Los animales afectivos

por Consejo Editorial
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La primera señal fue el abandono de varias mascotas (incluyendo los llamados “animales de raza”, los que cuentan con un pedigrí) por sus dueños, sin más ni más. La  explicación que el rumor popular propalaba se refería a las mascotas como posibles portadoras del virus que produce la COVID-19. Varios salimos al paso de aquella idea absolutamente infundada y solicitamos a los medios oficiales no hacer alusiones que contuvieran ambigüedad alguna al respecto. Por fortuna fuimos escuchados.

Luego, comenzaron a aparecer, con mayor frecuencia respecto a los tiempos pre- pandemia, casos de animales domésticos callejeros (en especial perros y gatos) atacados brutalmente, me refiero a desuello, asfixia dentro de bolsas de nylon, evisceraciones, muerte por puñaladas o calcinamiento, hasta el hecho más reciente de un perro joven de tamaño mediano apaleado en la cabeza hasta sangrar que fue, además, echado en el fondo de un contenedor para basura en la esquina que forman las calles 15 y 28, en El Vedado capitalino, el cual pese a la rápida actuación de vecinos y protectores murió esa misma noche.

En el cronograma de trabajo de la Asamblea Nacional las regulaciones relacionadas con el bienestar animal están previstas para su legislación durante el año 2021. Para quienes nos hallamos sensibilizados con el asunto y al tanto de lo que ha venido sucediendo resulta una fecha en extremo lejana.

En sintonía con la activación que, en general, se percibe en la sociedad civil cubana desde el 2019, a cada rato aparecen compatriotas organizados en nuevas entidades no gubernamentales que tienen por fin la protección de animales afectivos, o grupos de personas que toman la iniciativa de construir y mantener refugios para los llamados “callejeros”. En ocasiones ambas variantes se fusionan; recientemente una asociación protectora llegó a acuerdos con una cooperativa agropecuaria para poder emplear un área de sus tierras como refugio para los animales desamparados.

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Perro callejero en La Habana. Foto: @jawnboyd via Twenty20

Basta con asomarse a las redes sociales para darse cuenta del alcance y la amplitud que el tema está tomando. No ha faltado, por supuesto, la politización del asunto por personas ajenas y no bien intencionadas puesto que intentan desacreditar las intenciones y actividad de los grupos más serios mediante la creación de los fantasmas del mercenarismo  y de la disidencia, mientras uno de estos grupos de protectores, me refiero a “Cuba contra el maltrato animal”, el pasado año logró un estupendo encuentro con los directivos de la instancia correspondiente en el Ministerio de la Agricultura, que en nuestro país es la entidad gubernamental encargada de atender todo lo relacionado con el bienestar animal.

En dicha reunión se consiguieron acuerdos inteligentes, en especial, en cuanto a la relación de las instituciones de Zoonosis con los animales afectivos que se encuentran en las calles, un tema de suma complejidad y sobre el cual existen muy diversas posiciones, sin que falte, además, el necesario conocimiento y, por ende, la comprensión de los amplios objetivos de las instituciones encargadas con este tipo de control que abarca la contención de los procesos de transmisión de enfermedades y vectores desde las poblaciones animales a las comunidades humanas.

A raíz del aumento de las agresiones y la violencia, en general, contra los animales callejeros y de esta otra posición de enturbiar los reales objetivos de la sociedad civil organizada, algunas personas han advertido que bien pudiesen tener estos comportamientos brutales la finalidad de lastimar los caminos de diálogo al interior de la sociedad y sus instituciones que cada vez se hacen más frecuentes y originales.

Los compatriotas preocupados y ocupados en el asunto se mantienen denunciando cada acto de barbarie por los medios alternativos a su alcance (los medios oficiales aún no han sido capaces de cumplir su tarea social al respecto) y auxiliando a las víctimas en todos los casos en que esto es posible, a la par que no cesan de crear conciencia sobre la urgencia de disponer, lo antes posible, de las regulaciones pertinentes que brinden el necesario marco jurídico para la protección animal.

No están ajenos dichos compatriotas a la magnitud y la complejidad que alcanza, en Cuba, el examen del tema del bienestar animal — el cual abarca todas las esferas de la actividad social donde los ejemplares del mundo animal tienen presencia— y, por consiguiente, las dificultades que tiene ante sí la tarea de elaborar los cuerpos legislativos correspondientes, pero a la vez saben y sienten la urgencia que, desde todo punto de vista, que incluye el ético y el educativo de cara a las nuevas generaciones, reviste tal cuestión, en particular en una sociedad como la nuestra, con una sólida tradición humanista a la cual rendimos tributo cada día, empeñada en construir un socialismo próspero y sustentable.

