En Cuba, aunque en algunos casos vas consiguiendo los capítulos de una serie todas las semanas (así sucedió masivamente con Juego de Tronos, por ejemplo), por lo general se copian del Paquete temporadas enteras, con poca o nula información previa, y uno se arriesga. Y claro, lo mismo puedes encontrar flores en el estercolero, que estiércol puro.
The Marvelous Mrs. Maisel fue una de esas joyitas inesperadas. No tenía referencias, no sabía nada de ella, pero la historia —y la belleza y carisma del personaje protagónico, Midge, interpretado por Rachel Brosnahan— me atraparon en cinco minutos. Luego, perseguí con saña una temporada tras otra… hasta que este año llegó la quinta y última, snif.
El tema y el planteamiento son sugestivos: en 1958, un ama de casa (judía, neoyorquina, casada y con hijos por más señas) descubre que tiene cierto —mucho— talento para el stand up comedy, área en que su marido pretende iniciar una carrera reciclando material ajeno y sin verdadero ángel para tan dura palestra. Por alguna razón ella lo sustituye para una primera presentación, y termina detenida por la policía. Entonces conoce a Lenny Bruce… ahí se los dejo.
En otro sitio he dejado claro que no me gustó Barbie. Bueno, todo lo que eché en falta en Barbie lo encuentro en esta serie: es feminismo en la posología adecuada, que no lastra el guion ni se torna didáctico. Siendo una chica, decidirse a salir adelante en el stand up a fines de los cincuenta era una pretensión no solo poco práctica sino, a ojos de muchos, inmoral. Siendo judía, casada, hermosa… ya podrán figurárselo. Por si todo esto no bastara, se agencia una manager lesbiana y no exactamente atildada, Susie Myerson (Alex Borstein), que tiene que representar y promover a su artista en un mundo de hombres.
De hecho, el reparto es uno de los grandes aciertos de la serie. Además de la Borstein, brillan Tony «Monk» Shalhoub como Abe, el obsesivo y conservador padre de Midge; Michael Zegen interpretando a Joel, el esposo, y a quien le cuesta lo suyo enfrentar sus prejuicios pero que jamás deja de amar y admirar a su excepcional consorte; Marin Hinkle se convierte en Rose, la esposa de Abe, gélida y estirada, que aprende a valorarse y tener opinión (real y no mimética) gracias a su hija; Kevin Pollak y Caroline Aaron como los inefables progenitores de Joel; en fin, Luke Kirby encarnando a Lenny Bruce, el comediante maldito (también interpretado por Dustin Hoffmann en 1974, en la película de Bob Fosse, y cantado por Dylan en su álbum Shot of love de 1981), cuya relación con Midge… ná, véanla. El punto es que estos y otros personajes secundarios no solo soportan la trama y el desempeño de la Brosnahan, sino que la enriquecen en subtramas bien construidas, divertidas y, sobre todo, creíbles.
Otro punto a favor de The Marvelous… es la puesta en escena. Casi podemos aspirar el humo de los cigarrillos y saborear las bebidas baratas en The Gaslight Cafe (donde en la década entrante se probarían desconocidos como Bob Dylan y Joni Mitchell), contraer urticaria ante el relamido gusto de clase media del apartamento de Abe y Rose Weissman, evitar las cucarachas en el exiguo cuchitril de Susie, reconocer las mesas cuadradas y con bordes de aluminio del café donde Midge se reúne con su representante y esta aborda a pejes más o menos gordos de la industria del entretenimiento…
Sin embargo, a mi modo de ver, la carta de triunfo de la serie es el humor nada farsesco que impregna cada página del guion. No creo haya un solo diálogo del que no salten chispas de ingenio. Y eso no hace ligero el producto, todo lo contrario. Las mujeres luchan por conseguir sus objetivos, pero no son todas brillantes ni perfectas, de la misma manera que los hombres, aunque lastrados por el machismo de la época, no son caricaturas, no estructuran un indiferenciado hatajo de tontos. Los personajes evolucionan, cometen errores, aprenden, vuelven a equivocarse… Algunos tienen mala suerte, y eso está bien, porque a contrapelo de lo que a menudo pretenden inculcarnos, en la vida real la honestidad y el trabajo duro no siempre son bien recompensados.
