Trump revierte políticas de Biden: adiós al Parole y regreso a la lista terrorista

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La noticia es que, a menos de una semana de retirada de la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, el recién llegado presidente estadounidense, Donald Trump, ha regresado a Cuba a esta categoría, después de que las agencias pertinentes que se encargan de evaluar las razones por las que un Estado es considerado patrocinador del terrorismo, hayan confirmado que la Isla no participa, incita o financia el terrorismo internacional.

El 14 de enero, en un movimiento inexplicablemente tardío, el saliente Joe Biden, eliminó a Cuba de ese grupo de países, y eliminó la Lista de Entidades Restringidas, una longaniza de proveedores de servicios turísticos, empresas y productos con los cuales entidades ni ciudadanos estadounidenses pueden tener vínculo debido a que son administradas por el brazo económico del Ministerio de las Fuerzas Armadas, GAESA.

El republicano ha revocado decenas de decisiones tomadas por Biden en lo que parece ser un desmonte exprés de todo lo hecho por la administración anterior, no en días, sino en horas. Con una firma, deshizo 78 decretos presidenciales emitidos desde el 21 de enero hasta la actualidad, entre ellos políticas que avanzaban en inclusión y equidad de género dentro del gobierno federal, para regresar a una visión biologicista de los géneros que terminará por discriminar a las personas trans o no binarias. Igualmente, el Gobierno de Donald Trump autorizó este martes redadas migratorias en escuelas, iglesias y hospitales, al revocar el Departamento de Seguridad Nacional la directriz de Joe Biden que las restringía en estos lugares.

Pero estas no han sido las únicas decisiones de la administración Trump que han causado polémicas múltiples. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lamentó la decisión de Estados Unidos de retirarse de la agencia, anunciada este martes junto a su salida del Acuerdo de París, que junta esfuerzos para luchar contra el cambio climático. La OMS recordó su papel clave en la protección de la salud global, subrayando que el país norteamericano es su mayor donante individual. Por su parte, la Organización Meteorológica Mundial advirtió sobre el impacto de abandonar el Acuerdo de París, destacando que Estados Unidos es uno de los países más afectados por riesgos climáticos, con más de 400 desastres meteorológicos graves desde 1980.

El propósito es dejar sin efecto buena parte de las políticas del anterior presidente con el chasquido de un dedo, y ha ordenado a los funcionarios al frente de varias carteras a que revisen todas las políticas

A solo horas de tomar posesión, Trump revirtió la decisión que la administración Biden había tomado tras un anuncio simultáneo de la liberación de 553 presos en cárceles cubanas. El gobierno antillano afirma que la decisión de ofrecer licencias extrapenales a esos convictos es una decisión soberana, y en espíritu del Jubileo católico, pero se trata de un país cuyo Estado es laico y no suele tomar decisiones políticas siguiendo orientaciones de la liturgia religiosa. No obstante, ambos lados sí confirmaron el rol del Vaticano como mediador.

Cuba integró la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo en 1982 por primera vez, y fue quitada en 2015 por una decisión del expresidente Barack Obama, al calor del deshielo que inició con la liberación del ex contratista de la USAID Alan Gross, y de los cinco cubanos acusados de ser agentes no declarados en Estados Unidos, el muy conocido caso de los Cinco.

Como quien deja un regalo a la salida, Donald Trump devolvió a Cuba a esa Lista en enero de 2021, antes de entregarle el batón a Joe Biden, arguyendo que Cuba protegía a guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia, que permanecían en la Isla como parte del rol de garante que Cuba tuvo en los diálogos de paz. El actual gobierno colombiano de Gustavo Petro ha dicho más de una vez que Cuba solo cumplió su parte y retiró la orden de captura que pesaba sobre esos guerrilleros.

Hace pocas semanas, la congresista de origen cubano María Elvira Salazar preguntó insistentemente al ex Secretario de Estados Anthony Blinken sobre si la administración retiraría a Cuba de la Lista, a lo que Blinken respondió con parsimonia que no había cambios pronosticados en la política hacia Cuba durante los días que le quedaban a la administración demócrata.

