La marginalización, desafíos y esperanzas

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En 1994 surgió el movimiento Coordinadores de la UNEAC en los barrios habaneros, fue una idea promovida para abrir una brecha cultural ante el impacto del llamado Período Especial. La organización, conocedora de mi estudio acerca del racismo en la Isla, me hizo la propuesta de realizar allí un proyecto social que gustosamente acepté.

Muy cerca de mi casa estaba La California, comunidad integrada en su casi totalidad por familias de origen africano,[1] consideradas en esa época personas negativas. En un entorno social de grandes carencias y problemas estructurales muy serios, casi todos ellos debían compartir un baño común en deplorables condiciones. Allí nunca había existido una organización de vecinos, solo CDR y FMC para los asuntos propios de esas organizaciones.

Junto a Teresita Segarra, conocida conductora del Noticiero de televisión y a Bárbara Oliva Micado, líder natural de la comunidad, comenzamos las andanzas para lograr, en primer lugar, evitar la destrucción del inmueble que parecía era la pretensión del Poder Popular municipal. Al paso de los días deducimos que no existía siquiera un expediente, situación que un tiempo después fue conocida por la comunidad.

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Arco de entrada a La California. (Foto: Rafael Pérez Cruz)

La historia arrancó una tarde del 20 de mayo de 1995, cuando me presenté en la puerta de la comunidad, teniendo como testigo una frondosa Ceiba —donde habita el orisha Aggayú.  La pregunta que me hicieron fue si pertenecía al Poder Popular. Les respondí que no y dijeron: «—Entonces podemos hablar»… Así comenzó una relación que se ha mantenido hasta la actualidad y me ha aportado una sabiduría desconocida para mí hasta ese momento.

Una breve caracterización de La California podría ser: identidad racial, religiosidad y rumba; trilogía legendaria de cubanidad que tuvo su origen en códigos históricos, como la ética y las buenas relaciones de vecindad. 

El árbol había sido sembrado en una lata de aceite por Concha Mocoyú —Iyalocha conocida como Omi Yemayá—, y años después trasplantado al patio por Aurelio Oliva, padre de Bárbara, la líder comunitaria. Apodado como Yeyo, esta figura  emblemática, rumbero famoso, abakuá desde muy joven, del juego Morandibó Efó, fue combatiente de Playa Girón y participó en la lucha contra bandidos en el Escambray. Se destacó como restaurador del conjunto monumental Morro-Cabaña, etapa de la que mostraba con orgullo una foto junto a Raúl Castro, y fue fundador de la escuela de oficios de La Habana Vieja. Propuesto para militar en el Partido, se vio en la disyuntiva de elegir entre su religiosidad y la política.

Un aspecto decisivo del proyecto fue la creación de un Grupo Gestor, integrado por una membresía de la comunidad en la que mujeres y jóvenes desempeñaron  importante funciones. Entre las acciones significativas estuvo la creación del curso de capacitación organizado por el binomio UNEAC-CIERIC (Centro de Intercambio y Referencias Comunitarias).

Las visitas fueron marcando una diferencia

Al poco tiempo fue creciendo el interés por aquel diamante en bruto, poseedor de una tradición cultural de la que el famoso percusionista Chano Pozo había sido uno de sus protagonistas. Vecino muy cercano a La California, con aquellas manos mágicas hacía del tambor una simbiosis de Africa y el Caribe, ensamblando al unísono un lenguaje que conmocionaba el cuerpo y el alma.

Aquella comunidad, catalogada erróneamente de «personas no socialmente politizadas», empezó a recibir visitas de artistas, intelectuales y políticos como el Dr. Esteban Morales, quien ofreció una conferencia sobre Estados Unidos. Una tarde de septiembre llegó una delegación numerosa, integrada, entre otras personalidades, por Esteban Lazo, en esa época frente al Comité Provincial del Partido. El encuentro fue impactante al ver a las familias elegantemente vestidas con sus mejores atuendos, algo que contrastaba con el estado de deterioro de sus casas.

