Cuba en Mundial de Atletismo: Triple salvador y lecturas objetivas entre tiempos y marcas

por Harold Iglesias Manresa
Cuba en el Mundial de Atletismo

El triple salto fue el santo y seña de Cuba en el Mundial de Atletismo de Budapest: Lazáro Martínez (17.41 metros-plata), Leyanis Pérez (14.96-bronce), Cristian Nápoles, (17.40-bronce) y Liadagmis Povea (14.87-sexta).

No podía ser de otra manera. Nuestra escuela de saltos una vez más hizo gala de la cadencia heredada, la soltura para correr, atacar la tabla, despegar, hilvanar cada secuencia y devorar metros, antes de aterrizar en el tanque de arena que históricamente la ha respaldado.

Tercera ocasión que Cuba coloca a dos triplistas en el podio de mundiales absolutos. Lázaro Martínez (17.41-plata) y Cristian Nápoles (17.40 marca personal-bronce). Foto: olympics.com

Tercera ocasión que Cuba coloca a dos triplistas en el podio de mundiales absolutos. Lázaro Martínez (17.41-plata) y Cristian Nápoles (17.40 marca personal-bronce). / Foto: olympics.com

Esa modalidad sacó a Cuba del recuerdo gris de la edición de 2022 en Oregón, Estados Unidos (EE.UU.) donde, por primera vez en la historia de estos certámenes, los atletas de la Isla se marcharon sin medallas.

En la capital húngara, además de los «saltamontes» del triple, rindieron actuaciones loables el saltador de altura Luis Enrique Zayas con marca personal de 2.33-cuarto; el novel saltador de longitud Alejandro Parada 8.13 en preliminares y luego 7.86-décimo, en la final; y la discóbola Silinda Morales, con 62.76 para colarse en la discusión de las preseas y luego 62.31-undécima en dicha instancia.

El performance de estos atletas y los restantes 20 efectivos, le valió a Cuba la posición 25 del medallero, avalada por una plata y dos bronces, y la 17 de la tabla de puntuación con 27 unidades. Además, Zayas ocupó el cuarto escaño y Liadagmis el sexto.

En el Centro Nacional de Entrenamiento de la capital húngara, enclavado en las márgenes del Danubio, EE.UU. ejerció su poderío tanto en preseas (12-8-9) como en puntuación (277 rayas). Hablamos de la nación que ha reinado en 15 de las 19 ediciones mundialistas, secundada en esta ocasión por Canadá (4-2-0); España (4-1-0), aupada por sus marchistas Álvaro Martín y María Pérez (4-1-0); Jamaica (3-5-4), diversificada y sin depender exclusivamente de sus velocistas; y Kenya (3-3-4), hegemónica en el fondo y el medio fondo.

Una cita del Deporte Rey que, a juicio de este analista, hizo honor a su condición de tercer megaevento deportivo después de los Juegos Olímpicos y el Mundial de Fútbol. De acuerdo con la World Athletics, las competencias de Budapest fueron atestiguadas por más de 400 000 espectadores de 120 países, además de que la web de dicho ente registró más de 28.5 billones de vistas, registrados sin precedentes para esa competición.

En el plano netamente deportivo, se patentó un récord universal absoluto, salido de las piernas del relevo mixto estadounidense con 3:08.80 minutos, carrera que será recordada por la caída de la fenomenal holandesa Femke Bol a escasos metros de la meta, cuando parecía que llegaría dorada a la tierra prometida.

Sha’Carri Richardson (10.65 segundos en el hectómetro) igualó el quinto mejor crono de todos los tiempos. Foto: runnersworld.com

Sha’Carri Richardson (10.65 segundos en el hectómetro) igualó el quinto mejor crono de todos los tiempos. / Foto: runnersworld.com

Además, se implantaron seis cotas de campeonato a la cuenta del balista norteño Ryan Crouser (23.51m), el discóbolo sueco Daniel Ståhl (71.46), la también estadunidense Sha’Carri Richardson (10.65 segundos) en el hectómetro, la jamaicana Shericka Jackson (21.41) en los 200, la marchista ibérica María Pérez (2:38:40 horas) en el trazado de 20 kilómetros, y la posta de 4×100 de EE.UU. con sus fulminantes 41.03 segundos de la definición.

