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La noticia es que sesionó en La Habana el IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), los días 12 y 13 de diciembre, en el cual se debatieron asuntos medulares para la sociedad cubana.
Durante dos días, se presentaron informes acerca de la implementación de las Proyecciones del Gobierno para corregir distorsiones económicas y reimpulsar la economía, así como establecer un presupuesto estatal que permita avanzar hacia el cumplimiento de los objetivos nacionales en 2025.
Se abordaron temas clave como el perfeccionamiento de la empresa estatal socialista, así como la promoción de inversiones y el aprovechamiento eficiente de los recursos locales. Ejemplos específicos incluyeron el impulso a la producción cañera para contener su deterioro y generar empleo, así como la puesta en marcha de parques solares fotovoltaicos que contribuyan a mitigar la crisis energética. Igualmente, los cuadros del PCC apelaron a la necesidad de fortalecer la disciplina tributaria y garantizar un uso adecuado de los recursos financieros disponibles.
En la presentación del informe de rendición de cuenta al Pleno, Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización del Comité Central, una figura cada vez más central en la política cubana, señaló que «la labor ideológica es tan necesaria e importante como nunca antes». En este sentido, en el año, se realizaron visitas a 101 municipios como parte de la estrategia de comunicación política, institucional y social. Además, Ojeda resaltó la importancia de establecer un «aseguramiento político y comunicacional» que permita al pueblo comprender y respaldar estas estrategias.
En el discurso de clausura, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, mencionó las dificultades económicas que enfrenta Cuba, señalando que los costos se han incrementado «en comparación con años anteriores», agravados por las limitaciones impuestas por el bloqueo. Además, destacó que las «limitadísimas divisas» disponibles obligan al país a realizar «arduos ejercicios diarios» para priorizar los gastos esenciales.
Comentó también acerca de cómo la inclusión de Cuba en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo complica aún más el panorama, al generar retrasos significativos de «días y semanas» en los pagos internacionales.
Por otra parte, desde su punto de vista es relevante hoy «defender el marxismo», puesto que un principio fundamental de esta ideología es la relación entre la «satisfacción de las necesidades básicas» y la «conciencia social» de los individuos. Según el mandatario, la confianza del pueblo en el socialismo está vinculada a la capacidad del sistema de «garantizar las conquistas sociales» y satisfacer «sus demandas materiales fundamentales».
Para alcanzar dicho propósito, señaló que las Proyecciones de Gobierno ofrecen «una guía, un camino» hacia la concreción de estas metas, y que todos los miembros del Pleno comparten la responsabilidad de llevarlas a cabo.
A pesar de que los avances aún tienen un «impacto limitado», mencionó ejemplos concretos, como la producción agrícola, que registró en 2024 «los mayores niveles de siembra del decenio», a pesar de no contar con más recursos, como «fertilizantes, plaguicidas o combustibles». Este logro, según Díaz-Canel, se debe al «empeño de los agricultores y los colectivos agrícolas».
Otro ejemplo destacado en su discurso es la estrategia de recuperación del sistema electroenergético, que incluye inversiones significativas en energías renovables, como parques solares, y esfuerzos para incrementar la producción nacional de petróleo y gas.
De igual modo, resaltó los avances en la reducción del déficit fiscal, que se estima cerrar con una disminución del «46% respecto a lo aprobado en la Ley».
«Como Partido, nos toca convocar a la movilización para producir, desarrollarnos, crear y obtener resultados que se transformen, en el más corto tiempo posible, en un cambio en las condiciones de vida del pueblo cubano, en la revalorización de sus salarios, pensiones y sus bienes fundamentales», puntualizó.
El también primer secretario del PCC hizo un llamado a la movilización popular este 20 de diciembre frente a la Embajada de Estados Unidos en La Habana para expresar «la más firme y contundente condena al criminal bloqueo del Gobierno de los Estados Unidos y a la permanencia de Cuba en la ilegítima lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo que causan un terrible daño a todo el pueblo».
Un punto relevante del Pleno fue la liberación de Lázaro Expósito Canto, reconocido por su trayectoria y contribuciones al Partido. Durante su labor al frente de las provincias de Granma y Santiago de Cuba, Expósito Canto demostró alta capacidad de liderazgo, arraigo popular y resultados concretos a nivel social y económico.
