Hablemos de Marx

por Consejo Editorial

Todo parece indicar que el interés sobre la figura de Karl Marx está a la orden del día en la escena intelectual cubana. Lo que es perfectamente comprensible, pues los cubanos estamos en un momento de repensarnos a nosotros mismos,  nuestro orden social, y existe una gran disputa entre corrientes por configurar un determinado sentido común. Una de las cosas que están en cuestión es la pertinencia del marxismo, socialismo y comunismo en nuestra sociedad, y eso lleva directamente a Marx.

Todavía recuerdo como hace dos años se proyectó la película El Joven Marx en el cine 23 y 12. No era una proyección normal de temporada sino que tenía cierto matiz conmemorativo y político. No era casualidad que estuviera presente en primera fila el héroe René González y el cine se llenó. Desde ese día me di cuenta de que la disputa alrededor de la figura de Marx se haría cada vez más importante. El tiempo no ha hecho sino darme la razón.

En el artículo Marx vs Marx, publicado en esta misma página, pueden leerse las opiniones de Carlos Abel Olivera sobre el ilustre pensador alemán. Me interesa responderle, pues sus argumentos me parece que ilustran las críticas que se le hacen a la teoría marxista cuando se quiere sustentar ideas conservadoras. Sobre todo, me resulta muy interesante la tendencia a contraponer un Marx a otro, un aspecto de su obra al resto.

Para discutir los argumentos de Olivera decidí separarlos en tres: separación del Marx teórico del revolucionario, ataque a la teoría del valor-trabajo y cuestionamiento del papel central de la lucha de clases.

Separación del Marx teórico del revolucionario, el viejo y el joven

En su texto, Olivera traza una línea clara que separa al Marx de la genialidad teórica, analista de los modos de producción y el Marx de la plusvalía y la revolución comunista. Esto no es nuevo, durante el siglo XX corrieron ríos de tinta intentando fundamentar esa separación. Se quiso, por ejemplo, establecer una distancia radical entre el Marx de los años de juventud, romántico y revolucionario, y el maduro, frío teórico del modo de producción capitalista (división a la que Althusser incluso llamó corte epistemológico). Esta línea de pensamiento responde, por supuesto, a una pulsión ideológica.t

De lo que se trata es de la vieja cuestión que definiera Rosa Luxemburgo: revolución o reforma. Por supuesto, respecto al capitalismo. Los que no pueden concebir la lucha revolucionaria como vía para superar el capitalismo, no pueden conciliar esa idea con la genialidad manifiesta del autor de El Capital en el resto de su obra. Entonces no les queda más remedio que considerarla un añadido extraño, producido por un romanticismo de juventud, las limitaciones de la época, un error teórico, o por deshonestidad intelectual.

Sin embargo, lo cierto es que la vinculación entre teoría y práctica revolucionaria es algo inherente a la producción teórica de Marx. Sugiero leer las Tesis sobre Feuerbach. Marx fue un crítico de toda la teoría tradicional contemplativa, que pretende establecer una relación inmediata con el objeto. Entonces, cuando se le quiere reducir a ser el autor de una explicación sobre los modos de producción, y se le reprocha la referencia a un deber ser extraño, en realidad se le está intentando leer como un teórico tradicional, algo que expresamente él pretendía no ser.

Este error es común entre los economistas que estudian a Marx, incluso entre los que cultivan la economía política marxista. Lo estudian (y enseñan) como si fuera el fundador de una escuela dentro de la ciencia económica. Pero lo cierto es que la obra de Marx es teoría revolucionaria desde el principio al fin. Esto solo se puede entender cabalmente cuando se tiene una comprensión clara de la Filosofía Clásica Alemana, y del lugar que ocupa Marx con respecto a ella.

No se trata, por supuesto, de que Marx subordine la teoría a las necesidades de una ideología vista como algo externo. Desde el punto de vista marxista, lo importante es superar los peores reflejos ideológicos de la modernidad, que son los inconscientes, los que hacen que los paradigmas epistemológicos pretendidamente objetivos de las ciencias tradicionales sean estructuralmente apologéticos de la sociedad burguesa. Esto se logra de la manera más eficaz siendo intelectualmente orgánicos a una práctica anticapitalista.

¿Se puede decir que el Marx de los años de madurez abandonó estas posiciones? ¿Que retrocedió con respecto a su oncena tesis sobre Feuerbach? Yo creo que no.

Puede conducir al error la evidente inclinación de Marx hacia el estudio de lo existente, más que a pensar los escenarios de la revolución, también el pathos teórico que se respira en sus obras y su acercamiento a Hegel. Sin embargo, esto respondía a las circunstancias que le tocaron vivir, donde todo el estudio del modo de producción capitalista estaba por hacer, así como la crítica de la economía política burguesa. Marx era un hombre que amaba pensar, pero demasiado consciente de lo que lo separaba de Hegel y la teoría tradicional para caer en la exaltación de la contemplación y el teoricismo.

Sí, es cierto que se acercó a Hegel, porque las categorías hegelianas son útiles para captar las relaciones dentro de una totalidad orgánica en un momento dado de su desarrollo. Y cuando se dirige la mirada hacia el pasado y el presente es inevitable que aparezca la tentación de la lechuza hegeliana. Sin embargo, en El Capital la crítica teórica se mantiene inextricablemente unida a la crítica ético-práctica y la referencia a la sociedad comunista como solución a los problemas del modo de producción capitalista. La teoría de la plusvalía solo se puede entender a partir de esta referencia implícita a un futuro donde cada cual reciba lo que le toca. No se trata tampoco de una utopía abstracta, es dialéctica enfocada hacia el futuro, previsión a partir de la contradicción inmanente del sistema.

Decir que Marx fue hegeliano es impreciso. El marxismo es un producto de la disolución del hegelianismo, y como tal se encuentra en una posición polémica permanente con la posición contemplativa del hegelianismo. Es necesario estudiar a Hegel para entenderlo, pero sobre todo es necesario entender lo que lo separa de Hegel.

La teoría del valor-trabajo

No es casual que se ataque con virulencia y tan a menudo a la teoría del valor-trabajo. Con el ascenso de la extrema derecha en los últimos tiempos, han surgido en Latinoamérica y el mundo hasta youtubers que le dedican espacio a refutar la teoría del valor-trabajo. No es nuevo. Desde hace más de 100 años los pensadores orgánicos al capitalismo atacan esa teoría, sobre todo muchos economistas. A su vez, han corrido ríos de tinta explicándola y defendiéndola.

No es casual. Sin duda responde a que la teoría del valor-trabajo es la base de la teoría de la plusvalía, la cual es el más profundo fundamento teórico de la lucha política anticapitalista. Todos los escépticos o enemigos de esa lucha la cuestionarán. En el contexto cubano eso adquiere gran importancia, pues de lo que se trata es de si ahora tiene sentido o no ser comunista y antimperialista.

En el artículo mencionado más arriba, Olivera nos dice que la teoría del valor-trabajo no tiene fundamento racional, que quienes la defienden lo hacen por fe, e incluso nos da un veredicto en materia de teoría económica: el valor es subjetivo. Estos son viejos tópicos de la crítica burguesa. No me es posible exponer aquí en su totalidad la teoría del valor-trabajo. Exposición que un economista podrá hacer mejor que yo. Me limitaré a dar algunos elementos.

