La visión de la mujer en el reparto cubano

por Haziel Scull Suárez
reparto

Como género musical, el reparto es uno de los más polémicos en la actualidad. Así como el danzón en su momento, esta manera vernácula y marginal de hacer música se ha visto atacada por todos los flancos y, en muchos casos, obviando cualquier tipo de análisis sociológico, ha sido catalogada como chabacana, misógina y vulgar.

El nacimiento del reparto se produce por la rebeldía de un grupo de jóvenes -casi adolescentes-, que en el barrio suburbano de Mantilla, en La Habana, rehicieron la fórmula clásica del reguetón. En el año 2006 saltó a la fama Elvis Manuel, con éxitos como La Tuba, Mírala y Agua noche. Él representaba todas las características del empobrecimiento social y económico como consecuencia del Periodo Especial, a la vez que transpiraba la marginalidad de muchos barrios de La Habana. De este modo, el reparto se desarrolló como parte indisoluble del compadreo entre los cubanos que vivían en una situación de vulnerabilidad. 

Tras Elvis vinieron otros reparteros -término acogido con muchísimo orgullo en contraposición al de reguetonero-: Chocolate, El Micha, Adonis MC o Pipey siguieron su estilo; después de una peculiar evolución, surgieron intérpretes como Kimiko y Yordy, Fixty Ordara y Ja Rulay, Charly y Johayron y Bebeshito. Aunque existen diferencias sustanciales entre ellos, hay una línea tangencial definida por la oda a lo marginal, a lo primitivo. Instintos de naturaleza casi tribal como el poder, la riqueza y el sexo han sido temas que se han mantenido constantes a lo largo de más de quince años de reparto.

Características y etapas del género en el país

El reparto es la variante más críptica del reguetón, sus intérpretes y consumidores establecen un diálogo basado en los códigos de la marginalidad, el sexo, la guapería y la religión yoruba o la Sociedad Secreta Abakuá. La narratología del día a día, los éxitos en el ambiente o el respeto como tipos duros, termina marcando la diferencia con el tono medio del reguetón tradicional, enfocado en el mercado, las ropas, el dinero y la especulación.

En lo referente al sexo, la mirada sobre la mujer es el punto de partida de casi todos los debates, concilios, ditirambos y discursos sobre el reparto. Existen varios trabajos en la red que tratan sobre el aspecto cosificador y puramente erótico del reguetón en relación a la figura femenina, pues como explica Lala Toutonian, se trata de «un género que cosifica a las mujeres y que tiene mensajes que van muy para ese lado, las mujeres como objeto de deseo de los varones, y vinculadas al amor romántico y demás».

Reparto: el reguetón de los pobres | elTOQUE

Tomada de elTOQUE

Prácticamente en cualquier artículo o investigación resaltarán palabras como infravaloración, lascivia y juguete sexual. Sin embargo, en ningún caso se menciona al reparto como género independiente escindido del reguetón, caracterizado por la marginalidad y el entorno yoruba y rumbero de Cuba. Se tiende a mencionar a República Dominicana, Puerto Rico y Panamá, pero se obvia nuestra versión criolla. Como razón para semejante exclusión, puede inferirse el tránsito por cuatro grandes etapas, marcadas por el cambio generacional, la introducción de nuevos elementos musicales y el éxito de determinada canción que pauta la tendencia de los siguientes años, según las escasas investigaciones sobre el género en la Isla.

Las etapas del reparto en Cuba son cuatro, segmentadas a partir de criterios como las particularidades afines a determinado grupo de intérpretes, la factura y los temas sobre los que discursa y la factura o intromisión de otras fórmulas musicales. La primera va de 2006 a 2011 y la llamamos Protorreparto. Se caracteriza por los intentos de independencia entre el género en desarrollo y el reguetón clásico, lo protagoniza la figura de Elvis Manuel.

Elvis Manuel, el reguetonero cubano que murió en el mar en abril de 2008 | Cuba Noticias 360

Elvis Manuel / Tomada de cubanoticias360

La segunda va de 2011 a 2017 y es la época del Morfa o Reparto Negro. Inicia con el estreno de Parapapampan por Chocolate. Es la etapa donde el género adquiere las características inherentes a su dinámica y se separa de manera definitiva del reguetón. Entre el 2018 y el 2020 se consolida la masificación y el gusto popular por el reparto con temas como El palón divino.