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El encuentro fue impactante al ver a las familias elegantemente vestidas con sus mejores atuendos, algo que contrastaba con el estado de deterioro de sus casas. (Foto: Rafael Pérez Cruz)

Para sorpresa de quienes esperaban ver solo la cara de la pobreza, aquellas personas exhibían una autoestima en recuperación. Estaban preparadas no para pedir, sino para mostrar una identidad cultural; no como subalternos sino como representantes de una comunidad donde las desigualdades sociales y raciales se acompañaban de una fortaleza ancestral. Esa nueva imagen de una herencia de resistencia, hizo posible que fueran invitados a compartir por esos días un programa Mesa Redonda con Fidel, lo que otorgaba una legitimidad que anticipaba el papel del trabajo cultural comunitario.

Deconstrucción de un mito

Con la colaboración institucional del Partido Provincial, esa vecindad regresó en poco tiempo de una mudanza provisional a sus nuevas casas, después de haber participado en la re-construcción del inmueble, ahora con algunas comodidades. Tanto avanzó que fue elegida como una de las sedes de la octava Bienal de La Habana, en la que fueron expuestas obras de Roberto Diago, Choco y Manuel Mendive, quien llegó con su clásico performance titulado «la Fe». Más de cien personas, cubanas y extranjeras, invitadas al evento fueron recibidas por una representación amplia de la barriada de Colón.

Había sido extinguida la errática idea de que las desigualdades sociales son   responsabilidad única de quienes habitan en esas barriadas. El enfoque de culpar a la víctima a partir de una subjetividad que suponen inercia y falta de responsabilidad para avanzar en la movilidad ascendente, demostraba un error conceptual. En realidad es un conflicto derivado del modelo «iguales oportunidades», que si bien posibilitó avances, no tuvo en cuenta que los que se ubicaron históricamente en la base de la pirámide social requerían un apoyo estructural de mayor complejidad para alcanzar la equidad.[2]

Se trata de una premisa teórica asentada en la memoria histórica, en la que el racismo anti-negro y la discriminación racial, por su carácter ideológico, conservan, de modo consciente o no, el enfoque de inferiorización hacia quienes portan una identidad de origen africano en sus diversas expresiones fenotípicas.

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La vecindad regresó en poco tiempo de una mudanza provisional a sus nuevas casas, después de haber participado en la re-construcción del inmueble, ahora con algunas comodidades. (Foto: Rafael Pérez Cruz)

El impacto de la fama y el declive

Su presencia en los medios de comunicación y otros logros —como la canción que Isaac Delgado les dedicara—, no facilitaron en el largo plazo el avance del proyecto La California. La falta de conocimiento sobre la marginalización como modelo cultural por parte de las instituciones locales, y nuestra inexperiencia en conflictos territoriales, contribuyeron en cierta media a una disminución del avance inicial, en un contexto donde prevalecían estereotipos identitarios que dificultaban una mejor comprensión de la metodología para alcanzar una real transformación social, a partir de ideas como:

«a los negros no hay que tenerles miedo, lo que hay es que aprender a bailar con ellos»… o «dejen que se fajen entre ellos», o mensajes como: «no se metan con mis negritos»… «Nunca dejé que mis hijas pisaran este patio»…

Una dificultad conceptual fue la presencia de sesgos de discriminación racial y subestimación hacia comunidades donde las desigualdades sociales establecen comportamientos no necesariamente elegidos. Para algunas personas de los estamentos institucionales locales, resultaba incomprensible que figuras de renombre internacional —como Oswaldo Guayasamín, Danny Glover, Alice Walker, Ignacio Ramonet o representantes de la Ruta del Esclavo de París, entre otras—, desearan conocer la experiencia de La California.