Durante la administración Biden, más de una vez, los funcionarios fueron cuestionados sobre la permanencia de Cuba en esa lista y cómo poner a la Isla ahí desacredita el propósito de la lista en sí misma, que luce más como una selección de adversarios incomprendidos por Washington.

Otra noticia que impactó sobre la comunidad cubana es la eliminación del Parole Humanitario. Un programa creado por Joe Biden, que beneficiaba a cubanos, venezolanos, haitianos y nicaragüenses con la entrada legal a Estados Unidos mediante un patrocinador financiero. Más de medio millón de inmigrantes aprovecharon esta medida —110,240 cubanos—, que otorgaba dos años de estancia y permiso de trabajo. La orden ejecutiva también suspendió el uso de la aplicación CBP One —destinada a ordenar el ingreso regular a EE.UU. por razones humanitarias y cerrando la vía para nuevos solicitantes y a miles sin opciones claras para ingresar al país.

Los inmigrantes que ya obtuvieron el Parole podrán permanecer en Estados Unidos por dos años, pero deben buscar alternativas migratorias antes de que expire su estancia legal para evitar la deportación. Expertos como el abogado Ángel Leal explican que, dependiendo de su nacionalidad, algunos podrán acogerse a la Ley de Ajuste Cubano o solicitar el TPS, mientras que otros solo tendrán el asilo como opción.

En adición durante esta semana circuló por redes sociales un supuesto plan atribuido a la Administración Trump, que alarmó a la comunidad cubana al incluir medidas como la suspensión total del envío de remesas, la cancelación de vuelos comerciales directos, la deportación de cubanos con antecedentes penales o vinculados al gobierno de la Isla, y restricciones para exiliados que regresen a la Isla. El documento también mencionaba que estas políticas serían supervisadas por el Departamento de Seguridad Nacional y que entrarían en vigor el próximo 30 de enero. Sin embargo, fuentes del Departamento de Estado desmintieron la veracidad de este mensaje y señalaron que ningún funcionario había sido consultado para confirmarlo.

Estas noticias significan que la administración de Donald Trump ha demostrado una vez más su desdén absoluto por los procedimientos institucionales y legales, y el uso político de instrumentos de coerción para alertar, prevenir o castigar al terrorismo internacional.

Y significa también que no hace falta demostrar verdaderos vínculos con el terrorismo internacional para integrar esta lista, lo cual desacredita su sola existencia y demuestra la injusticia de las sanciones que derivan de estar en esa categoría sin prueba alguna. Es como pagar crímenes que no se han cometido y sobre los que no hay ninguna evidencia.

Para quitar a un país de esa lista que actualmente incluye a Corea del Norte, Irán, Syria y a Cuba, el procedimiento incluye una evaluación de la situación del país orientado por el secretario de Estado, en el que se evalúa si en los últimos seis meses ese estado ha financiado, entrenado o albergado representantes del terrorismo internacional.

Posteriormente, el presidente certifica al Congreso esos resultados que demuestren que no hay razón para mantener a ese país en esa lista, el Congreso revisa esa decisión y opina. Solo entonces es confirmada la eliminación de la lista, un proceso que podría tardar 45 días, y en el que supuestamente estaba la situación de Cuba, por lo que Trump aprovechó esta ventana para suspender esa decisión de Biden, junto a varias otras que intentan revertir casi todo lo hecho por la administración anterior.

La breve retirada de Cuba de la lista fue bienvenida por varios países del mundo y organizaciones sociales, tras años de presiones de varios gobiernos para que Cuba fuese quitada de esa lista, cuyas implicaciones complementaban la guerra económica y ponían severas limitaciones para el desarrollo del turismo en la Isla.

En una Declaración del gobierno cubano publicada en los medios nacionales, se afirma que la designación evidencia un desprecio absoluto a la verdad.

