El inglés de los cubanos

Cada cubano le dice «Piter» a Peter Pan, pero en la cafetería pide un peter de chocolate

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El cubano sabe que es importante aprender inglés, pero si pasa de los 30 años, considera que ya está viejo para eso. Que aprenda la niña, dice. Niña que tiene 2 semanas y media de nacida y no se duerme fácil. Entonces el cubano, para irle inculcando el idioma que intuye que va a necesitar en el futuro, a la vez que la mece para dormirla, en lugar de cantarle Estela es un Granito de Canela, sustituye por Estela is a little grain of cinnamon que sacó del traductor de Google, le pone el mismo ritmo y pronuncia como se lee en español. Con esto, a la niña no solamente se le perjudica su inglés futuro, sino que tampoco se duerme.

Existe un índice que clasifica a los países por su nivel de inglés como lengua extranjera. Cuba aparece en el lugar 41 empatada con Rusia, por encima de Brasil y de Japón. A pesar de eso, nadie aquí pasa del Yes, No, thank you, One, Two, Three, Tom is a boy y Mary is a girl, con el inglés que se imparte en el sistema de educación cubano. Ha habido un par de escuelas de idioma estatales, algunos cursos buenos en iglesias, y varios colegios particulares bastante serios también, pero eso es todo. El que quiera afilarse, tiene que morder con un profesor por cuenta propia y tener la suerte de que sea de los buenos.

Siempre es buen recurso poner empeño personal y autodidacta. Ahora en internet hay muchas opciones, pero cuando no las había, todavía se podía traducir canciones y tratar de cantarlas uno, o intentar ver las películas subtituladas procurando escuchar y solo después chequear con el subtítulo.  Esto tiene su peligro, porque te puedes topar con una película que se llame Road House y le hayan puesto De Profesión Duro de Pelar, o Death in the Night, que te llega como La Terrible Venganza del Francotirador Implacable.

La primera película que vimos juntos mi esposa y yo, era un bodrio de acción digna de los subtítulos que tenía. Cada vez que la protagonista llamaba a su esposo con un Honey, aparecía el cartelito: La Miel. Par de semanas después de aquello, le dije a mi esposa (novia de menos de un mes por aquel tiempo) que debíamos ir buscando unos nombres cariñosos para llamarnos sin formalidad. «El tuyo ya lo tengo», me dijo. «Te voy a decir: la miel».

Gilberto, excelente profesor que tuve en la UH mientras estudiaba Matemáticas, me contó que por la época en que estrenaron en Cuba Pelotón, de Oliver Stone, él se la recomendó a su papá porque la ponían en el Yara. Días después se enteró de que su papá no entró porque sin saber el  nombre de la película, vio anunciado Platoon y creyó que lo que ponían ese día era una película de la vida de Platón, el filósofo. Yo también hubiera caído y me hubiera perdido Pelotón.

Hay pequeños detalles que ya son históricos e inamovibles. Ningún cubano, aunque lleve 20 años en New York, deja de pronunciar «sidecar» tal y como se escribe. No he conocido a nadie que diga el nombre del clásico de Coppola sin pronunciar «Apocalipsis» en español y «Now» en inglés. Cada cubano le dice «Piter» a Peter Pan, pero en la cafetería pide un peter de chocolate, que por cierto, debe su nombre al empresario Daniel Peter.

El cubano da el salto a una tierra de angloparlantes y se aferra al extremo a la traducción literal. Si es muy tarde, puede obviar tranquilamente el it’s too late y decir que son las one thousand and five hundreds. O alardear en inglés autotitulándose the crazy man from the coconut tree. O si algo es muy grande o muy bueno, pasar del adjetivo usual en inglés, y decir que One goat can´t jump that.

Me imagino a padres cubanos en Inglaterra, Estados Unidos o Australia, respondiendo there, finishing cuando un vecino le pregunte por sus hijos pequeños. Recuerdo como si fuera hoy la prima de una novia que tuve, cantando muy afinada: «Ohhh, gayo malaaaayo», en lugar de «I’ve Had The Time of My Life», aquella que era tema de Dirty Dancing, la cual nos sonaron como Bailando Suave, by the way. Tuve un compañero en la universidad que tenía dos hermanas que se llamaban Maysix y Juleight, porque el papá les había puesto los nombres utilizando la fecha de nacimiento en inglés. Me decía que por suerte la tradición no perduró, porque entonces  él se llamaría Octobertuentifai.

