Cómo el lobby cubano perdió su influencia

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Desde principios de los años 80 hasta que el presidente Barack Obama anunció su intención de normalizar las relaciones entre EE.UU. y Cuba hace diez años, el 17 de diciembre de 2014, los votantes cubanoamericanos del sur de Florida ejercían prácticamente un veto sobre la política de EE.UU. hacia Cuba.

Organizado y bien financiado, el lobby cubano podía entregar un bloque de votantes en un estado decisivo, quienes votaban a favor o en contra de un candidato en función de su posición sobre Cuba. Los candidatos presidenciales de ambos partidos se sentían obligados a buscar su apoyo o, al menos, a evitar antagonizarlos. Sin embargo, esa influencia está disminuyendo.

La semana pasada, el Centro de Estudios Cubanos de la Universidad Internacional de Florida publicó la decimoquinta encuesta de su serie sobre los cubanoamericanos en el sur de Florida, ofreciendo un valioso registro de cómo ha evolucionado la opinión de esta comunidad. En gran medida, confirmó los resultados de las últimas encuestas de FIU. «No hubo sorpresas», afirmó el coautor Guillermo Grenier en su presentación de los resultados.

Una mayoría de votantes cubanoamericanos en el sur de Florida se identifica como republicana, superando a los demócratas registrados por una proporción de tres a uno, una brecha que ha crecido desde 2022. El 59% se describe como conservador, y solo el 25% como liberal. Aunque existen variaciones en las actitudes según la edad del encuestado o el momento en que llegó a EE.UU. o nació en el país, estas diferencias no son tan pronunciadas como las encontradas en encuestas anteriores de FIU.

De 1991 a 2016, las encuestas mostraron una tendencia constante. Las profundas simpatías anticomunistas y la vehemente oposición a cualquier acercamiento con Cuba se suavizaron gradualmente. A medida que la generación de refugiados políticos que abandonaron Cuba en los años 60, cuando Fidel Castro declaró la revolución socialista, dio paso a una generación más joven de recién llegados y ciudadanos estadounidenses de ascendencia cubana, las encuestas mostraron un aumento constante en el apoyo a la venta de alimentos y medicinas a Cuba, los viajes y el envío de remesas a la isla, e incluso al levantamiento del embargo.

Incluso la Fundación Nacional Cubano Americana, el grupo más identificado con una política dura, moderó sus posiciones para favorecer políticas que fomentaran los lazos familiares a través del Estrecho de Florida.

El presidente Barack Obama reconoció estos cambios y basó su política inicial hacia Cuba en el compromiso familiar, eliminando todas las restricciones de viaje y remesas familiares. Para cuando él y Raúl Castro anunciaron la restauración de las relaciones diplomáticas, Obama podía contar con el apoyo de la mitad de la comunidad cubanoamericana.

Pero luego la historia dio un giro inesperado. Donald Trump logró revitalizar la derecha cubanoamericana al prometer derrocar al gobierno cubano. Cumplió su promesa con una política de «máxima presión», aplicando el conjunto de sanciones económicas más intensivo desde el inicio del embargo.

Los primeros indicios de cambio en la comunidad cubanoamericana aparecieron en la encuesta de FIU de 2018, que por primera vez mostró un retroceso en el compromiso, con el apoyo al fin del embargo descendiendo por debajo del 50%. La cuota demócrata de votantes cubanoamericanos registrados también estaba disminuyendo y, en las elecciones de mitad de mandato de 2018, los cubanoamericanos prefirieron candidatos republicanos para gobernador, Senado y Cámara de Representantes en un 70% frente a un 30%.

Sin embargo, esta aplastante victoria republicana no se debió enteramente a las políticas de Trump hacia Cuba. En una lista de diez temas principales de preocupación mencionados en la encuesta de FIU, Cuba ocupó el último lugar. Las principales preocupaciones fueron la economía, la atención sanitaria y el control de armas.

Las encuestas de FIU de 2020 y 2022 confirmaron lo anticipado en 2018. El apoyo al embargo subió a más del 60%, pero la cuestión de Cuba seguía ocupando un lugar relativamente bajo en la lista de prioridades. Ambas encuestas mostraron que el apoyo cubanoamericano a Trump y el desagrado por Biden no se limitaban a un solo tema, sino que se extendían a toda su gama de políticas.

En la encuesta de 2020, la aprobación de la gestión de Trump en diversos temas nunca estuvo por debajo del 62%. En 2022, la aprobación de Biden en preguntas similares nunca superó el 38%. Es notable que el 72% de los encuestados desaprobara la política de Biden hacia Cuba, aunque no difería mucho de la de Trump. En ambas encuestas, los temas domésticos encabezaron la lista de preocupaciones de los encuestados, mientras que la política hacia Cuba ocupó el último lugar de seis temas en 2020 y el sexto de nueve en 2022.

