—La niña me ha dicho que se presentará a la convocatoria para estudiar Periodismo.
—¿Y está tomando algo para eso?
—Le di tilo y sigue igual.
—Tendrás que hacerme uno a mí. De imaginármela en la próxima década hablando de los logros del extensionismo en la cosecha experimental de arroz híbrido…
—¿Crees que dure diez años? El experimento del arroz híbrido digo.
—Nunca se sabe. Algunas cosas duran más que otras. La mayoría no duran o son solo un espejismo. Mira el Instituto de Información y Comunicación Social: se creó hace diecisiete meses y nadie sabe dónde está, quién lo dirige y para qué sirve.
—Para qué sirve es más fácil, pero no se lo digas a nuestra hija. Ya bastante criticona nos ha salido con solo 20 años. Ahora mismo anda encerrada en su cuarto, se lee el anteproyecto de Ley de Comunicación Social, esa que «favorecerá el ejercicio necesario de la crítica». Ya me preguntó si es legal que el ICRT, borrado del mapa mediante decreto-ley 41 para ser sustituido por el IICS, siga haciendo de las suyas. Quizás puedas explicarle, para eso eres su padre.
—Ni que tuviera respuesta. En la nueva ley se cita quince veces al Instituto de Información y Comunicación Social. La sola mención de un ente abstracto, etéreo e imperceptible es muestra de cuán incorpóreo comienza a ser el documento.
—Por tu madre, ¡no vayas a meterle esas cosas en la cabeza!
—Ni falta que hace. Ayer gritó: «¡¿Y en qué trabajas tú?!».
—¿No le tapaste la boca? Lo tuyo no nos da ni para el almuerzo, pero tiene que respetar a su progenitor.
—No se refería a mi persona. Oyó al presidente exhortando a concretar lo que según él, en la práctica, da frutos: «trabajar».
—Compite con Marrero, quien insiste en que para salir adelante hay que «hacer las cosas diferente», si los diferentes no son ellos mismos, digo yo.
—Lo peor no fue la pregunta que lanzó al televisor nuestra hija, sino la respuesta que ofreció de inmediato: «Se trabaja con mucho rigor, sí… ¡rigor mortis!».
—¡Esa es mi niña!
—No resolvemos aplaudiéndola. Puede darle por repetir en la universidad el comentario que escribió sobre las ONG para la composición que le pidieron en el pre, menos mal que te la enseñó antes: «La UPEC, la UNEAC, la CTC, la FMC y los CDR son tan no gubernamentales como el PCC. Este último las orienta, supervisa, financia y controla».
—¿No habrá manera de controlarla?
—Me parece bien que razone. ¿No dijo Fidel que «Cada periodista debe ser un gladiador contra las cosas que a su juicio marchan incorrectamente»? Hasta me río con sus ocurrencias (las de mi hija), como la de comentar que el Gobierno anda metido de lleno en los problemas de la satisfacción sexual cuando se asegura que «el deseo no está bloqueado» y que hay que «tocar con las manos lo que se está haciendo».
—Está feo que nos permitamos pensamientos libidinosos.
—No somos tan viejos. «Existen reservas materiales y humanas para salir adelante, afincados en la voluntad y el optimismo».
—Hablo de dejar a nuestra hija que converse de esas cosas… Ahí viene, alguna pregunta se traerá entre manos.
—Mami, papi: ¿puede ser posible lo que plantea Torres Iribar como proyecciones de La Habana para el nuevo año: «crecer un 40 por ciento en la productividad del trabajo, un 35 por ciento en las utilidades y un 16 por ciento en las ventas netas, y mantener el carácter superavitario del presupuesto en todos sus municipios, con un incremento por este concepto del 59 por ciento»?
—Explícale tú. Soy ama de casa. Solo entendí lo de «superavitario». Espero se refiera a cuando teníamos las granjas cundidas de pollos.
—A ver: si la productividad del trabajo crece más de un diez por ciento, el nivel de majaseo del año precedente debe haber sido estentóreo, o las políticas económicas son tan buenas que ocurrirá el milagro. Me inclino más a lo primero que a lo segundo. Crecer un 35 en las utilidades se hace sencillo cuando el 2022 no fue nada útil.
—Gracias, papi. Debo decírtelo: me preparo para presentarme a exámenes a ver si ligo Periodismo y aporto a «la transformación más radical del sistema de prensa de la Revolución», «autorregulación responsable creada desde nuestras redacciones». ¿Tú crees que con lo que sé pueda vencer la prueba?
—Cómo no. Estás para ingreso.
2 comentarios
Jejeje, pero para que buscar más, si con la mesa retonta y sin filo ya tenemos el cuarto lleno de moscas y cucarachas. Gracias Jorge, contigo los Domingos se hacen placenteros.
Excelente siempre Jorgito .Gracias
Me debes la visita
Un abrazo y gracias por compartir tu honrada inteligencia es una fortuna tenerte como amigo
Feliz semana para ti y los cubanos buenos que aquí nos encontramos
Gracias a la Joven Cuba
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