Tal vez el paquete legislativo que intente incluir todo lo referente al término “bienestar animal”, sin duda, una categoría superior, deba esperar hasta el año próximo dada la diversidad y complicación que entraña esta labor, pero de lo que ahora se trata es de examinar la posibilidad de contar en un tiempo más breve con un dispositivo legal que colabore en el propósito de desnaturalizar (mostrarlo como lo que es: una conducta antinatural y amoral) y llegar a disminuir hasta su erradicación determinados comportamientos humanos que infringen daño a los animales con los cuales diariamente convivimos.

Sencillamente, que la violencia no continúe impune. Resulta impensable un proyecto de futuro sin respeto por y responsabilidad con la Naturaleza.

11 comentarios

Armando Gómez 6 junio 2020 - 9:13 AM

Cuando se trata de salvar vidas no importa de donde venga el dinero,los animales son seres indefensos que hay que proteger,al maltrato animal en Cuba nunca se le ha dado la importancia que tiene,es un mal que hay que combatir.

Castellanos 6 junio 2020 - 9:37 AM

Durante la horrible crisis de los años 90 algunos se comían los gatos.
Esperemos que en el período especial 2.0 no suceda lo mismo.

Azul 6 junio 2020 - 9:56 AM

No se debe olvidar que una ley de protección animal incluye al momento de redactarla animales usados en divertimentos humanos. Ejemplo: Las peleas de gallos. Y aquí hay intereses muy poderosos a los que se les puede joder el negocio y van a tratar por todos los medios de impedir dicha ley.

Sahily Maria Garcia naranjo 8 junio 2020 - 7:03 AM

Es exactamente así!

Los animales afectivos — La Joven Cuba | Cuba Nuestra: Polémica 6 junio 2020 - 9:57 AM

[…] a través de Los animales afectivos — La Joven Cuba […]

Luis Enrique 6 junio 2020 - 10:38 AM

Increíble que haya gente que se divierta matando y torturando, o siquiera maltrate a los animales. Necesitamos leyes contra el maltrato animal, pero no solo por esos extremos(dónde es evidente que la persona tiene alguna psicopatía), sino además para el maltrato de animales de carga y de cría.
Dicho esto, la ley también debe ser precisa, y espero que los que abogan por la protección animal también estén de acuerdo, debe ser precisa en delimitar la protección contra el abuso y vejación, y la crianza para sacrificio y consumo. Y esto es importante porque también hay extremistas del lado de los protectores.
Cómo nota final, me ha divertido con tristeza, enterarme que ya se intenta ponerle el cartelito de contrarevolucionarios a las personas que reclaman leyes de protección animal… Por eso estamos tan bien en Cuba

Olivia A. Cano Castro 6 junio 2020 - 11:13 AM

La protección de nuestras mascotas y de todos los animales forma parte de la cultura social y como tal debe estar refrendada juridicamente a los efectos de que la ley pueda normar el castigo correspondiente a aquellos que maltratan, abusan y asesinan a estos seres indefensos ante el abusador. Nuestra sociedad reclama se les proteja y ayude.

Alina Lopez 6 junio 2020 - 8:23 PM

Considero muy pertinente este artículo, el maltrato animal se ha naturalizado entre nosotros y ya no es posible demorar una reacción legislativa, además de que sería justo para los animales, lo será también para todo el movimiento cívico de protección en Cuba, que se ha enfrentado al problema con su dedicación, recursos y sin apoyo estatal.

Teresa Díaz Canals 6 junio 2020 - 10:15 PM

No se puede permitir esta situación. Gracias Esther por tu escrito. Ojalá el llamado de atención de los defensores de animales llegue a los decisores que tienen que resolver este terrible problema social. Me preocupan tres cuestiones:
1) La situación de los animales en los zoológicos.
2) Se sabe que uno de los que tienen que propiciar la solución de esta tragedia propicia el juego de gallos, etc y tiene más de 90 años, no va a cambiar.
3) No existe en las escuelas una asignatura (que pudiera ser El mundo en que vivimos) que estimule el amor por los animales y una cultura de paz.

Sahily Maria Garcia naranjo 8 junio 2020 - 7:06 AM

Tiene que cambiar! Eso va a cambiar 🙂

Ivette 6 junio 2020 - 10:48 PM

Felicidades a Esther por este oportuno y argumentado texto.
Ni las crisis ni las epidemias justifican maltrato hacia los animales. Está demostrado científicamente que ellos no tienen que ver con eso, no causan ni empeoran nada !estando vivos!!. Sin embargo, sí lo hacen los contenedores de basura y los amontonamientos de todo tipo de desechos, incluyendo aguas albañales en cualquier esquina, por lo menos de la ciudad de La Habana.
El maltrato a los animales es un acto incompatible con una sociedad como la nuestra. Resulta inexplicable que la solución legislativa no pueda ser más expedita y que continúe siendo un tema que se manipule y politice sin necesidad…….¿hasta qué extremo de intolerancia llegaremos por ese camino?
La sociedad debería ir contra todos los actos agresivos de los animales, que estimulan los propios dueños y gente que lucra con eso, peleas de gallos, las de perros que son horribles…

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