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La noticia es que Cuba «logró pagar el barco de combustible que irá a la generación distribuida», informó este jueves el periodista Lázaro Manuel Alonzo en sus redes sociales, lo cual contribuiría a una estabilización del sistema eléctrico en los próximos días.
Antes, el ministro de Energía y Minas, Vicente e la O Levy, en entrevista con la televisión nacional, había dicho que se tendría que hacer un «sacrificio financiero» para lograr descargar el combustible, y el hecho de que no se hubiera pagado era la causa fundamental de los cortes de electricidad los últimos días.
«Se pagan semanalmente montos elevados de dinero», dijo el titular. Esta semana ha sido una de las más complicadas en Cuba en términos de generación eléctrica, con al menos cuatro unidades de distintas termoeléctricas fuera de servicio —aunque llegaron a ser siete—, y sin disponibilidad de combustible para echar a andar los equipos de generación distribuida que contribuyen a paliar el déficit, el cual llegó a pronosticarse por encima de los 1500 MW en horario pico, representando más de un tercio de la demanda habitual.
Esta situación dejó al menos el miércoles de esta semana, al 42% del país apagado. Las afectaciones superan el horario pico, y se presentan durante todo el día, explicó Lázaro Guerra, director técnico de la Unión Eléctrica y el rostro de las noticias vinculadas con la disponibilidad de corriente en el país.
Mientras tanto, esta misma semana se inauguró en PABEXPO, La Habana, la 3era edición de la Feria Internacional de Energías Renovables y Eficiencia Energética, con la presencia del primer ministro, Manuel Marrero Cruz.
En el evento se informó sobre la transición energética en Cuba, que implica la instalación de al menos 92 parques fotovoltaicos con ayuda de China, y ayudarían a cumplir la meta para 2030 de alcanzar el 30% de la generación con fuentes renovables de energía. «Al ritmo actual esperamos que al final de este año tendremos instalados unos 400 MW de generación», señaló el ministro cubano a la agencia del gigante asiático Xinhua.
De acuerdo a los reportes, en el evento se compartirá la Estrategia de Cuba para la Transición Energética, el programa que se supone resuelva la tormenta que aqueja a la generación eléctrica, en un país en que miles de familias cocinan alimentos con electricidad.
Se supone que el incremento de una generación que no dependa del petróleo mejorará la cobertura y ofrecerá un alivio al presupuesto del Estado, que debe sostener una constante importación de combustible. No obstante, la solución con energías renovables ha sido ensayada, practicada y aplicada por muchos países del mundo sin que estas se conviertan en la solución única frente a las demandas energéticas. Aún así por el momento parecen ser un paliativo para la Isla.
La Estrategia planifica la instalación de 10 grandes parques solares en 2025, y luego continuar hasta construir 92, que aportarán 22 MW cada uno, lo que brindaría 2024 MW al sistema electroenergético nacional. Si bien esto no permite sustituir la generación por combustibles fósiles, sí cubriría el déficit actual. Asimismo, el mantenimiento, piezas y durabilidad de esos sistemas dependerán, afirman las autoridades, de servicios técnicos nacionales, lo cual aumentaría la soberanía energética y la disminución de la dependencia de la importación de combustibles.
Pero no es solo la electricidad expresada como apagón lo que aqueja a los cubanos en un septiembre tan caluroso, sino la falta de agua que tiene que ver con la disponibilidad energética, pero también con la carencia de equipos de bombeo.
El presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos compareció esta semana en el espacio editorial televisivo de la Mesa Redonda, y ofreció cifras que muestran la gravedad de la situación.
La semana pasada unas 713 mil personas estuvieron afectadas por falta de agua, y le sumó la situación de 300 mil personas que esperan el agua en pipas y que tienen ciclos de hasta 15 días, los cuales se han alargado por la situación del combustible.
Al evaluar el problema de manera integral, afirmó que el 40% de los afectados tienen problemas en equipos de bombeo, y el 39 por ciento por déficit de energía.
El alto funcionario reconoció que el sector también sufre por la falta de personal: «El salario medio aquí es de solo 3 500 pesos, pero hay cuatro empresas con salarios por debajo de los 3 000 pesos, lo cual nos priva de personas que saben operar las conductoras. Trabajamos para buscar una solución a este asunto», afirmó.
El asunto del agua comenzó a empeorar desde finales de julio, y se ha extendido por semanas. Durante este período se han reportado protestas por la falta de agua en varias localidades habaneras.
Estas noticias significan que la falta de presupuesto, los bajos salarios y la acumulación de problemas ponen en riesgo el acceso a servicios básicos fundamentales para el funcionamiento de la economía, o del hogar.