A lo que cabe adicionar 11 registros de área, 73 récords nacionales y las primacías sub-20 del hijo de la tierra del reggae, Roshawn Clarke (47.34 segundos), en las semis de los 400 con vallas; así como los 4.65 metros de la pertiguista estadunidense Hana Moll en preliminares.

Budapest marcó el hito de ser la primera edición mundialista con títulos compartidos, acuerdo pactado por las pertiguistas Katie Moon (EE. UU.) y Nina Kennedy (Australia) luego de sobrevolar la varilla sobre los 4.90 metros.

Pero, si de primeras veces se habla, el jabalinista indio Neeraj Chopra (88.17 metros) acarició la gloria suprema, lo mismo que el triplista burkinés Hugues Fabrice Zango (17.68) y la serbia Ivana Vuleta, con imponentes 7.14 en la longitud para damas.

Cuba en el colimador

Me gustaría afirmar que, en la actualidad, el campo y pista cubano es más que triple, saltos o algunos vestigios de lanzamientos. Pero al calibrar rendimientos y la proyección inmediata de los atletas, no puedo pecar de atrevido. Albergo nostalgia por aquellos tiempos de fuego en la pista, tirados de los pinchos de Ana Fidelia, Roberto Hernández, Norberto Téllez, Liliana Allen, Iván García, nuestros relevos del 4×100 y el 4×400 masculino que salían, como se dice en la jerga popular, a «changanear» hasta «con el más pinto de la paloma».

Tatuados en la memoria están los saltos desenfadados y esa bicicleta felina de Iván Pedroso; o los pulsos endemoniados que desafiaban la gravedad de Javier Sotomayor con Patrik Sjöberg, Charles Austin, Hollis Conway, Troy Kemp y compañía.

La mejor actuación de Cuba en una versión de cita del orbe atlética data de Atenas 1997. Allí, además del Soto (2.37 metros), Pedroso (8.42) y Ana Fidelia (1:57.14 minutos en 800), se vistió de oro el triplista Yoelbi Quesada (17.85 metros), quien estuvo acompañado en el pedestal por Aliécer Urrutia (17.64-bronce). Una especie de dejavú de lo acontecido en Budapest, donde nuevamente triplistas cubanos materializaron doble podio y, por si fuera poco, con Lázaro Martínez entrenado por el propio Yoelbi Quesada.

En la capital helénica, Norberto Téllez (1:44.00 minutos) también se agenció plata en los 800 masculinos, para redondear el tercer peldaño del medallero, e Iván García en los 200 metros y el 4×100 varonil (cuartos). También los jabalinistas Emeterio González y Olisdeylis Menéndez, dueños de sendos séptimos lugares, aportaron a la causa de los 62 puntos alcanzados.

Si profundizamos aún más en la actuación histórica de Cuba en la prueba del triple, hallamos que las tres preseas logradas en la capital húngara, completan la cifra de 15 obtenidas en dichos certámenes.

No menos interesante resulta que, desde aquellos míticos 17.40 metros de Pedro Pérez Dueñas en los Panamericanos de Cali 1971, otros 20 triplistas de la Mayor de las Antillas han superado los 17.15 que se pedían en Budapest para acceder a la final; en tanto, 15 féminas esculpidas en la escuela cubana han clavado sus pinchos más allá de los 14.30 exigidos en suelo húngaro para ser finalistas. Registros que, para muchos exponentes de la prueba, pueden tornarse incluso inalcanzables.

Con el propósito de entender mejor la realidad de Budapest, parto del criterio de que resulta difícil mantener un pico de rendimiento que le permita realizar registros de relieve en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador, el Mundial y los venideros Juegos Panamericanos de Santiago de Chile. Hablamos de preservar la forma deportiva durante casi cinco meses, sin contar que algunas de las primeras figuras, además, encaran etapas de la Liga del Diamante o del circuito de Challenges de la World Athletics.

