Una vez más los vaticinios de que las relaciones cubano-norteamericanas comenzarían a mejorar definitivamente este año, han sido desmentidos por la realidad en el terreno.
Como ha quedado demostrado a lo largo de los últimos 64 años, en una relación tan asimétrica entre vecinos cercanos, lo que puede hacer La Habana para modificarlas es muy poco en comparación con lo que puede hacer Washington. Por eso, el actual contexto está marcado por una clara hostilidad del gobierno norteamericano hacia el cubano y una política de «guerra fría» desde aquel hacia este.
Esa política la inauguró Donald Trump en 2017, cuando revirtió el breve momento de normalización que Raúl Castro y Barack Obama inauguraron en diciembre de 2014. A pesar de la buena disposición del gobierno cubano para retomar ese camino de normalización, tanto bajo Donald Trump como bajo Joe Biden, su sucesor, la relación sigue congelada en un conflicto al que Obama intentó poner fin sin éxito.
Se había pensado que con el reinicio de las conversaciones migratorias en abril de 2022, y su continuación a fines de año, las crecientes demandas de actores domésticos (representantes demócratas en el Congreso) e internacionales (nuevos gobiernos en Colombia y Brasil y la Cumbre de la CELAC, en Buenos Aires) para que Cuba fuera retirada de la lista de países promotores del terrorismo del Departamento de Estado; así como la aplastante derrota demócrata en las elecciones parciales en Florida, que la sacaba definitivamente de la lista de Estados en disputa (battleground states); se produciría un clima favorable para que el presidente Biden al fin se distanciara clara y definitivamente de las políticas de «guerra fría» contra Cuba restablecidas por Donald Trump en junio del 2017.

El presidente Donald Trump muestra una orden ejecutiva firmada rodeado de miembros del gabinete y simpatizantes en Miami el 16 de junio de 2017. (Foto: Lynne Sladky / AP)
Se esperaba también que eso llevara a la administración a adoptar una política propia hacia Cuba que se acercara más a la de Barack Obama, quién célebremente proclamó en marzo del 2016 durante su visita a La Habana, que había venido a poner fin al último conflicto de la Guerra Fría.
Aunque la administración ha introducido dos o tres cambios cosméticos en su política hacia la Isla en las últimas semanas, aún quedan al menos tres medidas tomadas por Trump que el actual presidente demócrata no ha tocado: el mantenimiento de Cuba en la lista de estados promotores del terrorismo; la autorización de que ciudadanos cubano-americanos que eran cubanos cuando sus propiedades fueron nacionalizadas en los primeros tres años de la Revolución acudan a los tribunales norteamericanos para pleitear contra inversionistas extranjeros que estén explotando esas propiedades en coinversión con entidades cubanas (Titulo III de la Ley Helms-Burton, suspendido por todos los presidentes republicanos y demócratas entre 1996 y 2019); y la creación de una lista restringida de hoteles donde ciudadanos norteamericanos que viajen legalmente a Cuba no se pueden alojar.
Esta última medida es tan abarcadora que en La Habana hay uno sólo excluido de la lista. Téngase en cuenta que ello refuerza la prohibición de viajar, excepto a las personas que puedan clasificarse en las doce categorías autorizadas, una regulación de por sí bastante engorrosa. Recuérdese que Obama la echó por la borda mediante la aprobación de una licencia general que, junto a permitir las visitas de cruceros norteamericanos a puertos cubanos, tuvo un impacto decisivo en el aumento de visitantes norteamericanos. Esto, a su vez, influyó también en el auge de los negocios privados, perceptible en la Cuba del 2015-2016.
Tres o cuatro acontecimientos en la última semana demostraron que la administración Biden tiene muy pocas intenciones de distanciarse claramente de las políticas de guerra fría que giran alrededor de la aplicación de la presión máxima por medidas coercitivas unilaterales en lo económico y fomento de la subversión en lo político para producir el ansiado «cambio de régimen».
En rápida sucesión, Washington, a pesar de la solicitud oficial de devolución del gobierno cubano, otorgó asilo político a un piloto cubano que cometió un claro delito de secuestro de nave aérea, lo que viola distintos acuerdos bilaterales y multilaterales; canceló, a mitad de su desarrollo, la visita de un grupo de funcionarios cubanos invitados a Estados Unidos dentro del acuerdo de cooperación sobre seguridad portuaria y navegación marítima; y continuó listando a Cuba entre los estados promotores del terrorismo en el informe anual sobre el tema que cubría el año 2021, publicado hace unos días por el Departamento de Estado.
En lo que va de 2023, se han dado algunos pasos que no por positivos dejan de ser muy tímidos, si se tiene en cuenta el negativo estado en que la administración Trump dejó las relaciones. Ellos fueron la reapertura parcial de los servicios consulares de la embajada norteamericana en La Habana, cerrados desde 2017 debido a los supuestos «ataques acústicos», y el restablecimiento de un canal regular para el envío de remesas desde Estados Unidos. No pocos analistas han señalado que la Casa Blanca evitó comentar el informe de la comunidad de inteligencia que exoneraba a la Isla en el tema de los falsos «ataques».
Desde el primer momento el gobierno cubano aseguró que no tenía nada que ver con los «incidentes sónicos» que la administración Trump adujo como excusa para cerrar los servicios consulares en La Habana. Asimismo, ofreció toda la cooperación necesaria y puso a disposición de los investigadores norteamericanos las facilidades imprescindibles para llevar a cabo su trabajo en territorio cubano. Lo menos que merecían tanto el gobierno como los miles de ciudadanos cubanos afectados por la medida, era una disculpa pública oficial de la Casa Blanca y del Departamento de Estado. Eso no se produjo.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump y el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, dijo que creía que el Gobierno de Cuba estaba detrás de los presuntos ataques sónicos contra diplomáticos estadounidenses en la isla. (Foto: Kevin Lamarque / Reuters)
Por otra parte, a fines del 2022, funcionarios del Departamento de Estado adelantaron a distintas fuentes que la administración preparaba un paquete de medidas para facilitar el acceso del sector privado cubano a productos e insumos en Estados Unidos. Todo indica que la iniciativa, que se daba por hecha una vez pasaran las elecciones parciales de noviembre del 2022, ha sido pospuesta sine die.
