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La noticia es que al menos 5 700 trabajadores del sector de la salud y de la educación tendrán un aumento salarial, en medio de críticas por la emigración laboral hacia el sector privado y una espiral inflacionaria en la que el salario de los empleados del Estado sigue perdiendo valor. El llamado pago adicional, que se añade a su salario básico, será incrementado para trabajadores de centros docentes, escuelas ramales e instituciones subordinadas a organismos de la administración central del Estado, así como a las direcciones administrativas del Poder Popular.
También era muy esperada la decisión de comenzar a subir el salario de al menos una parte del sector médico. La falta de personal de salud es una experiencia frecuente que sienten todos los cubanos que acceden a hospitales. Según datos oficiales, entre 2021 y 2023 se perdieron 63 894 trabajadores del sistema de salud, específicamente 25 368 médicos, una merma en masa que se debe a las condiciones salariales y de trabajo.
La decisión está descrita en las Resoluciones 3 y 4 de 2025 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, publicadas en la Gaceta Oficial número 39. Para el personal docente el incremento será de hasta 3 000 pesos y dependerá de la antigüedad laboral; el personal no docente recibirá la mitad de esos beneficios, en una decisión que diferencia salarialmente al personal docente e investigadores del resto de los empleados.
Más de una vez funcionarios cubanos han afirmado que el incremento salarial aumentaría la inflación y que no podía hacerse. Sin embargo, han comenzado lentamente a descongelar salarios que poco tienen que ver con el entorno económico nacional, y con el esquema de precios de tiendas privadas y estatales.
En el caso del personal de salud hay diferentes incrementos: el trabajo nocturno se incrementará al doble, de 50 a 100 pesos. No será para todos, sino para especialidades que probablemente más débiles estén en el sistema: Reanimación, Neonatología, Medicina Intensiva Pediátrica y Medicina Intensiva del Adulto.
Según el diario Granma, también se recompensará con 20 pesos cada hora por alto desempeño, dígase para tareas consideradas como de alta complejidad. La prensa oficial informó que más de 6 800 médicos resultarán favorecidos, con un promedio de alrededor de 7 000 pesos por encima del salario estipulado para su posición.
Eso significa que los médicos beneficiados ganarán aproximadamente 20 dólares más que antes. Esta medida implica que el gobierno, al tomarla, reconoce la gravedad de la situación y decide gastar del inflado presupuesto estatal en un sector que no aguanta más.
La medida llega en un momento de innegable crisis del sistema de salud: la falta de personal en laboratorios y en la atención primaria, y las largas filas para acceder a un especialista son postales usuales en cualquier interacción con el sistema sanitario.
Esto ocurre en un momento en que se abre fuego contra las misiones médicas cubanas en el exterior debido a la campaña de la administración Trump, que califica esas misiones como «trabajo esclavo», y que denuncia al gobierno cubano por no pagarles lo que merecen.
Significa también que el Estado está focalizando los esfuerzos de gasto presupuestario en sectores específicos y de alta sensibilidad para la población, aunque tiene el compromiso de reducir el déficit presupuestario, lo cual —según reportan— va bien gracias a la recaudación en impuestos y a la inejecución de inversiones y planes, dígase, a que se gasta mucho menos, incluyendo en programas sociales.
Esta semana también fue noticia la celebración en La Habana la V Convención Internacional Cuba-Salud 2025, un espacio que reunió a autoridades sanitarias, científicos, organizaciones internacionales y empresas de más de 60 países para debatir sobre los desafíos de los sistemas de salud y promover alianzas estratégicas.
Uno de los ejes principales del evento fue la propuesta de un mecanismo interministerial para implementar la estrategia de «Una sola salud», que debe articular los enfoques de salud humana, animal y medioambiental frente a amenazas como pandemias, desastres naturales y enfermedades emergentes.
Durante la convención también se anunciaron alianzas clave con actores internacionales. El ministro cubano de Salud Pública destacó a China como un «socio estratégico» no solo por la donación de medicamentos y tecnología médica, sino por los múltiples proyectos conjuntos que ya están en marcha. Entre ellos se incluyen la creación de un parque biotecnológico en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, la implementación de un sistema de diagnóstico por imágenes basado en inteligencia artificial, la producción conjunta de medicamentos genéricos, así como acuerdos de capacitación de personal cubano en universidades chinas y el intercambio de investigadores en áreas como inmunología, farmacología y nanotecnología médica.
