|
Getting your Trinity Audio player ready...
|
La noticia es que el Sistema Electroenergético Nacional (SEN) en Cuba sufrió un colapso generalizado el pasado 18 de octubre, dejando sin electricidad a todo el país. En medio de esta situación, el huracán Oscar azotó varios poblados en Guantánamo.
Una avería en la central termoeléctrica Antonio Guiteras provocó la desconexión total del sistema. Aunque el gobierno intentó restablecer el servicio, las caídas parciales y totales persistieron en los días siguientes. Actualmente, aunque en la mayoría de las localidades se ha restablecido el servicio eléctrico, siguen generándose apagones por la falta de capacidad de generación. Asimismo, se han extendido las medidas para reducir la demanda, incluyendo la paralización de actividades no esenciales y las clases presenciales. Además, se ha retomado la planificación de los apagones en varias zonas, incluida la capital.
Este apagón coincidió con el paso del huracán Oscar por la región oriental, específicamente en Guantánamo, donde las intensas lluvias y vientos causaron graves daños y pérdidas humanas. Al menos siete personas fallecieron debido a las inundaciones, y las labores de rescate continúan. La situación ha generado una crisis energética y humanitaria que evidencia, tanto la vulnerabilidad del SEN como las fallas en los sistemas de alerta temprana para huracanes.
Según la Nota Informativa del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, «las experiencias adquiridas durante los preparativos y respuesta a este evento deberán incluirse en las decisiones y los planes de reducción del riesgo de desastre en todos los niveles». Esto implica un reconocimiento indirecto a las fallas en los sistemas de respuesta a los huracanes, que en Cuba suelen ser efectivos, al menos en la protección de vidas humanas.
Tras la catástrofe, las fuerzas armadas han establecido puentes aéreos para llevar alimentos y suministros básicos a las localidades incomunicadas por las inundaciones. El Ministerio de Comercio Interior ha asegurado la entrega de productos esenciales como arroz, aceite y pollo a las familias afectadas. No obstante, la inseguridad alimentaria y la pérdida de bienes materiales esenciales colocan a las personas en una situación de alta vulnerabilidad.
En respuesta a lo sucedido, ha habido muestras de solidaridad tanto nacional como internacional. Dentro del país, múltiples iniciativas ciudadanas, junto a las convocadas oficialmente, se han movilizado para proporcionar alimentos, refugio y apoyo logístico a las zonas afectadas. La sociedad civil cubana ha demostrado un fuerte espíritu de cooperación, organizando iniciativas privadas para establecer puntos de comida gratuita en las áreas más críticas, como San Antonio del Sur, Imías, Baracoa y Maisí. Estas acciones han sido apoyadas por iglesias, organizaciones comunitarias y cubanos residentes en el exterior.
A nivel internacional, varios países y organizaciones han expresado su apoyo a Cuba. Venezuela emitió un comunicado en el que indicó «su absoluta solidaridad y apoyo incondicional a Cuba», responsabilizando a las sanciones estadounidenses por agravar la situación energética en la Isla. México, por su parte, ha ofrecido asistencia técnica a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y está evaluando el envío de combustible como ayuda humanitaria, lo que subraya el compromiso del país vecino con la estabilidad de Cuba. La presidenta de México también reiteró su postura en contra de las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos que afectan a la Isla, enfatizando que «es el pueblo cubano quien debe decidir cómo organizarse y cómo definir su forma de gobierno».
Por último, las agencias de Naciones Unidas presentes en el país han movilizado recursos para apoyar a las comunidades afectadas en el oriente cubano, siendo esta la muestra de solidaridad internacional más efectiva y directa hasta el momento.
Esto significa que la crisis generada por el apagón y el huracán Oscar pone en evidencia las debilidades estructurales del Sistema Electroenergético Nacional y la insuficiente preparación ante desastres naturales en Cuba, sobre todo en territorios rurales vulnerables.
En relación con la crisis eléctrica, la falta de inversión en infraestructura clave, como las termoeléctricas, lo que ha llevado al SEN a un estado de precariedad crítica. Las inversiones insuficientes y la falta de piezas de repuesto necesarias para la modernización del SEN por decisiones internas se han visto agravadas por las sanciones impuestas por Estados Unidos, que dificultan el acceso de Cuba a tecnología y combustible en el mercado internacional, generando un ciclo de mantenimiento deficiente y apagones continuos.