Esto significa que el IX Pleno del Comité Central se desarrolló en un contexto marcado por una profunda crisis económica y social en Cuba. El país enfrenta limitaciones severas derivadas de las medidas unilaterales coercitivas del gobierno de Estados Unidos, que afectan directamente la adquisición de recursos básicos y el acceso a mecanismos financieros internacionales. Además, la inclusión de Cuba en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo agrava estas dificultades al obstaculizar las transacciones internacionales y la captación de inversiones extranjeras.
Asimismo, el escenario internacional añade presiones adicionales, con un panorama global caracterizado por conflictos geopolíticos y un escenario económico mundial desfavorable. Esto coloca a la Isla en una posición de desafío constante.
Internamente, la economía cubana ha mostrado signos de estancamiento, con un déficit fiscal altísimo y una inflación desbocada que impacta de manera directa en la vida cotidiana de la población.
El Pleno se celebró en condiciones en que, a nivel de país, la confianza en las instituciones y en el modelo socialista no pasa por un buen momento, en gran medida por la incapacidad del gobierno para ofrecer soluciones concretas a las demandas populares.
Nuestra opinión es que el IX Pleno del Comité Central del PCC, lejos de marcar un punto de inflexión en la profunda crisis que enfrenta el país, parece replicar un patrón reiterativo de diagnósticos y propuestas que no logran materializarse en soluciones reales para la población.
Las discusiones y prioridades planteadas no escapan al discurso habitual. Las promesas de perfeccionamiento de la empresa estatal socialista, el impulso a la agroindustria o las energías renovables, ya han sido mencionadas en repetidas ocasiones sin cambios significativos en el panorama de la Isla.
El hecho de que los planes económicos para 2025 dependan de recursos aún por captar y de una «confianza colectiva» sin bases tangibles, refuerza la percepción de que el liderazgo carece de una estrategia sólida y viable para enfrentar el deterioro continuo de la economía.
El enfoque del discurso pronunciado por Díaz-Canel gira en torno a la resistencia y la implementación de medidas paliativas, sin abordar cambios profundos en el modelo económico centralizado que ha demostrado sus muchas limitaciones en las últimas décadas. Se insiste en fórmulas conocidas, sin ofrecer soluciones transformadoras.
Asimismo, se atribuye de manera desproporcionada la causa de la crisis a factores externos, como las medidas unilaterales coercitivas del gobierno norteamericano hacia Cuba. Aunque este aspecto es innegable, la omisión del impacto de problemas internos, como la corrupción, la burocracia y las ineficiencias institucionales, impide un análisis integral de la situación.
A pesar de las menciones a la necesidad de autocrítica, el discurso oficial carece de una revisión profunda de las decisiones y políticas del gobierno que han contribuido a la crisis. Si bien se reconoce la existencia de errores, el énfasis sigue recayendo en la heroicidad del pueblo y no en la responsabilidad real de los dirigentes.
Las soluciones propuestas parecen orientadas a largo plazo, dejando de lado la urgencia de abordar problemas cotidianos como la inflación, el déficit energético. la crisis del transporte, entre otros.
El Pleno volvió sobre frases acostumbradas en el discurso político cubano: la empresa estatal socialista, la necesidad de disciplina y el llamado a la movilización. Sin embargo, ignora que los problemas actuales requieren soluciones estructurales, no solo llamados a la voluntad colectiva o a la responsabilidad individual de los cuadros. Por ejemplo, el énfasis en los parques solares o la producción cañera es positivo, pero queda limitado sin una estrategia integral que incluya incentivos para el sector privado, apertura al capital extranjero y una reforma sustancial en la gestión económica.
La insistencia en priorizar el «aseguramiento político y comunicacional», aunque importante, parece más orientado a sostener el control político que a promover un verdadero diálogo con la sociedad toda. La falta de espacios para una discusión abierta y plural, que incluya voces críticas y perspectivas diferentes, reduce las posibilidades de encontrar soluciones más efectivas y participativas.
Cuba necesita menos retórica y más acción efectiva, que priorice la calidad de vida de su población por encima de consignas ideológicas o resistencias al cambio.