La encuesta más reciente de FIU subraya esta nueva realidad. Entre el 60% y el 70% de los cubanoamericanos desaprueba todas las políticas de Biden, desde Cuba hasta Gaza, China, Rusia y Ucrania. Cuando se les preguntó, el 68% dijo que votaría por Trump, aumentando al 94% entre los republicanos. No obstante, la política hacia Cuba volvió a ocupar el sexto lugar entre nueve en importancia. Y, una vez más, los temas que más preocupan a los cubanoamericanos son los mismos que preocupan a todos los estadounidenses: la economía, la atención médica y la inmigración.

Las cuatro encuestas de FIU desde 2018 tienen importantes implicaciones para los cálculos políticos nacionales que han dominado durante tanto tiempo la política de EE.UU. hacia Cuba.

Una mayoría sólida de cubanoamericanos se identifica como republicana y vota mayoritariamente siguiendo las líneas de su partido, igual que otros votantes partidistas. El partidismo en Miami se ha vuelto casi tribal, como ocurre en gran parte de Estados Unidos. El Partido Republicano es visto como el partido de los cubanoamericanos, así como el Partido Demócrata es visto como el partido de los afroamericanos.

La posición de un candidato sobre Cuba ya no es el factor determinante del voto cubanoamericano. La importancia de la cuestión de Cuba ha disminuido y ahora ocupa un lugar bajo en comparación con las preocupaciones internas. Los temas que los cubanoamericanos consideran importantes son los mismos que otros votantes citan.

La sabiduría convencional entre los políticos demócratas ha sido que, si imitaban a los republicanos en el tema de Cuba, otros asuntos más favorables a los demócratas ganarían relevancia y les permitirían captar una mayor porción del electorado cubanoamericano. El relativo éxito de Bill Clinton entre los cubanoamericanos en 1992 y 1996 parecía confirmar esta estrategia. Sin embargo, a medida que estos temas han ganado relevancia, los cubanoamericanos han votado republicano de todas formas, como otros republicanos registrados.

Aun así, si Florida todavía fuera un estado decisivo, tendría sentido para un candidato demócrata intentar ganar entre esta comunidad cubanoamericana sólidamente republicana, así como tanto Kamala Harris como Donald Trump están tratando de captar pequeños segmentos del electorado de sus oponentes en estados donde la contienda se decidirá por un margen mínimo. Sin embargo, Florida ya no es un estado decisivo y los cubanoamericanos no son un electorado indeciso.

Es por eso que ni Harris ni Trump han hecho campaña allí y por qué Cuba no ha sido un tema en la campaña. Los cubanoamericanos se han vuelto tan leales a los republicanos que han perdido su influencia con los demócratas. La Convención Nacional Demócrata ofreció la evidencia más gráfica. Mientras que los delegados de los estados decisivos estaban justo frente al escenario, el contingente de Florida fue relegado al fondo del salón.

Si Kamala Harris gana las elecciones, no tendrá una deuda política con los cubanoamericanos en Miami ni necesitará comprometer su política exterior hacia Cuba para mantenerlos satisfechos. Por supuesto, hay demócratas cubanoamericanos prominentes que merecen un lugar en la mesa porque pueden ser valiosos socios en el diseño de una política hacia Cuba que sirva al interés nacional de Estados Unidos en lugar de a los intereses locales de La Pequeña Habana.

Pero la mayoría de los cubanoamericanos ya han elegido su bando y, como dijo el presidente Obama, las elecciones tienen consecuencias.

Publicado originalmente en Responsible Statecraft y traducido por La Joven Cuba con autorización del autor.

9 COMENTARIOS

  1. Tremenda actualización necesaria sobre el tema. La recibo como respuesta a mi comentario sobre las elecciones Trump vs Harris, de hace unos días.
    Creo lógico «sin embargo» que siento mantener mi postura sobre el bloqueo que dentro del congreso, mantiene la membresía Cubana. Continúan ofreciendo votos a cambio de apretar tuercas y tornillos, y un voto es una atracción tremenda para aspirantes. Gracias Joven Cuba, necesitaba esto. Llevo años lejos del mundo.

  2. Tristemente estoy totalmente de acuerdo con la actualización de datos por FIU y con este artículo. Sin duda Trump logró el voto cubano americano castigando al pueblo cubano, lo cual no parece importar a los que cómodamente viven en Estados Unidos, principalmente en Miami.

    Hoy justamente ocurrió algo que no esperaba. Un cubano en mi comunidad colocó una tremenda bandera de Cuba con el nombre de Trump. Es vergonzoso que un cubano o cualquiera que abandone su patria apoye a un ser tan despreciable como Trump. Ojalá gane Kamala Harris, pero si por el contrario gana Trump, todo cambiará, su administración estará regida por el odio, la venganza y el abuso de poder en todo Estados Unidos.

