Cuando la ciudad de Matanzas se fundó, de este a oeste solo tenía tres calles. La segunda se llamó Ricla, pero por su posición entre la primera y la tercera, otro nombre se le quedó: la calle del Medio. Igual que sucede con el patio de mi casa según la popular canción, la calle del Medio si llueve, se moja como las demás. Y si hay cortes de electricidad, pues se queda sin luz. Si en los barrios hay apagones —y también si no los hay—, los matanceros dicen: «Me voy para la calle del Medio», que no es lo mismo que decir: «Me voy para el medio de la calle».

Calle del Medio
Díganme nostálgico, pero su nombre me recuerda aquella monedita que alguna vez existió y con la cual compraba el matahambre, el polvorón o el pañuelito, que vendían en la merienda de mi escuela primaria en los años 80. Por esa época, recuerdo, con un medio pagabas la guagua. Yo caminaba para ahorrar y porque me encantaba el sonido del medio al caer en la barriga cada vez más llena de mi cochinito alcancía.
Cuando por fin le rompí de un martillazo la cabeza de yeso, había muchísimo dinero: casi alcanzaba para comprarme un trencito eléctrico. Mi mamá hizo una tremenda cola para comprar ese juguete y otro dos que vendían, pero cuando le llegó el turno solo pude alcanzar una linterna soviética, como de lata.
Mi mamá, que siempre ha sido muy buena y comprensiva conmigo, para compensar mi ilusión de niño, me convenció de gastar el resto del dinero en confituras, y nos fuimos para La Habana porque en la calle del Medio, donde siempre han estado los comercios de Matanzas, no vendían ninguna.

Estación de Hersey.
El viaje lo hicimos en el tren de Hersey, uno eléctrico de verdad. Ese ferrocarril, después me enteré, lo mandó a construir un empresario del chocolate, de nombre Milton Hersey. En 1917, fundó un central azucarero con su pintoresco batey, y mandó a construir cerca de 140 km de vías férreas para transportar la caña al central y el azúcar hasta el puerto. Servía además para el transporte de los trabajadores. Una planta del mismo central quemaba el bagazo de la caña y producía la electricidad suficiente para abastecer al ferrocarril, las viviendas del batey y los poblados vecinos en un radio de 40 km. Incluso daba corriente a los tranvías de la ciudad de Matanzas.
Un mal día, el central de Hersey dejó de existir. Otro mal día, mucho más reciente en el tiempo, el tren de Hersey también desapareció. Los muchos medios que el empresario había invertido terminaron perdiéndose. Hoy quedan algunos cables y una estación vacía.
En La Habana compramos galletas de soda, bombones y una caja de queso crema, y tuvimos que regresar en guagua porque se aproximaba el ciclón Kate. Estuvimos varios días sin electricidad en el barrio, cargando el agua a cubos. Las tormentas y ciclones siempre han sido una fatalidad para el sistema eléctrico en esta islita del Caribe.

Piscina de Míster Claude.
En 1930 una tormenta también acabó con 2 km de tuberías que se arrastraban por el fondo marino, y que servían para convertir en energía eléctrica la diferencia de temperaturas entre la superficie cálida y las profundas y frías aguas de la bahía. Se trataba de la primera planta termomarítima del mundo, concebida, construida y puesta en explotación bajo el liderazgo del científico francés George Claude.
Su novedosa tecnología fue un experimento exitoso que generó electricidad durante tres meses consecutivos, y del que hoy solo queda la famosa «Piscina de Míster Claude». Muy cerca de ella queda la termoeléctrica más eficiente del país, la Antonio Guiteras, que se avería con frecuencia porque es de 1988 y ya empieza a ser vieja. Sin embargo, un niño con una alcancía debajo del brazo solo quiere jugar y comer dulces, no entiende la razón para tantos apagones.



Ese niño, y todos sus familiares y hasta vecinos y parientes lejanos, que nunca han dejado de contar cada quilo ahorrado, no saben ya qué hacer. ¿Cómo hemos llegado a este punto?
Mientras doblo por la del Medio hacia la calle Cuba, mirando hacia arriba, pienso que la solución no puede ser colgarnos de la tendedera una aciaga tarde.
Algunos habrá que conserven la fe en algo que está allá arriba, en Dios o en la energía universal… Que recen no viene mal, supongo.
Pienso en los otros, en los que ya no creen en nada, los que no pueden más con el calor, con la angustia… esos que rompieron la alcancía hace mucho, si alguna vez la tuvieron. Los imagino lanzándose, en masa, de cabeza al río, más que a refrescar, a nadar contra la corriente.
Absorto en mis preocupaciones me he desviado de la calle del Medio y ya estoy en esta que se llama Cuba. Cuando me percato de que Cuba también es una calle que sube, que me falta mucho por caminar… que no hay transporte público, los particulares cuestan más que todas las monedas que alguna vez reuní en aquella alcancía. Tengo que dejar de pensar para no entrar en cortocircuito, que no se me crucen los cables.

Calle Cuba.
10 comentarios
No se preocupe señor Nester Núñez, porque usted no es el primero ni el último en que se le crucen los cables, sobre todo si vive en la tierra de las promesas incumplidas. Le sugiero siga ahorrando, porque eso será la base de su capital. A lo mejor con ese ahorro podremos ayudar a comprar una termoeléctrica para evitar los apagones. Ya están trabajando en ese sentido, espere 60 años más y veremos los resultados. Le mando un cordial saludo.
Excelentes fotos, desgarrante contar de la cotidianidad, la alcancía del pais, esa que atesora los valores que pueden hacer la diferencia, hace mucho tiempo la rompieron y esa clase política apoderada, utilizo el caudal para sentarse sobre el país, inclusive sabiendo que eso hundirá más el país sin retorno para nadie, o siendo menos trágico, con un retorno muchísimo más costoso para todos.
Buen fin de semana para todos.
coño y yo pensando que esas fotos eran de siria.
Excelente documental, tanto visual, como escrito
Unos paises aprenden a ser ricos, mientras los cubanos aprenden cómo ser pobres..m
Donde se encuentra el diamante que estaba en el Capitolio a la llegada de esos fascinerosos?
Felicidades a la Dra Alina que hoy es su cumpleaños.
De manera organizada, ordenada y planificada, en el pico diurno, dijo el tipo, le van a cortar la luz a los habaneros 4 horitas cada 3 dias. Ji ji ji
Ahora, les meten 8 o 12
Cuánta poesía en medio de la tragedia. Se agradecen éstas lecturas ciertamente.
Muchas felicitaciones para Alina López, una muy inteligente y valiente mujer. Hacen falta muchos como ella para darle a este bello y maltratado país la solución que necesita.
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