La administración Biden se ha metido en un callejón sin salida del cual le será difícil salir si no define claramente su posición ante el gobierno cubano. O acepta su legitimidad y amplía la cooperación para avanzar en el proceso de normalización, como hizo el presidente Obama, o acepta el precepto central de la ya fracasada política de «guerra fría», que tiene como centro deslegitimar al gobierno y coaccionar al pueblo cubano para lograr el cambio de régimen. Este es un dilema del cual ninguna administración demócrata ha podido escapar.
Los presidentes Jimmy Carter y Bill Clinton intentaron evadirlo con «medias tintas» y fracasaron. El presidente Barack Obama lo solucionó de la única forma que se puede: dijo claramente que Estados Unidos no tenía ni la intención ni la posibilidad de imponerle a Cuba un cambio y que ese cambio dependía exclusivamente de los cubanos. Estos pronunciamientos, que se sumaron a su conocida posición de oponerse a las sanciones económicas, comerciales y financieras contra la Isla desde 2004, cuando era Senador por Illinois, no le impidieron al mandatario ganar el estado de Florida, tanto en 2008 como en 2012.
Según Juan González, director de América Latina del Consejo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca, la política de Biden hacia Cuba, se ha acordado ya, y no será ni como la de Trump ni como la de Obama. O sea, una «tercera vía», emulando los intentos fallidos de Carter y Clinton. Como aquellas políticas, tiene el claro inconveniente de que no se desmarca del propósito de provocar el derrocamiento del gobierno cubano mediante una combinación de presiones económicas y subversión política. Dado que ese objetivo ha demostrado ser inalcanzable después de reiterados intentos de reforzar la coacción y la subversión, cualquier administración que lo adopte sucumbirá ante las presiones de la derecha en el Congreso, pues siempre se le reprochará que no logró lo que proponía.
Es probable que lo que se vea en los próximos meses, y sobre todo durante el año electoral 2024, sea una administración Biden sin una idea clara de qué es lo que quiere con Cuba: normalización y cooperación o guerra fría y cambio de régimen. Como esta última fue la que le dejó Trump en vigor cuando emitió su directiva presidencial de 2017, por la cual revirtió la de Obama de 2016, no queda más remedio que adoptar un enfoque pesimista.
Más allá de la tendencia hacia las prácticas de «guerra fría» de sus colaboradores, en última instancia el responsable de ello es el propio Biden, quien no ha sabido liderar la política hacia Cuba, como hizo el presidente Obama en sus dos mandatos.
No hay a la vista un gobierno norteamericano que asuma el reto de volver a la vía de la normalización iniciada por el presidente Obama. Mucho menos será eso concebible si el gobierno cubano no supera la crisis económica, social y política que embarga al país y no logra que el mismo avance decididamente por el camino de la prosperidad.
Entre los adversarios más furibundos del gobierno cubano en Estados Unidos, la crisis actual fomenta la narrativa de que la sociedad cubana ahora sí es vulnerable a las sanciones y es el momento de apretar y no aflojar para lograr el cambio de régimen. En un contexto en que las elites norteamericanas han abrazado la “nueva guerra fría” como principal “modus operandi” en política exterior, es presumible que esa narrativa ha sido asumida por el entorno de Biden y hasta por el propio presidente.
La fórmula que posibilitaría al gobierno cubano contrarrestar esta manera de pensar es encarrilar el país de manera categórica en el camino de la prosperidad, acometiendo con audacia y rigor las reformas aprobadas. Esta estrategia sería mucho más efectiva si ello se hace en alianza mutuamente respetuosa y beneficiosa con los emprendedores privados, la sociedad civil y la ciudadanía en general. No se puede olvidar que en un eventual proceso de normalización pudiera haber la pretensión de fomentar el distanciamiento entre gobierno y sociedad civil.
Altos funcionarios cubanos han vuelto a demandar que se cambie la vieja mentalidad. Una de las manifestaciones de esta última es la de posponer cambios inevitables pero riesgosos o incómodos para ganar tiempo. La vida, siempre terca, ha demostrado en estos años que esa táctica no funciona más.
37 comentarios
Como siempre, el régimen cubano no tiene que cambiar nada ni hacer nada para que mejore la relación con el vecino, todo es culpa del vecino imperialista malo, al que no queremos ni necesitamos, pero sin el cual no podemos vivir. Al profesor Alzugaray se le olvida que el problema fundamental de Cuba no es entre el PCC y USA, es entre el PCC y el pueblo cubano. Cuando el PCC le devuelva la nación al pueblo cubano, todos los problemas se irán resolviendo, incluyendo el conflicto con USA.
Usted puede pensar lo que quiera es su derecho. Pero los datos de la historia no demuestran que al gobierno de Estados Unidos le interese el bienestar del pueblo de Cuba. Siempre ha intervenido en los asuntos internos cubanos como lo hace ahora con su política mezcla de medidas coercitivas unilaterales en lo económico y de promoción de la subversión en lo político. Si le interesara el bienestar de los cubanos levantarían las sanciones y buscarían negociaciones. Seguir sometiendo al gobierno cubano a una especie de estado de sitio tiene exactamente el resultado contrario.
Sr Alzugaray, ¿por qué debería el gobierno de los Estados Unidos interesarse por el bienestar de los cubanos si al gobierno cubano no le interesa?
No creo que el camarada Alzugaray esté muy interesado en responder sobre eso, Esteban.
A mí lo único que viene a la mente, cuando veo como este señor se empeña en culpar a toda costa al gobierno norteamericano de la forma en que el desgobierno cubano maltrata a sus nacionales, es aquello que dijo Martí:
“Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana.”
