Ayuda internacional en tiempos de crisis

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El reciente ofrecimiento de ayuda humanitaria de Estados Unidos a Cuba, ante el paso del huracán Melissa, ha reavivado el debate sobre cuáles son las buenas y malas prácticas a la hora de enviar asistencia internacional, especialmente entre países que mantienen relaciones conflictivas o donde existen regímenes de sanciones.

El gobierno de Washington finalmente optó por el envío de tres millones de dólares a través de la Iglesia Católica, sin dirigirse oficialmente al Estado cubano, ni canalizar la ayuda por mecanismos diplomáticos o gubernamentales, decisión que generó una cadena de reacciones que evidencian la complejidad de operar ayuda humanitaria en contextos polarizados.

Cuba precisó que no existió ofrecimiento oficial al momento de anunciada la ayuda, y luego agradeció el gesto cuando se supo que sería dada a la Iglesia. No obstante, actores de la oposición extremista en Miami, inconformes con esta vía, acusaron a la Iglesia de estar comprometida con el gobierno cubano. Como alternativa propusieron que la entrega se hiciera directamente por medio de la embajada de Estados Unidos en La Habana y organizaciones opositoras. 

Cabe destacar que la Iglesia Católica tiene una vasta experiencia, tanto en la ejecución de ayuda en territorios atravesados por conflictos, como en la mediación entre Cuba y Estados Unidos para llevar a cabo causas humanitarias como la liberación de presos por razones políticas. 

Mientras tanto, y en contraste con el modelo estadounidense, países como Alemania, Noruega y Canadá ofrecieron ayuda institucional a Cuba por los canales diplomáticos y con coordinación gubernamental, sin generar mayor controversia. A su vez las Naciones Unidas lanzó un plan de respuesta de 74 millones de dólares, articulado con las autoridades cubanas y actores humanitarios internacionales, del cual se han activado y recibido 11 millones hasta la fecha, 4 de ellos dedicados a la logística pre posicionamiento de los suministros, práctica habitual en el sistema multilateral, y que contribuye a que la ayuda sea más eficaz y más coordinada.

Uno de los pilares fundamentales de la cooperación internacional en casos de desastre es el respeto a los principios humanitarios reconocidos en la Carta de las Naciones Unidas, el Derecho Internacional Humanitario y las normas operativas de agencias como OCHA y la Cruz Roja.  

Estos principios son humanidad: el propósito primordial de la ayuda es aliviar el sufrimiento humano; neutralidad: los actores humanitarios no deben tomar partido en conflictos políticos, religiosos o ideológicos de los territorios apoyados; imparcialidad: la ayuda debe entregarse sobre la base de las necesidades, sin discriminación; e independencia operativa: las acciones humanitarias deben mantenerse separadas de los objetivos políticos, económicos o militares.

En contextos de crisis o sanciones, respetarlos se vuelve aún más crucial. Si en su lugar, la ayuda se usa como instrumento de presión o se canaliza exclusivamente a través de determinados actores políticos por su agenda ideológica, se arriesga la eficacia y legitimidad del proceso.

Por otro lado, aunque la ayuda directa a personas afectadas es un mecanismo válido y necesario, excluir a un Estado como receptor de los mecanismos de ayuda, con el argumento político de evitar beneficiar a un gobierno considerado autoritario o sancionado, puede tener efectos contraproducentes.

Si bien corresponde exigir transparencia y gestión eficiente de los recursos donados, debe tenerse en cuenta que la recuperación de un territorio devastado requiere la participación activa de las instituciones estatales. Son estas las que pueden reconstruir infraestructuras dañadas: red eléctrica, acueductos, hospitales, cuerpos de bomberos, telecomunicaciones, vías públicas, etc. Por tanto, canalizar ayudas solo por vías paralelas limita su impacto estructural, puede dificultar la logística de distribución y se corre el riesgo de fragmentar la respuesta, duplicar esfuerzos o generar tensiones en el terreno.