Hace años quedé maravillado con el genial poema de Héctor Zumbado, que les reproduzco aquí a memoria y a lo mejor le estoy cambiando alguna que otra palabra. Pueden buscar el original e intentar perdonarme:

I say you que I love you

Porque because, se well bien

Que perhaps, maybe, también

Quizá tú me love me too

And I say you: Oye tú

I am Romeo y la rosa

Please Marieta, marvelousa

Te lo digo very near

Without misterio my dear

Please, please, ponte pa las cosas     

Estudie inglés, que si algo no está de más por estos días, es eso. Amplíe sus horizontes, prepárese para el futuro, que nobody knows, and la thing is very hard.

6 COMENTARIOS

  1. Jorge, ¿y como «Shake your body down to the ground», creo que de The Jackson Five, se convirtió en «Se me cae la trusa»? Por cierto, muy tarde me di cuenta que la frase «Ese siol es tremendo joseador» quería decir «That short stop is a great hustler». Te felicito.

  2. Yeah! 😃 Buenísimo, me has hecho reír y pensar en las «perlas idiomáticas» que nos gastamos tratando de hablar inglés…cuando muchos, simplemente «lo masticamos».

  3. Magnífico escrito, muy ingenioso, original, cargado de humor. Ese Bacallao me suena (y no por el baile ni la Aragón, precisamente). Ya busqué en Google y es quien yo pensaba. No podía ser otro. Felicidades!!!

  4. Jajaja. y los calcos: hay un negro afuera por a blackout…. que abundan mucho ahora. Felicidades. Kiss the boy…

  5. my love yo siento por ti / a fire que no se me quita / let me kiss esa boquita / que solo belongs to me. Esta cuarteta la aprendí de mi abuelo, que se la decía jodonamente a mi abuela a veces, quien allá por los anos 30 del XX, empezó a estudiar ingles con un profesor jamaiquino, con los libritos del método Jorrin: Tom is a boy, Mary is a girl… Luego mi abuelo siguió el solo, autodidacta en casi todo, mediante The Universal Method, by Alfred Z Owen, lo cual le permitió ir ascendiendo en un central en Camaguey, desde niño huérfano limpiabotas a secretario del Ingeniero jefe del ingenio. Y ya de viejo, mi abuelo jubilado en la Revolución, tenia una contrata dando clases de secretariado (ingles, mecanografía, taquigrafía, en un politécnico del central Jaronu-Brasil. Y todos esos libros me los pasó, y junto a el empecé, como en 5to grado, a hojear el libro de Jorrin, y después ya, en secundaria, continue avanzando en ingles, estimulado por las clases y los excelentes profesores que siempre tuve, auxiliado por los libritos del Método Universal que me pasó mi abuelo. Me paso también los discos, que acompañaban aquellos libritos, pero tocadiscos nunca tuvimos, así que solo muy ocasionalmente en casa de mi tía los pude escuchar. Pero igual, mi interés por la Lengua Del Bardo Inmortal no era para hablarlo, ni siquiera para entender canciones, sino para leerlo, leer sobre todo la poesía escrita en lengua inglesa. No me interesaba ni el turismo, ni la emigración. Nunca entendí como tantos compañeros de generación yumófilos desaprovechaban las buenas clases de inglés, cuyo único defecto podría haber sido rigor a la hora de evaluar. Solo una vez conocí un estudiante, ya en la escuela de medicina, que se las vio negras con el inglés, pero eso a la larga no tuvo ningún impacto en su ascenso hasta el buró nacional de la UJC. A la escuela de idioma entré, directamente al ultimo nivel tras pruebas de suficiencia, mientras cursaba el segundo año de la carrera, con no poco trabajo, pues en aquella época estaba prohibido por decreto del MINED que los estudiantes matricularan en las escuelas de idiomas. Me ayudó la directora del centro de información de la universidad, quien me dio una carta avalándome como si fuese un trabajador más de la biblioteca (casi lo era, pues todos los años de la carrera, gracias a mi dominio del ingles y una exnovia bibliotecaria, yo auxiliaba en la indexación de los articulo científicos que las ´chicas´ del departamento de Procesos Técnicos no lograban desentrañar). Desde que me fui de Cuba jamás he tenido tropiezos con el inglés. Nunca ha dejado de asombrarme el pobre dominio de mis coterráneos emigrados, todos con un mínimo de tres años desaprovechados de educación en la lengua inglesa, que los fuerza a aglutinarse en comunidades donde prevalecen los hispanohablantes.

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Jorge Bacallao Guerra
Jorge Bacallao Guerra
Comediante, escritor y guionista

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