Abuela, trabajo a distancia y coronavirus

por Consejo Editorial
abuela

El 5 de enero de 2020 nació mi primer nieto Alan. Un mes después yo cumplía 62 años y el día 11 de marzo se reportaban los primeros casos positivos al coronavirus en Cuba. Ya había tomado parte de mis vacaciones para darle apoyo a los nuevos papás, lavar pañales, cuidar a la recién parida, mostrarle mis experiencias casi olvidadas del cuidado de un bebé y recibir de sopetón su respuesta: ella sabía más que yo al respecto, porque Internet lo decía todo.

Esos dos primeros meses fueron muy duros: el niño padecía de cólicos. Los médicos decían que no se le diera nada, solo teta y ejercicios para calmarlo; pero cuando vieron que los dolores seguían, recomendaron medicamentos especiales para el caso y yo cocimiento de anís de España y caña santa. En la combinación de ambos tratamientos, logramos que el bebé saliera adelante, ahora sin saber cuál fue el remedio que solucionó el problema. En ese momento, apareció el nuevo virus que puso en tensión a toda la familia, al barrio, a la provincia, a la nación y al mundo.

La decisión de mandar a los investigadores de mi Instituto al trabajo a distancia para mí fue muy propicia. Podía atender a mi nieto, a mi nuera, a mi hijo (taxista sin trabajo por la pandemia) y, al mismo tiempo, trabajar en mis investigaciones pendientes (segunda parte del proyecto que debo entregar a finales de año, artículos aplazados por terminar, contribución al Grupo de CLACSO al que pertenezco, terminar de revisar un libro sobre las leyendas e historia de mi municipio).

Eso pensaba yo, convertirme en la SUPERABUELA, pero sin estar facultada con SUPERPODERES. Mi debut como abuela era y es un hito en el desarrollo personal, familiar y generacional muy importante. El nacimiento del bebé fue de muy buen impacto psicológico, luego de las recientes pérdidas de mi esposo y mi mamá.

Al principio no fue tan complicado, pero a la medida en que los casos positivos iban creciendo, las muertes se multiplicaban, el número de sospechosos ascendía, no solo a nivel mundial, sino a nuestro alrededor, la psicología del temor al contagio del pequeño, de mi padre de 92 años, de mi hijo que debía salir constantemente exponiéndose para resolver los problemas económicos, la escasez de alimentos, la falta de productos de aseo, etc.

La preocupación por mi otro vástago que vive en México donde la morbilidad de la Covid fue creciendo exponencialmente, en general, fue creando un muro de desaliento y distracción que obstaculizaba el razonamiento adecuado para poder hacer ciencia. Por suerte, el parte del doctor Francisco Durán decidieron pasarlo para las 9 de la mañana y me di cuenta que debía organizar mejor mis esfuerzos laborales sin desatender lo demás.

Las dos horas comprendidas entre 7.30  a 9.30 am  las dedico a conocer lo que está pasando en Cuba y en el mundo. Tan pronto se acaba el parte de la situación epidemiológica, cierro las ventanas de Facebook, Gmail y otras distracciones y comienzo a trabajar. Hice un listado de prioridades. Las urgentes fueron terminadas y ahora me dedico a redactar mis resultados de investigación, de vez en cuando interrumpida por llamados telefónicos.

Alguien que necesita una información sobre las relaciones iglesia-estado, un boletín de CLACSO que requiere mis puntos de vista sobre la ejecutoría del gobierno y los ciudadanos cubanos ante la pandemia, voces de familiares y amigos para saber cómo estamos o para informar que sacaron aceite, pollo, detergente en la shopping, que vinieron los huevos a la bodega.

Cerca del mediodía, me dedico a preparar los alimentos, descanso un poco y a las 3.00 pm de nuevo a las labores. En fin, cosas cotidianas a las que seguimos dando respuesta. Desde mi terraza veo a mi prima, subdirectora de higiene y epidemiología, teléfono en mano, dando orientaciones para  solucionar cuestiones relacionadas con la pandemia y enfrentar también las urgencias de la infestación de mosquitos aedes.

Ella debe hacerlo desde allí, porque su anciana madre está casi inválida, su suegra con cáncer recibiendo tratamiento con sueros citostáticos y su hija  de 14 años en noveno grado recibiendo clases y repasos por televisión para los exámenes de ingreso a la Vocacional, por suerte estos se suspendieron y gracias a sus calificaciones le fue otorgada la beca.

