a Cuba en uno de los países más indigentes del Continente. Haber confiado en la justicia de los Castro es de una ingenuidad asombrosa. La historia de esa revolución está llena de un autoritarismo que ha encarcelado a muchos de sus hijos. Recordemos el caso del Ministro del Azúcar cuando le dijo al Comandante que no se uban a poder producir los 10 millones de toneladas. Fue despedido, pero no solo eso, sino que cuando se vió que tenía razón se quedo todo igual que al principio, nunca se le hizo justicia. Sabido por todos es que el Comandante no admite críticas ni criterios diferentes a los dicho por él. El ego de este dictador está por encima de cualquier propuesta lógica.