Diosas con cuerpos gordos, territorios en pugna

por Lisbeth Moya González
Cuerpos gordos gordofobia

«“Eres gorda”/ “Deberías ponerte en la línea”/ “Para lucir hay que sufrir”/ “A los hombres no le gustan gordas”/ “Ballena”/ “Escaparate”/ “Cuadrada”/ “Estudia para que les gustes por otras cosas”/ “Eres un tamal mal envuelto”/ “Vete al gimnasio”/ Doce del mediodía en medio de la calle y un desconocido grita: “Gorda/ Educación Física en la escuela: “La gorda no estará en mi equipo, porque vamos a perder”/ Una de mis exsuegras: “Mi hijo te quiere, pero ponte en la línea, porque el encanto no es eterno”/ Fiesta de adolescentes: “Eres inteligente y buena, pero no me gustan las gordas”/ “Gorda disidente y mercenaria”/ “Gorda comunista”/ “Gorda” / “Gorda” / “Gorda” / “Gorda”/ “Gorda”/ “Gorda”/ “Gorda”/ Mil veces soy Gorda/ Gorda como las diosas profanadas que parieron civilizaciones/ No quiero ser musa de nadie/ Disiento a tus ojos/ Existo en mi redondez/ Soy un círculo perfecto/ El infinito».

Desde este poema, compendio de insultos a mi cuerpo e intentos de profanar mi autoestima, escribo este texto. Desde este cuerpo gordo que se rebela y ha sido territorio de violencias políticas, y gordofobia, escribo.

Algunas teorías feministas, mayormente latinoamericanas, plantean que en el cuerpo de las mujeres se libran batallas políticas. Las tesis de sus autoras1 apuntan al feminismo decolonial, el cual explica cómo las mujeres indígenas o negras son otro territorio bajo el dominio del conquistador europeo, que persiste más allá de la independencia de los países.

El cuerpo como territorio es abordado también por los feminismos comunitarios, que enmarcan la explotación desde antes de la conquista y explicitan cómo se usó a las mujeres para “quitar la propiedad de los saberes, las tierras y los recursos”. La mujer como espacio que produce la vida ha sufrido la violencia y el sometimiento en su territorio personal: el cuerpo; e histórico: la tierra. Por tanto, es prioridad de esos feminismos recuperar el cuerpo-territorio2.

Gordo gordofobia

(Foto: ElDia.es)

Otras teorías como las Teologías Feministas de la Liberación plantean al cuerpo como espacio político religioso y abordan desde una mirada crítica los preceptos cristianos tradicionales3. Por otro lado, las geógrafas feministas4 aprecian al cuerpo como la primera frontera entre el yo y el mundo, y configuran, en torno al espacio que esos cuerpos habitan, una geografía del poder y la dominación que está signada por las desigualdades sociales y las construcciones culturales.

Si referencio a buena parte de las mujeres que sustentan las teorías que comento es porque precisamente generalizarnos y borrarnos es una forma de invasión a nuestros cuerpos-territorios. No podría sustentar teóricamente este texto sin mencionar a los feminismos queer, que reivindican la interseccionalidad y deconstruyen la construcción social del género, y a los afrofeminismos que tanto han abordado al cuerpo como espacio político.

Entender nuestros cuerpo-territorios desde una perspectiva interseccional no es sumar vulnerabilidades ante un determinado poder, sino, más bien, desglosar esos factores que nos sitúan en contexto y configuran las desigualdades.

Gordofobia gorda

(Imagen: Aire de Santa Fe)

La gordofobia: violencia política y simbólica

La gordofobia se refiere a las «prácticas, discursos y acciones que burlan, marginan, estereotipan, prejuzgan, rechazan e implican la obstaculización o vulneración de los derechos de las personas bajo el pretexto de la gordura».

