Sexualidad y educación

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Hace tiempo me preguntaba cómo era posible que niños educados en ambientes familiares desprejuiciados, adoptaran posiciones machistas y discriminatorias con respecto a la sexualidad. Días atrás una colega me revelaba los trastornos de una niña de cinco años, resultantes de sucesos traumáticos familiares en el pasado, que con la «inocencia de un querubín» asume el sexo como un tema recurrente en juegos, dibujos y estrategias de comunicación con otros niños, maestros y especialistas.

Ambos casos no obedecen a condicionantes similares, pero nos permiten hacer reflexiones sobre el papel activo que deben asumir otras instituciones, además de la familia, para el logro de una necesaria vinculación entre sexualidad y educación en Cuba.

Existe un Programa Nacional de Educación Sexual para todos los niveles de enseñanza del Sistema Nacional de Educación, pero si analizamos cómo se instrumentan las políticas de educación sexual dirigidas a niños y jóvenes en escuelas y otros espacios de socialización, podremos apreciar debilidades en los «eslabones dentro de las cadenas de transmisión»; ello obstaculiza la obtención de resultados más certeros y concluyentes, ajustados a las condiciones actuales de la isla.

No resulta ocioso recordar que desde mediados de la década de 1970, los ministerios de Educación y Salud Pública, la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), entre otras instituciones, precisaron tareas y acciones dirigidas a educar a la sociedad cubana en temas vinculados a la sexualidad; sin embargo, me adscribo a los criterios de Mariela Castro-Espín cuando plantea que en aquel momento predominó un enfoque biologicista en los contenidos de la escuela, que solamente instruía sobre los órganos reproductores en la asignatura de Biología.

En la actualidad, esos enfoques biologicistas persisten a pesar de la labor sostenida por la FMC, el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y otros profesionales e instituciones de reconocido prestigio en el país. La deficiente preparación en estos temas de profesores asociados al proceso de enseñanza-aprendizaje, el déficit de personal en todos los niveles del sistema nacional de educación, las insuficientes condiciones materiales de los maestros, el poco reconocimiento social, así como los rezagos de una cultura machista, influyen negativamente en la prosecución de una labor dirigida al aumento de la educación sexual en la juventud cubana.

Sobre el tema del aborto en las adolescentes cubanas, hay tela por donde cortar. Estoy de acuerdo con la política trazada por la Revolución Cubana de institucionalizar ese procedimiento médico como un servicio del Sistema Nacional de Salud; ello ha permitido contar con las condiciones idóneas para preservar la vida de las mujeres y respetar el derecho que tienen de decidir sobre sus cuerpos. Pero está instituido que el aborto en Cuba no puede ser utilizado como un método anticonceptivo que regule la fecundidad; en cambio, las salas se llenan de adolescentes que piden «el último en la extendida cola», algunas de las cuales han llegado a hacerse más de diez interrupciones en menos de tres años.

En las comunidades se dificulta el diagnóstico de situaciones familiares que perjudican a niños y niñas, entre otras actividades asociadas a la prostitución y el proxenetismo, pues las estructuras existentes no ejercen las funciones para las que fueron creadas. Tampoco se desarrollan actividades educativas para aumentar el conocimiento en la familia y la comunidad sobre la sexualidad, y que aprendan a tolerar comportamientos fuera de los cánones impuestos por la heteronormatividad.

Todo parece indicar, que la dirección del país trata de establecer un consenso en este sentido, a través de un diálogo abierto, basado en una cultura de paz y respeto. El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez se ha referido a que la necesidad de reconocer el matrimonio entre personas, sin limitaciones, responde a un problema de eliminar cualquier tipo de discriminación en la sociedad. Ello es un paso de avance si lo comparamos con los silencios en las posiciones asumidas públicamente por los máximos mandatarios de nuestro país, durante los últimos tiempos.

Mucho camino queda aún por recorrer en Cuba en materia de educación y sexualidad; los últimos debates suscitados y las actitudes de nuestros jóvenes en su comportamiento diario en la comunidad, la escuela y dentro de su familia, así lo demuestran. Hagamos nuestras las palabras de Mahatma Gandhi cuando presagiaba que “la verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo”. La educación por sí sola no puede allanar todas las dificultades, pero sí constituye la vía más certera para sensibilizar, instruir y prepararnos, en función de los cambios que se avecinan en la sociedad cubana y que involucran a todos los que la integran.

6 comentarios

Criollov 5 octubre 2018 - 8:43 AM

Todavía se pretende que se pensara y viviera en los años del 60 al 90, inicios de esta Revolución, con las ideas y modos de estos últimos 5 años de que estamos viviendo. Cuánt@s en Cuba ensaban en tolerancia en aquellos años. Por favor no se puede juzgar patrones viejos con reglas nuevas.