La mayoría de las incomprensiones con respecto a esta teoría provienen del desconocimiento de la naturaleza del método dialéctico. Un desconocimiento que desgraciadamente han compartido tanto críticos como defensores. Por ejemplo, se acusa a la teoría del valor-trabajo de un objetivismo vulgar, como si esta postulara que basta con poner un reloj en las fábricas para saber el valor de los productos. Bueno, resulta que en efecto la interpretación más popular de la teoría del valor en los manuales dogmáticos de la Unión Soviética era así: groseramente objetivista. No obstante, eso está muy lejos de ser lo que aparece explicado en el primer capítulo de El Capital.

Primero es necesario entender que en el método dialéctico la exposición que explica un sistema siempre comienza por un momento abstracto, que a su vez expresa un aspecto esencial de ese sistema. Lo que Marx explica en el Capítulo I es una sociedad ideal de puros productores de mercancías. Un mercado ideal. Se trata de algo que nunca ha existido, pero que tampoco es una fantasía. Es una abstracción útil al modo en que lo es la teoría del gas ideal en la física termodinámica. Entonces, se puede decir que Marx solo pudo escribir el Capítulo I luego de un gran trabajo de procesamiento de información empírica: no se trata de un punto de partida sino de un punto de llegada.

Marx llega a establecer la relación entre el valor de una mercancía y el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla a través de un complejo rodeo deductivo. Jamás se le habría ocurrido pensar que el valor se pudiera calcular de manera vulgar midiendo tiempo, porque él sabía que en una sociedad mercantil es solo en el intercambio donde se hace efectivo el carácter social de los trabajos privados como eslabones del trabajo colectivo: un carácter social que implica la igualdad de todos los trabajos y el intercambio de cantidades equivalentes de trabajo.

Porque además, Marx sabía que existen trabajos complejos que aparentemente equivalen a una mayor cantidad de trabajo simple de un trabajador manual. Eso que se le llama valor agregado. Solo que aquí de lo que se trata es de que en el trabajo de un artista, por ejemplo, están concentrados años de estudio, preparación y recepción de experiencia acumulada culturalmente. Hay tiempos que equivalen a más tiempo, algo que puede parecer absurdo a mentes positivistas, pero no a Marx, que se había educado en la escuela de la Filosofía Clásica Alemana. Pero hay una forma de evitar esta apariencia de paradoja: Marx siempre habla indistintamente del tiempo de trabajo socialmente necesario como gasto de fuerza de trabajo humana socialmente necesaria, una expresión que hace más simple entender su punto de vista.

Los productores no tienen que medir ese gasto de fuerza de trabajo humana para intercambiar sus mercancías. Es el mercado el que, cuando se estabiliza, expresa en la relación del valor de cambio de las mercancías una proporción tal que permite a los productores intercambiar cantidades equivalentes de trabajo. De ese modo, el cambio, la distribución y el consumo se pueden manifestar como momentos coherentes con la estructura de la producción. Cada productor recibe una parte del producto global acorde a su parte en el gasto global de fuerza de trabajo de la comunidad, y puede actuar como un eslabón de una totalidad orgánica que se reproduce.

De modo que sí, para Marx existe un fundamento objetivo del valor de cambio en la cantidad de fuerza de trabajo gastada durante la producción. Solo que esa correlación nunca se establece de manera directa, sino a través de la mediación que representa la sociedad mercantil.

A esto hay que añadir que en el Capítulo I se refiere solo a esta sociedad mercantil ideal. Todavía no está hablando de las interferencias que introduce la existencia del resto de las categorías de la economía: las diferentes formas de capital, la plusvalía, la oferta y la demanda. Todas esas categorías establecen más y más mediaciones en la formación del precio, hasta llegar a la sociedad capitalista que vemos. Lo que Marx está diciendo es que todo ese castillo se sustenta sobre la célula básica de la mercancía, y que es en ese gasto de fuerza de trabajo humana donde hay que buscar en última instancia el fundamento del valor. Espero haber aportado algo de luz sobre el tema.

La colaboración o la lucha

En el artículo Marx vs Marx, Olivera nos habla acerca de la colaboración entre los seres humanos, lo cual contrapone a la lucha de clases. Pone como ejemplo de colaboración, entre otras cosas, la construcción de las pirámides y antiguos canales. Realmente, me cuesta pensar que la relación que existía entre el faraón y los trabajadores a pie de obra sea un ejemplo modelo de cooperación.

Este es otro de los viejos tópicos antimarxistas, la minimización de la lucha de clases. El cual lleva de nuevo a la exaltación de la reforma por encima de la revolución. Detengámonos a pensar: ¿Es realmente así?

Desde luego que la historia de la humanidad no es solo la lucha de clases. También es cierto que el Manifiesto Comunista no puede ser tomado como una obra de validez universal: su función era inmediatamente política y divulgativa. Sin embargo, la lucha de clases y la confrontación revolucionaria han tenido un papel insustituible en la historia.

Las estructuras económicas que han conocido las sociedades humanas han sido, hasta hoy, estructuras de dominación. Eso significa que han existido intereses objetivamente contrapuestos, irreconciliables en última instancia dentro de esa estructura económica. La coexistencia pacífica entre las clases, la paz social bajo un sistema político, han puesto en un segundo plano esas contradicciones; las políticas reformistas logran que el pacto social se mueva en un sentido o en otro, dándole un respiro a los explotados y alargando la vida del sistema. Pero llega un momento en que el sistema ha agotado sus capacidades para soslayar las contradicciones.

En esa circunstancia, las clases dominantes se aferran a sus intereses y no hay ningún diálogo o reforma que permita cambiar el status quo. No queda más remedio que una salida revolucionaria, donde se puedan construir nuevas relaciones en contra de la voluntad de los viejos poderes.

Tal vez en los países centrales del capitalismo existe aún hoy espacio para encontrar caminos dentro de la política reformista que pueden mejorar la vida de la gente dentro de los marcos del sistema. En los países periféricos esas posibilidades son muy inferiores. La propia estructura económica global, el intercambio desigual, el carácter retrógrado de las oligarquías, reducen hasta lo ínfimo dichas posibilidades. Es por eso que para los países del Sur el camino que queda muchas veces es el revolucionario, lo cual no necesariamente significa un alzamiento armado.

Frente al círculo vicioso del atraso económico y la falta de soberanía política, se abre para los países subdesarrollados la opción de una revolución socialista de liberación nacional.

Quedaría mucho más que decir al respecto. Sobre todo hablar sobre las complejidades del momento actual que vive el mundo bajo el capitalismo, y el estado de la lucha contra ese sistema. También sobre el lugar que ocupa Cuba en ese contexto. Pero la idea central era hablar de Karl Marx y aspectos de su pensamiento que a menudo son cuestionados, malinterpretados o falsificados. Defender el sentido auténtico de las ideas del Viejo es una tarea impostergable.