Estos pudieran parecer los primeros párrafos del guión de una telenovela, como hubiera dicho mi amiga, la profesora Ana Cairo, la telenovela de nuestras vidas. Pero dentro del ajetreo cotidiano también hay espacio para las reflexiones, sobre todo en los momentos en que las preocupaciones del presente y el futuro se agolpan y no podemos conciliar el sueño. Todos nos preguntamos ¿cuándo volvamos a la “normalidad” las cosas cambiarán o todo seguirá siendo igual?

Yo pienso que la respuesta dependerá fundamentalmente de lo que hagamos nosotros mismos. ¿Volveremos a acomodarnos en la modorra del cansancio o impulsaremos con nuestra acción las transformaciones que anhelamos?

En estos momentos de crisis, el gobierno y los ciudadanos han demostrado cuánto potencial existe para organizarnos bien, producir y ser solidarios. Cuba, un país pequeño, subdesarrollado, con significativas restricciones financieras y cuya economía se encuentra bloqueada por más de 60 años, ha demostrado como desde el poder se puede manejar el sector de la salud no como un gasto, sino como inversión social humana imprescindible.

Todas las inteligencias pueden contribuir al desarrollo del país, como lo han hecho nuestros científicos de la industria biofarmacéutica y los centros de investigaciones, con ensayos clínicos al aplicar sus experiencias en la producción y adaptación de fármacos para el control y erradicación del virus.

Los problemas más graves que tenemos y que se acrecentarán cuando se regrese a la “normalidad” están relacionados con la situación económica del país a partir del cierre de la principal fuente de ingreso y de empleo que es el turismo, la insuficiente producción interna de productos agropecuarios y las presiones del bloqueo. Se abre ante nosotros una oportunidad para construir el futuro próspero y sostenible al que aspiramos con un máximo de consenso entre las autoridades y ciudadanos.

Hemos visto que en las sociedades donde el mercado impone sus condiciones, se sacrifica de manera brutal la vida humana. En Cuba, debe producirse un proceso de intervención estatal inteligente en los ámbitos de la producción y el mercado, que acreciente el espíritu solidario que llevamos dentro vinculado a la necesidad de producir y obtener un plusproducto que estimule a otros a seguir esa línea de actuación.

Vivo en el municipio de Caimito, provincia de Artemisa. Allí hay importantes ejemplos de fincas agroecológicas que han obtenido resultados destacados en sus producciones y, sin embargo, esos ejemplos no se publicitan, ni se socializan. Existe un proyecto familiar dirigido por el ingeniero agrónomo y doctor en ciencias Fernando Funes Monzote, dedicado al estudio de la ecología, la producción y conservación de recursos naturales  en la finca “Marta”. También allí desarrollan la horticultura, la apicultura, la ganadería vacuna y equina, la fruticultura y el agroturismo.

El sistema de producción, procesamiento, comercialización y consumo se encuentra concatenado con el mercado e incorpora nuevas tecnologías que le permiten aprovechar las adversas condiciones del suelo y el clima. Otro proyecto de muy buenos resultados se realiza en los terrenos usufructuados de “La Burgambilia”, dirigido por el veterinario Alexander Quesada Orta, dedicado al cultivo de hortalizas, plantas ornamentales, ganadería, cría de conejos y apicultura. Ambos se encuentran asociados a la Cooperativa de Créditos y Servicios Jesús Menéndez y han logrado obtener ayudas a través de convenios internacionales para incrementar y diversificar sus producciones.

Como vemos en las distintas esferas de la vida, existen personas talentosas que son capaces de dirigir proyectos eficaces y útiles al desarrollo integral de toda la nación. Es necesario identificar a esas personas que se pueden mover tanto en el sector público como privado y establecer un sistema de relaciones flexible y estimulante que favorezcan el despliegue de esas ramas económicas. También sería prudente utilizar las organizaciones de masas, de profesionales y científicos para lograr ese intercambio imprescindible, sobre todo, en los momentos en que se requiera definir cuestiones esenciales. Este asunto debe extenderse a todos los ámbitos de la vida.

Hay que desterrar la improvisación y la toma de decisiones sin suficiente fundamentación técnica y sin tener en cuenta las opiniones de las personas implicadas. Elevar la calidad del proceso de toma de decisiones sobre la base de estudios previos realizados por personal competente. Eso debe abarcar también las distintas esferas de las ciencias sociales, porque en cuestión de lograr consensos positivos y ajustados a las necesidades más perentorias, estas pueden contribuir de modo importante.