Leyanis Pérez se reafirmó como uno de los mayores talentos del atletismo Mundial: 14.96 metros, a dos centímetros de su marca personal y cinco saltos sobre 14.70. Foto: Xinhuanet.com

Leyanis Pérez se reafirmó como uno de los mayores talentos del atletismo Mundial: 14.96 metros, a dos centímetros de su marca personal y cinco saltos sobre 14.70. / Foto: Trabajadores

Entonces, era de esperarse que muchos de los atletas que compitieron en San Salvador y repitieron en Budapest, no fueran capaces de acercarse a sus mejores rendimientos.

Asimismo, la infraestructura de preparación, en el caso de quienes cubrieron todo el periodo de puesta a punto en el Estadio Panamericano, y otras cuestiones asociadas a saberes y ciencia aplicada al deporte, se encuentran por debajo de otras naciones que son consideradas potencias o están en el primer nivel de desarrollo atlético, al tiempo que muchos entrenadores cubanos moldean estrellas de otros países.

Los casos más connotados en esta oportunidad fueron la fenomenal triplista venezolana Yulimar Rojas (15.08 dorados), para su cuarto cetro en línea en Mundiales al aire libre; la dominicana Marileydi Paulino, dueña de la vuelta al óvalo con plusmarca de la cita incluida (48.76 segundos); y la jabalinista colombiana Flor Denis (65.47 metros y récord sudamericano), quienes compiten bajo la égida respectiva de Iván Pedroso, Yaseen Pérez y Ramón Breto, respectivamente.

No debe desestimarse el golpe contundente del fenómeno migratorio en las áreas de mayor prestancia dentro del atletismo cubano. Baste mencionar, entre los casos más connotados, a las discóbolas Yaimé Pérez y Denia Caballero; los triplistas Pedro Pablo Pichardo, Yordan y Andy Díaz, y Alexis Copello; o los vallistas Orlando Ortega, Yasmany Copello, Roger Iribarne u Omar Cisneros, entre otros exponentes de la disciplina.

Con el paso de los años y la agudización de cada una de las variables mencionadas, Cuba ha cedido terreno, incluso en aquellas especialidades más prestigiosas hasta hace un tiempo. De tener medallistas en diferentes pruebas de lanzamientos, la Isla ha transitado a no contar con alguno capaz de culminar entre los ocho primeros. Situación similar viven las vallas, el medio fondo y la velocidad, quedando a flote solamente el área de saltos, como ha sido demostrado.

A ello se añade el estigma que arrastran los atletas antillanos de no poder realizar sus mejores registros en la competencia fundamental. Cuestión que ahora, salvo los performances destacables antes mencionados, volvió a pesar sobre el resto de los exponentes que concursaron en Budapest. Considero justo abrir un paréntesis para soslayar un marcado relevo generacional que se produce en el atletismo, y del cual hay que reconocer su talento en varios casos.

Alejandro Parada (longitud) y Silinda Morales (disco) son los de talento más descollante. Ambos con el peso de asumir el rol de figuras principales en sus respectivas modalidades, sustituyendo a candidatos de envergadura incluso con cartel de finalistas y medallistas como lo hubiesen sido Yaimé Pérez, Denia Caballero y Maykel Massó.

El joven de 19 abriles, Alejandro Parada, es uno de los talentos actuales del campo y pista cubano. En Budapest quedó a dos centímetros de su marca personal de 8.15.  / Foto: Radio Habana Cuba

Añadiría en ese club a la velocista Yunisleydis de la Caridad García, al martillista Ronald Menciá, al discóbolo Mario Díaz, a la vallista corta Greisy Robles y la heptattlonista Marys A. Patterson, quienes son, a mi juicio, los de mayor calibre. Eso sí, toca trabajar mucho con ellos para hablar de verdadera curva de progresión en un futuro cercano.

Ese es el panorama de Cuba en el contexto actual de un Deporte Rey en extremo exigente, con tiempos y marcas insospechados y que merecen, antes de cruzar la línea de sentencia, ser reverenciados.