24 comentarios

Livio Delgado 20 mayo 2020 - 8:00 AM

Después de leer esta conclusión sacada de la manga “Frente al círculo vicioso del atraso económico y la falta de soberanía política, se abre para los países subdesarrollados la opción de una revolución socialista de liberación nacional.”, bien merece una respuesta algo más extensa y finalizar con las ideas de nuestro apóstol.
Mire señor revolución Social ante los retos del mundo actual es completamente viable y comprensible por el cumulo de insatisfacciones que se han ido acumulando, Ante la realidad del imperio americano haciendo agua, su presidente actuando mas errático que ninguno de sus precedentes, ese continente asiático reafirmando su liderazgo a nivel global, con China y la India ganando terreno económico y de liderazgo y un larguísimo etc.., los que habitamos este mundo tenemos frente a si el reto de una revolución SOCIAL, no socialista, bájense de esa idea de la lucha de clases y el socialismo como ideario, que como alertara el apóstol en “La futura esclavitud”,

“Todo el poder que iría adquiriendo la casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el pueblo, que no tiene las mismas razones de complicidad en esperanzas y provechos, para hacer frente a los funcionarios enlazados por intereses comunes.Como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas por el Estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia enorme que naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o beneficio. El hombre que quiere ahora que el Estado cuide de él para no tener que cuidar él de sí, tendría que trabajar entonces en la medida, por el tiempo y en la labor que pluguiese al Estado asignarle, puesto que a este, sobre quien caerían todos los deberes, se darían naturalmente todas las facultades necesarias para recabar los medios de cumplir aquellos. De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él; y en ese sistema socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo.Y como los funcionarios son seres humanos, y por tanto abusadores, soberbios y ambiciosos, y en esa organización tendrían gran poder, apoyados por todos los que aprovechasen o esperasen aprovechar de los abusos, y por aquellas fuerzas viles que siempre compra entre los oprimidos el terror, prestigio o habilidad de los que mandan, este sistema de distribución oficial del trabajo común llegaría a sufrir en poco tiempo de los quebrantos, violencias, hurtos y tergiversaciones que el espíritu de individualidad, la autoridad y osadía del genio, y las astucias del vicio originan pronta y fatalmente en toda organización humana. “De mala humanidad —dice Spencer— no pueden hacerse buenas instituciones.” La miseria pública será, pues, con semejante socialismo a que todo parece tender en Inglaterra, palpable y grande. El funcionarismo autocrático abusará de la plebe cansada y trabajadora. Lamentable será, y general, la servidumbre.”

Mire a su alrededor, identifique esa “casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una ocupación privilegiada y pingüe” que los tienen jamando soga, abstráigase solo un poquito e identifique a todos aquellos que “De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él” y así entenderá cuando la actualización económica mostro ser el ultimo simulacro de “cambiar todo lo que ha de ser cambiado” para que en la concreta nada cambie y mantener el dominio del funcionarismo autocrático sobre la plebe cansada y trabajadora.

Jose A Huelva G. 20 mayo 2020 - 8:04 AM

¿Otra vez Marx?
¿Por qué me da la impresión de que se está tratando de poner la Caperucita al Lobo?

Jajaja!
Kunakbaeba, los científicos son considerados “genios” cuando sus teorías científicas son demostradas; a pesar de lo cual siempre serán bienvenidas otras teorías contradiciendo o abarcando estas. En el caso de Marx no se demostrado la viabilidad de su sistema social en la práctica, a pesar de la extensa “experimentación” que ha abarcado a mas de la mitad de la población mundial.
La práctica en la isla nos ha mostrado ser mas Fidelistas que Marxistas….,
Hmmm…, esperen…, ¿Cuál es la teoría de Fidel?

Bueno, esa misma. Al final para estos casos es el bienestar social quien decide si la “teoría” científica es buena o mala.

Andrés Marí 20 mayo 2020 - 8:23 AM

Gracias, Yaseel, sencillamente porque “Defender el sentido auténtico de las ideas del Viejo es una tarea impostergable”. Y gracias también por tu buen didactismo que tanta falta nos hace y que, sin faltar el respeto a Carlos, no te subordinaste a él. No obstante, para mí, es evidente que, en el marco ‘liberal’ en que se mueve LJC, Carlos será más leído y aceptado que tú. ¡Es lo que más me duele de la actual LJC!

Ahora bien, decir que “Todo parece indicar que el interés sobre la figura de Karl Marx está a la orden del día en la escena intelectual cubana”, no es del todo exacto, aun cuando sea buena tu ‘estrategia’ para responder a Carlos y a sus lectores. Pero no es así, Marx “está a la orden del día en la escena” mundial.

Vivo entre Barcelona y Toronto, y en ambas ciudades se siente el fracaso de las ideas y prácticas que están conduciendo a la mayor deshumanización de las sociedades actuales: las de la defensa del capitalismo en todos sus aspectos y ya convertidas en aquel furioso anticomunismo que generó el fin de la 2 Guerra Mundial y que, al parecer, su recorrido es cada vez más incierto.

Otro apunte: “Una de las cosas que están en cuestión es la pertinencia del marxismo, socialismo y comunismo en nuestra sociedad”. Otra vez veo que tal comentario que atribuyes a los cubanos es de todo el mundo y no sé si tu ‘primera reducción’ al ámbito cubano contribuya a tu didáctica estratégica para ser comprendido por los que normalmente más te interesan: los cubanos.

Y esto: “Tal vez en los países centrales del capitalismo existe aún hoy espacio para encontrar caminos dentro de la política reformista que pueden mejorar la vida de la gente dentro de los marcos del sistema”. Aquí, creo, perdiste la estrategia: También en Europa y Norteamérica va aniquilando posibilidades y esperanzas, ya que hasta hace poco fue parte de una complicidad contra la URSS, algo que cada vez las generaciones de padres y abuelos lo ven más claro: la actual juventud no lo encuentra y se torna más radical u opta por la impotencia en que el capitalismo la enajena, ya que, finalmente este no tiene con quien competir, salvo que elimine a sus nuevos cómplices, también bien difícil. Ahí tienes los movimientos de ‘los chalecos amarillos’ en Francia, el ‘5 estrellas’ de Italia, el de ‘los maestros en Ontario’, etc. etc.

Por ello, cuando apuntas que “Frente al círculo vicioso del atraso económico y la falta de soberanía política, se abre para los países subdesarrollados la opción de una revolución socialista de liberación nacional”, podría decirse igualmente que es, aun en una limitada dosis, pero casi suficiente, para un repuntar de las luchas sociales en todo el primer mundo. Y luchas hacia Marx y hacia ese otro mundo que él intuyó y que, claramente, ni él ni nosotros sabemos cómo será. Mi abrazo. .

Castellanos 20 mayo 2020 - 9:09 AM

Otra vez: el gran problema del marxismo es su aplicación. Los que dijeron estar construyendo una “sociedad socialista” un buen día se bajaron con aquello de “nadie sabe cómo se construye”.
😯
Ese capítulo llegó cuando el “socialismo real” se evaporó. Todos nos quedamos estupefactos y colgados de la brocha. Qué estuvimos construyendo entonces?
Misterio.
Si nadie sabe cómo se construye algo invertir en ese algo es el peor negocio de la historia y un engaño brutal. “Nos embarcaron”, diría un cubano de a pie.
La teoría marxista podrá ser todo lo perfecta que sus defensores alegan es, pero en la práctica no es más que una ilusión que se intentó y fracasó estrepitosamente en todas partes. Generaciones enteras padecieron de ese colosal experimento social que arrojó como resultado sociedades empobrecidas y una tremenda falta de libertades. Entonces sí, Sr. Padrón, el marxismo y todo lo que arrastra es un asunto de fe. Fe como la de los religiosos que esperan un mundo mejor que llegará de la mano de Dios, nadie sabe cuándo ni cómo.
Por supuesto, los marxistas pueden expresar su fe como sus colegas religiosos la suya. Les asiste todo el derecho del mundo, pero deberían recordar [los marxistas] que la vida de un ser humano es muy corta y que antes de morir nos asiste el derecho de vivir con la mayor cuota de bienestar posible.
Nadie quiere ver su vida pasar repleta de dificultades de todo tipo en lo que “descubren” cómo se construye el socialismo.
Tanta espera cansa, cansa mucho y es muy frustrante.

