Entre luces y sombras, el Festival de Cine de La Habana

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El 5 de diciembre, un día después del colapso del sistema electroenergético nacional, arrancó la edición 45 del Festival Internacional de Cine de La Habana. Desde su fundación en 1979, el evento ha sido un símbolo cultural para los cineastas latinoamericanos y para el público que asiste a las salas de proyección.

La selección oficial abarcó un total de 256 obras de 42 países, entre los apartados en competencia y las muestras colaterales. Este año se hizo homenaje a la obra de Juan Padrón. A su vez, se dedicó un día a visualizar una muestra de cine palestino, ante la realidad de su genocidio.

En sus palabras de apertura en la sala Charles Chaplin, la directora de la Oficina del Festival, Tania Delgado, instó a luchar contra el silencio cómplice de algunos sobre lo que sucede en Gaza, por lo que el Festival dedicaría un día para a las voces desde la cultura en favor de la causa palestina. Alexis Triana, presidente del Instituto del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), concluyó la gala con la promesa de que esta edición tomaría las calles para que La Habana se convirtiera en sede de lo mejor del cine latinoamericano.

En vísperas del comienzo, la directiva del evento anunció a la prensa el proyecto «De vuelta al Festival», para homenajear a realizadores y películas que han estado en la programación de la cita durante sus años de existencia. Además, se informó también que la televisión incluiría filmes de años anteriores (una película de ficción y un documental diario, respectivamente) en los canales Multivisión y Caribe.

Este 2024, el ICAIC celebra el 65 aniversario. La oración anterior fue el encabezado común que leyeron los presentadores en las salas de cine. La campaña de la institución incluye un spot conmemorativo que reprodujeron antes del momento de proyección.

Cartel

Sin embargo, la cifra de películas cubanas en la muestra de obras ha disminuido en los últimos tres años.

Días antes del inicio del certamen, la Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC) hizo una declaración publicada en redes, respecto a la censura y las políticas públicas de control y exclusión que desde hace décadas acompaña al gremio: «Luego de 44 ediciones, la que fuera gran cita de los cineastas del continente se encuentra emplazada por la grave fractura que define al cine cubano del presente. Un panorama marcado por el continuo éxodo de sus más jóvenes creadores, un cine que recorre el mundo y obtiene premios, pero que rara vez puede apreciarse al interior del país».

En las categorías en concurso estuvo la representación cubana de los cineastas Carla Valdés León (La línea del ombligo) Lázaro Lemus (El bosque intermitente), Armando Capó Ramos (La tierra de la ballena), Orlando Mora Cabrera (Matar a un hombre), Alán González (Azul Pandora), Marcos Díaz Sosa (Fenómenos Naturales), Lázaro J González (Parole) y Keiter Castillo (Bombas de arena).

La ACC manifestó entre los asuntos pendientes a las puertas del Festival que «no puede concebirse un cine nacional ignorando las contradicciones del país que lo produce. Cientos de cineastas cubanos ya no viven ni trabajan en Cuba. Esa distancia no es solo física sino también ideológica, en la medida que sienten que el país que los vio nacer y crecer no responde a sus expectativas generacionales, ni profesionales. No rechazan a Cuba, ni mucho menos a su cultura o la dura realidad de ese pueblo al que también representan. Agotados por la retórica y las promesas, han sufrido en sus propios cuerpos actos de exclusión y represión. Sus películas incorporan esos sentimientos de dolor y frustración. Son relatos íntimos, autorreferenciales, que les permiten reconstruir una identidad a través de memorias y experiencias. Ninguno ha renegado de su condición de cubanos, sin embargo, ¿por qué no podemos ver sus filmes más allá del marco puntual y efímero de un festival?».

Esta demanda coincide con una de las opiniones compartidas en la charla que acogió el 9 de diciembre un panel en la sala Taganana del Hotel Nacional, que informó que un 80 % (y era una cifra generosa) de estas películas solo se exhiben en circuitos de festivales.

Entre las novedades, resaltó como gran acontecimiento la colaboración del Festival con la plataforma de streaming Netflix, con la presentación el pasado 6 de diciembre en el cine Yara de los dos primeros episodios de la serie Cien Años de Soledad, adaptación de la novela homónima de Gabriel García Márquez. En el escenario del Yara, en una primera exhibición solo para invitados, Francisco Ramos, vicepresidente de Contenidos de Netflix para Latinoamérica, y Duncan Crabtree-Ireland, Director Ejecutivo de SAG-AFTRA (Sindicato de Actores de Cine-Federación Estadounidense de Artistas de Radio y Televisión) expresaron la importancia de esta serie como referente cultural antes de comenzar la proyección.

Ante una actualidad nacional con tendencia a la polarización política, es necesario desde el Festival de Cine visualizar y desestigmatizar las películas cubanas.
Foto: María Lucía Expósito

La noche del 10 de diciembre, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez sostuvo un encuentro con un grupo de realizadores, productores, teóricos, promotores y otros artistas e intelectuales vinculados al séptimo arte, de la región, el mundo y Cuba, que participan en la fiesta cultural con centro en La Habana.

La nota refiere que el jefe de Estado agradeció por la presencia de tantas personalidades en el evento, y reconoció a la dirección y los trabajadores del ICAIC por su capacidad de organizarlo en medio de las difíciles condiciones por las que atraviesa la nación:

«No he tenido tiempo en estos días de ver películas, el Festival en Cuba es una fiesta y siempre a nivel familiar nos planificamos, pero los tiempos estos han sido tan complicados, que no hemos podido hacerlo», dijo Díaz-Canel a los invitados, a quienes explicó todas las dificultades, naturales y de otro tipo, que ha estado sufriendo Cuba.