De la misma manera que resulta evidente el homenaje a ídolos femeninos de la comedia en los años cincuenta y sesenta (Joan Rivers, Carol Burnett, Lucille Ball, que además de talento necesitaban mostrar mucha más firmeza y seguridad en sí mismas que sus colegas masculinos), a través de la relación de Midge con su padre, su esposo y Lenny Bruce, se nos presenta a la protagonista como una abanderada de las ideas más progresistas, de la liberación sexual que llegaría con el movimiento hippie, de disfrutar la vida y explorar los límites personales más allá del breve espacio (doméstico) al que se esperaba que las señoras se confinaran. Y no solo ella: otros personajes como la propia Susie y Sophie Lenon (Jane Lynch) toman el mando, enfrentando tanto los prejuicios de los hombres como los de muchas mujeres resignadas.
La serie, en definitiva, rompe una lanza por el placer y la inteligencia. Midge pronuncia verdaderos discursos desde el escenario, interactúa con el público y desmenuza clichés, pero con material humorístico de primera línea. Encima, lo improvisa todo o casi todo, lo que la lleva a cometer errores, cómo no, sobre todo el que la separa profesionalmente de Shy Baldwin (Leroy McClain), cantante negro que carga con secretos por entonces inconfesables. Y esos errores empujan su carrera al vacío, la fuerzan bien a rendirse, bien a empezar de cero. Y ahí está Susie Myerson, tampoco libre de faltas, pero emblema, si lo hay, de lealtad, para tirarle de las orejas cuando hace falta.
Hace unos meses, ante la subida de precios y la virtual desaparición del transporte, el tipo que me traía el Paquete (y que ya me dispensaba un tratamiento personalizado, sugiriéndome cosas que sospechaba me gustarían) decidió dejar el negocio y buscar otros derroteros laborales. Respeto su decisión, pero lo más jodido es que ahora tengo que salir a cazar películas y series donde aparezcan, y así puede ser que se me escape alguna maravilla como Mrs Maisel.
Si descubren alguna, avísenme.
7 comentarios
Eduardo, está difícil encontrar algo que no sea lo mismo de lo mismo . Me gustó mucho la serie “Merlin”, con Colin Morgan y Bradley James. Está gratis en Tubitv, que es gratis. Aunque hay películas en Español, casi todo en Tubi es con subtítulos en Inglés ( CC).
Muchas gracias Eduardo, salgo a buscarla enseguida. Te recomiendo a su vez Máster of Sex, norteamericana también y de la misma época.
También me encantó la serie. Creo que la dirección artística fue sencillamente genial, y las interpretaciones de los personajes/actores me resultaron extremadamente sensibles. El tratamiento a muchos temas de la época fue respetuoso y con serio apego al contexto. Excelente serie.
Gracias, voy a buscarla. Te aviso de alguna propuesta interesante.
De acuerdo. La Maravillosa señora Maisel está entre lo mejor que he visto.
Por si no la han visto, recomiendo VEEP.
Muuuuuy buena.
Saludos
Mi esposa quedo fascinada con esta serie, Yo, que no soy amigo de las series, me parecio un tanto fantasiosa, es como si los que escriben cuentan algo que quisieran que hubiera sido, pero no es creible. Dudo mucho que todos esos personajes estuvieran juntos en esa epoca, Igual creo que es muy inteligente, y la serie, para estos tiempos, vende bien, No te puedo dar mi opinion seria, porque no pase del capituo 3, Igual, te repito, no soy amigo de las series. incluso una de Ricky Gervais, que me parecio buena, After Life, la segunda temporada, ya me parecia para dormir.
Te puedo recomendar una, en mi opinion, de lo mejor que he visto ultimamente: Landscapers.
Suerte.
Sería vanidad decir que coincido con usted que es un conocedor reconocido: ME ENCANTÓ Mrs Maizel!, recomiendo particularmente en el penúltimo capítulo de la 5ta temporada la conversación entre catedráticos universitarios, quizás porque ya tengo 65 años….
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