Cuba tiene ante sí una responsabilidad ineludible. Creo profundamente que solo nuestros sacrificios en estos años de Revolución no han sido suficientes. Nos han dado prestigio, nos han dado autoridad, nos han dado crédito, nos han hecho sobrevivir, pero no nos han convertido en el país que las mayorías populares deseen replicar para sus propias realidades. Los graves problemas de nuestra economía no hacen de Cuba la opción más atractiva para los trabajadores del mundo. Este es un momento muy propicio para buscar soluciones prácticas y eficaces en ese sentido, con el apoyo de todos nuestros patriotas y sin abandonar nuestro sentido solidario e internacionalista.

La actitud de Cuba y su sentido humanitario nos conmueve todos los días. Nos emocionó la operación de rescate de los pasajeros y tripulantes de crucero británico MS Braemar que andaba por el Caribe con varios enfermos, para la cual fueron tomadas medidas de seguridad que permitieron que ningún cubano vinculado a la misma resultara infestado.

Nos impresiona la actitud de los más de dos mil profesionales de la salud integrantes de las brigadas de cooperación internacional que contribuyeron en la lucha contra la COVID-19 en decenas de naciones. Solo la solidaridad entre los seres humanos salva a los pueblos. Eso se ha demostrado a partir de la actitud heroica de los millones de personas que están poniendo su granito de arena para detener la pandemia. Por ello creemos justo que como reconocimiento al altruismo de la Brigada Médica Cubana Henry Reeve, le sea otorgado el Premio Nobel de la Paz.

Una vida nueva que viene al mundo y un microorganismo destructor antes desconocido, han hecho pensar a esta abuela en ciernes que tenemos la oportunidad de asumir una actitud reflexivamente novedosa y útil para todos. NO LA DEJEMOS PASAR.

9 comentarios

Revenge 2 julio 2020 - 8:00 AM

Alguien comentaba en otro post que no se puede seguir intentando sostener el argumento propagandistico de que bien vale la pena sufrir penuria en casi todos los indicadores basicos del bienestar individual, a cambio de no haber enfermado o muerto de coronavirus. Esto sencillamente constituye un absurdo: Quienes se enferman y se mueren, y quienes han visto a un ser querido enfermar y fallecer, tambien han estado viviendo con muchisimas privaciones. Aun cuando no fuera así, no tendria sentido cambiar el problema que momentaneamente aqueja a una fraccion, por un problema que afecta a todos de manera permanente. Y la realidad es que nuestros servicios universales de atencion medica e instruccion no se traducen como debieran en educacion y salud. El costo de esta universalizacion, que son las carencias en los otros ordenes, atentan contra la calidad de vida al impactar en nuestra nutricion, equilibrio mental y espiritualidad. No se puede decir que una persona tiene salud porque será atendida sin pagar factura cuando desarrolle una enfermedad o padecimiento a fuer de sostenerse en una dieta donde predominan los carbohidratos, almidones y grasas saturadas. No podemos decir que una persona tiene educacion, cuando su cerebro esta consumido por necesidades de supervivencia, dejando cada vez menos espacio para el pensamiento analitico. Al final,la forma que se ha encontrado para sostener nuestras conquistas (destinar no menos del 60% del PIB nacional al gasto social) contraproducentemente esta atentando contra ellas. Nuestro modelo socioeconomico no solo es infuncional desde el punto de vista financiero y material, sino desde el punto de vista de alcanzar determinadas metas sociales, el cumplimiento de las cuales no deberia reducirse a indicadores seleccionados a conveniencia. En cuanto al bloqueo impuesto por EEUU y acatado por el mundo entero, no puede seguirse traduciendo en ofrecimientos de ramos de olivo y relaciones comerciales muy ventajosas hacia quien nos bloquea, y restricciones de todo tipo hacia la ciudadania con el pretexto de que ‘el enemigo’ no haga trabajo de zapa entre ella. Es ademas de locos, que si tenemos dificultades para realizar transacciones monetarias internacionales (pareciera que las relativas al turismo, el tabaco, el niquel, y las compras relacionadas con el ‘Programa’ nacional de moda se ejecutan por canales extraterrestres) cada transformacion economica que se verifica siga basandose en la cadena puerto-transporte-economia interna (como en la epoca del CAME), y constituya un paso adelante y dos atras en cuanto al desarrollo multidireccional de producciones nacionales y de la robustez de un mercado interno. No hay justificacion para querer aparentar que se quiere lograr algo diferente (por no decir superior) por los mismos metodos que no han dado resultado.