Castellanos 20 mayo 2020 - 9:31 AM

Y de nuevo lanzo las preguntas que nadie contesta:
1- Cómo piensan construir el socialismo?
2- Y si no lo saben, qué proponen? Cuál es la alternativa, señores marxistas?
3- Es viable una teoría que no se puede aplicar en la práctica?
4- Cómo piensan ustedes “derrotar” al capitalismo?
5- Y suponiendo que lo derrotaran, (hablo como un loco) quién les va a suministrar los bienes y servicios que ustedes no saben ni pueden producir dada las absurdas políticas económicas que rigen bajo ese sistema?

Jorge Casals Llano 20 mayo 2020 - 10:53 AM

Por favor, más, mucho más estudio y también de humildad se requiere para “explicar” a Marx.

Yassel A. Padrón Kunakbaeva 20 mayo 2020 - 11:12 AM

Sobre la pretendida demostración empírica del fracaso del socialismo revolucionario:
Eso es muy discutible. Lo primero que habría que analizar es el punto de partida de las sociedades que iniciaron el proceso de transición al socialismo, y en qué se convirtieron a partir de entonces.
Hay mucha variedad, casos infelices, pero otros que no lo son.
Rusia estaba en una colosal crisis social en el momento de la revolución comunista, el absolutismo había llegado a su límite, e incluso estaba en peligro la supervivencia de la nación misma. Con el socialismo se convirtió en una superpotencia que derrotó a los nazis en la Segunda Guerra Mundial, una nación desde todos los puntos de vista industrializada. La actual Rusia ha podido levantarse económica y políticamente gracias a lo que heredó de la URSS, a pesar del descalabro.
China, antes de la revolución, había pasado por todas las amargas experiencias del colonialismo y el neocolonialismo, un período que ellos llaman el Siglo de la Humillación. Luego de la revolución, y apesar de tormentosas peripecias, hoy son la segunda economía mundial y nadie les dice lo que tienen que hacer.
Vietnam era antes de la guerra de liberación una colonia francesa. Contra el nacimiento del socialismo vietnamita se alzaron todos los poderes del imperialismo. Hoy por hoy, gracias también al pragmatismo y la buena gestión, una nación que avanza en la construcción de la prosperidad.
Cuba antes de la revolución era una república bananera, de paso pisoteada por un dictador. Pero la corrupción de aquel sistema no se corregía con volver a la normalidad de la democracia liberal.
La crisis cubana no era tanto económica, aunque se vivía muy mal en los barrios y campos de Cuba, como una crisis ética, una crisis de paradigma. Cuba no estaba tan mal como otros países, pero tampoco tenía camino alguno de mejoría. El país estaba condenado a ser un antro cabaretero gobernado por los EEUU y las mafias. Los olvidados estaban condenados a seguir siendo olvidados.
La revolución nos dio a los cubanos una patria. Nos dio la verdadera independencia para construir una sociedad con justicia social. Golpeó al racismo y al patriarcado. Trajo cambios positivos que ya están naturalizados en nuestra sociedad y que solo podrían revertirse con una gran violencia.
Y es cierto que nos tocó bailar con la más fea, que las fuerzas reaccionarias del continente, incluyendo a la cúpula cubana de la Florida, nos están asfixiando. Pero el sistema resiste y es por algo.
Es injusto juzgar los proyectos socialistas que han existido sin tener en cuenta el punto anterior y sin tomar en cuenta la brutal contraofensiva de los poderes del capitalismo.

Luis Enrique 20 mayo 2020 - 11:01 AM

@Yassel
Muy buen análisis. Estoy de acuerdo en la importancia y relevancia de analizar la obra de Marx. No su figura, el hombre no es lo importante en estos momentos, sino su obra. Más que eso, el uso “moderno” de sus ideas.
Me gustaría señalar un par de cuestiones que creo que usted ha pasado por alto o difuminado, en su afán por denunciar burdas estrategias de quienes atacan a Marx y su obra. O al intentar aclarar las mentes de los que consideramos que es un error utilizar al marxismo como fundamento de alguna ideología para fines prácticos.
Voy a saltarme su primer punto porque como ya le dije, no creo que haya ninguna diferencia ni aporte en descubrir si el hombre cambió o no de parecer ente su juventud y su vejez. Cuestión muy humana además, madurando ideas y adquiriendo experiencia. Coincido con usted que eso es parte de un ataque ad-hominem que se hace por parte de algunos de sus críticos. De igual modo que los intentos de ponerlo como holgazán y mantenido. Realmente es ridículo esgrimir ese tipo de argumentos para “probar” o “hacer dudar” de su obra. Por suerte, no he leído ningún material serio que se refiera a semejante amarillismo.
Pero hay varios aspectos que son el verdadero origen de la crítica a la obra de Marx y sobre todo a su manipulación y mal uso:
La plusvalía es el concepto fundamental que Marx define como origen de todo mal, específicamente porque le pertenece o es adquirida por el “capitalista”. Pero en el mundo ideal de Marx, esta plusvalía no deja de existir, solo se reparte o es adquirida por los trabajadores, productores libres asociados.
La denuncia de Marx de la plusvalía como fuente de explotación y enriquecimiento; y la necesidad de eliminarla o repartirla es lo que se esgrime como justificación para abolir la privatización y colectivizar los “medios de producción”
La enorme diferencia entre los fines (“ justicia social, mayor igualdad y seguridad) y los medios (abolición de la propiedad privada, colectivización, Estados gigantes, planificación central de la economía). Y el problema está en que los debates casi siempre giran en torno a los medios y no a los fines. Sobre todo desde una postura de que quienes se oponen a los medios, también rechazan los fines. Y en medio de esta algarabía de ideas y argumentos y contraargumentos, pocos se toman el trabajo de analizar siquiera si los fines del socialismo se pueden alcanzar o alcanzar simultáneamente.
Veamos el problema de marras, la propiedad sobre la plusvalía. A grandes rasgos, el dueño de una pizzería “roba” el excedente de los ingresos que le proporcionan sus empleados. Según la teoría marxista, lo justo sería que la ganancia se repartiera proporcionalmente entre los empleados. Por tanto de lo que se habla realmente es de la proporción del ingreso, no del modo de producción. Sobre todo teniendo en cuenta que para que la pizzería funcione, se necesita un espacio, higiene, electricidad, materia prima…
Entonces aún suponiendo que Marx tuviera razón, él habla de un objetivo, no de un camino ni de acciones a tomar. Por tanto incluso si se demostrara que sus ideas son válidas y exactas ¿Cómo llegar a ese futuro? ¿Qué criterios se aplicarían para esa proporción justa de la ganancia? ¿Quién decide qué y dónde se planifica? ¿Cómo funcionaría la macroeconomía en ese futuro? ¿Cómo se decide que empresas se crean y cuánto se produce? ¿Quiénes pueden producir y cuánto se puede consumir? ¿Cuáles serán los criterios de costo y valor? ¿De qué modo se establecen las medidas para el intercambio justo de similares proporciones de trabajo socialmente necesario? Si la distribución justa de la ganancia igual estima diferencias en el ingreso ¿En qué medida es esto diferente a un dueño que pone todo de su bolsillo para establecer un negocio y contrata trabajadores para que también se beneficien de su inversión?
Cómo ve el tema de la plusvalía como herramienta de explotación está lejos de ser concluyente y el hecho que se argumente como excusa para acciones radicales lo hace aún más crítico y objeto de críticas. Y nada de esto tiene que ver con la realidad, en dónde existe abuso, en cualquier contexto, de las personas y de su trabajo.
Respecto a la lucha de clases… Sería interesante que repasara los acontecimientos relevantes de los que se tiene memoria histórica, casi siempre guerras; y los descubrimientos revolucionarios hasta ahora. En ese contexto de cambios y acontecimientos trascendentales ¿Dónde ha estado implicada la “lucha de clases”? Las guerras, siempre ha sudo comandadas por reyes, emperadores, grandes señores, Estados, para combatir a otros similares y expandir su poder o eliminar amenazas. Los aportes sociales y científicos más importantes como el motor de vapor, de combustión interna, la electricidad, los descubrimientos en Astronomía, Física, Matemática, Biología, Medicina… han sido desarrollados por personas de casi todos los estratos sociales, independientemente de su afiliación política y en muchas ocasiones financiados por lo que se podría considerar “capitalistas” o clase dominante par ser más precisos. ¿Dónde está la lucha de clases en el record histórico humano? La referencia más directa que se me ocurre sería que las diferencias sociales y económicas entre los poderosos y los desposeídos han sido el instrumento para manipular pueblos, ciudades y países enteros y ponerlos en pie de guerra. Lejos de ser el motor, ha sido la excusa para fines políticos de una minoría que una vez en el poder actúa igual o parecido que los poderosos anteriores.
Desde mi punto de vista Marx es como el Ptolomeo de la economía de mercado. Él fue capaz de estudiar magistralmente el funcionamiento del mismo en la época que le tocó vivir, y describió una especie de modelo sobre su operación, riesgos y defectos. Pero, al igual que Ptolomeo con su modelo geocéntrico, el modelo marxista solo funciona en sus condiciones originales y no puede ser utilizado para describir acontecimientos futuros o imprevistos. Mucho menos para predecir eventos. Y los demuestra la experiencia cotidiana y los dolorosos intentos de acelerar ese socialismo utópico, del que casi nadie se preocupa por entender cómo realmente funcionaría y si tiene sentido en primer lugar, por lindas que parezcan las palabras.
Para terminar, dejo de nuevo un link a un libro que ya otro forista(Manuel*) recomendó en otro artículo: https://librosgeniales.com/file/?ebookID=1205&key=1
Camino de servidumbre de Hayek, el no critica a Marx directamente, pero sí a los intentos de establecer gobiernos y economías en base a las predicciones de Marx. Supongo que nadie hará nunca aun artículo o libro comparando cuanto se equivocaron las ideas marxistas sobre el capitalismo y el capital. Y cuán acertados estaban casi todos los liberales sobre los marxistas y los socialistas.