  3. Debo señalar que la traducción del nombre del artículo escrito por William Leogrande es inexacta y por tanto incorrecta. Se presta a interpretaciones equivocadas. El título en inglés es «How the Cuban lobby lost its juice». La Joven Cuba lo tradujo a «Cómo el lobby cubano perdió su influencia». El modismo «juice» en esa oración no significa «influencia». Más bien significa «dinámica», o «balance». Leogrande argumenta que los Demócratas ya no le deben nada a los cubanos de la Florida. Pero señala correctamente que siguen siendo influyentes en el partido Republicano. Alguien que lee el titular puede pensar (equivocadamente) que los cubanos de la Florida ya no tienen ninguna influencia política. Eso es mucho más un sueño que una realidad.

  4. El bloqueo existe mucho antes de Trump, hay que recordar que cuando Obama trato de mejorar las relaciones y dio su famoso discurso, en Cuba hubo no pocas voces en contra. Creo que una nueva administración de Trump sería mucho más beneficiosa para los EU, y el.mundo en general que si, Dios no quiera, Kamala resulta electa presidente. Ya con la incompetencia de la administración Biden-Kamala ha sido suficiente, 4 años más de lo mismo sería catastrófico para los EU y complicaría todavía más la situación internacional.

    • El bloqueo existe en Cuba hace 62 años. Fue Trump quien boicoteó el camino trillado por Obama apretando más y obviando todas sus propuestas. Ojalá no gane Trump el 5 de noviembre, ya que sería pésimo para Estados Unidos. La familia Trump solo está interesada en enriquecerse más. Trump es detestable, fue capaz de apoyar una insurrección en el Capitolio, no le importó el peligro al que estuvo expuesto su vice presidente Pence, ha maquillado sus estados financieros, cometido fraude bancario y mucho más, por tanto no traerá ningún beneficio al país.

      • » La familia Trump sólo está interesada en enriquecerse más» Perdóneme pero Trump ha sido él único presidente en los últimos 40 años que ha terminado su mandato más «pobre» que cuando empezó. Infórmese bien y revise como la fortuna de Obama creció para no hablar de los Clintons y demás bandidos.

  5. Yo creo que la elección de un presidente es asunto de los electores de ese país y no debe estar condicionado a las preferencias de otro país.
    Yo creo que debiéramos concentrarnos en elegir nosotros un presidente que convenga a nuestros intereses como nacion ¿Como?pues usando nuestro sistema democrático de seleccion de representantes públicos,rechazando la lista de diputados que nos proponen que no hacen mas que reunirse 2 veces al año para aplaudir como focas y apoyar todo lo que se diga unánimemente.Creo que asi se empieza.
    Desear y condicionar nuestro bienestar a la elección del presidente de otro país no hace mas que desvíar la atención de nuestro principal problema que no es mas que el interés de la clase gobernante de seguir expoliando al país y sacrificando el futuro en base a eso.
    La propaganda pinta a trump como el lobo feroz que no es, pero los que se disfrazan de ovejas no caben dentro del traje.

  6. HERMES, ME ESCANDALIZÓ DE SU ANALFABETISMO EN ASUNTOS DE GOBIERNO EN EE.UU. Su falta de objetividad opaca la historia del dinero que hacen los presidentes una vez que abandonan el gobierno. Trump no salió mas pobre porque sus hijos Erik y Donald Jr jamás se abstuvieron de hacer negocios mientras papa gobernaba. Eran mayores de edad, no como Amy Carter, Chelsea Clinton y las hijas de Obama, que eran menores de edad, por tanto, tenían que vivir en la Casa Blanca y ocasionaban gastos que pagamos los norteamericanos. Ivanka, Erik y Donald vivían , consumían y hacían negocios desde los teléfonos de la Casa Blanca. Y viajaban en el Air Force One con papa, cuando no debían, porque no eran menores de edad.
    Todos los presidentes, al terminar su mandato, hacen dinero: libros, conferencias y asesoramiento, desde Lyndon Johnson, Richard Nixon, Jimmy Carter, Ronald Reagan, Bush padre, Bill Clinton, Bush hijo, Obama, Trump y en breve lo hará, como los anteriores, Joe Biden.
    A UD LE HACE FALTA LEER THE NEW YORK TIMES, WASHINGTON POST, THE WALL STREET JOURNAL Y LAS REVISTAS TIME Y NEWSWEEK

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William Leogrande
William Leogrande
Dr. William M. LeoGrande es Vicerrector Asociado de Asuntos Académicos y Profesor de Gobierno en la Escuela de Asuntos Públicos de la American University en Washington DC. Se especializa en Política Comparada y Política Exterior de EEUU

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