En el segundo aniversario del 11J, sale a la luz el libro Cuba 11J. Perspectivas contrahegemónicas de las protestas sociales, coordinado por el historiador Alexander Hall (AH), quien también pertenece al grupo político de la izquierda crítica, Socialistas en Lucha. La propuesta editorial ve la luz bajo el sello de la organización barcelonesa Marx 21 y agrupa a autores de diversas nacionalidades, generaciones y posturas de izquierda.
Hall asevera que la idea del libro surge «a raíz de las narrativas hegemónicas que en torno a los hechos de la protesta social se produjeron tanto en Cuba como en el exterior». En ese sentido señala la existencia de una narrativa gubernamental «respaldada por la difusión masiva criminalizante de los medios estatales y sus aliados de la izquierda internacional».
«En el inicio negaron el propio carácter popular de las manifestaciones, bajo rótulos como: “apátridas”, “agentes del imperialismo”, “contrarrevolucionarios”, “vándalos”, “revolucionarios confundidos”, “sujetos pagados desde el exterior”, “mercenarios al servicio de las agendas federales norteamericanas”, entre otros calificativos que insistían en la articulación de una agenda comunicacional previamente planificada, con el objetivo de derrocar el sistema político cubano —entendido por tales sectores como Revolución—. Además, rechazaban la tesis del estallido social bajo calificativos como “disturbios”, cuyo objetivo consistía en negar el propio carácter movilizativo-popular de las protestas», apunta el autor.
El entrevistado también explica que dicha narrativa fue respaldada por facciones de izquierda —mayoritariamente estalinistas— que conservan una visión utópica del proceso de transformación social que cambió el juego político cubano en 1959.
Los que padecen las narrativas del poder…
Cuba 11J aborda los acontecimientos de 2021 en sus múltiples narrativas. Como proceso, en este estallido social y en sus consecuencias a largo plazo, no se puede pasar por alto a qué estado responde, a quiénes, en qué contexto —dentro y fuera del territorio nacional— y cómo lo hace:
AH: En materia económica, el resultado del despotismo excluyente salta a la vista ante la debacle productiva en la que se encuentra sumida la nación, pues predomina una permanente inseguridad alimentaria que se acrecienta con la dolarización del país, el aumento de la inflación, los desincentivos financieros, burocráticos y estatales hacia los productores locales, el sistemático declive de la industria nacional ante la descapitalización que padecen los distintos ámbitos, salvo las irracionales inversiones destinadas al turismo que superan el 50 % del presupuesto del Estado, en momentos históricos de baja ocupación hotelera, según las propias estadísticas de la ONEI.

Tomada de OnCuba
Todo ello, sin obviar el deterioro de sectores tradicionalmente ejemplares en su funcionamiento, como son los ámbitos de salud, educación y deportes, cuya crisis se expresa en la escasez de medicamentos, utensilios para la atención en los centros hospitalarios, carencia de materiales escolares, así como emigración masiva de profesionales al exterior.
Por otra parte, resultan archiconocidas las crisis cíclicas de combustibles para la transportación pública y la generación eléctrica, los problemas recurrentes en el abastecimiento de agua, así como las falencias estructurales en la construcción y mantenimiento de viviendas con un déficit cercano al millón de habitantes.
En resumen, el país padece las consecuencias de una crisis multidimensional sobre problemáticas sociales no resueltas desde hace décadas, que, acentuadas por el efecto de las sanciones norteamericanas y los estragos de la pandemia, se convirtieron en el catalizador de las manifestaciones populares del 11 y 12 de julio de 2021.
Las narrativas de la oposición
El entrevistado reconoce que en cuanto al 11J existe otro bando de la disputa hegemónica, representado por la oposición tradicional y los sectores derechistas radicados en el exterior, que ante la protesta fantasearon con la idea de ponerle fin al Gobierno. No obstante, considera que la influencia de estos sectores en los hechos fue escasamente significativa:
AH: Los sectores agrupados en torno a dicho espectro ideopolítico, por lo general no reconocen las conquistas sociales del proceso revolucionario de 1959, la importancia que en materia de dignificación social para las clases populares significó la victoria de los rebeldes contra la dictadura de Fulgencio Batista.

