
Los extremistas de Miami prohibieron este libro porque no les gusta que vean felices a los niños cubanos…
Por Jesús López Martínez.
Nací en 1948 y he vivido siempre a 7 Km. de la capital provincial en Matanzas. Recuerdo perfectamente mi niñez. No puedo decir que tuve una niñez infeliz: jugábamos, nos divertíamos; pero donde se ponen de manifiesto las desigualdades plenamente y la falta de futuro no es en la Cuba actual, sino en la de antes de 1959.
No todos íbamos a la misma escuela, los hijos de los más pudientes no sólo tenían TV (el playstation de aquella época), sino que tenían otras escuelas y otros maestros que eran mejores y los padres les prohibían jugar con los hijos de los pobres. A mi escuela iban niños que no tenían zapatos y otros que no tomaban leche, no después de siete años, sino, nunca. Además, a siete Km. de la capital provincial, vivían niños que no asistían a la escuela, familias que no tenían agua corriente porque no tenían dinero para pagarla y casas en las que no tenían electricidad, aunque el cable eléctrico pasaba por encima, porque no tenían dinero para pagarla. A 7 Km. de la capital provincial vi niños ( no uno) echar lombrices al defecar, llenos de parásitos intestinales, morir niños de gastroenteriritis o disentería como le llamaban antes, niños con retraso mental que nunca fueron tratados pro un médico.
Hay un hecho de mi niñez ocurrido en 1958 que recuerdo nítidamente. Eran como las 4 de la tarde y llegó César Casas (un zar político que fue Ministro del Comercio y jefe del trust fosforero, esto lo aprendí después) que era senador y aspiraba a reelegirse. La notica corrió como pólvora por la decena de jóvenes que no tenían trabajo y estaban en el terrreno de pelota unos y sentados en la esquina otros: César Casas estaba comprando el voto de las personas para la elecciones a $20.00. Con la curiosidad de un niño que no sabía como era eso me acerqué al lugar donde daban los veinte pesos y vi a aquel hombre que arrogante y prepotentemente le preguntaba el nombre a la personas, lo ponía en el cheque y gritaba: Fulano de Tal, ya votó. !Qué lección de democracia!
Siempre tuve buenos resultados docentes y recuerdo a mi maestro como le decía a mi papá: Si Uds. pudieran conseguir dinero para que lo mandaran a estudiar a La Progresiva de Cárdenas… (cosa que ni podía pensar mi familia).
Es verdad que estoy hablando de más de medio siglo atrás, ¿pero qué diferencia existe entre lo que cuento y lo que ocurre hoy en la mayoría de los países del mundo?
!Qué distinta a la niñez de mis hijos! Que fueron todos junto a sus amigos a la misma escuela, estuvieron en campamentos de pioneros, campamentos de Escuela al Campo, becas, con iguales posibilidades para todos. Todos los que se lo propusieron en el barrio se graduaron en la universidad o son técnicos o son obreros.
Y más recientemente mis nietos. Unos reciben el célebre litro de leche y otro lo recibe de yogurt de soya porque tiene más de siete años. Todos con sus maestros, sus médicos. No todos en el barrio tienen el mismo poder adquisitivo, pero todos tienen el mismo maestro, el mismo médico, las mismas 13 vacunas que reciben los niños cubanos. La mayoría grita Seremos como el Che (que no me asusta, lo que me duele es que todos no sean como el Che), pero dos niños de mi cuadra que su religión es incompatible con esa ideología, no lo gritan y no les pasa nada.
Además, !que alegría y a la vez tristeza siento cuando los veo jugar con los nietos de mi vecino o con los primos de mi esposa que viven en Miami! Aquellos niños se vuelven locos por tener vacaciones y venir a este país terrible donde pueden jugar libremente, no temen que nadie les pueda hacer algo en el parque, disfrutan caminando libremente por el campo y después hasta dicen que cómo les gusta Cuba. ¿Los habrán adoctrinado junto al representante de UNICEF?
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Hoy 8 de junio de 2012. Carta de Tony Guerrero
Queridos amigos:
Este 8 de junio se cumplen 14 años de que nos declarara culpables de todos los cargos un jurado de la ciudad de Miami, en donde jamás podíamos tener un juicio imparcial y justo.
Creo que fue por algo que escucho uno de nosotros en la radio miamense o quizás en la televisión… teníamos casi la certeza un día antes, es decir el 7, que el veredicto seria al siguiente día. Y, en efecto, nos vinieron a levantar sobre las 4 y algo de la mañana para llevarnos a la Corte.