Tony 5 octubre 2018 - 8:50 AM

@ Criollov … No, no se puede pensar hoy como se pensaba en los 60’s u 80’s, pero eso se debe aplicar en todas las esferas de la sociedad, no obstante, Cuba, no avanzo al mismo ritmo que otros países, fuerte y claro se quedaron rezagados, hasta que llego Mariela y echaron andar, todo tiene que venir desde arriba…;) Saludos

Sebastián R Machado 5 octubre 2018 - 7:03 PM

El asunto de ver pecado en la sexualidad fue traído por los judíos, una facción de los cuales quiso conquistar el Imperio Romano por vía de la subversión religiosa -ello fue rechazado por los pudientes judíos, ya que convertir a los romanos en judíos era una declaración de guerra contra Roma. Surgió una religión nueva,
rechazada por ambos bandos, en que los romanos no se convirtieron en judíos, sino en cristianos. Los potentados romanos que esta religión era mas eficiente que la romana y la aceptaron. Pregunta: ¿ Cómo está distribuido el tiempo en una película pornográfica judía? Resp. 1 minuto de sexo y 59 minutos de culpa.

milblogscubanos 6 octubre 2018 - 6:27 AM

Muy poco comentarios, lamentablemente, en un post bien escrito y de temática importante.
Decirle a Yasvily, que casi con toda seguridad, todos los temas señalados en el artículo, no solo la educación sexual en las escuelas, sino los demás (machismo, igualdad de género, aborto, etc…), están en un nivel de corrección, en Cuba, bastante superior a muchísimos otros países.

Estoy leyendo la tercera novela, la tres de cuatro, del escritor argentino Eduardo Mallo y de la serie del comisario Lascano y esta vez aborda el tráfico tema de la trata de mujeres, proxenetismo, gente “gorda” implicada empezando por los maderos de todo grado y es dramático leer cómo los “corredores” engañan a chicas de famiias humildes en barrios marginales para meterlas en el negocio de la prostitución. Son los años posteriores a la dictadura, pero posiblemente, el enorme problema ya estaba antes y está después. Esos mundos, puede que existan en la isla en grado mínimo, pero en absoluto como se da el España, por ejemplo sin ir más lejos donde es una realidad la existencia de esclavas sexuales, engañadas en sus países de origen (la mayoría), amenazadas sus familias si no aceptan entrar en el negocio de la prostitución y “de vez en cuando” hay una redada y sale a relucir el tema…

Uno de cientos: https://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2007/11/06/policia-libera-7-esclavas-sexuales-vivian-piso-citas-vigo/0003_6293813.htm

Carlos Manuel Estefanía Aulet 6 octubre 2018 - 6:36 AM

Entre el alto grado de cientificidad que encierra el tradicional enfoque biológico ( o presunto “biologicismo”) que no tiene que estar reñido necesariamente con con la compresión importante determinante sociocultural de la sexualidad humana (sobretodo si se le compara con otras especies animales, y por otro lado el alto grado de subjetivismo ( que siguienedo un enfoque materialista y dialéctico podríamos denominar idealismo) que encierra el convencionalismo que domina la nueva sexología generada por el capitalismo en su etapa maltusiana, he impuesta sin filtros en nuestros centros de enseñanza y publicaciones oficiales de Cuba, me quedo con el primer acercamiento.
Esto no tiene nada que ver con la visión de las diferentes denominaciones cristianas, ni con sus “complejos de culpa” que tienen por misión preservar y promover el matrimonio reproductivo -no igualitario llamarían ahora-, el único que garantiza las respectivas feligresías, y que no por casualidad fue el mismo que durante la preminencia del socialismo real garantizaba la reproducción de una clase obrera ampliada todavía necesaria y hoy desplazada por las nuevas tecnologías y por tanto llamada a ser reducida con diferentes técnicas de ingeniería social, entre ella la reprogramación sexual.

Revenge 8 octubre 2018 - 3:57 AM

Separar el analisis de como en nuestra sociedad se contempla la libre orientacion sexual, y de como se contemplan las otras libertades, es un error que limita la comprension de por que todavia estamos en las antipodas del mundo en este aspecto. Nuestra formacion educativa y social recompensa mas el mimetismo y el seguimiento a ‘la masa’ ; que la asertividad y el respeto a la individualidad. Somos una sociedad que, a rasgos generales, funciona desde la intolerancia cuando llega el momento de asumir posiciones: desde el grito de ‘… la universidad/ calle es de los revolucionarios’; hasta aquellos a quienes se les pone el cartelito de ‘fuera de pico’, ‘creyente’ y ‘medio loc@’, por vestir con sobriedad, no repetir los mots de la calle ni sumarse a las formas de recreacion preferidas por la mayoria. Por eso, aun cuando el cambio de la Constitucion no presupone la puesta en vigor inmediata de las leyes que permitirian el matrimonio igualitario; mucha gente reacciona al extremo. No tanto hacia la practica de la homosexualidad, que como preocupacion hace rato perdio terreno frente a la satisfaccion de las necesidades basicas, sino a la visualizacion de un futuro donde parejas de un mismo sexo no solo puedan tener relaciones intimas y convivir; sino tambien el derecho de casarse a la vista de todos y encargarse de la educacion y formacion de los hijos. Yo no tengo nada en contra del matrimonio igualitario; de hecho lo defiendo pero lo que si no estoy de acuerdo es en sustituir la educacion en civilidad, equidad y respeto por el proselitismo no hetero. Que es en lo que ha devenido la campaña de Cenesex en multiples ocasiones.

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