La marginalización[3] como modelo social exige de un conocimiento que tenga en consideración tanto las debilidades como las fortalezas que ella entraña. Es un error de concepto catalogar al conflicto como «auto-marginación», ya que se trata de un modelo social impuesto desde las jerarquías institucionales, no auto-elegido.

La realidad es que detrás de una apariencia aguerrida, incluso violenta, subyace una susceptibilidad extrema, legado del abandono histórico que incuba una fuerte desconfianza, que puede estar acompañada de indisciplina social. Es lo que la historiografía llama conflictos de longo durée,[4] es decir, largos períodos de tiempo sometidos al desamparo, incluso por varias generaciones, lo cual reduce la esperanza en un futuro mejor.

No resulta favorable en ese contexto ofrecer aquello que no será posible cumplir. De ahí que las promesas incumplidas sean una fórmula segura para regresar al estadio de encogimiento. Lo que no significa una paralización social, porque  algunas personas continuarán, pero la transformación grupal perderá fuerza. Una característica distintiva de quienes viven en la marginalización es que prefieren, a veces por vergüenza, esconder el dolor profundo que habita en ese modus vivendi.

Para el intelectual martiniqués Frantz Fanon,[5] son las comunidades de origen africano asentadas en el Caribe poseedoras de una fortaleza política acompañada de fidelidad, porque no dependían de los estamentos de poder. La marginalización tiene un alcance geopolítico, por eso es importante crear diseños que contribuyan al análisis para enfrentar las desigualdades sociales y, paralelamente, hacer valer sus virtudes culturales.

En su texto «Lo que el Caribe ha dado al mundo»,[6] el escritor Alejo Carpentier definió a las personas que fueron víctimas de la trata africana, convertidas en esclavizadas, precisamente como protagonistas de la independencia.

Fortalezas y Debilidades

La marginalización, como paradigma de carácter global, contiene una dialéctica que a su vez puede propiciar diálogos abiertos y honestos, que favorezcan espacios de transformación. Sin embargo, no se trata de visitar esas comunidades en tono de crónicas de viajeros, o para dar orientaciones preconcebidas, sino con la sencillez que abre los corazones.

A esos espacios se debe llegar con la expectativa de acercarse a saberes que guardan sentimientos de permanencia y resistencia. Las personas interesadas en ofrecer ayuda deben mostrar una actitud de humildad y respeto, porque las carencias les han enseñado a los habitantes de esas colectividades a superar dificultades, por grandes que ellas puedan ser.

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Danny Glover bailando en La California. (Foto: Rafael Pérez Cruz)

Para esas poblaciones, un problema decisivo es la dificultad de viviendas con condiciones mínimas. Es frecuente la ausencia de un techo seguro como herencia familiar, o resultado de procesos migratorios, donde pueden quedar atrapados en contextos sociales difíciles. Generalmente no cuentan con ingresos seguros, lo que los hace dependientes del trabajo informal, también por una baja calificación profesional, derivados de hogares desarticulados en los que la educación no ha sido prioridad. Puede darse el caso de familias en las que algún miembro esté encarcelado, a lo que se añade disminución de recursos culturales e incluso, menor afiliación política.

No obstante esos inconvenientes, en dichas comunidades es posible encontrar fortalezas desconocidas. Se trata de emporios donde están ocultos valores humanos extraordinarios, en el que también predominan oportunidades sociales, culturales y de religiosidad dotadas de un espíritu de combatividad nato. Resulta imprescindible recalcar que marginalización no es necesariamente sinónimo de pobreza, puede haber personas que están en un enclave de marginalización y cuentan con algún tipo de recurso. A su vez, hay quienes a pesar de estar inmersos en un estatus de pobreza, no comparten la cultura de la marginalización.

La pandemia ha mostrado la urgencia de prestar atención a las desigualdades sociales y barriales, por los riesgos que tales espacios llevan implícitos. Razón por la cual el trabajo político-cultural debería estar acompañado de especialistas en el tema que contribuyan a vencer la diversidad de obstáculos que esa tarea presenta. Dichos espacios pudieran significar un aporte notable al mejoramiento social del país, enfatizando en la educación, incluida la capacitación de las nuevas tecnologías y preparación para tareas artesanales, que fueron parte del programa de La California.

