El extracto de corazón e hígado de pato diluido 200CH, comercializado por la transnacional homeopática Boiron con el nombre de Oscillococcinum es el componente base del Prevengho Vir. Y tiene su historia. Corría el año 1917 y el mundo sufría la epidemia de la llamada gripe española, que venía a conjugarse con la epidemia que siempre significa una guerra, mundial por demás.
Uno de los muchos médicos afiliados al ejército francés y ocupado con la epidemia gripal de nombre Joseph Roy, dijo haber descubierto una bacteria en la sangre de los fallecidos de gripe y la acusó de ser la causa de la enfermedad. Según la descripción de Roy, esa bacteria, un diplococo, tenía una peculiaridad: vibraba; razón por la cuál le bautizo como oscillococus, el coco oscilante.
Aunque todo parece haber sido el resultado de un microscopio defectuoso y un observador de imaginación febril, Roy no se dejó intimidar por el hecho de que nadie más pudo jamás observar su coco vibrante (de hecho, hoy está más que probado que las gripes son de causa viral, no bacteriana) y siguió adelante.
Seguidor de las doctrinas recogidas por Samuel Hanneman en su Materia Médica (la biblia de la homeopatía) se dispuso a crear un preparado homeopático para combatir el oscilococo y curar la gripe, y otras enfermedades como el cáncer, cuya causa fue atribuida por Roy al terrible coco vibrante, quien al parecer veía oscilar cocos hasta en la sopa.
El primer principio de la homeopatía “similia similibus curantur” o sea lo similar cura lo similar, cuenta que cualquier agente capaz de causar un trastorno es también capaz de curarlo.
Claro, aislar el oscilococo se reveló imposible, quizás por la simple razón de que no existe. Y entonces, sin ofrecer explicación alguna para ello, decidió preparar su “medicamento” a partir del corazón y el hígado de patos de la especie Cairina moschata, conocido en la gastronomía como pato de Berbería de modo que Roy bautizó su producto como Anas Barbariae Hepatis et Cordis Extractum, o sea extracto de hígado y corazón de pato de Berbería. Tal vez su error más inocente fue confundir el nombre de la especie animal donante.
Pero donde el disparate alcanza límites cósmicos es en el método de preparación, que sigue el protocolo:
1. Llenar una botella estéril de litro con una mezcla de jugo pancreático y glucosa.
2. Añadir a la botella 35 g del hígado y 15 g del corazón.
3. Dejar la botella en reposo durante cuarenta días; hígado y corazón se disolverán.
4. Llenar un recipiente limpio (no importa el tamaño) de agua ultra pura.
5. Añadir al recipiente una gota del extracto contenido en la botella
6. Agitar enérgicamente (“sucusión” en la terminología homeopática).
7. Vaciar el recipiente.
8. Volver a llenar el recipiente con agua pura.
9. Repetir los pasos anteriores (agitación, vaciado y rellenado) 200 veces.
10. Usar el agua obtenida para empapar tabletas de lactosa de 5 mg.
La adición de jugo pancreático es obvia: digerir con las potentes enzimas pancreáticas los tejidos añadidos. El disparate puede pasar inadvertido si no prestamos atención al noveno paso: repetir los pasos anteriores (no todos en realidad, solo a partir de 4to), pero…atención: 200 veces! En este método de dilución solo se conserva de la solución previa lo que queda adherido al vidrio luego de vaciar el recipiente.
Una variante es poner un mililitro de suspensión original en 99 de agua y agitar, de esta solución tomar un ml y diluir en otros 99 de agua, agitar y repetir esta dilución y agitación 200 veces. O lo que es lo mismo, diluir la suspensión de hígado-corazón por un factor de 10 elevado a la menos 400.
Es imposible imaginar cuanta agua sería necesaria para lograr una dilución tan extrema en un solo paso, baste decir que no hay agua suficiente en toda la Tierra para lograrlo de una vez. Las diluciones homeopáticas más comunes (30 C) necesitarían un balde agua de un año luz de diámetro. No me alcanza la imaginación de cuanto sería el balde para lograr una 200 C. Teniendo en cuenta que en un mol de sustancias hay 6.02×1023 moléculas es fácil comprobar que en una dilución 12 C ya no queda ni una solo molécula del producto original.
Este método de dilución extrema fue empleado por Hanneman teniendo en cuenta que trabajaba con sustancias tóxicas, y la agitación (sucusión) se hacía con la ilusión de arrancar así principios energéticos de las sustancias. Pero tal esperanza es contradicha obstinadamente por Amadeo Avogradro.
Otras teorías, como la fracasada memoria del agua, no han sido capaces de vencer la tozuda de realidad de que después de diluir en agua cualquier cosa en un factor mayor de 10 elevado a la menos 12 no queda en nuestro balde más que eso: agua. De esa agua se toma una gota y se moja con ella una tableta de azúcar, se deja secar y ¡presto! Empacar y vender.

30 dosis de Oscillococcinum, medicina homeopática. Foto: Boiron
Se imaginan cuántas tabletas de Oscillococcinum se pueden preparar con solo un pato, bueno el pato no, solo su hígado y su corazón. El resto del pato lo pueden asar los ejecutivos de Boiron, la transnacional homeopática francesa, para celebrar ventas anuales de Oscillococcinum que superan los 20 millones de dólares. No es la oca, sino el pato y no son los huevos, sino el hígado y el corazón, pero de oro.