Cortesía del entrevistado
A su vez, niegan la praxis emancipatoria de las luchas descolonizadoras libradas en África al tildarlas de injerencia política contra el poderío extractivista e imperial de las potencias occidentales instaladas en dicho continente. Tales argumentos se inscriben en la narrativa de enfatizar el carácter autoritario que le impuso a Cuba el liderazgo revolucionario ascendente, desconectado de las batallas internacionalistas por la lucha contra los efectos contaminantes, explotadores y enajenantes del capitalismo, en defensa de una democracia liberal utópica e idealizada, vendida como paradigma de la libertad, la prosperidad y el progreso, solo sostenible sobre la base del abstraccionismo de las propias violencias que generan las lógicas de acumulación del capital a nivel globalizado.
Por una narrativa contrahegemónica y transdisciplinar
AH: En tal sentido, contrario a esas narrativas, se inscriben las visiones de las/os autoras/es que forman parte del libro: Cuba 11J. Perspectivas contrahegemónicas de las protestas sociales, que parte del reconocimiento a esas complejidades, desde enfoques no homogéneos y problematizadores, pero alineados en el anhelo de materializar los ideales de socialización del poder, las riquezas y la participación popular de forma democratizada en la sociedad cubana.
A su vez, resulta novedosa la presencia de polémicas entre exponentes de diversas corrientes marxistas que, mediante sus propias categorías terminológicas acuden a conclusiones similares sobre las realidades de la Isla, sin estar alejadas de percepciones analíticas en torno a las problemáticas del ámbito internacional, debido a los efectos globales del capitalismo contemporáneo, del que Cuba no está en absoluto desconectada.
¿Tiene la sociedad civil mayor organización social tras el estallido?
AH: No es posible afirmar que se produjo un empoderamiento de la sociedad civil tras los hechos del 11J, dado que la actitud del Gobierno hizo énfasis en la criminalización del disenso, el linchamiento mediático a numerosos actores políticos por el ejercicio de la crítica o la oposición activa, el descrédito hacia representantes de la cultura no alineados al discurso oficial, la deslegitimación de intelectuales apegados a la postura anti-sistémica, entre otras prácticas de Estado que poco contribuyen a la resolución de las complejidades que caracterizan el actual escenario.

11J / Tomada de Infobae
Desde las protestas de julio se aceleró el proceso de éxodo de activistas, artistas y actores políticos disidentes; que si bien se trata de un proceso que se inicia antes de esas fechas, luego de las masivas manifestaciones adquieren un carácter más relevante y apresurado. Además, en medio de la represión autoritaria no se han logrado articular estrategias efectivas de resistencias; a cuyos efectos resulta importante mencionar la escasa tradición organizativa autónoma luego de décadas de desmovilización sindical, estudiantil, obrera y cívica, dado el predominio de los patrones de mando verticalista/centralizados típico de los Estados totalitarios de inspiración soviética, y en cual tradición se inserta —con sus peculiaridades, es importante decirlo— la nación caribeña en donde triunfó el único proceso revolucionario del hemisferio occidental.
¿Fueron las protestas del 11J un éxito para la oposición o para los manifestantes?
AH: Recientemente en un artículo publicado en La Joven Cuba, el activista LGBTIQ+ y director de la revista Tremenda Nota, Maykel González Vivero, hizo un excelente análisis sobre los acontecimientos que conciernen a las protestas sociales de esas jornadas, de las que es posible afirmar que nadie salió como ganador.
Dicho texto demuestra la encrucijada de complejidades en las que se encuentra sometida Cuba, que por un lado contempla la auto-liquidación de las demandas sociales que inspiraron el proyecto revolucionario de 1959 cuando se implementan medidas de recorte que atentan contra la seguridad social, el bienestar y calidad de vida de la población, a costa de ceder ante los intereses del capital extranjero; en tanto recrea el ideal desarrollista de la industria hotelera que rememora los anhelos republicanos del dictador Fulgencio Batista.

11J / Tomada de El Pais
Un proceso político que experimenta además en las últimas décadas el acelerado auge neocapitalista que simboliza la muerte de la Revolución, en tanto las imágenes de los jóvenes reprimidos/violentados a lo largo del país por las fuerzas policiales permanecen enquistadas en la memoria de los familiares de presos políticos, condenados a más de 20 años de prisión por ejercer el derecho constitucional a la libre expresión. Todo ello, mientras en la otra cara de la moneda, una desarticulada y mayoritaria oposición de militancia liberal, incentiva con gasolina las llamas de la desesperanza popular, en afán indiscutible por materializar los preceptos de privatización extendida.