Varios realizadores cubanos hicieron visible su opinión en los perfiles personales, respecto al desarrollo y las vicisitudes del evento. Una parte de estas opiniones fue difundida por los medios oficiales, mientras que la otra tuvo eco en medios independientes.

La televisión nacional enfocó el criterio del realizador Manuel Herrera, quien recordó el surgimiento del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano: «El festival se ha recuperado con su función inicial, que es mostrar el cine latinoamericano, un cine que es difícil de ver en el mundo, por lo que podemos seguir haciendo mucho y debemos continuar por ese camino».

Parecida a la línea anterior, fueron las citas que aparecieron en Presidencia Cuba y Cubadebate de las actrices cubanas Mirtha Ibarra y Eslinda Núñez.

En contraste, el día de presentación de la ópera prima cubana Fenómenos Naturales en el cine Charles Chaplin, su director Marcos Díaz Sosa, que estaba fuera del país, envió al público un mensaje leído por Andrea Doimeadiós, actriz protagónica del filme: Ríanse con la película y de la película (…) y espero que encuentren la felicidad en tiempos tan tristes y violentos.

En su perfil de Facebook, el director y productor de cine Armando Capó Ramos expresó : «Nunca antes lo sentí tan lejano y vacío a pesar de la pantalla gigante y el triunfalismo. Vacío de personas y de alma.  Es normal que el Festival tenga el espíritu del país. Que se vaya la corriente en los cines y sea difícil salir de las casas y volver. La selección realizada por el equipo de programadores del festival me pareció de lujo. Ojalá pueda seguir así.

»A pesar de tener dos películas en competencia como productores desde GatoRosa ni tan siquiera se tomaron el trabajo de simular que nos invitaban a algo (…) Nadie me contactó para hablar de nuestras películas. Nunca vi un cine lleno. Parecía una representación para los cineastas extranjeros, una puesta en escena para las autoridades, necesitadas de escuchar lo que quieren oír. Una realidad paralela donde no existe la Asamblea de Cineastas Cubanos, donde mis compañeros cineastas van al ICAIC a darse abrazos con el MINCULT. Hay una fractura real entre una parte del cine cubano y el MINCULT».

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Entre luces y sombras, el Festival de Cine de La Habana 5

Entre las proyecciones del concurso de cortometrajes de ficción se esperaba el estreno en Cuba del corto Matar a un hombre, del joven director cubano Orlando Mora Cabrera. Matar a un hombre tenía dos coordenadas: el domingo 8 de diciembre en el Multicine Infanta, y al día siguiente en el cine 23 y 12, ambas a las 5:30 pm.

Mora Cabrera declaró mediante una sucesión de hechos que en ninguna de estas ocasiones se proyectó la obra, ni en la propuesta de fechas posteriores, a pesar de los intentos del equipo del filme y la oficina de distribución de la Escuela de Cine y Tv, en defensa de su derecho de exhibición. Este domingo, cuando no apareció el corto en la última actualización de la cartelera, el cineasta apuntó en su perfil:

«Intuyo que “Matar a un hombre” ha sido censurada por razones esencialmente homofóbicas, por poner en relieve un discurso crítico sobre diferentes manifestaciones de violencia, dominación o control que se pueden ejercer sobre nuestros cuerpos. Me entristece que se convierta en otra película censurada y excluida por las autoridades políticas y culturales cubanas. Una cinta más que espera por un espacio para su estreno y circulación nacional.

»El Festival de La Habana ha sido significativo y relevante para las cinematografías de la región. Sin embargo, se ha visto convertido en un escenario propicio para que se produzcan atropellos tales como los que han enfrentado mi película y las de tantos otros en situaciones similares».

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En los comentarios adjuntos a las informaciones del canal de Telegram del Festival (@festivalcinehabana) los usuarios denunciaron interrupciones en las salas por cortes de electricidad, errores en la organización y las demoras recurrentes en la publicación de la cartelera.

En la gala de premiaciones, el presidente del ICAIC subrayó que «pese a las dificultades energéticas y al bloqueo estadounidense, el 45 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana se hizo».

Las perspectivas del cine cubano y su impacto en el continente, han marcado no pocos debates en el proceso histórico del país. El Festival surgió, precisamente, para difundir las obras cinematográficas que contribuyan al enriquecimiento y reafirmación de la identidad cultural latinoamericana y caribeña.

Vale recordar el informe que Tomás Gutiérrez Alea dirigiese a Alfredo Guevara después de concluir, en diciembre de 1971, el filme Una pelea cubana contra los demonios: «El momento que se inicia exige un cine revolucionario que opere directamente como instrumento transformador de una realidad inmediata(…) En cuanto a los peligros que estamos corriendo desde hace rato, hemos llegado al punto en que todo puede convertirse en una farsa, en una triste farsa que niega el sentido último de la Revolución». Ante una actualidad nacional con tendencia a la polarización política, es necesario visualizar y desestigmatizar las películas, así como a sus autores y dialogar con los puntos de interpretación de las distintas realidades sociales.

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María Lucía Expósito
María Lucía Expósito
Periodista y fotorreportera

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