Por su parte, BioCubaFarma presentó una cartera de proyectos que buscan financiamiento y colaboración internacional, especialmente con la Unión Europea. Entre estos destacan la producción de vacunas terapéuticas contra el cáncer, el desarrollo de antibióticos de última generación, y la automatización de laboratorios para control de calidad sanitaria en el Caribe. Además, se propusieron iniciativas de transferencia tecnológica con empresas europeas, y modelos de coproducción de medicamentos esenciales, priorizando enfermedades no transmisibles y salud materno-infantil.
Esto significa que el gobierno está tratando de recuperar la credibilidad internacional de su sistema sanitario, profundamente afectado por la escasez, la fuga de profesionales y las denuncias de precariedad. En momentos en que el sector salud y la ciencia es uno de los más golpeados por la crisis, la diplomacia médica y la cooperación científica se presentan como un salvavidas tanto económico como simbólico. Reforzar el papel de China y de socios europeos en el desarrollo médico cubano es también una respuesta indirecta a las campañas de descrédito promovidas por Estados Unidos, especialmente contra las brigadas médicas en el extranjero.
También refleja una estrategia pragmática: ante la imposibilidad de realizar grandes inversiones internas, Cuba busca alianzas que permitan importar tecnología, atraer recursos y mantener su capital humano al menos parcialmente activo dentro del país.
En este sentido, la cooperación con China no solo implica donaciones, sino también un reposicionamiento geopolítico mediante la investigación científica conjunta en países con modelos alternativos al bloque occidental.
Nuestra opinión es que son pequeños pasos en la dirección correcta.
Utilizar los salarios como anclas para esperar que baje la inflación ha provocado una importante descapitalización del sector estatal y ha agravado la situación de precariedad de no pocos profesionales.
Priorizar determinados sectores vitales como el de la salud es fundamental para al menos estimular su permanencia en sus empleos. Ahora, si bien es una decisión en el sentido correcto, las cuantías de estos incrementos salariales están muy lejos de ser lo que hace falta para poder alimentar una familia y pagar la vida en la Cuba del 2025.
De todos esos aumentos salariales, el médico que más ganaría no superaría los 40 dólares al mes, una cifra muy baja en un país donde el debilitamiento de la oferta interna ha elevado los precios de los alimentos exponencialmente, que por demás, se forman teniendo en cuenta una tasa de cambio informal estimada por un medio de oposición a través de anuncios en redes sociales.
Por lo tanto, quien gane en pesos cubanos estará sometido a los vaivenes de la moneda con una tendencia siempre a la depreciación de la moneda nacional.
Este aumento salarial está en el camino correcto de premiar al que trabaja más duro y al más calificado, pero los montos, si bien pueden ser un ligero alivio para muchos, están lejos de ser una razón por la cual alguien cambiaría de opinión entre permanecer en el sistema de salud o abandonar su profesión.
También creemos que, aun en medio de la crisis económica y del deterioro evidente del sistema de salud pública, el potencial científico cubano sigue siendo innegable.
Así lo demostraron los múltiples avances presentados durante la V Convención Internacional Cuba-Salud 2025, donde se evidenció que Cuba cuenta con capacidades reales para innovar en biotecnología, investigación clínica y producción de medicamentos de alto impacto.
Las alianzas con países de la Unión Europea y China no solo pueden facilitar el acceso a recursos y tecnologías, sino que podrían ser clave para evitar el estancamiento y abrir oportunidades de desarrollo conjunto que mantengan viva la tradición científica del país.
No obstante, estos vínculos internacionales no sustituyen la necesidad urgente de garantizar condiciones básicas de vida para los profesionales que sostienen ese sistema. Sin un estímulo real, con salarios que permitan vivir dignamente, estabilidad laboral y condiciones mínimas en hospitales y laboratorios, es muy probable que dentro de unos años el capital humano que hoy se muestra como fortaleza termine desmovilizado, emigrado o desvinculado.
Cualquier alianza será bienvenida, pero sin un compromiso interno con la ciencia y quienes la hacen posible, que trascienda el discurso y se materialice en inversiones y apoyos para quienes la practican, el riesgo de que todo ese talento se pierda está más presente que nunca.


Es un maquillaje pero en fin algo hay que hacer. El déficit presupuestario por dónde primero debe ajustarse es por los gastos superfluos exceso de aparatos gubernamentales, plantillas infladas, después de ésto categorizar a los profesionales de la salud según el nivel de atención en que laboren y llegar al salario que se merecen, incluso permitir la atención primaria privada para aquellos que mediante misiones y otros hayan pagado al estado en valor de sus carreras y se acepte además la libre contratación hacia cualquier país o territorio