Catalejo no juegues con los santos: Israel Rojas, La Joven Cuba y sus descontentos

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Entre las recientes entrevistas del programa La Sobremesa, de La Joven Cuba (LJC), la de Israel Rojas, del dúo Buena Fe, es la que ha traído más atención y debate. Quizás porque se trata de un cantante popular, quizás porque viene después de otras con reflexiones más profundas sobre áreas específicas del saber, como la economía, la historia, y la sociología de la pobreza. Lo cierto es que el intercambio entre la periodista y directora de LJC, Mariana Camejo, y Rojas ha revuelto pasiones a diestra y siniestra del espectro político cubano.

Desde que apenas se anunció el encuentro, un grupo de intelectuales, jóvenes y no tan jóvenes, revolucionarios-oficialistas y anticastristas-contrarrevolucionarios —para respetar las denominaciones empleadas— se lanzaron a cuestionar al cantante, que carga cicatrices por varias campañas macartistas de cancelación política desde Miami en su contra, y también al medio al que daba la entrevista.

En varios espacios se apuntó que, si hay financiamiento para la entrevista, aunque fuese noruego, «viene de la ley Helms». Según esta argumentación, Estados Unidos es el único interesado en un cambio de régimen, y es por tanto su gobierno el que pone la plata. Noruega, el país al que LJC agradece apoyo para realizar esta entrevista, sería apenas un «triangulador».

Aquí vale la pena apuntar la diferencia con otros medios que trabajan con fondos federales para cambio de régimen. ¿No hay allí una diferencia sustancial? ¿Es lo mismo recibir apoyo de un gobierno que no apoya el bloqueo, y otorga ayuda para el desarrollo a Cuba, que por aquellos que promueven el hambre para que el país estalle? Precisamente por ser el financiamiento un tema delicado en política, habría que abordarlo con matices. Es lógico que el gobierno niegue legalidad a los financiamientos que salen de la ley Helms-Burton, un engendro condenado en las Naciones Unidas por ofender la soberanía de Cuba, pero el periodismo cuesta, y el cubano patriota que discrepa del gobierno tiene derecho a opinar, entrevistar, cotejar opiniones. ¿Cuál es el criterio o buena práctica desde el derecho internacional para proscribir todo financiamiento a quien no comulgue ciento por ciento con las posturas gubernamentales?

Para ellos no hay cabida para terceras posiciones, neutralismos, y escapes a la polarización.

Además del tema del financiamiento, una de las críticas que se le hace a LJC está relacionada a reducir la importancia de la guerra económica de EE.UU en las tragedias de la Isla, y tener una agenda con pocos matices sobre las problemáticas de la sociedad cubana actual, durante su anterior equipo. Sin embargo, las entrevistas de La Sobremesa a prestigiosos académicos como Julio Carranza, Mayra Espina y Fabio Fernández, y a una figura pública como Israel Rojas expresan, en mi criterio, una corrección de rumbo. ¿Quién no ha cometido equivocaciones y confiado en quien no debía? ¿El PCC? ¿De veras? El propio Israel Rojas ha dicho, y en la entrevista por venir Rafael Hernández reitera, que la política informativa vigente está muy por debajo de lo que exigen los retos de la Cuba actual.

Después de tanta estrechez en definir quién puede y no puede participar en la política cubana desde algunos de los portavoces revolucionarios-oficialistas, uno se pregunta con qué concepto de igualdad ciudadana trabaja de ese sector. Resulta decepcionante cómo algunos desde la oficialidad rechazan un diálogo, en el que las preguntas de Camejo fueron lógicas. Por su parte, Rojas, al que proclaman su campeón por la mañana, y un párvulo en la «trampa de la equidistancia» por la tarde, defendió con tiempo y amplitud sus ideas. ¿Cuál entre sus críticos pudo hacerlo mejor? Ganó LJC y ganó Israel Rojas, quien habló contra la guerra económica contra Cuba, pero también de reconciliación, un tema ausente de los medios oficiales, incluso para fundamentar en contra. ¿De quién es la responsabilidad? De la propia política informativa oficial, les ha dicho Rojas, no Camejo.

La lógica de que Rojas «legitimó» a LJC es soberbia. La legitimidad política de un medio o una institución, no es otorgada a priori por ningún aparato ideológico. Es resultado de cuán fuerte es la creencia en la comunidad a la cual se dirige —en este caso la cubana transnacional—, y de la pertinencia y funcionalidad acorde a sus valores, de la institución respectiva. Eso puede ser en términos de identidad, función, eficacia, justicia, a partir de tipos de autoridad tradicional, racional legal, o carismático, en una lista no limitada. La legitimidad política no es una dicotomía sino un espectro. Los regímenes políticos y las instituciones operan desde zonas de legitimidad que se achican y se expanden.  

