El peregrinar en rutas de migración desde suelo mexicano

Foto: Liz Martínez

Extraña sus juguetes, me lo repite sin ánimo de causarme ningún dolor. Yo sabía que sería así desde el momento en que lo animé a seleccionar unos pocos, los de su preferencia. Noté inmediatamente que a mi hijo le costaba discriminar. Dejar los más usados tal vez implicaba, como acto involuntario, abandonar también sus recuerdos.

Salimos de Cuba una tarde que no fue lluviosa ni nublada. No hubo poesía en nuestro adiós, pero en el momento en que el Airbus levantó vuelo supe que algo se había quedado. En primera instancia, tal vez por la congestión en los oídos, no lo tomas demasiado en cuenta. Cuando a 38 mil pies de altura ya las casitas no se ven, vas entreteniendo a la nostalgia, poniendo atención a las nubes que toman formas caprichosas y a las que parecen dinosaurios; la mayoría, garabatos para una cabecita de seis años.

Foto: OnCuba

Todavía nosotros no aparecemos en la última actualización de migrantes cubanos. En julio de este año el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS) daba cuenta de cerca de 35 mil que habían entrado por la vía del Parole Humanitario.

Migración como derecho

De acuerdo con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 13, «toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado, y toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso el propio».

Recientemente, el Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, anunció que su país trabaja en conjunto con México para crear un centro multipropósito con el objetivo de procesar solicitudes de refugio para migrantes irregulares provenientes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.

Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó el anuncio de la Casa Blanca cuando indicó que se atenderían peticiones de asilo de nacionales de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela que ya estaban en México, esperando para cruzar a Estados Unidos.

Mientras se lleva a vías de hecho, se mantienen el otorgamiento de 1 450 citas diarias a través de la aplicación gratuita y en línea CBP One, lanzada por la administración de Joe Biden, con el objetivo de procesar solicitudes de migrantes para alguno de los ocho puertos de ingreso habilitados —Brownsville, El Paso, Eagle Pass, Hidalgo, Nuevo Laredo, Nogales, Calexico y San Ysidro.

Según se informa en la web del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, CBP One brinda las citas de forma directa y «debido a esto se reduce la posibilidad de que contrabandistas y otros actores exploten a los migrantes».

Foto: HIAS México

De acuerdo a la publicación, la aplicación facilitó más de 170 mil citas en seis meses y continúa siendo una herramienta segura, ordenada y humana.

Sin embargo, activistas y migrantes demandaron al gobierno federal de Estados Unidos por condicionar los pedidos de asilo. Además, llegar a México sigue siendo un requisito indispensable porque la aplicación está destinada a los migrantes que se encuentran en el centro y norte de ese país.

Entrevistada para La Joven Cuba, una cubana que prefiere mantener el anonimato explicó que llegó a Estados Unidos aun cuando usó un simulador de ubicación, a través de un VPN.

«Estuve tres meses en Tapachula. Hicimos travesía por Nicaragua. Cuando llegó la cita no me lo podía creer, ya nosotros estábamos trabajando allí porque los ahorros se habían agotado».

Al tanto del creciente volumen de migrantes en México, el Instituto de Migración regulariza la estancia de indocumentados. La Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados (COMAR) y la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) trabajan en conjunto para garantizar los derechos de quienes llegan rumbo a Estados Unidos, y no en pocos casos deciden quedarse.

Fin del Título 42: un paso atrás

Aplicado en la administración de Trump, el Título 42 —sección de la Ley de Servicio Público de Salud de 1944—, amparado en la excusa de protección ante la pandemia de Covid-19, permitió la expulsión de más de 2.8 millones de personas. Casi a la par del cese del Título 42, Adriana Palomares, jefa de misión Médicos sin fronteras en México y América Central, declaró: «esperábamos que los procesos para acoger a quienes buscan protección se restablecieran con el fin de la norma».

Actualmente la política migratoria estadounidense se rige por el Título 8, como antes de la pandemia, en virtud del cual quien entre ilegalmente a territorio norteamericano enfrentaría multa, sanción o deportación, además de la prohibición de entrada al país por al menos cinco años.

Migrantes en Matamoros, norte de México / Foto: MSF

Miles de personas han dado un paso atrás en su sueño migratorio y no en pocos casos permanecen en albergues próximos a la frontera norte. Apenas 10 días después del cese del Título 42, entrevistado por la agencia española EFE, el director del albergue Ágape Misión Mundial, Albert Rivera Colón, explicaba que los cupos allí se habían incrementado en un 500%, sobre todo a partir de la entrada de personas desplazadas.

Sucede que con el Título 42 se negaban oportunidades de asilo, pero no se penalizaba por cruces ilegales de frontera o por deportación, por lo que según reportaron varios medios, muchas personas intentaron ingresar a territorio estadounidense varias veces. Con el Título 8, aunque se cuenta con mayor tiempo para el pedido de asilo, se penaliza el cruce ilegal de frontera.

«El Gobierno mexicano debería saber que una vez retornados los migrantes son cinco años que no podrán ingresar a los Estados Unidos y deberían tener un albergue y una bolsa de trabajo, para que las personas busquen insertarse en la sociedad mientras arreglan su situación», considera el Padre Rivera.

***

Convertirse en migrante no es una meta. No es lo que quieres ser cuando piensas en el futuro. Muchas decisiones, algunas no tan propias, pesan sobre la responsabilidad de permanecer en tu país. Mi hijo ahora extraña sus juguetes y en su lamento dibuja el mío propio.

Tal vez hoy manejo su voluntad, decido sobre su derecho a uno u otro cielo mientras recuerdo al personaje de John Bunyan en su novela El progreso del peregrino (1678). El protagonista, así como nosotros, se abre paso hacia una ciudad que no conoce, y supera distintos obstáculos en el camino, ese que ya visualiza como destino final.

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