En este sentido es decisivo asegurar un ingreso económico que sirva de base para acercarse a un posicionamiento mínimo que les permita a esas personas acercarse a las PYMES u otras variables de formas para el empoderamiento.

¿Oportunidades de recuperación en una nueva propuesta?

La California pasó, de un proyecto de referencia nacional a un estatus incierto, de «lo que pudo hacer sido y no fue…». Tal vez por sus antecedentes históricos valdría la pena diseñar nuevas variables con el apoyo de la UNEAC y las instituciones territoriales, como parte de una comunidad que en cierta medida ha mantenido sus tradiciones.

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Valdría la pena diseñar nuevas variables con el apoyo de la UNEAC y las instituciones territoriales, como parte de una comunidad que en cierta medida ha mantenido sus tradiciones. (Foto: Rafael Pérez Cruz)

Aunque no tengo documentos probatorios, las referencias de estudios locales sobre los orígenes del inmueble mencionan que fue albergue para soldados constructores de la muralla de La Habana. Como memoria de una edificación arquitectónica histórica se dice que, al paso del tiempo, fue un tipo de alojamiento para hombres solos. Otra hipótesis asume que a ese inmueble llegaron en una época personas de nacionalidad china que procedían de California, Estados Unidos, de ahí el nombre que ha conservado.

Es posible que entre los problemas más graves que tuvo el proyecto, en tanto propuesta que se anticipó a posteriores propósitos de transformación, fue la falta de experiencia. Como deficiencia metodológica estuvo también el debilitamiento del Grupo Gestor, la falta de una atención territorial específica, promesas incumplidas, desatención al papel de la racialidad y la religiosidad como soporte estructural.

De esta historia, queda la satisfacción de que la edificación no desapareció y que sus pobladores mantuvieron su hábitat, ahora como personas más integradas. En la actualidad La California suele ser escenario de filmaciones, como la dedicada a la vida de Carlos Acosta, entre otras muchas, ya que conserva parte de una época en que la cultura cubana marcó pautas que siguen enriqueciendo el acervo popular. Les doy las gracias a esa comunidad por la confianza depositada y, sobre todo, por lo que pude aprender junto a ellos.

***

[1] No creo adecuado usar la palabra negro, porque forma parte del lenguaje colonial. No empleé la terminología de la agenda actual de uso global, que es afrodescendientes, establecido por consenso durante la tercera conferencia mundial realizada en Durban en el año 2001, aprobada por Cuba, porque también suele ser rechazada. Desestimé afrocubano, promovida desde los años cuarenta, pues es igualmente objeto de polémica.

[2] «Nosotros después de la victoria éramos bastante ignorantes acerca de la discriminación racial, porque creíamos que bastaba con establecer una igualdad ante la ley, y eso se aplicaría sin discusión […] La Revolución, más allá de los derechos y garantías alcanzados para todos los ciudadanos de cualquier etnia y origen, no ha logrado el mismo éxito en la lucha por erradicar las diferencias de status social y económico  de la población negra del país. Los negros viven en peores casas, tienen trabajos más duros y menos remunerados y reciben 5 o 6 veces menos remesas familiares en dólares que sus compatriotas blancos». (Cien horas con Fidel. Conversaciones con Ignacio Ramonet, Ed. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado. La Habana, 2006 (pp. 228-233).

[3] «La marginalización», Temas, Juan Valdés, Gisela Arandia, Paz, Mayra Espina, octubre-diciembre, 2001, p. 69. 

[4] Concepto desarrollado por Fernand Braudel y la historiografía en el contexto de la Escuela francesa de los Annales, que plantea el impacto social de aquellos conflictos de larga duración, como el racismo que suelen tener una repercusión social específica.