Una de las formas más comunes y socialmente generalizadas es la sustentada en lo que llamo «gordofobia metodológica»; una perspectiva pesocentrista que equipara la gordura a la enfermedad o la adicción. Este precepto es la base, digamos que «científica», en la que se apoyan tanto los medios de comunicación como los mecanismos publicitarios y las figuras públicas o ciudadanos fitness, «conscientes», cuyo cuerpo es «su templo» —entiéndase el sarcasmo— para mirar por encima del hombro a los cuerpos gordos y sugerirles que han de hacer un «cambio radical» en sus vidas para alcanzar la plenitud y no morir antes de los cuarenta.

Si insisto en desglosar las teorías que abordan el cuerpo como territorio, y la perspectiva interseccional, es porque la gordofobia se inscribe en todas y cada una de ellas.

La colonización trajo consigo la construcción del ideal del cuerpo hegemónico blanco y europeizado, que impuso más adelante la norma estética de la delgadez y patologizó la gordura. Tal y como plantean los feminismos decoloniales, esa colonización y, por ende, esa patologización, permanecen en la actualidad. No obstante, nuestros cuerpos gordos no son solo cuerpos: en ellos se libran batallas políticas, económicas y simbólicas.

En oposición a nuestros cuerpos gordos se ha construido un mercado de la «belleza», que brinda alternativas para esconder nuestras libras de más y perder ―mediante el ejercicio o el quirófano― esa grasa que nos hace ver «asquerosas». Sobre el rechazo a nuestras corporalidades no hegemónicas se edifican también el imperio de los concursos de belleza, la televisión, sus realities y la industria de la moda. Todo un entramado de producción de valor con el que se enriquecen otros cuerpos —la mayoría blancos y masculinos—, burgueses y privilegiados, algunos probablemente también gordos, pero millonarios.

Mujer gorda vector

Incluso, no es lo mismo ser una mujer gorda, obrera, negra y lesbiana, que ser una mujer gorda, influencer o académica blanca que apuesta por el body postive y cuyo cuerpo también es «su templo».

Traigo a colación mi propia experiencia. No es un secreto que la violencia de género ha sido uno de los mecanismos de criminalización de la protesta empleados por los más diversos gobiernos y sistemas políticos. En mi caso, he sido ofendida y discriminada con insultos que aluden a mi condición de mujer gorda, tanto por sectores que se oponen al sistema cubano, como por los órganos de la Seguridad del Estado en interrogatorios. El intento por mellar mi autoestima para callar mis reclamos políticos y deslegitimar mi discurso, basados en la forma de mi cuerpo, ha sido una constante.

Pero no solo miembros de la oposición han sufrido la gordofobia. Liz Cuesta, esposa del presidente de la República, ha sido objeto de todo tipo de burlas basadas en su cuerpo, con el fin de ridiculizar al gobierno y a su pareja, que está a la cabeza del sistema político cubano.

Lis Cuesta gorda

(Foto: Cuballama)

Son nuestros cuerpos, los de las mujeres gordas, de las personas racializadas o de la comunidad LGBTIQ, los que están soportando buena parte de la violencia simbólica que trae consigo la polarización política en Cuba.

Una “diosa” para Cuba

El caso de La Diosa, representante cubana del género urbano, es tal vez uno de los mejores ejemplos de cómo se manifiesta en un cuerpo gordo de una mujer cubana esa polarización. Dianelys Alfonso Cartaya, o “La Diosa de Cuba” ha sido objeto de todo tipo de violencias de género. No solo denunció el acoso y la violencia física y sexual que sufrió durante su paso por NG La Banda por parte del flautista y director de esa orquesta, José Luis Cortés, sino que, tras su denuncia, El Tosco —sobrenombre del mencionado músico— permaneció libre y siguió siendo una «vaca sagrada» de la cultura cubana.

Más adelante, por sus pronunciamientos contra el sistema político de la Isla y su participación en espacios como el plantón del 27 de noviembre de 2020 frente al Ministerio de Cultura, contra la censura y la criminalización del arte independiente, le fue cada vez más difícil continuar su carrera en Cuba, por lo que emigró a los Estados Unidos.