Yassel A. Padrón Kunakbaeva 20 mayo 2020 - 11:47 AM

Luis Enrique, eso que usted plantea, el problema de los cómo, es todo otro gran debate.
Realmente el objetivo es que la plusvalía se distribuya entre los trabajadores. Pero esto no va a ocurrir mientras sean los capitalistas los que organicen la producción. Una de las ideas fundamentales de Marx, para mí, es que la producción y la distribución son dos momentos del mismo proceso, y que el que organiza la producción es el mismo que organizará la distribución en su beneficio. Todo lo demás son soluciones intermedias.
No es que los burgueses no hagan nada en la producción de valor. En realidad hacen mucho, son los que ponen los marcos organizativos: son los que la piensan. Y en eso se ve un ancestral problema de la humanidad, la división del trabajo entre los que piensan y los que hacen. La burguesía medra en esa separación, se aprovecha de las ventajas de ser quien dirige.
En parte los trabajadores no pueden pensar la producción, porque no tienen en sus manos los medios de producción. El capitalismo solo surge cuando la mayoría de los medios de producción están en manos de la clase capitalista y no de la gente común. Pero también en parte, y esto es algo que en tiempos de Marx era más difícil ver, porque los esquemas técnicos que hemos desarrollado son mecanicistas e implican unos pocos que piensen y muchos que ejecuten. Es un paradigma de la cantidad, no de la cualidad. Entonces no tiene sentido tener a mucha gente pensando cuando lo que hace falta es mucha gente ejecutando una tarea relativamente simple, ya pensada por otro.
La conclusión a la que he llegado es que un verdadero socialismo donde se supere esa separación entre el pensar y el hacer solo será posible con un gran avance científico y tecnológico, y un cambio del paradigma de la eficiencia al de la eficacia. Pequeñas empresas cooperativas con democracia obrera, en las que haga falta mucha gente pensando al mismo tiempo. Eso no será posible con el paradigma de crecimiento y consumo actual.
En ese sentido, estaba casi fuera del alcance de los socialismos históricos avanzar verdaderamente en ese sentido.
Pero de nuevo, es un problema de perspectiva. Se trataba de países que tenían que salir de situaciones muy complicadas.
En ciertas circunstancias, es mejor un socialismo parcial, que de escuela, hospitales y alimento racionado a los pobres, aunque sea un sistema burocrático, que ningún socialismo.
Y en las circunstancias de retroceso fascista que se están dando en el mundo, y vistos los niveles de ignominia a los que pueden llegar los oligarcas en el continente americano, es mejor el malo conocido que el bueno por conocer.
El socialismo maltrecho cubano es un valladar de resistencia frente a los excesos clasistas de las deformadas y esquizoides plutocracias y oligarquías de nuestro continente, incluyendo, claro, a sus secuaces de la Florida. Saludos.

Luis Enrique 20 mayo 2020 - 1:52 PM

@Yassel
La producción y la distribución de lo que Marx llama plusvalía, siempre han sido parte de un mismo proceso. Se llama creación de riqueza y es el único incentivo conocido para que exista actividad económica. Es justamente el móvil de quienes organizan algún tipo de producción, del estilo que sea.
Es difícil no estar de acuerdo en que trampas, distorsiones y oportunismos son parte de todo flujo y transfrencia de riqueza. Pero dado que Marx denunciaba como núcleo el manejo de la plusvalía como propiedad de un dueño; es difícil reconocer o establecer cómo eso cambia con la introducción de múltiples dueños. Podría repartirse la riqueza creada de la manera más justa posible, pero todavía existe(o debería existir) el incentivo de la creación de riqueza, de otro modo, no tendría sentido la actividad en cuestión. Y no solo riqueza monetaria, podríamos aplicarlo a la creacion de cualquier bien objetivo o subjetivo que se pretenda multiplicar y disfrutar.
Usted menciona como realización de este ideal a “Pequeñas empresas cooperativas con democracia obrera”. ¿Cuál es el criterio de “pequeño” en este contexto? ¿Qué pasa si la empresa cooperativa tiene éxito y se expande sobre ese límite de lo “pequeño”? ¿Se limita por ley? ¿Qué sucede con los productores que deberían ser libres de asociarse? Pero incluso, suponiendo que el desarrollo tecnológico fuera tal, que permitia tener muchos ideólogos de la producción al punto que cada persona en edad laboral sea un productor
1. Sobre cada productor ¿Qué pasa si algunos de ellos son mucho más exitosos(tampoco se puede pretender que a todos les irá igual) en sus ventas por tener mejor calidad o vivir en áreas más pobladas o por simple aleatoridad; y obtienen ganancias y acumulan más capital que el resto? ¿Tienen derecho o no a esa ganancia extra y a su aporte en otras empresas como productor libre asociado? ¿Tiene o no derecho su familia que no produce a heredar esa ganancia y usarla como ventaja en su edad laboral independientemente del resultado final?
2. Sobre las asociaciones ¿Cómo se restringen y distribuyen las ganancias que la unión de varios productorespara producir artículso totalmente nuevos, cada vez más complejos? Porque ya cada uno por separado podría tener una ganancia X, pero al introducir un prodcto más complejo que requiere la cooperación de varios productores es pura matemática que hay un trabajo extra de diseño y elaboración que debe ser pagado, además porque se ha creado un bien que puede que sea único y de mucho mayor valor añadido. Y así podemos hacerlo tan complejo como sea uniones entre cooperativas y entre uniones de uniones de cooperativas, siempre obteniendo un producto más complejo y a la vez hacienod mucho más compleja la distribución justa de la plusvalía. Y ni siquiera hemos analizado qué pasa con la ganancia acumulada y la manera en que pueda utilizarse.
Usted también parece contemplar la especialización del trabajo como algo negativo. Ciertamente su ejemplo simple de quienes piensan y diseñan y quienes elaboran, no es muy acertado. Pero incluso tomándolo como referencia ¿cree que en su economía de libres asociados no habrá igual diferencia en cuánto al ingreso entre diferentes puestos? Porque si es injusto que se pague un salario miserable, lo es también que se page de igual manera por hacer menos(menos tiempo, menos complejo, menos importante desde el punto de vista productivo). Entonces tiene usted el dilema de reconocer la especialición o la calidad del trabajo o simplemente establecer criterios mediocres que disminuyan la productividad y reduzcan o inhiban el incentivo para pertenecer o crear.
Creo que uno de los grandes retos de quienes apuestan genuinamente(no hablo de lso oprtunistas por razones evidentes) por “métodos” marxistas para fines socialistas es que hacen un mapeo directo entre lo que desean y lo que conocen como producción y economía capitalistas, con sus ganacias, fábricas, mercados… De modo que ubican a los mismos trabajadores en las mismas fábricas y los mismos mercados, recibienod la ganancia que se queda el dueño actual. Pero se olvidan de la sinergia que en primer lugar, hace que esa fábrica exista, que los salarios existan, y que los trabajadores tengan empleo. Les falta imaginar y dar forma a los tipos de interacciones sociales y económicas que deben estar vigentes para esos productores libres asociados y sobre todo falta mucho análisis sonre las implicaciones y consecuencias. En cierto modo se parecen a los líderes religiosos que prfesan la salvación del alma y un boleto al paraíso que obtener. Pero nada saben ni explican de cómo es ese paraíso, de cuáles serán las actividades, los pro y los contra de estar allí. Les bsta con que es muy bueno, buenísimo, solo porque el ahora es malo malísimo.