[5] Frantz Fanon: Condenados de la Tierra, Fondo Editorial Casa de las Américas, 2011.

[6] El Correo de la UNESCO, diciembre, 1981, pp. 4 y 5.

14 COMENTARIOS

  1. En Estados Unidos no hay oportunidades para los negros, ja, ja, ja, dijo el profesor. No miren el ejemplo de Obama.

    Y para añadir mas leña al fuego, martirizan a los que mantienen en carceles precarias y de maxima seguridad como a Maykel Osorbo ,
    nominado por Patria y Vida a canción del año en los Premios Grammy Latinos.

  2. No tiene sentido ser racista. El que me saco un puñal para robarme hace dos dias era negrito, pero el que me saco el celular del bolsillo hace un mes era blanco. Ja, ja,ja. Me aconsejaron no salir a la calle de noche, pero si mi gente en la isla no tiene miedo para el dia N15, yo tampoco

  3. nadie mas elitista y discriminatorio que un marxista !! ninguna sociedad mas represiva y discriminatoria que la «sociedad socialista».Verdades de perogrullo….pero,asi seguimos.La accion de «la california» es una operacion de proaganda comunista clasica,como la alfabetizacion,la reforma urbana,la reforma agraria,la supresion de la prostitucion por decreto,la caja de muerto gratis,etc…Para los dogmaticos izquierdistas solo saben ver explotadores y explotados,gusanos y revolucionarios,no son personas reales los hombres,entonces hay dos categorias : los Mejores y sus simpatizantes o los peores.Ante todo,los ciudadanos deben ser iguales en derechos y tener oprtunidades para desarrollarse y escoger como debe ser su vida y la de su familia.un Sistema basado en premisas de «avanzada» y «Los demas»…….no es propicio para luchar contra la marginalizacion.Y la falta de derechos e igualdad lo demuestra.Nadie tendra derechos en un Pais comunista,ni los negros,ni los blancos,ni los chinos y lo peor,cualquier disidencia,sera reprimida.Las Reglas del juego,las pone el gobierno totalitario y la diferencia,es castigada.Aun no quieren admitir que los hombres son diversos y plurales…..

  4. Me gusto mucho tu articulo Gisela. Es una experiencia qie no se olvida. Yo la tuve con el Barrio de Las Yaguas y fiue muy valiosa ¡ Ojala tu propuesta sea asumida por la UNEAC, no crees
    Te felicito.

  5. No hace mucho tiempo, alguien me dijo :
    En Cuba lo que hay que hacer es socialismo pero del bueno. Le contesté: Eso no existe ni existirá tampoco.Por ahí, andan algunos metidos en los barrios indigentes, tratando de enmascarar el daño que hicieron en 62 años de construcción socialista.
    ¡ CANEL, ahora sí vamos a construir el Socialismo, siempre y cuando GAESA sea de los nuestros ! Patria y Vida.

  6. Desde los tiempos de las ESBECs e IPUECs que solo se reparaban previo arribo de algún mandatario el mismo mal demuestra su carácter estructural. Mucha foto, mucho anuncio, mucha aldea a lo Potiomkin y cero consecuencia, cero seguimiento, cero marco presupuestario y legal. Y eso eran los tiempos que hoy denominamos «de vacas gordas». ¿Alguien en su sano juicio puede creerse que justamente ahora eso va a cambiar?

  7. Orlando, pediré que retiren su irrespetuoso comentario, si insiste en ser grosero le será imposible comentar en LJC, a no ser que se invente otro ávatar, pero imagino que como será tan parecido a este lo volveremos a detectar y tendrá igual fin.