Más adelante, se hace referencia al grupo de personas que pudieran estar impulsando a Trump en este camino: «A él se asocian los grupos y políticos que han hecho de la agresión a Cuba un modo de vida, han lucrado durante décadas del negocio anticubano y comparten hoy la embriaguez del nuevo mandatario. Todos tienen una alta responsabilidad en la difícil situación económica del país y en el aumento del flujo migratorio de Cuba hacia los Estados Unidos».

Sin embargo, con el aumento de sanciones comerciales y financieras sobre países como Cuba y Venezuela es de esperar que los flujos migratorios provenientes de estos destinos aumenten por el decrecimiento de la calidad de vida, y lo que probablemente se ensanche sean los corredores de tráfico de personas y el caos en la frontera.

Nuestra opinión es que la retirada y regreso de Cuba en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo a solo seis días de distancia, demuestra la instrumentalización política extrema de esta lista, que ha vaciado de valor y sentido esa designación, y cuyo único fin es imponer sanciones, barreras económicas y políticas injustas e injustificadas, según la conveniencia de cada administración en la Casa Blanca.

Ambas administraciones tienen sobrada cantidad de información sobre Cuba para confirmar que no hay evidencia que justifique esa etiqueta para la Isla, y que su inclusión solo responde a los esfuerzos por derrocar al gobierno cubano, como presión complementaria al amplio régimen de sanciones.

Poner a Cuba en esa lista impulsa a la deshonestidad y desprestigia a un gobierno que, empujado por voces de la extrema derecha de línea dura contra Cuba, utiliza esa lista para propósitos que distan mucho de lo declarado como objetivo de ese mecanismo.

Que Biden haya quitado a Cuba en el último minuto, probablemente como parte de un acuerdo de liberación de presos entre los que se encuentran algunos cumpliendo sentencia por razones políticas en la Isla, demuestra el rasgo transaccional de esta movida, y además, pone en evidencia a Trump, que sin importar el beneficio que podría representar para las muchas voces que han exigido la liberación de los presos, ha abandonado la parte que le toca del acuerdo a su país.

La inclusión de Cuba otra vez en la Lista continúa un camino que empeora la vida de los cubanos, lo cual tiene especial efecto sobre personas viviendo en condiciones de vulnerabilidad y dificulta la recuperación de industrias básicas en Cuba.

Todo esto tiene y tendrá un impacto en el posible caos migratorio que se avecina, no debe olvidarse que la pasada administración trumpista coincidió con la pandemia del covid, que trajo consigo los cierres de frontera de muchos Estados, pero en la situación actual, será mucho más difícil controlar la oleada de migrantes huyendo de la crisis en sus países de origen, más aún si el gobierno cubano como respuesta decidiera salirse de los acuerdos migratorios bilaterales que permiten los vuelos de deportación.

Algo similar afirmaba el Representante demócrata en el Congreso estadounidense, Jim McGovern en X: «Esta es una movida terrible que golpea a cubanos comunes. Hace lucir estúpido a Estados Unidos, va en contra de nuestros aliados, incrementa la migración, y nos hace menos seguros. Estoy avergonzado de lo que [Trump] está haciendo».

Las consecuencias de regresar a la política de máxima presión sobre Cuba, y mientras tanto, desperdiciar un acuerdo que era conveniente también para Estados Unidos, solo empeorará las condiciones de vida de los cubanos a los que hoy esa administración les niega el asilo, sin ninguna garantía de que haya una transformación positiva de la política ni la economía en la Isla, ni que responda a los intereses de seguridad nacional de Estados Unidos. Es la política por la política, en un camino que no ha dado más frutos, pero paradójicamente se sigue volviendo a él.

1 COMENTARIO

  1. Que se vaya por el sumidero la caricatura de Revolución que se nos sigue vendiendo a los cubanos como indispensable por los mismos que la debilitan y deforman, no es un tema existencial. «Revolución» no es un titulo o un dogma, es, literalmente, un cambio serio y consecuente…y los cambios pertinentes y necesarios no faltarían. Lo existencial y definitorio es que el país y la patria se nos escapen o nos sean arrebatados de las manos por poderosos intereses externos u otros añadidos de tintes locales tan indecentes y oportunistas como los que hoy ejercen el gobierno.

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