Para liberarse, la mujer debe sentirse libre, no para rivalizar con los hombres, sino libre en sus capacidades y personalidad.
Indira Gandhi (1917-1984)
***
Sonó el Gong el pasado 5 de diciembre de 2022, uno definitivo para la oficialización de la práctica del boxeo femenino en Cuba, y por el cual se había estado luchando en distintos escenarios y entre las máximas instituciones del país.
Finalmente, y después de muchos años, se le propinó un knockout a sesgos y prejuicios, para que una de las disciplinas pioneras desde los Juegos Olímpicos de la Antigüedad viese la luz sin incertidumbres ni guantes ocultos. Hablamos además del deporte mayor aportador de preseas para Cuba en el contexto olímpico (41oros, 19 platas y 18 bronces), de ahí su envergadura.
Desde mucho antes, el debate en torno al pugilismo femenino había alcanzado primeros planos en el ring institucional cubano; ya fuere entre las máximas autoridades de la nación, la Comisión de Salud y Deporte de la Asamblea Nacional del Poder Popular, y la Federación de Mujeres Cubanas.
Siempre había recibido un veredicto desfavorable, pese a que, en la generalidad de dichos entornos y discursos, la apuesta por la igualdad de género y el llamado empoderamiento de la mujer cubana sonaban y hasta simulaban ser jabs de contundencia.
Lo cierto es que, aun con esa vitrina de ideas en favor de eliminar todo tipo de sesgo de género, y del intento por sacudirnos de rezagos o estereotipos eminentemente machistas —heredados de los procesos de colonización y entronizados de forma muy acentuada en el panorama Latinoamericano—; seguíamos sucumbiendo a barreras más cercanas a pensamientos retrógrados que a cuestiones de índole física o científica.
De hecho, al ser anunciada la oficialización por el vicepresidente del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER), Ariel Saínz, este remarcó que luego de analizar y comprobar durante más de una década en torneos internacionales, que el daño ocasionado a atletas practicantes de esta disciplina es mínimo, se decidió respaldar una decisión por la cual se venía pujando hacía mucho.

Idamelys Moreno, boxeadora cubana. (Foto: Hansel Leyva / Playoff Magazine)
Gancho al panorama
A nivel global, para que las féminas pudieran derribar con sus puños la barrera de género que circundaba la oficialización del boxeo a todos los niveles tuvo que pasar más de una centuria. En los Juegos Olímpicos de San Luis 1904 las chicas cruzaron guantes en calidad de exhibición. Sin embargo, no fue hasta la edición de Londres 2012, que pudieron combatir de manera oficial.
Antes, en marzo del 1996, la entonces Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA) acabó con la prohibición para la práctica de esta disciplina entre mujeres, implantada en Reino Unido en el lejano 1880.
Justamente en esa nación, y mucho antes —hacia 1722—, se habían producido los primeros combates de los que se tiene constancia, con Elizabeth Wilkinson, en calidad de figura descollante.
Lo anterior demuestra que la reticencia a la apertura del pugilismo femenil y las ataduras no fueron exclusivas del caso Cuba; aunque —como casi siempre nos ha sucedido en esa y otras cuestiones desde 1996 hasta 2022— cruzamos la línea de sentencia con 26 años de retraso.
Muestra fehaciente de ello y predecesoras del pugilismo femenil en materia de incorporación oficial tardía, son la lucha y la halterofilia, especialidades que recibieron el visto bueno en el ámbito doméstico de cara a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena de Indias 2006; igualmente con años de atraso respecto a la luz verde concedida por el Comité Olímpico Internacional (COI).
En el caso de la lucha, recuerdo a Lisset Echevarría, Catherine Videaux, Cándida de Armas, Jacqueline Stornell y otras chicas que bajo la filosofía beisbolera de bola y corredor fueron enrocadas del judo a la lucha; lo mismo que sucediera con las halteristas pioneras, provenientes en su mayoría del área de lanzamientos del atletismo en aquellos albores.
Siendo precisos, la lucha y el levantamiento de pesas femeninos irrumpieron bajo los cinco aros en las versiones de Atenas 2004 y Sydney 2000, respectivamente; en tanto las primeras lides mundiales tuvieron lugar en Noruega y Estados Unidos, por ese orden. En ambos casos corría el año 1987.
Una mirada al último ciclo olímpico coronado con los Juegos de Tokio 2021 arroja que la Mayor de las Antillas cedió terreno notoriamente: en los Centrocaribe de Barranquilla 2018, la lucha, con seis divisiones en concurso, alcanzó idéntico botín de dos medallas de oro, y otras tantas de plata y bronce.