Los códigos ya establecidos son reconocibles, dando inicio al reparto Moderno, truncada por la pandemia de la Covid-19, durante la cual y hasta nuestros días, se ha ido formando una generación que vive en un universo digital y paralelo, al que también llegó el reparto. Desde 2020 hasta hoy, se ha desarrollado el Neorreparto, época de transformaciones y miradas progresistas que ha dado entrada a mujeres y a los herederos de la primigenia tradición repartera.

El reparto y el tratamiento a la mujer en sus distintas épocas

Por tratarse de una diferencia relevante de su desarrollo en Cuba, escogimos cinco temas para ejemplificar cómo es el tratamiento a la mujer dentro del exclusivo reparto cubano. Estos son Saca petróleo (Elvis Manuel y Jerry, 2006), Fina pero cochina (Chocolate y El Ondure, 2015), No más mentiras (El Uniko, 2018), Coño, negra (Kimiko y Yordy, 2020) y Dame cinturita, maricona (Los King, 2023).

Saca petróleo es un tema donde el protagonista se ha propuesto tener algún tipo de relación sexual con una mujer a quien pide, de manera eufemística, que le masturbe (sacude y saca petróleo). Obtener el beneficio sexual es algo seguro, según se narra, porque cuando tú ibas, ya yo venía y, a diferencia de su pareja, él tiene cien virtudes y cien defectos. Esta canción corresponde al momento de formación del género o Protorreparto, cuando aún no habían entrado en escena demasiados actores musicales y la creación se basaba en el más estricto sentimiento primitivo de expresar deseo sexual. Asistimos a una mirada no solo cosificadora sino manipuladora (sigue sacando petróleo y olvídate de tu novio) y egocéntrica (él no supo acurralar el paño, déjalo que piense que soy un extraño). Junto a El Ditú y La Tuba, este tema forma parte del Tridente elvismanuelino, caracterizado por el desparpajo sexual y la mirada soez a la figura femenina mediante eufemismos en referencia al acto sexual.

En aquel primer momento, era natural que los artistas no fueran muy explícitos en cuanto al tema de las relaciones sexuales. Chocolate, por ejemplo, pedía que le tocaran la flauta con melodía y Adonis MC le advertía a un contrincante imaginario en el galanteo, que la muchacha en disputa es una enferma a la que le gusta el agua salá.

Todo lo que sabemos sobre Chocolate y su salida de prisión -

Chocolate / Tomada de Vistar Magazine

Elvis se ahogó intentando salir de Cuba en el 2008, tras lo cual el reparto quedó descabezado y se ralentizó su desarrollo. Pero en 2011, Chocolate y El Uniko lanzaron el primer gran éxito de un género ya consolidado: Parapapampan o El campismo.

Chocolate es el representante más polémico del reparto. Primera figura desde sus inicios, vive en un universo distópico que ha provocado su autotitulación de Heredero, Rey y Presidente de la República Repartera, en una maraña jurídica que solo él comprende. El segundo tema que analizaremos es de su autoría, interpretado junto al Ondure: Fina pero cochina.

La canción fue estrenada en 2015 y es de las mayores representaciones misóginas de  la historia del género,  aunque meses después, en otra colaboración con El Ondure, Chocolate estrene Fina pero cochina 2. Lo cierto es que pocas veces se ha escrito y cantado un tema con tanta violencia verbal hacia la mujer. Como parte de la época del Morfa o Reparto negro, Fina pero Cochina arrancó con la fuerza del que puede llamarse tumbao Chocolate, compuesto por la flauta y el sintetizador a compás de 4/4, y discursa sobre una joven que, al parecer, intenta seducir a los protagonistas. En este tema la mujer, bajo el estigma de ser una zorra, una cachorra, una farandulera que le gusta el ossorbo y una patipolvo, es una atrevida a la que amenazan con descargarle pa´tras y meterle por sus dos cachetes una puñalada de carne.

El tema liga el sexo violento, el irrespeto hacia la figura femenina y el desenfreno mafioso más descarado: mientras interpretan un baile particular, se identifican como sicilianos ligados con mexicanos: bichón cubano y vuelven al estribillo de marras donde aluden a la baja calaña de la chica, a quien acusan de ser repa desde que la trajo la cigüeña, por lo cual habría que darle leña. Rara vez se encuentra una canción tan abiertamente agresiva en el reparto.