La diosa gorda

(Foto: Domicilio Havana)

No obstante, tras su llegada a Miami comienza la etapa de su vida en que de manera voluntaria e inconsciente se libra en su cuerpo la batalla de la gordofobia política. La imagen de «La Diosa de Cuba» es actualmente manejada por Armando Labrador, dueño de “My cosmetic surgery”, una clínica de cirugías estéticas ubicada en Florida, que ha desarrollado una campaña publicitaria voraz en los últimos años, cuyas caras visibles son artistas e influencers de la diáspora cubana.

En la serie publicitaria «La Diosa en My cosmetic surgery», cuyo slogan es «Miami y su nueva Diosa», Dianelys es acompañada en su proceso de cambio físico por una presentadora blanca, rubia y delgada, como si comunicacionalmente se quisiera remarcar el ideal de belleza, en comparación con el cuerpo gordo, que debe ser transformado para aspirar al éxito, personificado en la delgadez o en una voluptuosidad formada a medida de los deseos masculinos.

«Ahora sí te vas a comer a los Estados Unidos de verdad, como debe ser», recalca la conductora en uno de los capítulos de la serie, mientras la asesora en el proceso de hacerse más de quince cirugías plásticas en dicha clínica. «Vas a salir de My Cosmetic hecha una barbie», dice en otro momento. Incluso, la propia «Diosa» afirma en una entrevista del espacio: «Es importante la buena imagen y hoy tengo la oportunidad de hacerlo con My Cosmetic Surgery».

La delgadez es la buena imagen. La mala imagen la tenía en Cuba, el país del que hay que desprenderse a toda costa. La mala imagen se tiene en el lugar de la pobreza y la represión, en la «dictadura», que, casualmente, se muestra —de nuevo— en oposición a la buena imagen: el sueño americano. La mala imagen es el socialismo y la buena imagen es el capitalismo.

En la imagen de «La Diosa» se dirime la polarización histórica de los cubanos de adentro y de afuera, de los gobiernos en pugna. Como si no fuera suficiente, sus cirugías han sido objeto de burlas y memes en las redes sociales, a cargo de los guardianes cibernéticos del sistema político cubano y utilizadas por varios de sus detractores para mostrar el cambio, instantáneo, luego de llegar al «país de las oportunidades».

Se trata de una batalla que se libra en el cuerpo de una mujer signada política y geográficamente, y ubicada en un contexto diaspórico, donde están en juego intereses trasnacionales. Se trata de la construcción de un patrón de éxito gordofóbico de lo que pueden lograr las cubanas cuando emigran.

No juzgaría jamás la libertad de una mujer de decidir sobre su cuerpo y afrontar como mejor le parezca sus inseguridades, pero en este caso no estamos ante la simple voluntad de Dianelys Alfonso para ejercer su autonomía física, sino ante un sistema de manipulación que trasciende fronteras, objetualiza su cuerpo, reafirma patrones de belleza occidentales hegemónicos y gordófobos; y politiza su territorio. Las fronteras de su cuerpo se confunden aquí con los significados que encarna. Ser una “diosa” no debería depender de polarización política, ni batallas cuerpo-territoriales. Necesitamos menos «diosas» de figuras «esculturales» y más consciencia de los sistemas opresivos que nos —y las— atraviesan.

Notas

1 Entre las autoras de las mencionadas teorías sobresalen María Lugones, Yuderkis Espinosa, Ochi Curiel, Breny Mendoza, Dorotea Gómez Grijalva, Rita Laura Segato, Lucy Santa Cruz.

2 Entre estas autoras y colectivos podemos mencionar a Julieta Paredes, Lorena Cabnal, Lolita Chávez, Tzk’at-Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario desde Iximulew (Guatemala) y Mujeres Creando Bolivia.

3 Entre ellas, Ivone Gebara (Brasil), Conspirando (Chile), Católicas por el derecho a decidir (Ecuador y Perú), Colectivo de Teólogas feministas de Perú

4 Algunas de estas autoras son: Doreen Massey, Gillian Rose, Linda McDowell, Sara Smith o el Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador.