¿Cómo leer el 11J en clave histórica a largo plazo?
AH: A mi juicio, el 11J constituye el símbolo más palpable de la pérdida de legitimidad popular del proceso revolucionario desde 1959, su lectura en la larga duración —para hablar en términos históricos braudelianos—, constituye la demostración más palpable de la crisis sistémica multidimensional que padece el modelo de capitalismo burocrático de Estado (totalitario, pos-soviético).
En ese contexto, solo resta apreciar si dicha disyuntiva deriva en la instauración de un nuevo pacto social que empodere a la ciudadanía/sociedad civil mediante el camino de la democratización o si sencillamente continúa, bajo cualquier bandera ideológica, el permanente proceso de oligarquización del régimen político que tributa a la centralización de poder, riquezas y autoridad en las escasos representantes políticos y representantes económicos que sostienen actualmente el statu quo nacional.
Para finalizar, ¿qué incluye el libro y por qué es importante?
AH: El libro incluye varias secciones, el primer capítulo está dedicado a pensar las causas sistémicas que provocaron el estallido social. En el capítulo segundo: «Análisis de las protestas sociales. Enfoques diversos y narrativas transdisciplinares», están presentes distintos estudiosos provenientes de las ciencias sociales arrojan luz sobre diversas perspectivas en torno a los hechos del 11J en su relación con la economía, la historia, la cultura, la emigración, la democracia, la participación social, entre otras variables de interés, para académicos e intelectuales que deseen una explicación profunda y holística de los hechos.

Cuba 11J. Perspectivas contrahegemónicas de las protestas sociales
En el capítulo III es posible disfrutar de las polémicas entre marxistas de distintas corrientes de orientación anticapitalista, que problematizan sobre las falencias del modelo político-económico regente en Cuba, sus visiones de la realidad de la Isla en relación con su perspectiva sobre luchas similares en otras partes del mundo, al tiempo que dialogan sobre la necesidad de articular estrategias entre los diversos colectivos para enfrentar la explotación obrera, el racismo, la LGBTIQ+fobia, la contaminación ambiental y la dominación sistémica.
El capítulo IV incluye las visiones de importantes académicos y activistas que durante años se dedican a sistematizar, estudiar y combatir el fenómeno del racismo y la discriminación hacia las disidencias sexo/género en la sociedad cubana. Sus voces resultan importantes no solamente por la instrumentalización a la que resultan sometidos dichos sectores ante los proyectos de disputa, cuyas causas de liberación por lo general permanecen excluidas o subordinadas a intereses de mayor relevancia por los grupos de poder. De ahí la trascendencia de su visibilización en el libro, —de manera analítica y protagónica—, no solamente por cuestiones de veracidad histórica, ya que responde también a razones de proyecto político que, en cualquiera de las alternativas sobre las que se piense el futuro de Cuba, tales grupos no deben quedar jamás excluidos o subordinados a otras agendas.
De igual forma, resulta de vital importancia la visibilización de esos actores, pues sus demandas han quedado históricamente relegadas por los proyectos de emancipación revolucionarios desde el siglo XIX hasta la actualidad, sin que logren materializarse plenamente.
Por ello, dichas visiones resultan medulares para entender que todo proyecto republicano, socialista o democrático, debe integrar a sus propósitos tales intereses sociales en igualdad de condiciones, para que la equidad no se convierta en una quimera populista de los liderazgos políticos o estrategia retórica con fines instrumentales.

Cortesía del entrevistado
El capítulo V está dedicado al análisis desde el Derecho de las manifestaciones populares. En este apartado es posible encontrar contribuciones valiosas que problematizan sobre las limitantes del marco jurídico cubano para el ejercicio de la protesta social, cuyo derecho cívico-político suele ser penado bajo el acápite de «sedición», «alteración del orden público», «instigación a delinquir», entre otros vericuetos legales.
