En una Habana poblada de consignas y hashtags, la presencia de un trovador como Pedro Luis Ferrer nos viene a demostrar que pocas cosas han cambiado en esta Isla. Para constatarlo, de manera sutil, el músico regala un grupo de canciones que en su mayoría nacieron en el pasado siglo e innegablemente forman parte de esa banda sonora/emotiva de los que aquí nacimos.
Un segundo concierto en Bellas Artes reúne a más de un centenar de seguidores. Algunos, probablemente se enfrentan a su poesía por primera vez; hay quienes van al reencuentro y otro grupo acude tras el inquietante discurso «díscolo» para escuchar ―con música ― lo que se sufre y se vive día a día.
Pedro Luis sube al pequeño escenario y algo en su rostro me dice que está emocionado, tal vez sorprendido. Un Moisés tropical lleno de canas, viejo. Es tu abuelo el que se sienta, vestido de negro, agarra la guitarra y empieza a contarte su historia, que ha sido la de mis padres y va siendo la mía.

Foto: Claudio Peláez Sordo
Entre canción y canción comparte una anécdota o un chiste que no me interesaría conocer si no fuera porque lleva consigo una enseñanza. La risa, a veces, se nos convierte en mueca: no se bromea con el descontento y la decepción, pero insistimos en carcajearnos de nuestras propias desgracias porque eso, dicen, nos distingue entre los demás.
El que está ahí de frente con una guitarra cantando desafiante, es también una gloria nacional y como todo lo auténtico, como todo lo que es espinosamente incómodo, carga con un silencio oficial que no logró ser ni efectivo, ni certero.
Pedro interpreta canciones de amor, lee un poema, repasa historias familiares y a uno le jode que alguien así pueda ser visto como una amenaza. Remuerde la conciencia saber que hay miles de cubanos que se pierden esta poesía, esta guaracha «picantosa», esa manera tan original de tocar el tres.

Foto: Claudio Peláez Sordo
Pero estamos en Bellas Artes, disfrutando ahora de un segundo concierto parido por voluntad popular, por fuerza democráticamente ejercida, y es un lujo que uno de tus más queridos artistas tome agua y miel en tu misma cara, rompiendo esa valla ficticia de lo protocolar, diciéndote que «el prohibido» es tan rellollo como tú, probablemente más.
Casi a la mitad llega Lena, su hija, intentado ―sin resultados― no llamar la atención. Los que ya la habíamos escuchado comprobamos la belleza de su voz, con registros muy parecidos a los de su progenitor y una capacidad especial para conmover. Lena y su padre ―él lo sabe, estoy seguro― nos recuerdan aquellos dúos de la trova tradicional que hicieron historia. Probablemente así se unían Angelita y Zequeira, María Teresa y Lorenzo para cantarle al amor y a los asuntos sociales más polémicos.

Lena Ferrer / Foto: Claudio Peláez Sordo
En un hombre que ha sido capaz de escribir canciones tan hermosas como «Si no fuera por ti», nada es casual. Pedro Luis ama la tradición, ha sido sólido y coherente en lo que él cree debe ser defendido y por eso casi al final va al changüí, al nengón. Cuando recalca que Cuba es como un espejo si repartimos parejo, no le creo, pero tarareo.
Cierra su concierto con «Romance de la niña mala» y hay que ser muy macho de verdad para no llorar con esos versos de Raúl Ferrer. La gente aplaude y alguien por allá le dice a voz en cuello: ¡Te queremos! Me suena redundante porque es lo lógico, lo que sentimos con artistas de su talla.

Foto: Claudio Peláez Sordo
Lo que pasó en Bellas Artes este 22 y 23 de agosto, respectivamente, también quedará registrado como un momento histórico. Pedro Luis nos debe más conciertos, más presentaciones por toda Cuba y en eso deben ir pensando. Si no fuera por la debacle económica y el devaneo político, pudiera decir que 2023 sí fue un año mejor.
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Posdata: Estimado, Pedro Luis / cuando regreses de nué / procura cantar Mario Agüé / para sentirme felí.
CRÉDITOS
TEXTO: Jaime Masó Torres
FOTOS: Claudio Peláez Sordo
13 comentarios
Gracias Jaime por tu crónica del momento, siempre querremos y aplaudiremos a Pedro Luis Ferrer
Estelar y único
Excelente crónica, felicitaciones.
Te felicito, no te imaginas como me has conmovido y recordé un concierto de Pedro Luis, en ese mismo lugar, pero en el Patio del Museo, hace muchísimos años y cuanto lo disfruté, y como la persona que mencionaste yo también hubiera gritado “te queremos”. Gracias por tu artículo
Allí estuve, la segunda noche, viví, exactamente, eso que Ud. describe. Fue, sencillamente, excepcional.
Me hubiese encantado disfrutar del concierto, desde aquella época creo de principios los 80 en aquellos conciertos medio clandestinos en el patio del museo de artes decorativas, aquella casona del Vadado 17 esquina a D que Trovadores complicados utilizaban de lugar de conspiración sana, eran encuentros abarrotados de por aquella época jóvenes que hoy también peinan canas. Significativo que la “canción protesta” siga siendo válida y silenciada al mismo tiempo tantos años después, indica que las autoridades siguen siendo igualmente de erradas a la hora de responder reclamos siempre populares en un rico país que languidece por una ideología fracasada, al menos para “el todos y por el bien de todos”.
Mucha salud y cosas buenas para un cubano tan digno y solido en sus procederes ante la vida, mención aparte a las excelentes fotos que acompañan la crónica, la primera especialmente, envidiable para los que como yo sabemos lo difícil de lograr color y timing en la fotografía de arte.
Buen fin de semana para todos.
Una gran envidia de la buena ante todos aquellos que pudieron disfrutar de ambos conciertos
Pedro Luis Ferrer marcó una época en mi juventud y aún continúa marcando a las generaciones que nos siguieron
Un cubano hasta la médula
Gracias por tanto Pedro Luis
Dios te bendiga
Gracias por resumir de un modo tan coherente y certero el sentir de los q fuimos protagonistas del concierto y del logro de una segunda y fantástica presentación. Bueno el artículo.
Bonito texto. La gente busca y encuentra lo que quiere escuchar. Es lo vivieron y les sacude el alma . Nos enseñaron a amar de esa forma .
¡ Los que sufren, siempre son consolados !
Te pedí que me comentarás tus impresiones, pero con tu crónica es como si hubiese estado en el concierto. Siempre encuentras las palabras exactas para dibujar el momento
Me identifico mucho con el cronista. Los “velorios” de Pedro Luis Ferrer son inolvidables. Uno se siente taaaan cubano en compañía de este señor, la alegría brota por los poros y se mezcla con la de todos los asistentes, y se hace una sabrosa catarsis y se sale de allí sintiéndose parte de la ciudad, del país, compartiendo con aquellos extraños que ya no lo son, una maravillosa complicidad. Y uno se queda para siempre con frases que no se gastan.
Ay, qué felicidad! Como me gusta hablal español!
Preciosas las fotos.
Genuino, Cubano, Solido, Transparente,Digno,Apreciado, honesto,musical,rellollo,genial,despunta entre tanta mierda coyuntural. Grande Pedro con tu humildad caracteristica desmerengas tanto fetiche seudocultural.gracias
Espectacular , rico de leer
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