Sabíamos que nada bueno se podía esperar. Prácticamente, los miembros del jurado no se habían tomado ningún tiempo para arribar a una decisión. Pese a ello, recuerdo vivamente, en ninguno de nosotros cinco existía la mas mínima señal de derrotismo, más bien todo lo contrario, íbamos con la frente en alto a sentarnos frente aquel jurado que, a todas luces, había escuchado solo la versión de los hechos fabricada por los fiscales y no habían tenido ni una sola duda para llegar a sus conclusiones.
¿Cómo habrá sido aquella deliberación del jurado, si acaso hubo alguna?
¿Qué se podía esperar de un jurado sobre el que existía una inmensa presión desde el mismo día de su selección?
Un jurado al que se le filmaron las placas de sus autos. Un jurado que se le dijo no leer la prensa ni discutir lo que se publicaba con nadie, (y ya sabemos todo lo que se publicaba por periodistas pagados), pero todos los días iban a sus casas.
Un jurado al que luego se le encontró vinculo de algunos de sus familiares con entidades del gobierno. Un jurado cuyo propio líder vino a sentarse junto a Basulto, uno de los tantos confesos terroristas de Miami, el día de la sentencia de Gerardo, y se le veía eufórico.
Recuerdo que en la noche del día 8 escribí un poema, inspirado en un pensamiento de nuestro Apóstol José Martí que expresa: “La razón es como un brazo colosal, que levanta la justicia donde no pueden alcanzarla las avaricias de los hombres”.
Un día después de aquella colosal injusticia, nuestro Comandante en Jefe Fidel dio a conocer a nuestro pueblo y al mundo nuestra situación.
Comenzó una indetenible, una larga y difícil batalla por llevarnos de regreso a la patria, en la que a todo nuestro pueblo se han unido fieles amigos de Cuba en todo el mundo.
Nada puede detener la gran ola de solidaridad que cada día crece más.
La razón es nuestra.
No hubo ni habrá nunca derrotismo.
¡Venceremos!
Cinco abrazos.
Tony Guerrero Rodríguez
7 de junio de 2012
Prisión federal de Marianna
Yo tenía 7 años cuando llegaron los barbudos. Mas tarde yo mismo tuve tres hijos. Para criarlos tuve que vivir de la ilegalidad y hacer cosas que hoy no me explico como fui capaz. Hoy todos mis hijos y yo vivimos felizmente lejos de Cuba. Tengo dos hijos y dos nietos que no son cubanos y por nada del mundo ninguno de nosotros volvería a vivir en Cuba bajo el sistema castrista. ¿Será que estoy loco?¿Estarán locos todos los exiliados cubanos?….El dogmatismo, el sectarismo y el chovisnismo son tan incomprensibles que se pueden explicar sólo por una máxima que paradógicamente es de Lenin…”Bajo la piel de un extremista se esconde siempre un oportunista”.
Saludos desde Ocala Florida, continuen la lucha, no se dejen impresionar x unos pequeños grupitos de asalariados del enemigo, esa tranquilidad ke disfruta Cuba, sin periodistas asesinados , sin drogas , sin luchas entre bandas de narcotrafico, vale demasiado , nunca lo pierdan, ok. Saludos Frank Mc Dallas
A veces me maravilla la de barbaridades de comentarios que hacen algunas personas, es el caso de el compañero César, que se jacta de hablas solo improperios. Pues le digo que este sistema es el que permite los niños, y no solo ellos sino todo el pueblo, ande por las calles sin peligro alguno, sin escabullirse porque hay un tiroteo en las calles, este sistema es el que ofrece una educación y una salud gratuita que con miles de defectos, que es cierto , pero que es gratis y todos tienen acceso a ellas. Es cierto que llevamos 52 años esperando cambios para el bien del pueblo en algunos aspectos, pero poco a poco lo estamos viendo. Revícese compañero y no hable tanta boberia que yo prefiero socialismo y no guerra diaria.
Es una verdadera lastima que las grandes potencias no quieran dar un poco de su dinero con el objetivo de garantizar las vidas de tantos niños en el mundo. Pero es que esas potencias no creen en los problemas que puede traer su desarrollo para otros países lo que les interesa es hacerse cada día más ricas. En Cuba sucede lo contrario, el gobierno se preocupa por cada niño desde el embarazo de su madre, y no se preocupa solo por los niños cubanos, también se preocupa por los del resto del mundo y por eso envía médicos y maestros a otros países.
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