De artículos como este estamos hasta la coronilla, querido Alejandro. Al final se reducen a que la culpa del desastre comunista en Cuba la tiene Estados Unidos y no la dictadura que por años representó el Sr Alzugaray.
El gobierno de los EU no tiene que interesarle el bienestar del pueblo de Cuba como tampoco tiene que le interesarle al de China o al de Rusia. Al que debe interesarle nuestro bienestar es al propio gobierno cubano y trabajar para ello…. ¿pero le interesa? ¿sabemos lo que persigue?
¡Cuantos recursos! para votaciones sin significado, vacías, de 470 x 470, para una unanimidad legendaria y perjudicial, prensa, combustible, alojamientos, almuerzos, criminal despilfarro para un pueblo hambreado inmerso en penurias extremas. Si algo han hecho los dirigentes concienzudamente es demostramos a lo largo de estos años lo poco previsor y lo mucho despilfarrador que es. El bloqueo aprieta pero no ahoga, si estamos sumergidos hasta el fondo es por los nuestros.
Mi interés personal es que la situación cubana mejore, con quien al frente y arriba me tiene sin cuidado.
Acabo de descubrir un nuevo juego de suerte: ¿dónde saldrá tu respuesta al artículo de Joven Cuba? Hagan sus apuestas señores…
Todos sabemos que el bloqueo es muy malo para el pueblo, porque sus efectos impactan directamente en su nivel de vida, después de muchos años de reflexión (desde aquellos momentos en que nos emocionábamos cuando se le daba una respuesta dura al imperio hasta hoy, cuando deseamos una vida próspera para el pueblo) creo que nuestro gobierno no ha sido lo suficientemente creativo (desde la diplomacia y desde la política) para hacer que disminuyan las tensiones entre ambos países, teniendo en cuenta que el vecino es muy poderoso y abusador por naturaleza, y los platos rotos de esa relación hostil, le toca pagarla el pueblo, no el pueblo del país poderoso, sino el del país pequeño. Quizás la estrategia de choque frontal con el imperio no ha sido lo más correcto de cara a la prosperidad del pueblo, porque un país pequeño y pobre tiene que saber lidiar adecuadamente con todo lo que afecte a su pueblo, sin perder la dignidad, sin arrodillarse, ni pedir clemencia, pero actuando con astucia, para evitar en lo posible el choque frontal y dañar lo menos posible al pueblo.
Puede ser cómo usted dice pero yo no confiaría en que la política norteamericana cambiaría sin obtener lo que han ambicionado siempre que es derrocar al gobierno cubano actual, no porque sea mejor o peor para el pueblo cubano, sino porque no se parece a los gobiernos anteriores que privilegiaban los intereses norteamericanos por encima de los cubanos. Por otra parte, se puede lograr la prosperidad sin hacer concesiones. Ese es el gran error del gobierno cubano actual.
Es una falta de respeto hacia los foristas, eliminar los comentarios una vez puestos en circulación por LJC..Esto está siendo una costumbre y deja mucho que desear por la censura y la falta de libertad de expresión
puesta en práctica por el editor de LjC.
Lo dije una vez y lo vuelvo a repetir: Van por el
camino equivocado.
Lo primero que quisiera destacar como negativa, la utilización de una imagen de nuestra bandera, donde aparece invertida frente a la cerca (con las dos puntas de la estrella hacia arriba cuando debe ser una sola punta hacia arriba) en el exterior perimetral de la Casa Blanca. ¿Ha sido intencional o fortuito? Porque así colocada se interpreta que está en rebelión. No olvidar, por obligación y no por favor de nadie, que la bandera es el símbolo oficial de la patria de todos.
Dicho lo anterior, quisiera expresar que coincido en casi todo con el texto del Profesor Alzugaray. Soy de los que no creo en las buenas intenciones de los gobiernos del país vecino del norte, en la otra orilla. ¡Qué suerte hemos tenido de que nos separe un estrecho marítimo! Basta con recordar la historia para corroborar que las apetencias territoriales y de dominación imperialista norteamericana, no han palidecido ni un lumen en los 200 años exactos, que se cumplen este año, de la proclamación de la Doctrina Monroe y su ampliación posterior con el Corolario Roosevelt y su “América para los americanos”. Pecaríamos de ingenuos si no pusiéramos en duda esos hipócritas pronunciamientos de deseos de prosperidad para el pueblo cubano. Hasta el propio Presidente Obama dejó bien claro que los objetivos seguirían siendo los mismos y solo eran los métodos los que variarían para, entre otras cosas, ganarse las simpatías de todo el continente. “Es momento de un nuevo enfoque” dijo el 17 de diciembre de 2014 en su discurso.
Si bien es cierto que se requiere un proceso de entendimiento entre cubanos, para lograrlo es imprescindible un clima de tolerancia, respeto y empatía. No es con odio visceral y anhelando bombardeos indiscriminados a nuestras ciudades o intervención armada directa de las FF.AA. de los Estados Unidos en Cuba que se lograría ese objetivo primordial. Es verdad que acciones de ambas orillas han exacerbado odios y rencores, que considero que están justificados para los que los hemos sufrido, de una forma u otra, sus consecuencias. Si no nos perdonamos mutuamente no llegaremos a ningún arreglo honroso. Sin tratar de coaccionar a ningún bando, con el perdón de la palabra, debe tenerse en cuenta que los que seguimos en la isla bloqueada o eufemísticamente bajo el embargo, somos mayoría, no monolítica, pero si lo suficientemente unida por el instinto de supervivencia. Y si hablamos de democracia, no debe nadie olvidar ni soslayar la esencia de la misma: las minorías se subordinan a las mayorías.
El mayor error que veo que están cometiendo los que rigen los destinos de nuestro país es creerse, como lo hacen, que lo están haciendo todo muy bien, cuando es todo lo contrario: lo están haciendo muy mal y o recapacitan y enmiendan la plana o destruirán la patria y eso la nación toda no permitirá que suceda.