En cuanto al efecto de Oscar en Guantánamo, si bien un huracán es un fenómeno natural que siempre provoca estragos, en este caso trajo más de 600 milímetros de lluvia en una zona habitualmente seca, donde las personas no estaban preparadas para las inundaciones.
Los sistemas de evacuación, que en algún momento llevaron a Cuba a tener mínimas víctimas mortales, en esta ocasión no funcionaron del todo. Esto se evidencia, por ejemplo, en los videos de casas inundadas con niños adentro que circularon en redes sociales. Las consecuencias fueron fatales y subrayan la necesidad urgente de mejorar estos sistemas y garantizar que las comunidades más vulnerables estén mejor preparadas para eventos climáticos extremos, los cuales se repetirán con más intensidad debido al cambio climático.
Las iniciativas de la sociedad civil han sido fundamentales para llenar los vacíos dejados por las instituciones, pero la escala de la crisis supera las capacidades locales, requiriendo un mayor apoyo internacional y recursos adicionales.
En el ámbito de las relaciones internacionales, las muestras de apoyo de Venezuela, México y China han sido importantes en términos diplomáticos, pero se requieren acciones concretas y efectivas para enfrentar la magnitud de la crisis.
Nuestra opinión es que los apagones y el paso del huracán Oscar son recordatorios alarmantes de la urgente necesidad de modernizar el Sistema Electroenergético Nacional de Cuba y mejorar la preparación y sistemas de alertas ante desastres naturales.
Las limitaciones del sistema eléctrico, agravadas por décadas de sanciones y falta de inversiones, han expuesto al país a apagones cada vez más prolongados y generalizados. La dependencia de una infraestructura obsoleta y vulnerable, combinada con una escasez crónica de combustible, ha puesto en riesgo la estabilidad económica y social de la nación.
Es imprescindible que el gobierno cubano priorice la modernización de las centrales termoeléctricas y la diversificación de la matriz energética mediante una inversión significativa en energías renovables y tecnologías limpias, para así reducir la dependencia de combustibles fósiles.
Asimismo, las fallas en la comunicación que se evidenciaron durante el apagón influyeron fuertemente en la falta de preparación de la población guantanamera ante la llegada del huracán. Sobre todo, si se tiene en cuenta que sin corriente y sin Internet es más difícil informarse, y las vías alternativas —como la radio— no siempre estuvieron actualizadas y con información certera.
Los efectos del huracán Oscar, que se ha convertido en uno de los más mortíferos de los últimos años en Cuba, subraya la creciente amenaza que representa el cambio climático, especialmente en las zonas más vulnerables. Los sistemas de alerta temprana y las medidas de prevención deben ser reforzados para evitar pérdidas humanas y daños materiales en el futuro. El comunicado del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil es un reconocimiento de la importancia de aprender de las experiencias pasadas, pero para que estas lecciones sean efectivas, deben traducirse en acciones concretas y en una estrategia de gestión de riesgos que incluya a todas las provincias.
En cuanto a la solidaridad internacional, es vital reconocer y agradecer las expresiones de apoyo que han llegado desde diversos países y organizaciones. La respuesta de México ha sido destacada por su disposición a brindar asistencia técnica y evaluar el envío de combustible como ayuda humanitaria, lo que resalta el compromiso del país vecino con el bienestar de Cuba. Unido a ello, creemos que las sanciones estadounidenses continúan siendo un obstáculo significativo para el desarrollo y recuperación de la infraestructura cubana y deben ser levantadas, principalmente aquellas que tienen un impacto directo en la situación humanitaria de la población.
Por último, es urgente potenciar una gobernanza que integre la adaptación al cambio climático en las políticas públicas y contemple inversiones sostenibles en energías renovables, sistemas de alerta temprana que puedan funcionar incluso en medio de un apagón, así como edificaciones sólidas y que permitan evacuar a las personas de lugares propensos a la inundación. Solo así se podrá evitar que fenómenos como el huracán Oscar sigan dejando un saldo tan trágico en términos de vidas humanas y pérdidas materiales.