14 comentarios

Andrés 18 abril 2023 - 9:05 AM

En efecto Lisbeth, hay serios prejuicios con el sobrepeso en Cuba. Pero, como también mencionas, también los hay en otros ámbitos. Hay escarnio no sólo si eres gordo sino también si eres más oscuro, si tienes el pelo “malo”, si eres mujer pero sientes como hombre, si eres hombre pero sientes como mujer, si eres viejo pero te sientes joven, etc. Hay un afixiante fardo conservador y eurocéntrico que marca el ritmo moral de nuestra sociedad, lo cual la hace necesariamente pródiga en criticones, juzgadores y parlanchines. En este particular, los temas que son comunes entre el oficialismo y la oposición: pura continuidad decimonónica.

Taran 18 abril 2023 - 10:16 AM

Caballero disculpen pero ya ustedes no saben de que escribir para criticar al gobierno y complicarlo todo, yo he oido que nadie presta atencion a la figura de esta muchacha, que parece es buena cantante si estaba con NG, en ella lo unico que sí sobresale sobremanera , y me extraña que no se mencione en el artículo, son las pesimas y chabacanas letras de sus canciones, creo que alla en ese instituto deberian tratar de injertarle un cerebro de 40 libras.

Manuel Figueredo 18 abril 2023 - 11:39 AM

Señor Taran, el único que lo complica todo es su gobierno y nada más que el con sus nefastas actuaciones .

mepiamo 18 abril 2023 - 9:35 AM

Por estar gorda solamente, eres una disidente del Socialismo.

Manuel Figueredo 18 abril 2023 - 10:46 AM

Y quién o quiénes defienden a los ” flacos ” a los vilipendiados , a los desnutridos , a los que apenas tienen un mendrugo de pan para llevarse a la boca, a los que mueren por enfermedades ocasionadas por las carencias de nutrientes y vitaminas. Los ” flacos ” también deben de tener sus derechos de que un mal gobierno los proteja .

Karina 18 abril 2023 - 12:07 PM

Lisbeth, en primer lugar: bravo por tu valentía. Te conocí hace unos años en la Feria del Libro de La Habana y me pareciste fuerte e inteligente. Desde entonces he leído algunos de tus textos, que me han impresionado mucho por su humanidad. Pero esta cuestión simplificas demasiado. Como otros han sugerido aquí, no se trata de estar gorda/gordo o no. Cada uno de nosotros tiene un lado débil. Y probablemente desde el principio de la humanidad, este lado débil se ha utilizado para controlar a los demás. Y en la mayoría de los casos, por desgracia, han sido los hombres quienes lo han utilizado para controlar a las mujeres. Y perdoname, pero si crees que la discriminacion va a desaparecer si la denuncias, eso es muy ingenuo. No vas a cambiar a la gente. Pero lo que sí puedes cambiar es cómo reaccionas ante ella. Tú decides si lo que otros dicen de ti, te hace daño. Creo que eso forma parte de ser adulto. Esa autorresponsabilidad por lo que me influye (o no)..

Karina 18 abril 2023 - 12:38 PM

Ahhhh… que probablemente debería añadir a mi comentario…. JUAN QUIN QUIN me recordó a eso…. Esa necesidad de control en los hombres, que está relacionada con complejos muy arraigados…no importa lo que digan sus mujeres… el tamaño importa.. importa muuuucho. Y aunque traten de compensarlo con dinero y poder…