Por estas razones, aunque la pluralidad de actores amplía el alcance y la legitimidad de la respuesta humanitaria, el impacto y la eficacia de la recuperación en el terreno depende en gran medida de la coordinación institucional.

En el caso cubano también debe tenerse en cuenta que los contextos donde concurren emergencias y regímenes de sanciones, constituyen uno de los escenarios más complejos para gestionar ayuda humanitaria. Y sin embargo, existen precedentes de colaboración exitosa entre Estados con fuertes tensiones políticas ante situaciones de desastres. 

Un ejemplo paradigmático es el terremoto de Siria en febrero de 2023, cuando el gobierno de Estados Unidos anunció una suspensión temporal de ciertas sanciones para facilitar la entrada de ayuda humanitaria a zonas controladas por el gobierno sirio.

Este, entre otros, es uno de los casos que demuestra que existen precedentes y mecanismos legales para relajar temporalmente los regímenes de sanciones en función de necesidades humanitarias. También marca una pauta sobre cómo los países emisores de sanciones pueden actuar de manera coherente con los principios del derecho internacional humanitario.

Recomendaciones para una ayuda efectiva en contextos de conflicto o sanciones

A partir de las experiencias recientes, se pueden extraer una serie de buenas prácticas para el envío de ayuda internacional en escenarios politizados:

Mantener un canal oficial abierto, incluso si no se reconocen plenamente los gobiernos: los desastres requieren coordinación logística con instituciones locales.

Evitar el uso instrumental de la ayuda, que puede ser percibida como un intento de intervención o propaganda.

Garantizar excepciones humanitarias dentro de regímenes de sanciones, con criterios objetivos y acceso sin trabas.

Aprovechar la experiencia multilateral, como la de Naciones Unidas o la Cruz Roja, que cuentan con mecanismos neutrales y consolidados.

No sustituir al Estado, sino complementarlo, incluyendo a actores civiles pero también institucionales en la respuesta.

Promover transparencia y trazabilidad en el uso de los fondos, para prevenir corrupción o desvío. Incluso cuando existan legítimas preocupaciones sobre transparencia o uso propagandístico por parte de los gobiernos, las acciones deben mantenerse centradas en la recuperación de las personas afectadas, y  ello no se logra aislando completamente a los gobiernos, sino integrando formas de verificación independientes y exigiendo a las organizaciones receptoras —sean estatales o no— mecanismos de transparencia. 

Respetar la soberanía del país receptor, incluso en contextos de desacuerdo político, siguiendo la Carta de las Naciones Unidas.

***

Respetar los principios humanitarios siempre será el mejor camino para establecer coordinaciones con las autoridades locales y actores de la sociedad civil en aras de buscar soluciones excepcionales, más aún si se necesitan ayudas realmente transformadoras, no simbólicas. 

La asistencia humanitaria ante desastres debería ser un ámbito de tregua o al menos de suspensión de hostilidades, un momento en que todos los actores, por encima de los antagonismos existentes, se proponen aliviar el sufrimiento de la población. Cuando un lado rompe esa filosofía y condiciona la ayuda a fines políticos, se arriesga a romper todo el puente de asistencia, lo cual, en última instancia, atenta contra la sociedad civil a la que todos aspiran a beneficiar.

Los desastres nos recuerdan nuestra vulnerabilidad compartida. La respuesta a ellos debiera también recordarnos la importancia de la empatía y la colaboración por encima de las diferencias. Mantener viva la ética de la solidaridad humana, aún entre adversarios, es una señal de madurez internacional.