Tal vez en las interpretaciones de Menstruación (Chocolate, El Micha y Adonis) donde se chotea con particular cizaña el periodo menstrual femenino, se hallan algunas frases. En otros ejemplos como Arre con la que barre o La limpiacabezales (Chocolate, Landy Lan y El Zorro), donde se narran las aventuras de mujeres dizque disipadas, prostitutas, drogadictas y fornicadoras, en resumen, lipochurdas, término acuñado por la cultura del reparto en referencia a cualquier persona sin estudios, poco higiénica y con tendencias a la violencia.

Es importante destacar que a estas canciones las respalda un grupo de jóvenes (de ambos sexos) que encuentran en ellas una forma de disfrute frenético y alienante. Como parte de ese desenfreno sexual, comenzaron los debates sobre el placer y la libertad que tenían las mujeres de bailar o no con este tipo de música. Recuérdese la polémica que generó el Chupi Chupi, de Osmani García, La Voz, entre los defensores a ultranza del género y el gobierno cubano, que devino en un intercambio de declaraciones entre el autor del tema y el entonces ministro de Cultura, Abel Prieto. Como resultado, el reparto pasó a una vida underground y sin posibilidad de establecer ningún tipo de estructura industrial.

Pero en ese contexto, dos sucesos transformaron la escena cubana: una cierta mejora en las condiciones de vida ante el restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos y la posibilidad de utilizar internet por datos móviles. Además de que comenzaron a desaparecer los más rudos sustentos de la época del Morfa, pues en 2017 Chocolate salió de Cuba, y se produjo el tránsito hacia el periodo del Reparto Moderno. Justo aquí es cuando se estrena la canción No más mentiras, de El Uniko.

Esta es un primer paso al empoderamiento y, aunque se hace desde la visión sesgada de un hombre cantante de reparto, no deja de ser un intento valioso por alejarse del discurso de cosificación y posesión. La primera estrofa fue coreada miles de veces, lo mismo en discotecas, cumpleaños, quince o fiestas -bonches- de barrio:

Se tragó la desilusión,

Secó las lágrimas de sus ojos,

En la cartera echó un condón

Y se pintó los labios de rojo.

La protagonista de este éxito del 2018 busca una nueva manera de vivir, a partir de experiencias traumáticas del pasado producto de una relación, quizás tóxica y violenta, ya que, según El Uniko, ha sufrido cantidad y el ser sentimental ya le causó muchos dolores. Se trata de un canto a la liberación desde la revancha y la venganza. No hay una intención de concientizar y denunciar la violencia, ni de capacitar o aplicar actitudes de fortalecimiento sicológico. En ese sentido, el tema pondera el disfrute y la diversión como salida a la sanación emocional. No obstante, es una muestra de la evolución del pensamiento repartero en cuanto a la mujer y su capacidad de rehacerse a sí misma.

El Uniko | LosMasPegaos.com

El Uniko / Tomada de: losmaspegaos

Así iban las cosas, cuando en 2020 el mundo despertó bajo el impacto de la Covid-19 y se paralizaron las actividades de interacción social. El reparto, con las fiestas de barrio como su mayor medio de difusión, lo sintió de manera particular, deteniéndose prácticamente toda la producción musical. Aun así, la música de un dúo -que luego compuso el himno del exilio de miles de cubanos- devino en banda sonora de la pandemia. Con Te quiero pa mí y Noche de perdedor, Kimiko y Yordy colaron sus voces en casi todos los teléfonos inteligentes que acompañaron el confinamiento. Ellos también interpretaron Coño, negra, un tema desenfadado donde una chica se separa de su pareja y él, impotente, le dedica líneas de despecho, del que en 2021 Chocolate realiza un remix en compañía del dúo y estrena Coño, negra 2.