Señor Alzugaray todo cambiará, y no por el capricho ideológico o revanchismo de un grupo u otro, sino por lo inevitable de los cambios.
Al gobierno cubano solo le queda el casco porque de mala idea, sabemos que está repleto.La tozudez y el desprecio del grupito ideológico que sigue gobernando la nación está muriendo junto con ellos.
Por favor a la administración, deseo responder al artículo, no a ningún comentario sobre el artículo. No entiendo por qué se me redirige a lo segundo.
Profesor no nos engañemos más, para que seguir mirando solo una cara de la moneda de lo que usted define como “relaciones Cuba-EU” y que yo prefiero precisar como relaciones entre el gobierno de Cuba y el gobierno de turno americano, porque cualquier relación significa dos direcciones y usted persiste en solo ver el “de allá para acá”, le pregunto podremos leer de su autoría como es esta “guerra fría” en el de acá para allá. Es muy cierto que hablando de “relaciones asimétricas”, y como le dije a uno de los moderadores de este Blog en días pasados, esto que usted acertadamente escribe ”lo que puede hacer La Habana para modificarlas es muy poco en comparación con lo que puede hacer Washington”, estamos hablando de una de las potencias mundiales TODAVIA y un país pequeño, subdesarrollado y en una prolongada crisis económico-social que se ha manifestado por ejemplo en casi 250 mil cubanos entrando por la frontera sur americana, pero además, es visible y palpable que el gobierno Cubano hace todo lo que esté a su alcance para irle de frente a “la potencia”, por ejemplo apoya al ejército invasor ruso en su conflicto imperial en Ucrania, de las votaciones en la ONU sobre el tema, solo una última abstención como respuesta a mostrado y como dijera el presidente seleccionado y el anterior presidente en funciones hoy, se considerara las relaciones con Moscú de “excelentes resultados” una muestra de “la voluntad común de profundizar el diálogo político y los vínculos económicos, comerciales, financieros y de cooperación” con la opacada potencia oponente de nuestro vecino del norte.
En cuanto a estrategias y posibles caminos a tomar en estas relaciones, usted mismo se pregunta y responde cuando escribe “No hay a la vista un gobierno norteamericano que asuma el reto de volver a la vía de la normalización iniciada por el presidente Obama. Mucho menos será eso concebible si el gobierno cubano no supera la crisis económica, social y política que embarga al país y no logra que el mismo avance decididamente por el camino de la prosperidad.”, es decir no ocurrirá jamás, manteniéndose el penoso resultado de que en este pulseo de más de 60 años los únicos que siempre han perdido es el pueblo Cubano, el mismo que este gobierno de “la continuidad” y las dos administraciones Castro precedentes persisten en mantener en el status quo de seguir aceptando por tiempo indefinido una errática economía monopolista de estado y la existencia de un único partido político en donde cada día “sus máximas figuras” se alejan mas de un pueblo flaco, desgastado y agotado de ver como las promesas siguen posponiéndose en el tiempo.
Acá el foco de las relaciones y la conversación pendiente más importante creo esta entre el gobierno “revolucionario” y el pueblo evolucionado, ese pueblo educado, preparado y trabajador que en muchos casos disiente del camino o simplemente no esta completamente de acuerdo con lo que desde el poder real, esos muy pocos iluminados históricos, han asumido como futuro para todos y para siempre.
No discrepo de la necesidad de cambios internos. De hecho abogo por ellos como una vía para convencer a las elites norteamericanas que no van a obtener concesiones por la fuerza. Pero hacerle concesiones a Estados Unidos nunca ha tenido buenos resultados para el pueblo cubano.
La única solución para la profunda- ya terminal- crisis nacional que padece Cuba desde hace ya demasiado tiempo es un acuerdo nacional inclusivo con TODAS las fuerzas políticas y sociales que componen la cubanidad, de adentro y de afuera, que conduzcan a un proceso constituyente y de reconstrucción nacional. Es la UNICA SOLUCION. Todas las demás variantes conducirían un escenario de destrucción o de lenta y dolorosa extinción de nuestra nación. Cuba debe vivir plena y libre en reconocimiento de su pluralidad y diversidad, donde la soberanía nacional la ejerza democráticamente el pueblo de Cuba en su conjunto, repito: de adentro y de afuera. Todo intento de perpetuar el actual status-quo en lo político, lo económico y lo social mediante remiendos cosméticos, la demagogia, la represión, y la utilización una y otra vez de formuladas trasnochadas, desconociendo la compleja diversidad del país, intentando mantener un monopolio ideológico a estas alturas imposible y ninguneando al exilio/ emigración, que es el sector más próspero de la nación, FRACASARAN.
Así, en mi opinión, NO es el llamado” diferendo” entre los EEUU y Cuba, y la consecución de negociaciones puntuales con esta o aquella administración norteamericana la que solucionara la crisis nacional: la resolución de la crisis esta en enfrentar el DIFERENDO INTERNO DE LA CUBANIDAD mediante el reconocimiento mutuo, la busca de una institucionalidad integradora y sólida mediante el ejercicio de los derechos humanos y la democracia – entendida esta como estado de derecho, reconocimiento y ejercicio pleno de los derechos civiles y sociales, elecciones periódicas y pluralistas, gobierno de la mayoría con garantías para la oposición, respeto irrestricto a ley y subordinación de los cargos públicos al soberano: el pueblo de Cuba-.
Todo lo anterior no es una utopía: es perfectamente posible, es perfectamente realizable, y completamente necesaria: NO HAY OTRA OPCION si queremos la permanencia de Cuba como nación.