Mientras, las pesistas de ocho categorías en disputa, solo pudieron hacerse de un título, dos subcampeonatos y un bronce. En el boxeo la no participación nos privó de pugnar por cinco juegos de preseas.
Los Panamericanos de Lima 2019 dejaron un saldo todavía menos halagüeño, en correspondencia con estándares de calidad superiores: guantes de chicas sin incursionar; las halteristas no marcaron la cruz en el casillero de las preseas entre siete divisiones; y las luchadoras se despidieron con (0-1-3).
El colofón en la capital nipona, como era de esperarse, no fue otro que el de no poder colgarse al cuello metal alguno en las disciplinas anteriormente citadas.
Moraleja: el llegar tarde al baile, sumado a otras cuestiones relacionadas con el resquebrajamiento de nuestro movimiento deportivo, nos pasaron y creo seguirán pasando factura.
¿Contra las cuerdas?
La radiografía a los principales eventos multideportivos del ciclo precedente reafirma que la inserción en la élite de estos deportes en los cuales incursionamos oficialmente tarde nos ha costado, máxime cuando los expertos coinciden en que la formación de un deportista de alto rendimiento, siguiendo un ciclo de desarrollo natural, tarda cerca de una década.
Al respecto, el profesor Alcides Segarra, considerado el padre fundador de la escuela cubana de Boxeo, indicó en una entrevista en abril de 2021: “Nuestras mujeres también deberían ir a los Juegos de Tokio. El boxeo femenino se practica en el mundo entero, no sé por qué en Cuba aún no se oficializa. Hemos perdido tiempo, medallas y la satisfacción de enseñarlas a pelear. Espero llegar a verlas sobre el ring”.
A estos criterios se suman los de especialistas de la salud, quienes confirman que al igual que otras disciplinas de combate, el boxeo posee técnicas que pudieran calificarse de agresivas, pero que existe un equipo médico que evalúa desde los periodos de preparación hasta las posibles secuelas tras una competición. A lo que añaden que el sistema nervioso del hombre y la mujer no difieren.
Esgrimiendo detalles sobre su práctica, las máximas autoridades de la Federación doméstica aseguraron que la preselección nacional se conformará con dos atletas en cada una de las seis divisiones olímpicas (50,54,57,60,66 y 75 kilogramos), en tanto cuando comience el curso 2023-2024 se incluirán en las matrículas de las Escuelas de Iniciación Deportiva (EIDE) en la categoría de 15-16 años.
Tocará otra vez montarse en patines para integrar una selección competitiva de cara a los Juegos Centroamericanos de San Salvador 2023 (del 23 de junio al 8 de julio próximos), y más aún si en definitiva la pretensión de que algunas comparezcan al Campeonato Mundial femenino, previsto del 1 al 14 de mayo en Uzbekistán, se materializa.
Esta imperiosa necesidad de moldear un equipo en cuestión de meses, pudiera conllevar a no seguir los criterios más certeros de composición; y la llegada con un acentuado déficit de puesta en forma y aval con relación a las oponentes de turno de nuestras muchachas.
Las reticencias que padeció el boxeo femenino hasta su aprobación son calco de las que azotan a otros fenómenos de la Cuba de hoy, o de hace mucho tiempo incluso: el cerco, inmovilismo, negación al diálogo constructivo, y la incapacidad para plantarle cara o asestarles un swing a posturas denotativas de arquetipos sociales rígidos.
El sueño de muchas chicas, durante años estuvo circunscrito al cruce de guantes o sesiones de sparrings en el Combinado Rafael Trejo de La Habana Vieja, u otros escenarios en una suerte de semiclandestinaje.
Más de un cuarto de siglo costó alzar el brazo en señal de victoria para ellas y muchas otras en lo adelante. Más contraproducente aún si tomamos en cuenta las características y temperamento de la mujer cubana, y el historial de protagonismo grabado por ellas en nuestro movimiento deportivo.
Con fuerza hace mella en nuestras mentes la interrogante de ¿cuánto tardaremos en estar a la par de las potencias en el boxeo femenino? La respuesta exacta no la tenemos, como tampoco respecto a muchas otras preguntas que derivan del pictograma país existente en Cuba. Lo que sí es cierto es que quedan por derribar muchas paredes si un mejor modelo de nación queremos fraguar a futuro.
Y no les quepa la menor duda de que el aporte y empuje de la mujer cubana en cada uno de los múltiples rounds que nos quedan por pelear será determinante, como también el romper de una vez con la dicotomía que impera entre discurso, y acción o toma de decisiones.