Yassel A. Padrón Kunakbaeva 20 mayo 2020 - 11:06 AM

Sobre la pretendida demostración empírica del fracaso del socialismo revolucionario:
Eso es muy discutible. Lo primero que habría que analizar es el punto de partida de las sociedades que iniciaron el proceso de transición al socialismo, y en qué se convirtieron a partir de entonces.
Hay mucha variedad, casos infelices, pero otros que no lo son.
Rusia estaba en una colosal crisis social en el momento de la revolución comunista, el absolutismo había llegado a su límite, e incluso estaba en peligro la supervivencia de la nación misma. Con el socialismo se convirtió en una superpotencia que derrotó a los nazis en la Segunda Guerra Mundial, una nación desde todos los puntos de vista industrializada. La actual Rusia ha podido levantarse económica y políticamente gracias a lo que heredó de la URSS, a pesar del descalabro.
China, antes de la revolución, había pasado por todas las amargas experiencias del colonialismo y el neocolonialismo, un período que ellos llaman el Siglo de la Humillación. Luego de la revolución, y apesar de tormentosas peripecias, hoy son la segunda economía mundial y nadie les dice lo que tienen que hacer.
Vietnam era antes de la guerra de liberación una colonia francesa. Contra el nacimiento del socialismo vietnamita se alzaron todos los poderes del imperialismo. Hoy por hoy, gracias también al pragmatismo y la buena gestión, una nación que avanza en la construcción de la prosperidad.
Cuba antes de la revolución era una república bananera, de paso pisoteada por un dictador. Pero la corrupción de aquel sistema no se corregía con volver a la normalidad de la democracia liberal.
La crisis cubana no era tanto económica, aunque se vivía muy mal en los barrios y campos de Cuba, como una crisis ética, una crisis de paradigma. Cuba no estaba tan mal como otros países, pero tampoco tenía camino alguno de mejoría. El país estaba condenado a ser un antro cabaretero gobernado por los EEUU y las mafias. Los olvidados estaban condenados a seguir siendo olvidados.
La revolución nos dio a los cubanos una patria. Nos dio la verdadera independencia para construir una sociedad con justicia social. Golpeó al racismo y al patriarcado. Trajo cambios positivos que ya están naturalizados en nuestra sociedad y que solo podrían revertirse con una gran violencia.
Y es cierto que nos tocó bailar con la más fea, que las fuerzas reaccionarias del continente, incluyendo a la cúpula cubana de la Florida, nos están asfixiando. Pero el sistema resiste y es por algo.
Es injusto juzgar los proyectos socialistas que han existido sin tener en cuenta el punto anterior y sin tomar en cuenta la brutal contraofensiva de los poderes del capitalismo.

Luis Enrique 20 mayo 2020 - 3:19 PM

Ciertamente, no se puede negar la influencia de los intentos socialsitas en Rusia, China y Vietnam. Pero creo que está usted mirando el tallo de la mata de zanahorias, sin ver la zanahoria debajo. La influencia de las doctrinas socialistas en esos países, en todo caso, ha sido una dura escuela de cómo NO se deben hacer las cosas, especialmente en economía. Y al prueba está en que los logros que usted mismo reconoce en ellos, se han logrado en relativamente poco tiempo(un par de decenios +/-) de aplicar economía de mercado. Podemos debatir por días la mayor o menor influencia de la economía centralizada y planificada, pero un debate teórico no cambiará el hecho de que en esos países utilizan el capital y la economía de mercado como motor económico y social y lo han hecho muy bien. En cambio Cuba, cuyo gobierno ha insistido testarudamente en rechazar tal práctica, es la antípoda de tales países en cuanto a prosperidad, desarrollo y oportunidades económicas. Acá lo voy a remitir a una muy educativa e instructiva comparación entre Vietnam (que sufrió un idéntico bloqueo por 30 años) y Cuba. Y me podrá decir que si la cultura, que si la lejanía, que si la historia. Pero Vietnam salió de una guerra horrorosa y en a penas 5 años, su gobierno comunista tuvo la suficiente sensatez e inteligencia para percatarse que el estilo de economía del bloque soviético no era viable para el desarrollo del país. Es de ete modo que con mucho trabajo y dedicación, cuanod teníamso las crisis de los balseros en Cuba, Clinton quitaba el bloqueo a Vietnam porque carecía de sentido alguno, ya que la economía era verdaderamente nacional y no estatal. Es muy interesante comparar a Cuba y Vietnam en paralelom, en la misma línea de tiempo.

Taco 20 mayo 2020 - 11:07 AM

“Lo que Marx explica en el Capítulo I es una sociedad ideal de puros productores de mercancías. Un mercado ideal. Se trata de algo que nunca ha existido, pero que tampoco es una fantasía”
Resumiendo, Disneyworld.

Es malo la plusvalia?

Trabajar en el capitalismo, no es una transaccion en las que ambas partes se ponen de acuerdo? Y si no hay acuerdo, puedo buscar trabajo en otro lado o hacer mi compannia?

“Frente al círculo vicioso del atraso económico y la falta de soberanía política, se abre para los países subdesarrollados la opción de una revolución socialista de liberación nacional.”
Revolución socialista en un pais atrasado y pobre? No funciono en uno de los paises mas ricos en recursos naturales como Rusia. No funciono en paises con cierto grado de desarrollo social y cultural como Europa del Este, como es posible que funcione en paises con economias pobres?