Aquí el comentario otra vez, con algunos pequeños arreglos gramaticales y de sintaxis, porque no quiero confusiones:
La única solución para la profunda- ya terminal- crisis nacional que padece Cuba desde hace ya demasiado tiempo es un acuerdo nacional inclusivo con TODAS las fuerzas políticas y sociales que componen la cubanidad, de adentro y de afuera, que conduzcan a un proceso constituyente y de reconstrucción nacional. Es la UNICA SOLUCION. Todas las demás variantes conducirían un escenario de destrucción o de lenta y dolorosa extinción de nuestra nación. Cuba debe vivir plena y libre en reconocimiento de su pluralidad y diversidad, donde la soberanía nacional la ejerza democráticamente el pueblo de Cuba en su conjunto, repito: de adentro y de afuera. Todo intento de perpetuar el actual status-quo en lo político, lo económico y lo social mediante remiendos cosméticos, la demagogia, la represión, y la utilización una y otra vez de fórmulas trasnochadas, desconociendo la compleja diversidad del país, intentando mantener un monopolio ideológico a estas alturas imposible y ninguneando al exilio/ emigración, que es el sector más próspero de la nación, FRACASARAN.
Así, en mi opinión, NO ES EL LLAMADO ”DIFERENDO” ENTRE LOS EEUU Y CUBA EL PROBLEMA, y no es la consecución de negociaciones puntuales con esta o aquella administración norteamericana la que solucionara la crisis nacional: la resolución de la crisis esta en enfrentar el DIFERENDO INTERNO DE LA CUBANIDAD mediante el reconocimiento mutuo, la busca de una institucionalidad integradora y sólida mediante el ejercicio de los derechos humanos y la democracia – entendida esta como estado de derecho, reconocimiento y ejercicio pleno de los derechos civiles y sociales, elecciones periódicas y pluralistas, gobierno de la mayoría con garantías para la oposición, respeto irrestricto a la ley y subordinación de los cargos públicos al soberano: el pueblo de Cuba-.
Todo lo anterior no es una utopía: ES PERFECTAMENTE POSIBLE, ES PERFECTAMENTE REALIZABLE, Y COMPLETAMENTE NECESARIA: NO HAY OTRA OPCION si queremos la permanencia de Cuba como nación.
Jorge Tampa, usted cree que el PCC le dejará hacer todo lo que pides. Saludos.
Tras el colapso de la Union Sovietica, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores (Chevernaze?) declaro antes los medios masivos de comunicacion, “Privaremos a los Estados Unidos de un enemigo”!
Rusia cambio, evoluciono y alcanzo sustanciales niveles de desarrollo en beneficio del millones de sus hijos. Mientras, la pequeña y empobrecida Cuba ha persistido en su lucha frontal de David contra Goliath, de la que solo queda una palida sombra del pais que inicio el heroico enfrentamiento medio siglo antes contra el gigante que nos desprecia? Porque nuestro pais ha ignorado y rechazado obsesivamente durante decadas el clamor de millones de sus hijos radicados en el exterior que han pedido sentarse en la mesa de negociaciones para dirimir las minusculas diferencias que nos dividen? Porque Cuba reitera en cada momento su disposicion a discutir cuanto sea necesario con USA pero excluye con igual firmeza y conviccion, todo negociacion con sus hijos radicados en el exterior?
Aprendera Cuba la importancia del perdon, el dialogo, el amor, la reconciliacion y la paz, como nos ha enseñado Viet Nam?
Peores han sido los resultados para el pueblo cubano por hacerle tantas concesiones a ese que se autollama de gobierno revolucionario.
Como dice el autor. La relación es totalmente asimétrica. La afectación de EEUU por el diferendo es anecdótica. “El pueblo” de allá no se va a poner en 31 por eso.
La afectación en Cuba es mucho mayor, pero “el pueblo” tampoco le reclama al gobierno que haga todo lo necesario para resolver el problema.
Entonces, ¿Para que cambiar?
La pregunta sería: ¿Son bienvenidos de verdad por el poder en Cuba los cambios en la política norteamericana?
¿O a cada apertura corresponde una reflexión tipo El hermano Obama?
Como en su momento correspondió a Carter una guerra en Angola y a Clinton un derribo de avionetas que después de pasearse por el malecón vinieron a ser derribadas en “zona de duda”.
Otra pregunta se me ocurre, profesor .
¿Hacer cambios democráticos que quiten pretextos al bloqueo, es una concesión al Gobierno de USA o al pueblo de Cuba que los reclama?
Atacar a los Estados Unidos de Norteamerica ,
pero a los verdaderos culpables de la destrucción de un país, para esos ni con el pétalo de una rosa. Mi primo Everegildo que no tiene un pelo de tonto me dijo: Coño, primo
no me vengas con esas tiñosas esas son politicas arrabaleras.
Hay muchas cosas que quisiera expresarle a la administración de este sitio. Pero seré breve y conciso. Uno: exijo se me dé una explicación sobre el por qué de la censura a mis comentarios. Dos: me encantaría que el que censura, diera la cara y explicara el por qué de su actitud. Tres: si no se me da respuesta y este comentario vuelve a desaparecer, iré a donde tenga que ir para denunciar esta injustificable actitud. Basta ya de censura y basta ya de atropellos contra los comentaristas en este sitio. Y tendré que exponer esta situación, porque nos atañe a todos aquí, porque no hay nada más desesperante que ver tu comentario desaparecer después de tomarte un buen tiempo redactándolo. Y ya veremos si el censor del sitio se atreve a dar la cara. Si quieren echarme, tengan claro que no me iré sin antes haber denunciado la arbitraria censura de que soy víctima, y como yo, un montón de comentaristas. Y hago una copia de este comentario para tener mayor seguridad, con mi derecho legítimo de publicarlo donde considere necesario.
Lo que Alzugaray se salta es que la política de Obama comenzó a revertirse en La Habana, no en Washington, mucho antes de la asunción presidencial de Donald Trump, en 2017. Ocurrió con la reacción del régimen cubano a la evidente popularidad de Obama, y a la cálida recepción entre los cubanos de a pie, ante su incuestionable carisma, en un momento en que del lado gubernamental cubano ya no quedaba ni pizca. Su expresión más clara es la reflexión publicada por Fidel Castro a poco de su visita: Al hermano Obama, y a partir de ahí la parte cubana, que no había dado ninguna señal de avanzar hacia una política post guerra fría, en que se relajara la estructura interna adoptada para esa guerra, empezó a enviar señales negativas, en sentido contrario.