13 comentarios
Lo siento. Al parecer conservo sesgos y prejuicios. La imagen de dos muchachas cayéndose a trompadas no me agrada nada.
Sí, es tan deprimente como dos coleras “fajás” en la cola del pollo. Yo también tengo prejuicios y soy “retrógrado” …
Realmente simpatizaba con la decisión de las autoridades cubanas de no promover ni la halterofilia ni el boxeo entre las mujeres, priorizando su integridad a la obtención de medallas. Para todo hay justificaciones y los que favorecen esa integración y ser inclusivos en todo, ganaron la batalla. Soy un aferrado consumidor de eventos deportivos, pero no me imagino disfrutando de una pelea de boxeo femenina, como aun hoy sigo evadiendo observar el levantamiento de pesas de mujeres. Prefiero admirar, y mucho, la presencia femenina protagonizando la política, la ciencia, el propio deporte en muchas disciplinas. Para gustos, los colores.
No me agrada ver el boxeo entre mujeres ni entre hombres. Ver dos seres humanos tratando de hacerse daño mutuamente no es agradable para mi. Sin embargo, a cada cual lo suyo y, si hombres o mujeres quieren entrar en ese deporte, pues es su pedo, como se dice en México. Y nadie debe tener el derecho de decir de personas mayores quien puede o no practicar un deporte.
Después de todo, vivir en Cuba es como estar permanentemente sobre un ring de boxeo.
Comparto algunos criterios, motivado porque no me gusta ver a dos mujeres dándose golpes. Es cierto, todavía quedan muchas paredes por derribar para tener un modelo de país que se ajuste a las necesidades del pueblo. Llegará el día que ya tendremos mesas de juego en los hoteles para alegrar a los turistas extranjeros. Las cosas llegan y caen por su propio peso: tanto nadar para venir a morir a la orilla. Hoy es el deporte, pero mañana quien sabe lo que pueda ocurrir. Hay que marchar con el mundo y no mirando el toro detrás de la barrera. Claro que sí, debemos seguir derribando paredes : ¿ Cuál es la próxima. ?
Creo que las mujeres tienen que saber defenderse en el aspecto fisico. Femenicidios, actos de repudio y abusos en las calles son cosas comunes en cuba hoy en dia desde una manifestacion hastta una cola.
Quizas existiera una epoca en que los mismos hombres no permitieran el maltarato a las mujeres pero eso hoy no existe y esta mas que documentado El que no quiera ver una competencia que no la televise, nadie lo obliga.
Una mujer valiente es un arma poderoso si sabe utilizar su valor.
Lo viene haciendo desde que se inicio la vida en la Tierra
Enhorabuena. Ya era hora de que esto sucediera. Se trasaron bastante tiempo.
Que esté autorizado es bueno pues no se agrega una prohibicion a las tantas existentes. Pero igualmente no me gustaría ver una pelea entre dos féminas,…
Como cuestión de principio, yo creo que saber pelear y saber nadar son parte de la educación. Todas las personas deben saber pelear, y los más débiles debían ser los más interesados en saber defenderse (quienes me creyeron más fuerte que ellos, jamás pelearon conmigo), y en esa categoría se encuentran las mujeres. A nosotros, después que nos roban la ropa, ya no les queda nada que robarnos, pero ese no es el caso con las mujeres. Creo que deben aprender artes marciales, y saber andar con armas. Ahí los dejo con Ronda Rousey ( chicas, no tienen que ser tan buenas como ella) https://youtu.be/yoUbQxvDVss //////https://youtu.be/20tsisq-wEM
Y como cuestión de principios, por qué retirar el escrito de la profesora Alina después de haber sido publicado en el día de ayer? Tanto miedo y terror le produce a algún censor que se digan las verdades que todos conocemos? Van de mal en peor.
Ah, crei que ella habia anunciado que se retiraba de la revista, lo que es una pena dada la calidad intelectual de esta mujer. De que trataba su articulo ?
Soy abanderado del principio de que la mujer debe ser femenina, pero no torpe. Igualmente, aplaudo el pensamiento de Indira Gandhi que encabeza el artículo.
En Cuba, el resto de los deportes de combate incluyen ambos sexos; no entiendo por qué haya que hacer una excepción con el boxeo. Actualmente se promueven deportes extremos que incluyen las mujeres, potencialmente más peligrosos que cualquier deporte de combate. Pero que conste, no quiero promover con esto el medallismo, sino la libertad. Para mí la mujer, en cualquier lugar del mundo, debe dejar de ser vista como un ser débil y dominable, incluso físicamente. Esa es sólo una de las tendencias positivas en las que está evolucionando el mundo.
Los comentarios están cerrados.