El Socialismo es diabolico, deja al pueblo indefenso ante gobiernos abusadores, explotadores, dictadores, como lo ha demostrado la historia.

Hablemos de Marx — La Joven Cuba | Cuba Nuestra: Polémica 20 mayo 2020 - 11:16 AM

[…] a través de Hablemos de Marx — La Joven Cuba […]

manuel 20 mayo 2020 - 11:31 AM

En Cuba la contradicion principal del marxismo estatal nacional es como poner el plato de comida en la mesa.
De las ideas sobre Marx de el ponente Carlos……me aburrio su reiterada palabra …. feticihismo .
Hoy por hoy , la sociedad norteamericana es la mejor situada para reformar su capitalismo ……..vease el programa del Partido Democrata para estas eleciones, claro una parte de ese programa es atracion eleccionaria , otro se diluira en las propias contradiciones del mismo partido y los multiples interereses que representa , otro poquito se pierde por la fuerza de las ideas conservadoras , el papel del extremismo en ese pais , los intereses de las grandes corporaciones y los actores definitorios detras de las bambalinas pero sin dudas la idea de un programa de salud universal es una concepcion revolucionaria dentro de EE UU.
En Canada donde la solidaridad social desde los conceptos liberales han sido llevados a la practica …se les hace mas dificil los cambios dentro de su forma capitalista .
Por poner dos ejemplos de capitalismos desarrollados.
Lo cierto es que muchos partidos que dirigen estados capitalistas y en sus conceptos direcionales partidistas esta la poca estatisacion de sus mecanismo de relacion general ………….estatizaron todo lo que tenian que estatizar en esta pandemia , quitandole al mercado en un abrir y cerrar de ojos su cacareado papel.
El capitalismo moderno a demostrado que tiene movilidad y sagacidad para durar por mucho tiempo como poder mundial.
El partidos de Bolsoinaro en Brasil con sun actuar se va a borrar del mapa politico futuro de ese estado .
China y Rusia tiene sistemas capitalistas economicos , Venezuela tambien.
Uno de los problemas que no puede resolver del todo …..el metodo cientifico investigativo cuando se aplica……. es el punto de vista personal de algunos que se definen como investigadores o los que te demandan la investigacion , sobre todo en teorias sociales …..a partir de una pregunta se meten a estudiar y buscar todas las relaciones y ecuaciones posibles para su desarrollo , resaltan todo lo que apoye lo positivo de su pregunta y minimisan o obvian lo que le resta o niega.
Asi pueden funcionar algunas personas que dan su opinion aqui , quizas …..no se.
Los famosos think thank que responden a determinadas concepciones partidistas , economicas , politicas , etc…
Marx perdurara……..hasta que se creen las condiciones generales en un futuro no cercano , que puedan dar lugar a la aplicacion practica , entre esas condiciones , hay una esencial : HOMBRES dispuestos a aplicarlas de formas correctas , de aqui alla …………..seguiran generando polemicas entre defensores y detractores.
Yassel , cuando puedas dedicale un post a la aplicacion practica del marxismo en Cuba revolucionaria desde tu mirada ,

Alexei 20 mayo 2020 - 3:21 PM

Es pertinente hablar de y no solo de marxismo, pues mucho ha llovido en las ciencias sociales desde que Karl cerrara los ojos en Londres.

Ojalá el texto hubiese sido capaz de ir más allá de lo reproductivo y ofrecernos algo diferente, más fresco y novedoso.

A propósito del joven Marx, por qué no analizar la importancia que dio a la libertad de prensa, su posterior comprensión de que esta nunca sería completa si los sectores excluidos no tenían acceso a la imprenta, o mejor, si no tenían la propiedad de la imprenta para divulgar bajo la égida de un estado garantista, sus ideas.

Porque no problematizar, a partir de lo que Marx pensó como la emancipación del ser humano, la realidad cubana, donde la estatización de los medios de producción fundamentales coexiste con una limitación formal y efectiva de derechos políticos y libertades civiles de los ciudadanos, y no solo por aquello de la plaza sitiada.

A Marx, más que recitarlo, hay que saber aplicarlo en el análisis del mundo. Para Marx, la ideología, la infladera, el pasaíto de mano, la matización de los problemas, el mirar al lado, el parece que sí pero no; no pueden sobreponerse a lo realmente existente. Y en evitar todo eso radica buena parte del prestigio de su método.

He dicho…

Manuel* 20 mayo 2020 - 4:54 PM

Marx me aburre. Me aburría cuando no le entendía, y me aburre más ahora que le entiendo. Sus seguidores no construyeron un mundo mejor, sino lo contrario.

Una Cuba sin Marxismo sería mucho mejor que la actual.

Marxismo callejero 21 mayo 2020 - 2:38 AM

En una sociedad de productores libre asociados el que aporte más intelectual y/o manualmente pues recibirá más. Así mismo sucederá con el dirigente y con el innovador y con el que muestre mayor emprendimiento. Es así como se materializa lo de “a cada cual…..”. Esto lo acordará y decidirá previa discusión consensuada la asamblea de trabajadores o sus representantes. Los cargos deberán ser rotativos en la medida de lo posible y serán revocados con facilidad y rapidez si las circunstancias lo ameritan. Una fórmula general( estandarizada) y que debe recibir adecuaciones en dependencia del volumen de las ganancias obtenidas es la de repartición de utilidades en dependencia de las necesidades de los trabajadores y las conveniencias que impongan la inversión ampliada y el mantenimiento de la empresa. Así mismo deberán garantizarse el pago de tributos y las ayudas comunitarias o regionales.

– Remuneración. 33,3 %
– Tributos 33,3%
– Reinversión ampliada, mantenimiento.33,3%
Si disminuyen los gastos de mantenimiento o no es imprescindible la renovación de activos, muebles, etc se pudiera aumentar la remuneración a algún o algunos trabajadores de acuerdo a sus necesidades de solución impostergable. Previa consulta y decisión a partir de la voluntariedad se podría afectar la remuneración para desviar ese dinero hacia alguno de los otros aspectos.
No se trata de crear falsas expectativas al trabajador de que se convierta en propietario sino que su motivación se vería impulsada por su activa y útil participación en la construcción del plan económico, la distribución de utilidades, el control económico y de todo el proceso que incluiría desde la calidad hasta la respuesta al cliente. También tendría la posibilidad de ,por primera vez en la historia, poner y quitar a quien lo dirige o lo representa. El trabajador debe poder revocar rápida y efectivamente a sus líderes. Los preferible sería la rotación de los cargos como una obligatoriedad.
Un recurrente y persistente error de los dirigentes políticos y de los economistas cuando hablan del mercado es asociarlo al capitalismo. El mercado es consecuencia y no causa del sistema. La verdadera causa son las relaciones sociales de producción, es la relación decisoria o no que tiene el trabajador con respecto a los medios de producción y la toma de decisiones con todo el proceso producción-calidad-venta-postventa.
Claramente en el mercado se ven proyectadas las intenciones lucrativas o no de los emprendedores en
dependencia de si estos son capitalistas o socializados. Un mercado descontaminado del lucro a ultranza propio del privado- capitalista sería un mercado que contribuiría significativamente con su aporte al plan general de la economía. Es eso lo que daría un salto cualitativo a una sociedad y es como se materializaria su evolución dialéctica.
El camino para la construcción de una sociedad altruista es el de la democratización de la sociedad en sus ámbitos políticos y económicos. La democratización económica( socialización)y el cuidado de nuestro sistema natural son el futuro. El capitalismo hipoteca el futuro del mundo por más bondades transitorias que ofrezca en el momento. La liberación de las fuerzas productivas no debe verse como una carrera de emprendedores por llegar a la meta de hacerse de todas nuestras descapitalizadas PYMES. Es la entrega de estas y de nuestras empresas presupuestadas, nuestros hospitales, nuestras escuelas y universidades también al control obrero sin tutelaje estatal.