Por otra parte, el asunto está en que las guerras frías están de vuelta, y en ellas el régimen cubano es evidente que ha asumido un bando contrario al de Washington. Una decisión entendible cuando en Moscú dominaba una ideología universalista, heredera de la Ilustración, pero no ahora, cuando lo que impera es el Neozarismo abiertamente fascista, el Duguinismo. El régimen cubano, al apoyar a Rusia en su invasión a otro estado soberano da por buena su visión actual, de que solo las grandes potencias pueden ser soberanas, y a los demás estados solo nos queda asumir la posición de vasallos, dentro de la esfera de influencia respectiva. Una visión previa al final de la Primera Guerra Mundial que de imponerse en las relaciones internacionales no podría perjudicar más a nadie que a Cuba.
El quid de la cuestión es que ud no puede haber mantenido una relación de hostilidad recíproca con su vecino toda la vida, y cuando este te extiende la mano pretender que te agarre la muñeca, porque tú has decidido seguir agarrando la espada. ¿Cómo explicar que si has mantenido una política interna de Ciudad Sitiada, de restricción de los derechos civiles y políticos, en base a defenderte de la hostilidad de los EEUU, cuando este comienza a aflojar las medidas de acoso, y comienza a aproximarse, tú no comiences por tu parte a relajar esa política? Que fue lo que ocurrió durante el Acercamiento de Obama.
Si en 2016 era difícil poder justificar una política semejante ante tu opinión pública, y sobre todo ante la influyente emigración cubana en ese país, que comenzó apoyando el Acercamiento Obamista, hoy con un mundo en que el enfrentamiento entre los valores liberales y los autocráticos se va convirtiendo en el tema de la nueva época, lo es cien veces más. La negativa del régimen cubano a dar al menos tímidos pasos de liberalización política, e incluso económica, no podía más que terminar por restarle apoyos a una política presidencial, en un país en que ningún jefe de estado o incluso poderoso conspiracionista oculto, puede hacer lo que le dé la gana, como en Cuba.
El fracaso de la política Obama, y la imposibilidad de reasumirla está en un régimen negado asumir la realidad de que en toda relación entre estados, a ambas partes les corresponde conceder algo, mucho más cuando lo que debía conceder el régimen cubano: gestos liberalizadores, solo implicaba comenzar a levantar la política que según él se había visto obligado a tomar por una hostilidad ajena ya en retirada. El fracaso está en una política exterior absolutista, heredada por el régimen del nacionalismo cubano decimonónico, que a su vez la había tomado del aislacionismo americano de entonces, que tenía cualquier interferencia externa como inaceptable intromisión en los asuntos de la joven nación. Algo que los mismos norteamericanos han tenido que reconocer inviable, pero que los cubanos nacionalistas, en un país mil veces menor, no acaban de aceptar.
Pero digámoslo con sinceridad: el fracaso de la política de Obama se explica en última instancia en la imposibilidad real del régimen a renunciar a la hostilidad ajena, que es a fin de cuentas su única fuente legitimadora.
Alzugaray se salta es que la política de Obama comenzó a revertirse en La Habana, no en Washington, mucho antes de la asunción presidencial de Donald Trump, en 2017. Ocurrió con la reacción del régimen cubano a la evidente popularidad de Obama, y a la cálida recepción entre los cubanos de a pie, ante su incuestionable carisma, en un momento en que del lado gubernamental cubano ya no quedaba ni pizca. Su expresión más clara es la reflexión publicada por Fidel Castro a poco de su visita: Al hermano Obama, y a partir de ahí la parte cubana, que no había dado ninguna señal de avanzar hacia una política post guerra fría, en que se relajara la estructura interna adoptada para esa guerra, empezó a enviar señales negativas, en sentido contrario.
Por otra parte, el asunto está en que las guerras frías están de vuelta, y en ellas el régimen cubano es evidente que ha asumido un bando contrario al de Washington. Una decisión entendible cuando en Moscú dominaba una ideología universalista, heredera de la Ilustración, pero no ahora, cuando lo que impera es el Neozarismo abiertamente fascista, el Duguinismo. El régimen cubano, al apoyar a Rusia en su invasión a otro estado soberano da por buena su visión actual, de que solo las grandes potencias pueden ser soberanas, y a los demás estados solo nos queda asumir la posición de vasallos, dentro de la esfera de influencia respectiva. Una visión previa al final de la Primera Guerra Mundial que de imponerse en las relaciones internacionales no podría perjudicar más a nadie que a Cuba.
El quid de la cuestión es que ud no puede haber mantenido una relación de hostilidad recíproca con su vecino toda la vida, y cuando este te extiende la mano pretender que te agarre la muñeca, porque tú has decidido seguir agarrando la espada. ¿Cómo explicar que si has mantenido una política interna de Ciudad Sitiada, de restricción de los derechos civiles y políticos, en base a defenderte de la hostilidad de los EEUU, cuando este comienza a aflojar las medidas de acoso, y comienza a aproximarse, tú no comiences por tu parte a relajar esa política? Que fue lo que ocurrió durante el Acercamiento de Obama.
Si en 2016 era difícil poder justificar una política semejante ante tu opinión pública, y sobre todo ante la influyente emigración cubana en ese país, que comenzó apoyando el Acercamiento Obamista, hoy con un mundo en que el enfrentamiento entre los valores liberales y los autocráticos se va convirtiendo en el tema de la nueva época, lo es cien veces más. La negativa del régimen cubano a dar al menos tímidos pasos de liberalización política, e incluso económica, no podía más que terminar por restarle apoyos a una política presidencial, en un país en que ningún jefe de estado o incluso poderoso conspiracionista oculto, puede hacer lo que le dé la gana, como en Cuba.
