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La noticia es que Cuba ha sido aceptada como país socio en el bloque de países que conforman los BRICS, cuyos miembros fundacionales dan origen al nombre: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Este grupo ha crecido para incluir a Irán, Egipto, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos.
Cuba ya había presentado su solicitud anteriormente, pero no procedió. Ahora ha sido incluida como socio —no miembro—, una condición que permite presencia en algunos encuentros internacionales y reuniones de alto nivel. Potencialmente, este estatus podría ofrecer acceso a mecanismos de cooperación y comercio en uno de los bloques más influyentes del mundo. No obstante, aún no queda claro el alcance de este rango de socio, más allá de no tener voto en las decisiones más importantes del bloque.
Además de Cuba, se incluyeron otros aliados de la Isla como socios: Bolivia, Turquía, Vietnam, Bielorrusia y Argelia, entre otros, hasta sumar 13 nuevos socios. Todos estos países tienen economías mucho más grandes que la cubana y hacen un uso muy efectivo de sus recursos naturales.
El presidente ruso, Vladímir Putin, anfitrión de la cumbre en Kazán, dijo que su país hizo todo lo posible para que los nuevos miembros de los BRICS se incorporaran orgánicamente a la familia. Lo consiguió, afirmó en conferencia de prensa. Sin embargo, no logró la inclusión de Venezuela, que recibió el veto de Brasil, según instrucción del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien tenía agendado asistir, pero no pudo debido a una caída que le causó una lesión en la cabeza.
La relación entre Caracas y Brasilia ha empeorado significativamente desde las últimas elecciones. Brasil ha exigido la publicación de las actas electorales, lo cual no ha sucedido.
En el caso del presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez también iba a asistir. Sin embargo, decidió no ir a Kazán debido a la difícil situación que atraviesa la Isla, y envió en su lugar al canciller Bruno Rodríguez.
Putin informó que propuso extender la administración brasileña sobre el banco del bloque, con el objetivo de evitar que se complique el funcionamiento de esta institución emergente al poner a Moscú al frente, dado el número de sanciones que enfrenta Rusia, especialmente tras la guerra con Ucrania. Rusia entregó el bastón a Brasil, que ahora tendría la presidencia pro tempore y probablemente volvería a obstaculizar los intentos de Venezuela de ingresar al bloque. Es poco probable que extienda una invitación a Nicolás Maduro, quien sí fue a Kazán y fue recibido calurosamente por Putin.
Esto significa que Cuba ha obtenido un logro significativo en el ámbito multilateral, desafiando la imagen de aislamiento que algunos críticos del gobierno promueven sobre la Isla: logró estar incluida en una lista con otros países que tienen importantes ventajas comerciales y en términos de recursos, en comparación con el país caribeño.
Durante esta semana, circuló una noticia que indicaba que China rompería acuerdos con la Isla por impagos de deudas y exigiría modificaciones en su sistema económico. El gobierno cubano no ha desmentido la información. Sin embargo, esta semana también se evidenciaron muestras de acercamiento entre ambos países: el presidente cubano recibió a Li Shulei, jefe del departamento de propaganda del Comité Central del Partido Comunista de China, quien también se encontró con Raúl Castro. Además, se llevó a cabo el VI Seminario Teórico entre el Partido Comunista de Cuba (PCC) y el Partido Comunista de China (PCCh).
Otra acción inusual que destaca la relación entre ambos países fue la publicación en el diario Granma de un artículo firmado por el embajador de China en La Habana, Hua Xin. En el texto, el diplomático afirma que ambos partidos han «sostenido profundos intercambios bajo la conducción del Partido Comunista en la construcción socialista». Añadió que «el Partido Comunista de China (PCCh) nunca impone su modelo, ni pide a otros países que lo copien». No obstante, más adelante subrayó que «la reforma y la innovación son una opción inevitable para lograr la modernización socialista».
Por otro lado, la entrada a los BRICS ofrecerá a Cuba un espacio de oportunidades comerciales en una red influyente de países. Esto le permitiría acceso seguro, más allá de quién tenga la presidencia pro tempore, a buena parte de los eventos más importantes organizados bajo esta alianza.
Ser socio BRICS también permitiría diversificar las relaciones comerciales y políticas, y encontrar mercados para lo que produce la Isla. Quizás lo más importante es la posibilidad de interactuar con países que están lejos, desconocen, o les importa menos, el factor intimidatorio que representan las sanciones de Estados Unidos. También podría ser una oportunidad para comerciar en otras monedas, fundamental para un Estado que se ve forzado a operar de manera anormal en el mercado internacional debido a la prohibición del uso del dólar.
Si bien no está completamente claro el alcance de este estatus, probablemente ofrecería también acceso a mecanismos de financiación para el desarrollo, ya operativos a través del banco del bloque.
Para dar una idea de la importancia del BRICS y su capacidad de negociación en el orden mundial, estos datos hablan por sí solos: producen el 42% de todo el trigo del mundo, el 52% del arroz y el 46% de la soya. Son protagonistas en el mercado de petróleo, combustibles y metales.
El mayor temor de las potencias occidentales hegemónicas respecto a este bloque, que crece en influencia y tamaño económico, es su fuerza en una posible mesa de negociación. El poder de los BRICS puede cambiar el precio de productos básicos, incluyendo el petróleo.
Esta cumbre y su declaración final confirman su determinación de enfrentar la dominación del dólar en el mercado mundial y de construir un mundo verdaderamente multipolar. En las 32 páginas del documento final, con sus 134 puntos, no mencionaron a Estados Unidos ni una sola vez. Sin embargo, condenaron la aplicación de sanciones coercitivas unilaterales, así como la violencia israelí contra Palestina y el ataque a objetivos civiles.
Nuestra opinión es que esta es una buena noticia para Cuba. Si bien no traerá alivios inmediatos a las urgencias de la economía cubana, es una puerta que se abre.
Habrá que ver cómo el gobierno cubano aprovecha estas oportunidades para hacer alianzas que, más que políticas, deben ser económicas. El verdadero beneficio estaría en encontrar oportunidades de cooperación e inversión para la muy deprimida economía nacional.
En este momento en Cuba, si bien hay una cartera de inversiones, las decisiones sobre dónde poner el dinero y en qué invertir son tomadas por muy pocas personas. Esto acarrea múltiples críticas por parte de los expertos. Si se siguen usando los escasos fondos estatales en negocios o sectores que aparentemente prometen ingresos, pero que no los generan en la práctica, el ingreso a los BRICS no significará mucho.
Recordemos que la inversión extranjera es monopolio exclusivo del Estado, y en ella han estado involucradas algunas empresas con un largo historial de impagos e incapacidad para honrar compromisos. Por tanto, una dinamización del comercio exterior y una ampliación de las ofertas deben incluir, necesariamente, una reforma integral de las empresas estatales, junto con el establecimiento de alianzas público-privadas y con cooperativas que permitan encadenamientos productivos más eficientes y efectivos.
Que los BRICS sean una oportunidad dependerá de la Cuba que se presente en ese foro. Su tasa de cambio, su capacidad de respuesta a inversores extranjeros y su inteligencia en los procesos de vender sus sectores serán claves. El espacio en sí mismo no significará nada si no se aprovecha con el sentido de urgencia que vive este país.