Mientras unos tratan a Rojas como su campeón operando en campo enemigo, otros lo descalifican como párvulo seducido. Ambas lógicas argumentan que no hay zona legítima de discusión fuera de «nuestro socialismo».  Esa intolerancia es incompatible con el discurso constitucional que ha dicho que todo el que sea patriota y martiano, así simplemente patriota y martiano, es parte del «con todos y para el bien de todos».

¿Cuál ha sido el resultado más notable de estas entrevistas en La Sobremesa? Que un sector importante de la comunidad política, que no se siente representado en los medios oficiales pero que tampoco comulga con la oposición contrarrevolucionaria, haya expresado agradecimiento por este espacio de deliberación. Se llama legitimidad por desempeño.

El camino de Martí

En el manifiesto de Montecristi, Martí escribió que la moderación era «el espíritu de Cuba». Si se quiere construir unidad patriótica, es esencial hacer política desde un diapasón ideológico abierto, ganarse a los indecisos, escépticos, y a los patriotas no leninistas. No es con celos ideológicos ni ira que se atrae a sectores que se sienten a gusto con el tono de la conversación entre Camejo y Rojas. Son miles. ¿Quieren ustedes competir por el favor o la atención de ese sector? Pues persuadan, y sean persuadidos; y a la corrupción y la ineptitud, exijan soluciones y cuentas por una reforma dilatada y desviada.

Es evidente que, para un grupo importante de adalides de la ideología oficial, el resto no somos conciudadanos iguales en derechos y tan capaces de pensar como ellos.  Frente a la supuestamente vanguardia iluminada, no hay espacio para una oposición o disidencia leal al país. Claro que hay que preguntarse con quién es la reconciliación y comprensión. No es posible ni viable con el acoso, el bloqueo y el plattismo. El tema es que la soberbia exhibida es un problema para dialogar, incluso en los términos patrióticos que plantea Israel Rojas.

Con el mensaje de «si no adoptas nuestra ideología, eres igual que los reaccionarios y plattista, ningún financiamiento para ti es aceptable, no te queremos, no te necesitamos» van a empujar a un sector grande de la sociedad cubana transnacional a la oposición activa o pasiva, o por lo menos al desinterés. La política democrática es persuadir y ser persuadido. Entonces, menos reprimenda y más diálogo. Y sobre todo, sacar al país de la crisis estructural en la que está. Nada crearía mejores condiciones para dialogar y reconciliarse que una Cuba en desarrollo.  

8 COMENTARIOS

  1. Si bienes a ver. Quién puede dar una via a una empresa, arte, creatividad, cultura, proyectos, programas, proyecciones, producciones. Y hasta donde prevalece la genuinidad, o quiénes se favorecen luego del proceso que reciben financieramente, la capacidad está truncada en sus simientes o en toda la sociedad de sí. Un sistema político operativo que no da acceso, espacio a la autonomía propia para que no se arrastren entre éstas, su fortaleza, independencia, etc: Son bases vitales. Erradicar vestigios del latifundio. Y vincularse históricamente con las luchas sociales anti esclavistas o en desventaja. No permitiré esto que se abarquen o faciliten oportunidades, más bien se caen en la retórica de agregarle más tareas o trabajos. Dentro de estas circunstancias, y sin la coordinación adecuada dónde debe enfatizar la disciplina jurídica y su complemento con la severidad del cumplimiento.

  2. Muy buenas reflexiones. Dialogar es un derecho y quien está convencido de q su posición es justa no teme al diálogo….solo huyen de él o lo proscriben quienes carecen de elementos legítimos para la defensa de sus ideas.

  3. Hola Lopes levis .a ver oposicion contrarevolucionaria estas palabras tuyas no se distancian de la verborrea oficialista .no creo marti usara esos adjetivos. puedes usar a Marti y adaptarlo a tu mensaje.Pero los cubanos estan cansados de ese mensaje .o cuba es de todos o seguiremos milleniuns de confrontacion.en cuanto al billete el oficialismo usa el dinero del pueblo.usa las donaciones de paises neutrales y recibe dinero de rusia china para continuar con estancamiento de la democracia y la economia de un pueblo que no voto por este desastre.tu tambien te beneficias de dinero americano .te beneficias de becas del contribuyente americano.le pagas taxes al UNCLE SAM QUIEN IMPONE LA HELM BURTOM Y EL EMBARGO A LA ISLA TU TAMBIEN CONTRIBUYES A ESE DANO. OJALA NO ME VENGAS CON LA RESPUESTA DE QUE SOY MACARTISTA CON MI COMENTARIO HACIA TI.PERO ES COMO LO VEO .VEO UN DOBLE DISCURSO .