El fracaso de la política Obama, y la imposibilidad de reasumirla está en un régimen negado asumir la realidad de que en toda relación entre estados, a ambas partes les corresponde conceder algo, mucho más cuando lo que debía conceder el régimen cubano: gestos liberalizadores, solo implicaba comenzar a levantar la política que según él se había visto obligado a tomar por una hostilidad ajena ya en retirada. El fracaso está en una política exterior absolutista, heredada por el régimen del nacionalismo cubano decimonónico, que a su vez la había tomado del aislacionismo americano de entonces, que tenía cualquier interferencia externa como inaceptable intromisión en los asuntos de la joven nación. Algo que los mismos norteamericanos han tenido que reconocer inviable, pero que los cubanos nacionalistas, en un país mil veces menor, no acaban de aceptar.
Pero digámoslo con sinceridad: el fracaso de la política de Obama se explica en última instancia en la imposibilidad real del régimen a renunciar a la hostilidad ajena, que es a fin de cuentas su única fuente legitimadora.
Alguien recuerda aquel articulo periodistico “Negro eres sueco?” aun estando de visita Obama en Cuba? Quien aprobo ese documento infame, vergonzoso, si Cuba aspiraba a mejorar las relaciones diplomaticas entre los dos paises?
No creo que haya un mejoramiento definitivo de las relaciones EU-Cuba mientras siga el régimen cubano en el poder. El efímero mejoramiento entre 2014-2016 fue atacado y cuestionado por Fidel Castro que como lider de la revolución demostró sin titubeos lo imposible de que ellas fueran sostenibles en el tiempo. Sin desconocer la prepotencia norteña, la soberbia, el oportunismo y el cinismo del poder de la isla tampoco ayuda a una relación auténtica y estable.
El autor pide que EU ofrezca disculpas por las medidas que tomó ante los supuestos ataques sónicos que habían provocado afectaciones a diplomáticos en su embajada en La Habana, disculpas a partir de un reciente informe de la comunidad de inteligencia que plantea que no tiene evidencias de participación de un tercer pais ni de poder definir lo que provocó esos incidentes. Desconocer el motivo no implica que no haya habido incidente, (como no saber con exactitud que originó la pandemia no significa que no existió ese maldito desastre sanitario). Además, como Cuba sigue siendo un pais enemigo, no hay por qué desechar definitivamente cualquier responsabilidad y tampoco impugnar cualquier medida que se tomó.
También, si Cuba no se ha arrepentido nunca de dar asilo a terroristas y otras acciones subversivas, asi como alardea de su entusiasta e inquebrantable amistad y relación con gobiernos impresentables como Nicaragua, Iran, Rusia, etc, no hay por que esperar que EU se disculpe por motivos menos trascendentes.
La dilatada decisión de dar asilo al piloto que desvió una avioneta, desechando el pedido de devolución del gobierno cubano no debiera extrañar tanto si este gobierno fusiló tras un juicio express a tres jovenes (entre ellos dos internacionalistas) por intentar desviar una lancha, ha condenado a largos años de prisión a opositores pacíficos y otras acciones que no demuestran un trato justo a comisores de delitos, como indudablemente es un secuestro o desvío de aviones.
Y realmente, para desligitimar al gobierno cubano, sin dudas, el gobierno norteamericano no tiene ni que levantar un dedo. Para eso, basta y sobra con el propio desempeño del propio poder mafioso de La Habana, aunque sus lavadores de imagen pretendan hacer creer lo contrario y presentarla como la eterna víctima del imperio enemigo.
Lo que puede observarse -y esto es una constante en la historia- es que los países grandes tienden a vasallar o subyugar a los países más pequeños sobre los que tienen una opinión; en cuanto al comportamiento hacia otros “países grandes”, puede ser en el mejor de los casos una coexistencia pacífica, o un aumento de las tensiones que conduzca en el peor de los casos a una guerra fría que puede convertirse en un verdadero conflicto abierto.
En el caso que nos ocupa, la relación EE.UU./Cuba, debemos obviar la política interna llevada a cabo por las autoridades cubanas en nombre de la soberanía de las naciones sobre sus territorios, pero EE.UU. trata de imponer una política interna a Cuba mediante diversos mecanismos, en línea con su ideología, ya que se trata de un comportamiento ideológico profundamente arraigado. Esto se traduce en medidas de carácter esencialmente económico, con la aplicación de leyes extraterritoriales, como la prohibición del uso del dólar, que es de hecho la moneda más utilizada en el comercio mundial; esta prohibición ha costado mucho dinero a varios bancos europeos en concepto de sanciones estadounidenses. A esto hay que añadir la prohibición de facto de acceder a las finanzas internacionales, la prohibición de comprar equipos (aviones, equipos médicos, etc.) que puedan contener tecnología estadounidense y la prohibición de vender a Estados Unidos aleaciones de acero que puedan contener níquel cubano.
También hacer todo lo posible para deprimir el sector turístico de la isla limitando los vuelos o multando fuertemente a los organizadores de cruceros marítimos.
Aquí es donde resulta interesante fijarse en otro país caribeño comparable: la República Dominicana, que fue invadida por el ejército estadounidense en 1965 porque el presidente de EE.UU. de entonces, debido a la elección de un presidente dominicano más bien de izquierdas (J. Bosch), no quería una segunda Cuba; desde entonces, la República Dominicana se ha plegado en gran medida a los deseos de la gran potencia y ha podido, gracias a la financiación extranjera, desarrollar su industria turística, como demuestran las cifras de 2022: 8,5 millones de visitantes, de los cuales 7,2 millones llegaron en avión y 1,3 millones en barco. Que yo sepa, la arena de las playas cubanas es tan agradable como la de las playas dominicanas…
Además, los 700.000 emigrantes dominicanos en EEUU no tienen restricciones para enviar dinero al país: esto asegura más del 8% del PIB mientras que Cuba apenas alcanza el 4% del PIB con las transferencias que EEUU permite parsimoniosamente.
Es deseable que cese esta injerencia y presión económica sobre Cuba, lo que la equiparará a los países con un funcionamiento económico normal, y lo demás vendrá por añadidura.