Luis Enrique 21 mayo 2020 - 11:27 AM

Jejeje ¿Y qué pasa con el excedenete del 0.1% después de esa distribución a tres partes?
Broma aparte. Muy bueno que los obreros (y no EL obrero, supongo que se la idea verdaderamente) puedan cambiar de directivos, pero… ¿Bajo qué criterios y cómo se regula eso? La renovación de directivos… ¿con los mismos obreros? ¿Y la posibilidad de conspiraciones? Pero además… ¿Se podrá igual despedir al obrero ineficiente o problemático? ¿Bajo qué condiciones? Si los obreros son libres asociados, ¿Cada despedido puede llevarse su parte de al empresa cooperatva al marcharse?
En un mercado sin lucro de algún tipo, material o subjetivo, ¿Cuál es el incentivo para sostenerlo? ¿Cuál sería el móvil para que se realice trabajo sin que se traduzca en ganacia de algún tipo? Creo que está hablando de personas ideales. Hasta el esclavismo sería un buen sistema si todos fuéramo santos.
Pero aparte de todo eso… La pregunta es ¿Qué hacemos ahora? ¿Cómo logramos prosperidad y desarrollo sin libre mercado ni capital?

Manuel* 21 mayo 2020 - 12:55 PM

Las sociedades de productores libres asociados ya existen. Se llaman cooperativas. Además nada impide en cualquier tipo de sociedad mercantil que se contrate como trabajador a uno de los inversores. O, poniéndolo al revés, nada impide que un trabajador compre acciones de su propia compañía. De hecho es algo común. Es muy común en pequeñas empresas que el accionista mayoritario sea también el administrador de la empresa, con lo que tendremos en la misma persona al explotador y al explotado.

Pero el problema de las cooperativas es que de forma natural evolucionen hacia una sociedad anónima o limitada. Lo expondré en otra respuesta.

Manuel* 21 mayo 2020 - 1:15 PM

Hola Marxismo callejero,

Supongamos que los chicos de La Joven Cuba deciden montar una empresa consistente en una revista de debate político. Se juntan diez y cada uno pone 100 CUC. Tenemos una empresa creada con un capital inicial de 1000 CUC que emplea a 10 trabajadores. Cada uno recibe un salario de 100 CUC al año. Pero en el primer año la empresa tiene unos ingresos de 10.000 CUC y un gasto salarial total 1.000 CUC. También tiene otros gastos e inversiones que suponen otros 1.000 CUC. Las cosas van bien porque tiene de beneficio 8.000 CUC al año, de los cuales 4.000 se reinvierten en la empresa y otros 4.000 se reparten como dividendos, 400 a cada inversor-trabajador.

Ahora supongamos que las cosas evolucionan y al cabo de tres años los ingresos anuales son de 100.000 CUC, mientras que los beneficios son de 50.000 CUC. Eso permite subir los salarios y también aumentar el reparto de dividendos. El día de la creación de la empresa, esta valía los 1.000 CUC de aportación inicial, pero ahora hay un inversor dispuesto a pagar un millón de euros por la empresa.

Supongo que los diez chicos de La Joven Cuba que fundaron la empresa tendrán derecho a venderla, todos en conjunto o bien cada uno individualmente su alícuota. Supongamos que el inversor se hace con el 60% de la compañía. Ahora ya tenemos a un capitalista puro infiltrado. ¿Habría que prohibirlo?

Supongamos que hay mucho trabajo y hay que contratar a más trabajadores. ¿Les tendremos que exigir que compren acciones para poder trabajar?¿Con qué valoración de la compañía?¿Con una valoración de 1.000 CUC correspondiente al día de su fundación, o con una valoración de 1.000.000 CUC?¿Qué pasa si no se encuentran trabajadores dispuestos a aportar su alícuota para convertirse en trabajadores-inversores?¿Condenamos a los trabajadores sin recursos para invertir en desempleados? Supongamos que contratamos a trabajadores sin exigirles que compren acciones. Ahora ya tenemos proletarios puros.

En fin, hago estas reflexiones porque estoy convencido de que los Marxistas no tienen ni idea del funcionamiento de una empresa y carecen por completo de sentido práctico. Sus planteamientos no resisten los números. Así le va a Cuba.

Manuel* 21 mayo 2020 - 1:59 PM

“Es la entrega de estas y de nuestras empresas presupuestadas, nuestros hospitales, nuestras escuelas y universidades también al control obrero sin tutelaje estatal.”

¿Entregar los hospitales al control obrero? Pues me va a tocar tener que defender la sanidad pública frente a un marxista.

Debe existir un sistema de salud público y gratuito pagado con impuestos y bajo el control del estado. Es decir, como en Francia, Italia, España, Reino Unido y casi los Estados Unidos.

Un hospital bajo control obrero no es más que un hospital privado en forma de cooperativa.

Marxismo callejero 22 mayo 2020 - 2:17 AM

Hola Manuel: Los muchachos de LJC no podrán vender tan cotizada empresa porque esta sería intransferible y el inmueble donde radica sería patrimonio público estatal y por tanto innegociable. Ellos serían dueños de los medios de producción y del capital que resulte de su trabajo, talento. Suponemos a esos muchachos y muchachas conscientes de que el dinero es un estímulo, pero sus motivaciones por pertenecer a esta empresa son otras bien diferentes al ánimo de lucro y a la maximización de sus ganancias individuales.
Observé que tuvo mucho cuidado en no poner a Cuba en su lista de países patrocinadores del………….sistema público sanitario. Debe ser casual que usted se refiere precisamente a los países que no han podido enfrentar adecuadamente esta pandemia como sí lo ha hecho el mío. No me hable de hospital público y gratuito en Francia que me da un poquito de asco contarle el trato y lo que le cobraron en París a mi sobrino hace tan solo un mes. El médico prácticamente no miró al niño. Disculpe haberme salido del tema.
Una universidad o un hospital en manos del control obrero o co-gestionado entre los obreros y una representación estatal continuaría siendo público y gratuito solo que el presupuesto entregado, los recursos humanos y los medios de trabajo serían mejor planificados y en definitiva más eficientemente gestionados por sus trabajadores que por cualquier otro individuo o ente “superior”.
En tercer lugar como usted comprenderá una cooperativa autogestionada por los asociados debe diferenciarse sustancialmente de una empresa con accionistas privados. La diferencia fundamental no está en quien es el propietario legal de los medios y del capital resultante del trabajo, sino en quienes son los que controlan su uso y realizan su gestión.

Pedro Sánchez Buján 22 mayo 2020 - 3:47 PM

La teoría del valor del trabajo no tiene en cuenta el crédito y la intermediación del dinero. Es una teoría derivada de una concepción de la economía como trueque, no una economía capitalista, en la que el dinero se sigue tratando como mercancía. El hecho de que se haya eliminado el patrón oro y la economía capitalista siga ahí es prueba de que el análisis marxista no es válido. Por cierto el crédito existió mucho antes que la moneda, es decir que existió una economía basada en crédito y dinero sin necesidad de que este fuerse una mercancía. Hay que buscar la explotación de los trabajadores por otro lado.

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