Raul Sobrino 18 abril 2023 - 1:39 PM

Todo eso de defender la obesidad no es más que parte de la hipocresía de las mentes débiles y llenas de culpas que han inventado lo que se conoce como “corrección política”; un mal que se extiende principalmente por el mundo “blanco” y con la que se busca enaltecer -principalmente en países como los Estados Unidos- a las mujeres obesas, muchas de las cuales terminan moviéndose en silla de afuera por cuánto no pueden sostener paradas su propio cuerpo.
Tomando en cuenta que más allá de otros sentimientos, el hombre y la mujer se ven mutuamente como sexo, la realidad es que esto último es muy difícil de poder disfrutarlo con mujeres con tanta masa corporal. Y no disfrutar de un buen sexo en ésta vida viene a ser lo mismo que el habernos desperdiciado nuestro pasaje por ella.
Con mujeres así, un hombre necesitaría tener un pene muy largo para poder tener una penetración satisfactoria con la que ambos puedan disfrutar bien el placer sexual. Un pene normal se quedaría a medio camino, lo que no sería disfrutable por ninguno de los dos. Además de eso el abrazo sentimental también es imposible cuando una o las dos personas son gordas, peor aún si ambas lo son. Hay muchos casos – los que he conocido- de personas obesas ni siquiera los brazos les alcanzan para poder limpiarse el ano después de defecar, mucho menos para poder abrazar a otra persona obesa. La delicia de acurrucarse en la cama con otra persona se pierde totalmente entre las personas obesas; ni siquiera “tirarse la pata” arriba del otro se puede disfrutar. Además de eso, todo se ve muy feo cuando se quitan la ropa. Puede ser que mirandolas vestidas no se vean tan mal, pero desnudas no se ven en lo más mínimo agradables; lo que se suele ver son masas deformes que en algunos casos pueden causar náuseas cuando son observadas. La realidad es que ahora se quiere sublimar todo lo feo. Ya es difícil ver un comercial en la televisión donde solamente se vean personas bonitas sin importar su origen racial, mientras que al mismo tiempo se viene empujando para presentar a las parejas multirraciales como la familia ideal; o sea, blancos con negros; siempre tienen que hacer una mezcla de los dos como si quisieran decir que la pareja perfecta tiene que estar compuesta por una blanca y un negro o por una negra y un blanco. La realidad es que a todas las mujeres les gusta ser bellas y sexualmente atractivas. El que no puedan ganar la batalla contra la gula y la gordura, eso es comprensible y perdonable. Pero que se quiera sublimar la figura de las personas obesas como lo ideal, eso no es más que parte de un esfuerzo político hipócrita para ganarse los votos de las personas que se sienten en desventaja competitiva en relación a aquellas que más gustan por su figura.

mepiamo 18 abril 2023 - 2:03 PM

No hagamos igual, lo que no es igual. Hoy estoy a comidilla, porque me pasé 5 libras.

Raul Sobrino 18 abril 2023 - 1:53 PM

“en sillas de ruedas”, quise decir

Angel 18 abril 2023 - 3:04 PM

La gordofobia es una expresión más de la necesidad de ciertas personas por demeritar a otras. Estar gordo es y sobre todo un problema de salud. Intentar no ser gordo es y sobre todo un problema de voluntad. Pero, dedicar tiempo a escribir un artículo sobre gordos traumatizados y leerlo desde la perspectiva de un gordo satisfecho, es expresión de no tener nada mejor que hacer.

Comunista hasta la Muerte 18 abril 2023 - 5:54 PM

Compañero Taran:

En un pais con tan pocos alimentos como Cuba ser gordo es un simbolo de prestigio y superioridad social. Por eso los compañeros de la monarquia y de la burguesia revolucionaria son todos gordos. Aun cuando estan enfermos son gordos. Y los pocos que son flacos comen mas que cualquier gordo.

Denji 19 abril 2023 - 9:14 AM

Estar gordo es malo. Si no puedes hacer nada para rebajar esta bien y no se debe juzgar a nadie por ello. Yo estoy gordo y estoy haciendo dieta y ejercicios porque realmente es estresante no poder hacer algunas actividades físicas hasta para amarrarme los zapatos por culpa de mi panza. No me importa lo que piensen los demás, pero estar gordo es malo. Por suerte tengo la posibilidad de volver a rebajar algunas libras mediante ejercicio y dieta. Creo que existe la gordofobia, pero solo si me afecta a mi. Yo no me acepto gordo y lo estoy, por lo que doy el siguiente paso y lucho contra eso.

Pepe Antonio 24 abril 2023 - 9:46 PM

Ser gordo o flaco depende de muchas cosas y convertirse en gordo o flaco depende de otras pero en cualquier caso en cualquier sociedad debe existir la opcion de alimentarse adecuadamente y someterse a tratamientos medicos por simple decision de cada cual. No se trata de capitalismo o socialismo, son los gobiernos los encargados de garantizar las oportunidades para todos a las cuales se pueda acceder con libertad

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