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor http://www.DeepL.com/Translator
Lo que puede observarse, es que la dictadura cubana no quiere hacer ningún cambio que realmente beneficie al pueblo y solo permite aquellos que le faciliten llenarse ellos mismos los bolsillos. El pueblo no le interesa, lo usa como ficha en un juego. Sólo hay que ver el repugnante acuerdo con Nicaragua para crear la estampida migratoria después de las protestas masivas. Bastante buenos han sido los USA que no clasificaron la movida como un ataque, aceptaron a casi toda esa pobre gente y ahora crearon un mecanismo para que mas puedan emigrar. La respuesta coherente de los USA, ante un ataque de ese tipo si trataran a Cuba como un enemigo, habría sido recoger a todos los emigrantes y devolverlos a Cuba y firmemente plantear que “los toman o les caemos a cohetazos”, pero los USA se preocupa más por los derechos humanos de esas personas, que el gobierno cubano y se dejaron utilizar para bajar la presión sobre la dictadura.
Cuando un gobierno trata así a su pueblo, no merece ninguna clemencia.
Se puede comprender la angustia de los ciudadanos de Cuba que desearían que su gobierno tomara medidas que les permitieran vivir mejor de sus recursos en ese país, pero hay que recordar que se trata de una cuestión de recursos y que estos recursos están limitados por diversas medidas tomadas por su gran vecino, entre ellas la aplicación de una batería de leyes de alcance extraterritorial, de las que es prácticamente el único en el mundo que posee tal arsenal jurídico.
“La extraterritorialidad va así en contra del principio de territorialidad de las leyes, según el cual un Estado soberano ejerce sus competencias dentro de los límites de su territorio de manera que no atente contra la soberanía de otros Estados.
La principal razón para que los Estados dicten normas que tengan efectos en el extranjero es la voluntad expansionista de los Estados. Los Estados quieren imponer sus ideales en el extranjero, como por ejemplo quiso hacer Estados Unidos cuando adoptó la legislación extraterritorial Helms-Burton en 1996 con el objetivo de imponer un régimen democrático en Cuba.
En derecho internacional, el ejercicio de la jurisdicción de un Estado está limitado por la jurisdicción de otros Estados soberanos; esto nunca es respetado en la práctica por Estados Unidos, ya que su poder actual le permite liberarse de las restricciones del derecho internacional e imponer así sus puntos de vista.
La única manera de mejorar las condiciones de vida de los cubanos es permitir que Cuba participe en la economía mundial, sin restricciones de ningún tipo impuestas desde el exterior.
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor http://www.DeepL.com/Translator
Negar que el bloqueo es real es o una gran ignorancia I
un gran cinismo. Pero hace 60 años está ahí. Es para
que a estas alturas hubiéramos diseñado estrategias
para neutralizarlo y es inaceptable usar el bloqueo
como chivo expiatorio para nuestros errores, algo que
sucede mucho
Carlos Alzugaray
https://twitter.com/Zuky43/status/1422356410365628419
Seamos claros, lo que está ocurriendo en Europa del Este es la traducción exacta del comportamiento de una gran potencia que quiere imponer su punto de vista a un vecino menos poderoso; el agravante es que esto se hace mediante el uso de la fuerza, lo que provoca inmediatamente muchas víctimas desafortunadas.
En el caso de Estados Unidos o de Rusia, el planteamiento es el mismo: imponer por todos los medios el propio punto de vista al país menos poderoso.
¡No se puede de ninguna manera apoyar o adherirse a ninguno de los dos bandos de quienes se dedican a tales actos contrarios a la simple humanidad!
Traducción realizada con la versión gratuita del traductor http://www.DeepL.com/Translator
sr o sra haha751vi : no es lo mismo vivir en una sociedad democratica,liberal capitalista ,de oportunidades,con sociedad civil fuerte e indeendiente,que vivir en un pais totalitario,absoutista con los derechos cohartados en medio de politicas retrogradas ,xenofobia,agresividad,nacionalismo ,etc,etc…hay que escoger bando y recuerde que : ” los tolerantes,no pueden ser tolerantes incondicionales con los intolerantes,pues si lo son,los intolerables aplastaran a los tolerantes “No es lo mismo los USA,que la Rusia de Putin ,Iran de los Ayatohlas,ni mucho menos la China de Xi Lin Pin !!!!
“Honduras y los Extranjeros.”
Artículo de nuestro José Martí (15 de diciembre, 1894 – Periódico Patria; a menos de un año de caer en combate.)
José Martí, Obras Completas, Volumen 8, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, pág. 35.
“En América hay dos pueblos, y no más que dos, de alma muy diversa por los orígenes, antecedentes y costumbres, y sólo semejantes en la identidad fundamental humana. De un lado está nuestra América, y todos sus pueblos son de igual naturaleza, y de una cuna parecida e igual, e igual mezcla imperante; de la otra parte está la América que no es nuestra, cuya enemistad no es cuerdo ni viable fomentar, y de la cual con el decoro firme y la sagaz independencia no es imposible, y es útil ser amigo.”
José Martí.
Agradecimiento, por la información, a Carlos Alzugaray.
“La Verdad sobre los Estados Unidos.”
Artículo de nuestro José Martí (23 de marzo, 1894 – Periódico Patria; a menos de un año de caer en combate.)
José Martí, En los Estados Unidos: Periodismo de 1881 a 1892, edición crítica compilada por Roberto Fernández Retamar y Pedro Pablo Rodríguez, 1ª edición Madrid, ALLCA XX, 2003, pág. 1753. (Colección Archivos: 1ª ed.; 43).
“Es preciso que se sepa en nuestra América la verdad sobre los Estados Unidos. Ni se debe exagerar sus faltas de propósito, por el prurito de negarles toda virtud, ni se ha de esconder sus faltas, o pregonarlas como virtudes.”
José Martí.
Agradecimiento, por la información, a Carlos Alzugaray.
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