En el punto contrario a ese posicionamiento punitivo, clasista y reduccionista en la interpretación del Derecho, se pueden disfrutar de las perspectivas analíticas que hacen énfasis en la necesidad de instaurar una Defensoría del Pueblo, en relación con otros debates importantes suscitados a raíz de las manifestaciones.
En la sección de entrevistas se indaga sobre las falencias del modelo político cubano en relación con los ejes: poder-sociedad civil, diferendo Cuba-Estados Unidos, contradicciones autoritarismo-democracia, en tanto los entrevistados dialogan sobre la importancia de las cooperativas y la labor comunitaria autónoma para fortalecer las bases sociales de empoderamiento ciudadano, entre otras variables de interés cívico.
El capítulo VII está compuesto de relatos. Por último, el cierre definitivo del libro lo compone una potente declaración titulada: «Por la democracia popular y el socialismo emancipatorio», que constituye un manifiesto que logró aglutinar a diversas corrientes de la izquierda internacional sobre la base de consensos políticos en torno a la situación social cubana, tanto a nivel denunciativo como de proposición ante el escenario autoritario neocapitalista ascendente.
2 comentarios
No dudo de las intenciones del entrevistado y la entrevistadora de aclarar el significado del 11J en medio de la depauperación socioeconómica del sistema cubano de desgobierno y del libro que se comenta.
Ahora bien, el texto de la entrevista es difícil de leer y entender. El término farragoso podría calificar su escritura. No veo una propuesta clara y firme para lograr salir del sistema de poder en la Cuba actual que no sea un cambio de apellidos dentro de la misma familia: “socialismo emancipatorio”. Queda sin aclarar lo que se entiende por este concepto.En definitiva, tampoco se valora en toda su dimensión el 11de julio como semilla inicial de un posible estallido popular masivo ante desesperada situación del país. La mayor parte de la entrevista es la descripción narrativa del libro sobre perspectivas ” contrahegemónicas” en la recuperación de una nación hoy sumida en el mayor de los entuertos posibles.
Hace falta simplificar la expresión sin perder sustancia conceptual.
Gracias. S
Creo ,sinceramente una manifestación expónganla,pacifica ( y necesaria) quedó completamente deslegitimizada desde el momento en que se le sumaron todos los actores que tenían su propia agenda y objetivos específicos y los vándalos y delincuentes de toda la vida que se valieron de la conmoción general para hacer de las suyas con todas las manifestaciones de violencia y saqueos que muchos vimos con estupor du es ante todo el tiempo qué pasó de manifestación pacifica a motín.
Todos hemos sido testigos de cómo en otros países la Policia trabaja cuando se producen ese tipo de hechos 5 lo vimos en la represion en los EEUU cuando las protestas del BLM y recientemente en Francia cuando la reforma de las pensiones y la violencia desatada de los dos bandos) en Cuba no fue la excepción y no estábamos acostumbrados a eso, lo qué pasa a mi entender es que fue muy conveniente dimensionar esa reacción policial como si fuera una actuación fuera de lo común en el mundo y solo privativo del “régimen comunista asesino cubano” en fin , el mar
Mucha propaganda, pocos resultados, ninguna continuidad constructiva ni convicción real de hacer algún tipo de nada.
Hoy es 26 de Julio, se conmemora el 70 aniversario de que los Ñ grupo de jóvenes con verdadera convicción y verdaderos deseos de provocar un cambio, asaltaron la segunda fortaleza militar de Cuba, a sabiendas de las consecuencias, en completa desventaja, con un posible resultado adverso, varios murieron en combate, los más asesinados después de ser capturados y rendidos, la policía inmensa mayoría jóvenes .
Hoy se conmemora el día de la rebeldía nacional, que sirva de ejemplo de lo que es capas de hacer una juventud dispuesta a todo por cambiar a un país de raíz.
Y “ ustedes“ a qué están dispuestos si de verdad creen que este país “debe” ser cambiado, o que los “hombres de antes” eran “distintos “ o los de “ahora” no les llegan ni a la suela de los zapatos porque les falta el “alimento del alma” que es la convicción a toda prueba de la verdad de sus ideas políticas llegando al punto del sacrificio de lo más valioso que tenían que era su juventud y su propia vida.
Hoy es un día especial para honrar a estos jóvenes fuera de los discursos manidos y de las frases comunes.
Los comentarios están cerrados.