5 COMENTARIOS

  1. Claro que lo ideal fuera que el gobierno cubano que posee una logística incomparable a CARITAS participe an la recepción y distribución de la ayuda , (también creo que el ofrecimiento de 3 millones es muy inferior a las posibilidades de EU) .Pero bueno, CARITAS lleva años de trabajo allí y ha distribuido durante años miles de libras de ayuda a personas necesitadas .
    Es triste que cubanos acá se oponga a cualquier tipo de ayuda humanitaria ( no estoy entre estos ) . Pero hay algo a tener en cuentas .
    Una : una parte del sector mas contrario a que se envíe ayuda son cubanos llegados en las últimas décadas y que hasta el dia en que partieron de Cuba fueron muy , pero muy revolucionarios y (por algo un tanto «FREUDIANO» son hoy los mas trumpistas y mas acerrimos opositores al gobierno cubano) .
    2da : No olvideis que acá vivimos miles que fuimos encarcelados por años por solo hablar mal de Fidel , Salida Ilegal , Otros fuimos a la UMAP , muchos fuimos golpeados y muy ofendidos por años y años , y nos llamaron : VENDE PATRIAS , GUSANOS , TRAIDORES , ESCORIAS , LUMPENS Y UN LARGO ETC de DESCALIFICACIONES . Sufrimos actos de repudio y golpisas. Pasamos incluso muchos años sin que se nos permitiera regresar a ver nuestra familia en Cuba .
    Te digo solo algunas de docenas de sucesos que te pueden dar una idea de porque algunos de los nuestros acá no pueden fácilmente mirar con simpatía y confianza a las mismas autoridades de quiene hemos recibido tanto castigo y ofensas .
    Ojalá una borrasca de olvido traiga una resaca de perdón y amor .
    ( ojo , no niego que de nuestra parte también causamos daños y los combatimos, pero no somos quienes mantenemos 67 años de tirania de UN SOLO Partido Comunista ) .
    Gracias por la oportunidad .

    • hola juan mas claro ni el agua.y una verdadera observacion,los mas intolerantes y cinicos y doble moral son los que han llegado en los ultimos 15 years.como el divisor otaola .elieser avila jovenes revolucionarios y de pronto son mas anticomunistas que posada carriles.es una medida de la inteligencia cubana para mantenernos divididos.estoy a favor de ayudar al pueblo.

  2. En la crisis actual, más bien en el drástico incremento de la prolongada crisis de los últimos años que TODOS entendemos vendrá después de un desastre natural como el ocurrido, TODA AYUDA TIENE QUE SER ACEPTADA, porque la subsistencia de miles de Cubanos del oriente del país dependerá de esa ayuda, dado que por los últimos meses el gobierno Cubano ha incumplido con la distribución de los alimentos básicos de la canasta básica. La ayuda manejada por la iglesia católica es una variante aceptable para ambos lados, pues bienvenido sea, no compliquemos y teoricemos más que el tiempo dé respuesta es la variable más importante en los desastres como el ocurrido, solo miremos el panorama que muestra las noticias que salen de la región oriental del país para entender la urgencia de cualquier ayuda. 

  3. Usted sabe lo que pasa en lo profundo de este tira e encogé político que siempre tiene el Gobierno Cubano con el Gobierno de EU, que con el pasar del tiempo fácilmente muestran que ninguno de los dos son coherentes con sus «FIRMES» posiciones y pasamos a ver el «circo político» del Gobierno Cubano sobre las ayudas, de unos si porque me conviene o responden a la campaña política que me conviene y otros NO porque TAMBIEN me funciona en la campaña política hacia el pueblo que está tan jodido, que esta atolondrado dentro de su eterna crisis sin solución.

    http://www.cubadebate.cu/noticias/2025/11/08/solidaridad-de-colombia-en-tierras-guantanameras

    Arriba, noticia de Cubadebate con fotos que  muestran a «miembros de la unidad del Sistema de Gestión de Riesgo y de la Armada nacional de la hermana nación (Colombia) haciendo su trabajo y distribuyendo ayuda a los damnificados». 

    Entonces donde queda la rabieta y las pocisiones extremas dentro del gobierno Cubano.

  4. Da gusto leer opiniones tan centradas y certeras como la expuesta por Juan Beltrán. Está claro que no se puede saludar con el puño cerrado. Es evidente que la reconciliación de ambas orillas costará trabajo.

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Redacción
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