Durante la llamada Revolución energética, un esfuerzo del expresidente cubano Fidel Castro por cambiar equipos altamente consumidores y sustituirlos por otros, en muchos lugares del país se cambió el gas como fuente de cocción, y se optó por la electricidad, lo que ha dejado en condiciones de vulnerabilidad a muchas personas, sobre todo fuera de la capital.
En la inauguración de la Feria, el primer ministro cubano, Manuel Marrero, afirmó que las medidas unilaterales coercitivas de Estados Unidos encarecían todo para Cuba, que algunas navieras no querían encallar en tierras cubanas por miedo a ser sancionadas, y que «ningún país vivía con la cuenta corriente», refiriéndose al hecho de que la Isla no recibe créditos ni préstamos con facilidad para la compra de productos básicos.
Esta noticia significa también que los envíos de México y Venezuela no son suficientes, y por tanto, Cuba queda desprovista de combustibles. A pesar de las alianzas geopolíticas con otros países petroleros como Rusia, Irán o Turquía, estas tampoco han podido garantizar un suministro estable del combustible, del cual hoy depende la estabilización del sistema energético de Cuba, e incluso del propio sistema político.
Nuestra opinión es que estas noticias dan cuentan de un empeoramiento severo de la calidad de vida de los cubanos, lo cual repercute directamente en el descontento que puede conducir a protestas sociales y un aumento —aún mayor— la emigración.
La electricidad hoy es un elemento vital en el desarrollo de cualquier país, y de ella dependen el buen desempeño de la mayoría de las labores productivas, desde el riego en la agricultura y el buen servicio turístico, hasta el desarrollo de software.
Cuba no es el único país en la región que sufre de cortes eléctricos. El desbalance entre generación y consumo hoy es uno de los grandes problemas del subdesarrollo en Latinoamérica y el Caribe. El aumento de la demanda provocada por el abaratamiento de los costos de equipos que facilitan la vida de las poblaciones y aumentan la productividad, pero que en no todos los casos son eficientes energéticamente, es una de las tantas causas que han provocado esta situación. A esto se le suma la obsolescencia de las plantas y la falta de inversiones para aumentar la capacidad de generación. Naciones como Puerto Rico o Ecuador hoy enfrentan esta disyuntiva que también ha provocado múltiples protestas.
Sin embargo, la realidad de la Isla supera con creces a la mayoría de sus vecinos. En algunas regiones del Archipiélago se han rebasado las 14 horas de apagón, a lo cual se le suma la falta de agua, y la cuasi paralización del transporte público en la mayoría de las ciudades. Una realidad que no tiene eco en las respuestas que se ofrecen para semejantes urgencias.
La propia información ofrecida por el gobierno denota que, más allá de las afectaciones reales y palpables de las «sanciones» norteamericanas, hay problemas internos de planificación y gestión que son clave en el agravamiento de la crisis. Desde la poca prioridad en la estrategia inversionista del país a los sectores del agua y la energía, la falta de coordinación que provoca que un barco esté días en el puerto sin que se pueda descargar el combustible, la ausencia de regulaciones efectivas para la importación de equipos energéticamente eficientes, hasta los irrisorios salarios que hoy cobran técnicos y operarios en sectores que deberían tener formas de pago mucho más ventajosas, por ser clave en el sostenimiento de la vida.
Los ministros del sector han reflejado, quizás con mayor claridad que nunca, la complejidad de la situación y las acciones que se acometen para enfrentar la última de las urgencias, pero sin un plan o estrategia que ofrezca la esperanza de alivio para el cúmulo de problemas que se acumulan en la cotidianidad de la vida de los cubanos.


Plantear como un logro que Cuba logró pagar el barco con combustible es poner un parche en una gigantesca herida. Y no querer reconocer que el problema energético de Cuba No se debe a la falta de petróleo. El déficit energético del país, viene arrastrándose desde la época cuando Fidel junto con Yadira invirtieron en los grupos electrógenos prometiendo que sería la solución del problema y que más nunca habrían apagones. Lo que hicieron fue diseminar el problema por todo el país en lugar de invertir en la construcción de nuevas centrales de generación más modernas lo que hicieron fue resolver momentáneamente y ponerle parches a las viejas plantas como talla piedra o Guiteras que ya están obsoletas. Unido a ello el fraude de la revolución energética con los equipos de pacotilla para entretener a la población con hornilla eléctricas de campismo, los refrigeradores lloviznas y el cambio de bombillos, sin abordar el tema principal que es la reposición del todo el sistema de trasmisión de electricidad que es donde más se pierde la electricidad. El tema de Cuba no solo es energetico, sino la crisis económica y financiera producto de una mala gestión económica invirtiendo recursos en áreas no imprescindibles. Apostando todo a la industria del ocio,sobre la base que era la locomotora de la economía y sin invertir en temas cruciales como el desarrollo industrial y la agricultura. Ahí esta la causa de la crisis actual.