Boiron ha recibido demandas en varios países por publicidad engañosa, por eso ya no afirman que cura la gripe, sino que mejora los síntomas. Varios ensayos clínicos se han hecho, todos con resultados negativos. La gripe cura en plazo de unos 5 días. El único estudio que reportó algún beneficio dice que reduce la duración de la enfermedad en ¡6 horas!
Pero desde antaño a nuestros días, el vivo vive del bobo, o de otro modo el muerto al hoyo y el vivo al pollo, digo al, pato. Pero, aunque te lo ofrecieran gratuitamente, el fraude tiene sus peligros. No por la composición del producto, es agua y si esta limpia, 5 gotas de agua sublingual no te harán daño alguno. El peligro está en que las personas se pueden sentir protegidas y descuiden las medidas de contención y protección personal y hogareña. Como dice el cómico “ahí si hay problema”.
Conoce más en:
Ernst, E.: Oscillococcinum, the homeopathic solution to the coronavirus threat?
https://naukas.com/2011/08/17/
https://es.wikipedia.org/wiki/
https://pseudociencia.
Vickers AJ, Smith C. Homoeopathic Oscillococcinum for preventing and treating influenza and influenza-like syndromes., Cochrane Database Syst Rev. 2004;(1):CD001957. PMID 14973976
E Ernst (diciembre de 2002). «A systematic review of systematic reviews of homeopathy». Br J Clin Pharmacol 54 (6): 577-582
25 comentarios
🙂 🙂 🙂 Ahora si acabaron con mi FE, me quede sin ESPERANZA, pero me queda CARIDAD, para resistir, mi esposa que es aficionada a los productos de la medicina homeopática, me hace tragar toneladas de pastillitas de Oscillococcinum (las pastillitas son minúsculas y se disuelven en la boca) cada vez que me da catarro, yo nunca pense que las pastillitas azucaradas podían impedir o curar la gripe, lo acabamos de confirmar, bueno, ahora que hacemos con la Moringa?! 😉 Saludos
PD.- Muy bueno el post, sencillo, humorístico e informativo.
y son dulces…
Tal como lo explicáis muy bien, la homeopatía consiste un diluir un montón de veces un principio activo bajo el supuesto de que un misterioso agente curativo mantiene su actividad por la huella que deja en el agua.
Para tranquilizaos os diré que los seguidores de la homeopatía pronto se extinguirán ya que para reproducirse eficazmente diluyen el semen doscientas veces en agua.
LoL…
Ese Doctor me ha devuelto la fe en mi Babalawo favorito.
Ese Doctor me ha devuelto la fe en mi Babalawo favorito.
Jajaja ¡Genial!
El vivo vive del bobo! 😆
Genial discreción, cómo siempre, abrazos
Monteagudo?
Jajajajaja…además de la falsa sensación de seguridad, está el riesgo de infectarse con covid19 por el uso de frascos y líquidos manipulados por otras personas.
Chris, los frascos y el agua estan limpios, ese no es el peligro. El peligro es la falsa impresion de seguridad.
Ahora si que me he quedado frío…. lo único que me queda pensar es que alguien lucró con la compra de esa mie*#$…
No lo creo. Nuestros adlateres de la MNT no son de ese tipo. Boiron si lucra con eso, pues a ellos se les compra el producto base.
Me encanta el estilo de lenguaje científico y sarcasmo que utiliza el autor.
Me gusta esa advertencia sobre lo que concidero una sarcastica burla en goticas, pero recordemos eso que dice una vieja advertencia “Si alguien miente sobre algo pequeño, no sabes en qué más está mintiendo. Soy una persona adulta, puedo manejar la verdad incluso si no son buenas noticias.”. Todos en casa esa sigue siendo por el momento la unica terapia efectiva.
Por cierto me dice mi padre que acabo de hablar con el que a las personas mayores no les estan dejando entrar a los mercados. A nadie se le ocurrio, como estan haciendo aqui, habilitarles las horas de bien temprano en la mañana solo a ellos para que compren sus alimentos con el menor riesgo posible de contagio por aglomeraciones y tumultos.
¡Qué manera de disfrutar este exquisito artículo! Bien fundamentado y con un humor cáustico.
Solo corregir el número de Avogagdro; es 6.02×10 a la potencia 23
[…] a través de El Prevengho y el coco vibrante — La Joven Cuba […]
Mas claro ni el agua..nunca mejor dicho
Hola Lázaro ¿Alvarez Gonzalez?
[…] me deja estupefacto el anuncio de la distribución generalizada de un producto homeopático de dudosa efectividad, el Prevengo-vir. Su título efectista, sin respaldo científico alguno, tiene evidentes […]
[…] Translated from the original […]
Muy bien Jorge, como siempre. Se te echaba de menos en medio de esta orgía seudocientífica. Agregaría que el fraude, además del peligro, tiene un costo real en recursos materiales y humanos. Un país como Cuba con ingentes necesidades dedica un laboratorio, con tecnología y decenas de personas capacitadas, a producir agua, y miles de médicos y personal sanitario a expandir la farsa en vez de combatir la expansión del virus. No hablemos ya del daño recurrente al prestigio de la ciencia cubana y sus instituciones.
Asi es Rafa, lamentable que lo mucho bueno que hacemos con la mano izquierda lo embarremos con la derecha. Oye, cuidense mucho tu, Maylen y los “niños”. Un abrazo
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