En la letra se deja entrever todo el tiempo que a ella no le interesan las supuestas faltas que él le achaca, demostrando su independencia. Mientras, insiste en proclamarle que conmigo tú estás frita o que al lado mío te hiciste personita, contradiciéndose lleno de dolor cuando la convida a salir de su corazón: coge tu barco y navega, o le reprocha que se está haciendo la belleza porque te hiciste de cuatro moños y un pellizquito. Es importante aclarar que el término negra en este caso, lejos de ser una referencia ofensiva, se emplea como sinónimo de comadre, funcionando como vocativo cordial.

Tras la pandemia, el reparto cubano comenzó un movimiento dirigido a la contracción que no se ha detenido. La emigración de más de 250 000 jóvenes, el encarecimiento de la vida, los sucesos políticos posteriores al 11 de julio del 2021, la depresión social y la búsqueda de otras alternativas para la subsistencia, fueron las primeras estocadas a la escena del reparto. A ello se le ha unido la ausencia definitiva de Chocolate en Cuba, la muerte de El Dany -del grupo Yomil y El Dany- en julio del 2020 y la aparición de nuevos intérpretes producto de la generalización del uso de las redes sociales. Puede asegurarse que el reparto está estancado desde mediados del 2022.

Ello no significa que, por momentos, no aparezca una canción que nos haga volver la mirada sobre el género como Dame cinturita, maricona, que aparece en los últimos días del verano como heredera de temas inaugurales del Neorreparto, al igual que El lunarcito (Harryson, 2021), Gasolina (Fixty Ordara y Ja Rulay, 2022) y Una pila de partes 1 y 2 (Bebeshito, 2022), y se habla de perder la vida en el sexo.

Dame cinturita, maricona es ansiada una y otra vez donde quiera que haya un equipo de música, aunque carezca de una historia concreta y sea el sexo por el sexo. Sin llegar a la violencia verbal de El lunarcito, se regodea en un coro desenfrenado y lujurioso. Rijosa en toda la expresión de la palabra, es original de Los King, aunque a los pocos meses tenía una versión más esperpéntica junto a Fixty Ordara y Ja Rulay. Llegados a este punto, podemos creer que el reparto está cansado y en su camino al descanso -no sabemos si eterno-, coletea con este tipo de interpretaciones donde prima lo sexual y la mujer es objeto de deseo.

Entra aquí también el propio discurso del reparto femenino que protagoniza La Diosa. En un principio con 40 libras, y luego con Por debajo del agua, la exponente de género recién radicada en Estados Unidos, desacraliza la masculinidad e intenta romper el orden y empoderarse con la fuerza primitiva del sexo. Vuelve el reparto en esta nueva época de crisis a su nicho ecológico de sexualización.

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La Diosa / Tomada de todocuba

Hasta el momento, La Diosa es un ejemplo de la lucha que comenzó hace más de diez años entre los defensores y los críticos del reparto. Es cierto que el reguetón no es otra cosa que el resultado musical de una sociedad en crisis económica y social, con valores en retroceso y con sectores marginales y marginados que necesitan una representación y un discurso al que asirse, por lo que es común que muchas mujeres perreen sin tapujos, y que a otras se les retuerza el rostro con la simple mención del Guachineo.

El feminismo cubano está muy claro en que no debe empoderarse un género obsceno y discriminante; sabe que no se puede incitar a los niños pequeños, ni aplaudir a los adolescentes el movimiento pélvico agresivo que caracteriza a La Diosa, o a la pelea que protagonizan a diario en redes sociales Chocolate o cualquier otro intérprete.

La dignidad es, ante todo, la antesala de la pervivencia de la especie y, a partir de ella, empieza el camino hacia el respeto de lo humano. No importa cómo o quién irrespete, ni mediante qué medio lo haga; siempre será un acto criticable. El reguetón o el reparto pueden tener la justificación perfecta para ciertas y determinadas actitudes, pero nunca se le podrá entender su instinto desaforado por encontrar su manera de ser en un discurso torcido.

6 comentarios

Jose 19 junio 2023 - 2:38 PM

En fin, Bad Bunny es un Mozart al lado de los reparteros cubanos

Jakob 19 junio 2023 - 6:11 PM

Este artículo, desde su acertado academicismo y estatura moral, promete un acalorado debate entre las noveles figuras de la intelectualidad cubana, vaya, el que hizo el articulito este acaba de calentar esta pinga. Deja que Raymar lo vea fuego pingaaaaa 🔥

Leandro 19 junio 2023 - 8:58 PM

Eh y Seidy La Niña c autotitula repartera o no?

mepiamo 19 junio 2023 - 10:47 PM

Mi esposa oía a Tom Jones cantando Delilah, y me decía: ” Esos si eran cantantes. Cantabn tremendas canciones sin agarrarse los cojones.”