Hitos

  • Femke Bol de mis amores. Lección de cómo reivindicarse en menos tiempo. Las estilizadas y fibrosas piernas de la holandesa parecen haber sido tocadas por la mismísima Fanny Blankers-Koen o por alguna Náyade sobrenatural. Tras su caída en el relevo mixto hizo suya la pista, con cetros en los 400 con vallas (51.70 segundos de ensueño) y un cierre de un universo paralelo en el 4×400 femenino.
  • EEUU. le ganó el pulso de la velocidad a Jamaica, y en ello fueron determinantes Noah Lyles y Sha´carri Richadson. El primero, pese a su triplete (9.83 segundos en el hectómetro, 19.52 en 200 y 37.38 en el 4×100), habla casi más rápido de lo que corre y sigue a la sombra del Bolt-ido Usain (respectivos 9.58-19.19 y 36.84); mientras Sha´carri se impuso a sus rivales y a las turbulencias que sobre su persona pesaban e intentaban lastrar sus 10.65 de leyenda en el hectómetro, que le valieron igualar en el quinto peldaño de todos los tiempos con su coterránea Marion Jones y con la temible rival de nombre Shericka Jackson.

Además, junto a Tamari Davis, Gabrielle Thomas, y Twanisha Terry estamparon un 41.03 segundos de leyenda en la posta corta. A solo 21 centécimas del tope universal absoluto.

  • Ryan Crouser definitivamente cayó en la poción de Panoramix cuando niño. Desde entonces lleva una bala por yoyo. El cowboy estadounidense emuló a Hulk una vez más, y ahora extendió el récord de los Campeonatos del Mundo hasta 23.51 metros. Como si la bala no pesara 7.26 kilogramos. Crouser posee ocho de los diez mejores registros de 2023 y siete de la decena de todos los tiempos.
  • Yulimar Rojas y Armand Duplantis: nada que hacer. Esa es la saga que han estado filmando los oponentes de estos dos marcianos devoradores de metros. La venezolana puede jugar con sus nervios y con las esperanzas ajenas, y así lo hizo. Le puso todo el flubber a sus pinchos en el sexto intento y, con la naturalidad con la que se camina, dibujó un 15.08 dorado.

A Duplantis, el ingrávido, cualquier altura le parece poca. Tiene un pacto con las nubes y garrocha en mano baja y sube a placer. Como si del ascensor del Burj Khalifa se tratase. En su enésimo vuelo dibujó filigranas con su garrocha sobre los 6.10 que marcaba el listón. Eso sí, nadie parece acercarse a sus estratosféricos 6.21 que dictan el vuelo más connotado de un pertiguista.

  • Shelly-Ann Fraser-Pryce y Lijao Gong: Constancia y leyenda van de la mano. Sus historias tienen una mística singular. De la pista al campo, de la gloria suprema a sacudirse de la sombra de una contraria imposible.

Fraser, con 37 años, todavía conserva aquello de salir disparada cuando suena el disparo del starter, como casi ninguna sabe hacer: 16 medallas en mundiales y 82 carreras por debajo de los 11 segundos, son argumentos sobrados para sus pasos. Fraser, émula de Aquiles, el de los pies ligeros. Tanto así, que sus 10.77 bronceados constituyeron crono personal de temporada.

La jamaicana Fraser-Pryce atesora 16 medallas en Campeonatos Mundiales, únicamente superada por la estadounidense Allyson Felix. Foto: Momento Deportivo.

La jamaicana Fraser-Pryce atesora 16 medallas en Campeonatos Mundiales, únicamente superada por la estadounidense Allyson Felix. / Foto: Momento Deportivo.

¡Gong! Justo cuando suena el campanazo final de estas líneas, se reinventó por octava ocasión consecutiva la del gigante asiático. A sus 34 abriles sabe lo que es beber del cáliz del triunfo, pero también navegar en las sombras, ahí, siempre acechante ante el menor desliz de sus rivales. En Budapest materializó su octava presea mundial, cuarto bronce (bronce-19.69), a los que suma par de coronas y otras tantas platas. Definitivamente, lo de lanzar el peso se le da como a pocas. 

1 comentario

Cesar 5 septiembre 2023 - 8:44 PM

Casi que menciona a yulimar por obligación … te quedarán años para que tengas que pensar en cómo obviarla

Los comentarios están cerrados.

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