  4. Hola!!! Creo que La Joven Cuba está haciendo un trabajo de mucho interés en nuestro país, y lo digo en serio, aún cuando no me considero una persona de izquierdas y pienso firmemente que un cambio real en Cuba no puede existir con los mismos de siempre al mando; o sea, el PCC. De igual forma creo que el debate, la pluralidad de opiniones, el «encontronazo» (por decirlo de algún modo) de ideas distintas, siempre con respeto por supuesto, generan pensamiento crítico y análisis por parte de los espectadores. El debate es imprescindible porque genera cuestionamientos, y mediante un marcado proceso de prueba y error hace evolucionar a la sociedad. El simple hecho de que La Joven Cuba intente colocar eso sobre la mesa me parece genial y un paso muy importante para la Cuba de hoy. Los insto a no solo quedarse en las conversaciones de la Sobremesa, sino a ver si pueden crear debates entre personas de pensamientos totalmente dispares, por ejemplo: Un debate que enfrente a alguien de ideología más cercana a la de la narrativa del gobierno, otra persona con una forma de pensar más cercana a la de las personas que el gobierno llama «contrarrevolucionarios», y una persona que tenga una forma de pensar más cercana a la que ustedes quieren promocionar desde La Joven Cuba. Es algo muy difícil que se dé, pero creo que sería bastante interesante y ayudaría enormemente a nuestro pueblo a que analice y piense detenidamente las posiciones de cada quien y se cree la suya propia.
    Cambiando un poco el tema, y con respecto al financiamiento de La Joven Cuba, personalmente creo que no importa cuál sea el financiamiento que ustedes reciban. Vaya, los puede financiar Periquito Pérez, antiguo militante del PCC, que actualmente es dueño de una MIPYME en el lejano poblado de Remángame la Tuerca, que aún así el gobierno los llamará contrarrevolucionarios por el simple hecho de cuestionar el status quo. Funciona así, «….aquel que abarca mucho poder, lo que más teme es perderlo», y por ello cualquier cosa que se salga de la línea, pese a que no implique ir totalmente en contra de su visión política, lo consideran perjudicial, y por ende lo van a atacar. Fidel Castro dijo en Palabras a los Intelectuales: «Dentro de la Revolución, todo, fuera de la Revolución, nada». Con ello quería decir, en mi humilde opinión, que no aceptaba ningún tipo de oposición, incluso si hablábamos solamente de reforma. Si recordamos las palabras de Heberto Padilla luego de ser arrestado y al realizar esa «autocrítica» frente a sus compañeros de la UNEAC, veremos cómo dice que si él realmente quería ser crítico debía hacerlo cuando la Revolución le exigiera ser crítico. Esas palabras para mí evidencian cómo sencillamente el gobierno lo que desea que predomine en nuestro país es la obediencia, puesto que solo se puede criticar la Revolución cuando ella te lo ordene. Pero bueno, esta es solo mi opinión, sería interesante para mí saber la de ustedes, a fin de cuentas, de eso se trata.
    Un saludo cordial.

  5. Me parece un comentario adecuado el de Arturo. Creo recordar que Mella, glosando los pensamientos de Martí, dijo algo así como desentrañar el misterio de como logró unir a personas tan diversas.
    Como simple mortal; y con perdón de Berto, no logro entender su mensaje.

  6. Pienso que la opinión de Israel es muy interesante. Pero, es necesario tomar partido por el Pueblo. Y tomar partido por el Pueblo, es tomar partido por la Revolución Cubana. El Pueblo está sufriendo, y hay que salvarlo. Es esta la misión de toda Revolución Social y del Socialismo, salvar al Pueblo de los flagelos que le amenazan, pobreza económica, hambre, desigualdad, injusticia e inequidad social y económica. La politiquería no salva a nadie. Sólo, pasando de los discursos positivos a las acciones concretas positivas a favor del Pueblo, sólo así se salva al Pueblo de Cuba. Ni capitalismo, ni anexionismo, ni contrarrevolución, ni privados sátrapas, ni falsos Marxistas Leninistas de vitrina … necesitamos auténticos Revolucionarios abanderados del Marxismo y sus ideologías constitutivas: Socialismo y Comunismo, Auténticos Martianos y Auténticos Humanistas que generen una Restauración en materia de Revolución Social para Beneficio del Pueblo Cubano.

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Arturo López-Levy
Arturo López-Levy
Politólogo y economista que se especializa en política internacional, política comparada y desarrollo económico. Su agenda de investigación se centra en Cuba, América Latina y el papel de Estados Unidos en los asuntos mundiales

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