Alejandro 1 20 junio 2023 - 8:30 AM

Música marginal para continuar “alimentando” la mentalidad marginal. Combinación perfecta para mantener al rebaño entretenido. De la “sociedad” más culta de América Latina, según algunos pregoneros de la debacle socialista, a la “suciedad” pestilente del mal gusto y la chabacanería musical. Pobres de Rita Montaner, Miguel Matamoros, Sindo Garay, Pérez Prado, Benny Moré, Joseíto Fernández, Barbarito Diez, Esther Borja, Rosita Fornés, Compay Segundo y otras glorias de la otrora música cubana, que ahora descanzan en paz, sin tener que sufrir los alaridos y gestos grotescos de la nueva gentuza-artística.

Andrés 20 junio 2023 - 10:51 AM

Es una pena que estos tiempos complejos nos hayan alejado de debatir (más allá de la represión y la pobreza) sobre temas de nuestro acontecer inmediato; asuntos que por su naturaleza tienen impacto directo en la forma en que entendemos el ensamblaje moral de nuestra sociedad, y sobre los cuales deberíamos estar discutiendo. El tema tratado en el presente artículo es uno de aquellos. Ojalá que en algún momento podamos intercambiar con la libertad y tranquilidad necesarias, de modo que los que hoy coincidimos en la necesidad de una plataforma democrática común en nuestro país podamos abandonarnos felices a nuestros futuros desacuerdos.

Recuerdo el debate sobre este asunto, el cual ocupó muchos espacios en las redes y tuvo lugar hace casi un quinquenio, o más. Mi posición no ha variado mucho desde entonces. Aprecio, sin embargo, la presencia en LJC, cada vez más marcada, de comentadores que conocen mejor los matices del tema. Independientemente de sus conclusiones, creo que opiniones más cualificadas contribuyen a mejorar la calidad y tono del debate. Este es básicamente mi sentir respecto a este artículo de Hazel.

La autora conoce muy bien la escena a la que hace referencia y contrapone a las nociones más manidas sobre el asunto ciertos criterios que, en mi modesta opinión, deberían ser tomados en cuenta. Por ejemplo, la necesidad de un análisis sociológico profundo del género, algo que ella esboza en su artículo, que ayude a contextualizar la forma en que muchos de sus cultores se manifiestan y a matizar los puntos de vista. También hace breve alusión al hecho de cómo otros géneros de nuestro devenir cultural, en este caso el danzón (la lista podría ser más larga y ominosa), han corrido una suerte semejante en sus orígenes, lo cual sugiere cierto denominador común en el tratamiento de estas manifestaciones vernáculas en el transcurso de nuestra historia. Por último, llama la atención, y el artículo, a mi modo de ver, defiende este aspecto como conclusión, sobre el nivel de misoginia y el empleo de violencia verbal en torno a la sexualidad del cual hacen uso los cultores del género, además de la necesidad de combatir esto desde una óptica humanista. Coincido con estas apreciaciones generales, y por supuesto, con la idea de no exponer a los niños pequeños a formas de expresión violenta.

Sin embargo, discrepo de la conclusión de que el género completo sea “obsceno y discriminante”. No creo que exista una inevitabilidad en este sentido. Si bien es cierto el hecho de que la agresividad verbal y la misoginia en numerosos casos debe ser sometida a escrutinio, no es cierto que esto necesariamente sea la razón de ser del género. Existen otros tipos de letras, incluyendo canciones que promueven el empoderamiento social para alentar a los jóvenes del barrio, y comentarios sociales en contra de la violencia doméstica o la dependencia de las armas. Si bien el género estuvo originalmente ocupado por hombres, muchas mujeres se han incorporado con su propia manera de empoderamiento y avance femenino, lo cual en algunos casos contradice las críticas que se refieren a la mujer como un objeto y no como un sujeto cultural dentro dentro de estas comunidades artísticas. En ocasiones, a pesar de no necesariamente coincidir con la vocación machista de muchos de sus colegas de género, muchas intérpretes femeninas han colaborado creativamente con los mismos, defendiendo al género mismo y a muchos de sus modos y decires. Es decir, no se trata obligatoriamente de una guerra a muerte, sino de un proceso de retroalimentación que, en algunos casos, ha convencido a ciertos cultores de cambiar el rumbo y temática de sus textos. El hecho de que se conozcan unos textos más que otros puede no solamente tener que ver con la cantidad sino con la preferencia de ciertos promotores culturales por cierto tipo de temáticas, por razones comerciales o de otra índole. De cualquier modo, existen ejemplos de éxito comercial en el particular.