  8. Estimada sra. Gisela, nunca he leído una investigación de tan elegante enfoque
    a la conducta antisocial. Creo que no es el problema donde vives , sino como vives.
    Ud menciona a la gloria del ballet cubano que es Carlos Acosta, quien posee la ciudadanía
    inglesa sin perder la cubana, nada tiene que ver el color de la piel, con ese color hay
    muchos científicos-profesionales en Cuba, pero hay otros que se quedaron en la época
    de la esclavitud. En la isla hay oportunidad de estudiar para todos. Creo que al Estado/Gob. falto hacer el catastro( inventario) municipal, donde la responsabilidad
    cae en el Gobierno municipal y a su gobernador , porque leyes sobre correcta convivencia
    sobran. Estoy en total acuerdo con Ud. que marginalización no es símbolo de
    pobreza sino de la etnia, no de raza ,porque existe una sola raza, llamada raza humana.

  9. Por favor permítanme exponer un ejemplo mas: en la ex Unión Soviética hubo mucha
    cultura literaria casi los mejores clásicos son de allá. Pero en su modelo socialista no
    cabía la cultura de la marginalidad que presentaba una etnia gitana cuyo origen es
    de la India y por la xenofobia su migración masiva fue a Europa. En la URSS ellos
    tenían la máxima ambición de vivir en una sociedad socialista sin perder su propia
    cultura sin territorio definido, sin instituciones políticas ,con la escolaridad de
    4 grados. Sin embargo el Estado/Gob. Soviético distribuyo la etnia de los gitanos
    a lo largo y ancho de la capital, otorgando una confortable vivienda y un trabajo
    manual a cada familia. Y ¿Qué paso? Pues por ser una etnia incomprensible todos
    retornaron a un barrio marginal como una comunidad religiosa pagana para vivir
    a su gusto del mercado negro, santería, robos, juegos, bailes y cantos porque sus
    genes son de vivir en su propia cultura de la marginalidad.

  10. Una cosa hay que reconocer FC dio educacion para todos, tuve muchos amigos afro que estudiamos juntos, muchos de ellos no llegaron ni al pre-universitario, solo uno de mi clase termino una ingenieria el resto? Seguian viviendo en solares, haciendo todo tipo de ilegalidades y muchos entrando y saliendo de prisiones y asi siguen los que no han muerto.

  11. Copio de

    Alina López

    Orlando, pediré que retiren su irrespetuoso comentario,

    ___

    Si. Ya lo retiraron. Ustedes consideran irrespetuoso que se hable sin tapujos. Tres preguntas. No, solo dos.

    ¿La conferencia de ese profesor analiza la situacion de los Estados Unidos con verdadera objetividad o es propaganda con fines de indoctrinamiento de ningun valor cientifico ? ¿ Como ayuda a la vida de esos seres dejados de la mano del Dios revolucionario? Le recuerdo que trabaje 7 años en un Centro de «Investigaciones» de la U de la Habana y se por donde vienen los tiros.

  12. Alina, celebro que se proceda de ese modo con aquellos que no observen el adecuado comportamiento en su participación en los intercambios de ideas, que tienen lugar en diversas plataformas o páginas, Es improcedentes, que personas de cuales quiera signo político e ideológica, piense que tales canales de intercambios, son vertederos de las peores expresiones y signos evidente de groserías, chabacanería, falta de respeto e incitación a la violencia y al desacato. Por encima de otras consideraciones, la decencia y la urbanidad deben prevalecer en un espacio donde se sopesarán valoraciones disíles y a veces por entero divergente. Esta postura eneltece y prestigia a quienes han asumido una función de moderadores.
    La ponencia de la investigadora Gisela merece los más preciados elogios, por la profundidad lograda y por la manera profundamente sentida y humana con ha sido expuesta, lo que contribuye a la conquista de los corazones que se acercan a su lectura y reflexión. Es preciso, a partir de lo logrado, amén del tiempo transcurrido de su paralización, volver sobre ese rastro y reemprender el proceso de transformación e inclusión de los habitantes de todas las Californias que tenemos en el país, para que la justicias social sea repartida en la mayor cantidad posible. Gracias, Gisela. Espero que aún tengas energía para encender nuevamente la hoguera de la tranformación social y humana. Felicitaciones y un abrazo.

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