No obstante, es cierto que en muchas de las canciones prevalece el contenido sexual en forma de descripción muy explícita del acto o deseo sexual, de los fluidos corporales, de los órganos sexuales, femenino y masculino, etc. Sin embargo, creo que la forma de lidiar con estas cosas no debe ser la prohibición, sino la regulación. Ciertamente hay lugares y horarios que deberían respetarse, pero debe haber espacios para esta música. Opino que, a estas alturas, es obvio que existe una audiencia para este género, cuyas motivaciones más profundas no se pueden conocer sin entablar un diálogo con la misma. No creo que ningún grupo, individuo o institución deba tomarse la atribución exclusiva de interpretar estas motivaciones. Se debe contar con los cultores y seguidores del género, además de la opinión de los estudiosos de las múltiples dimensiones de estos fenómenos (antropológica, sociológica, política, histórica, filosófica, cultural, etc). Creo que esta conversación necesariamente traerá desacuerdos, pero sobre todo llamará la atención sobre aspectos complejos de este asunto. Por ejemplo, está claro que en el ámbito socioeconómico, y como la autora también menciona, esta escena recrea y reproduce ciertas circunstancias creadas por la pobreza y la marginación de muchois grupos sociales. Sin embargo, esto encuentra espacio común con otras manifestaciones similares en otras partes del mundo: dancehall en Jamaica, hip hop en los Estados Unidos y más allá, kwaito en Sudáfrica o el reguetón en Puerto Rico y en otras áreas del Caribe y Latinoamérica. La manifestación de este último en Cuba tiene claros puntos de contacto con otras manifestaciones de música urbana contemporánea, proveniente de comunidades marginadas y preteridas. Pero también se inscribe en una conversación transnacional en torno a la naturaleza última de estos modos de expresión, su génesis y su lugar en la cultura contemporánea, dónde la cultura occidental predominante ha debido también escuchar.

Si tomamos como ejemplo el caso de lo sexual nos encontraremos que otros argumentos hablan de una interpretación unilateral, desde los lugares más conservadores de la perspectiva occidental, de lo que en realidad significa una conversación del Caribe con Àfrica. Todo este énfasis en lo sexual , en lo corporal, etc, está vinculado a largas tradiciones musicales y danzarias provenientes de Àfrica y su diáspora. Desde la rumba o el danzón, pasando por la samba, la calenda (Lousiana, Uruguay) el currulao (Colombia) y llegando al tango, han resultado trasgresores y escandalosos por su sexualidad explícita. Esto, si bien en muchos casos representa en Àfrica una celebración, a través de la sexualidad, de la existencia humana, ofendió los puntos de vista de la civilización occidental que la subyugó. Por lo tanto, creo no se deberían extraer conclusiones apresuradas en torno a nuestras lecturas sobre el uso y exaltación de la sexualidad, en cualquiera de sus variantes lícitas, en este u otro género artístico. No creo que debamos ver la celebración de la sexualidad adulta como un fenómeno inmoral o escandaloso. Creo que deberíamos conversar más detenidamenzte sobre estos asuntos en cuanto al contexto dónde esto debería llevarse a cabo, pero evitando hacer juicios ,orales absolutos sobre el asunto. Lo cierto es que, incluso más allá del hecho socioeconómico, lo sexual siempre ha resultado punto de contención para la cultura occidental, y eso fue lo que impusieron y propagaron. Sin embargo, no fue necesariamente así para otros. El tema que nos ocupa es parte de estas controversias. Es una historia larga sobre la cual no existen necesariamente conclusiones definitivas. En mi opinión, la conversación debe mantenerse abierta.

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