pedro varo chamizo 2 julio 2020 - 8:29 AM

La redacción de la abuela con su familia es genial, pero hay que analizar las cosas desde otro lugar, aquí en España que hablamos que tener una de las sanidades muy buena, pues no nos dijeron la verdad que había muchas desigual-des, entre unos y otro, para los más vulnerables nada de nada, los fallecimientos que nos ha dicho, un 96% era personas muy vulnerables, y se ha pues de relieve que la sanidad va a ser desmanteladas hacia el sector privado, y hoy día el gobierno es de grupos de izquierdas, no os digo nada cuando entre la derecha clásica, que solo ver dinero y juega a la provocación con ideal de desmantela la unidad de una nación con es la españolas, con sus errores y sus virtudes, que también lo hay. En fin, cada uno cuenta su batalla en función de sus emociones… si entra en ellas a fondo… Un saludo desde aqui en Sevilla, a sur de España

Castellanos 2 julio 2020 - 8:56 AM

Todos nos preguntamos ¿cuándo volvamos a la “normalidad” las cosas cambiarán o todo seguirá siendo igual?

Si se refiere usted con “normalidad” a la escasez y el desabastecimiento crónicos la verdad es que todo indica que nuestro
día a día seguirá siendo igual o peor.
El bloqueo gringo va a continuar y el bloqueo del gobierno cubano sobre el pueblo cubano parece inamovible como una montaña.
Lo ideal sería que el bloqueo interno desaparezca ¡ya! para que deje de ser el mejor colaborador del bloqueo gringo, pero como sabemos todos los cubanos mover algo de lugar puede tomarnos decenios si es que se llega a mover alguna vez. 😀
No pueden esperarse resultados diferentes haciendo las mismas cosas. Eso es locura según Einstein. Si queremos un país diferente debemos hacer cosas radicalmente diferentes que muevan el país desde A hasta B.
Pero el miedo paraliza a nuestra clase política de élite y el empuje de nuestra sociedad civil para lograr los cambios que necesita el pueblo es igual a cero.
Es por eso que esperar que algo cambie no pasa de ser otro de nuestros acostumbrados actos de fe en un gobierno torpe y un sistema totalmente agotado.

Livio Delgado 2 julio 2020 - 9:14 AM

Una aclaración porque existe un error en el nombre del ingeniero agrónomo y máster en ciencias el Sr. Fernando Funes Monzote, cabeza pensante y creador del proyecto agroecológico que representa finca Marta en el Km 19 ½ de las 8 vías yendo hacia pinar del Rio, uno de los últimos lugares que visito Fidel cuando supo de los resultados que se iban logrando en ese grupo de trabajadores privados que explotaban una pequeña finca que solo años atrás era un matorral muy acorde a todo lo que les rodeaba, inclusive hasta promesas no cumplidas se dialogaron con “el Jefe”.
La agricultura centralizada (MINAGRI) y ese cumulo de deudas históricas en alimentos a poner sobre la mesa para los Cubano acorde al nivel de recursos que ese organismo central del estado recibe año tras año, es el ejemplo mas claro y tangible de lo que la estatalización monopólica de la actividad productiva puede ofrecer a un país y no importa de qué rama productiva estemos hablando. He estado en varias ocasiones en ese oasis de orden, lógica y trabajo duro que es Finca Marta, inclusive hace solo unas semanas se publicó en este blog una carta pública de Fernando Funes sobre el robo de dos de sus vacas y un llamado a cambiar el enfoque con que el tema ha sido tratado. Son públicos y muy instructivo diferentes videos y entrevistas en los que sentado en un taburete en la finca y tabaco en mano Fernando toca temas esenciales sobre la agricultura cubana hoy, sobre la escala de producción adecuada, factibilidad y manejabilidad de los sistemas productivos, y sin embargo seguimos esperando que desde una oficina a 17 pisos sobre el suelo o la mesa redonda lleguen las soluciones.
Aquí les dejo el link de uno bastante reciente para que se acerquen a esa otra agricultura familiar y muy eficiente que representa la agroecología impuesta en Finca Marta.

https://cubaplatform.org/micros/2018/11/6/a-modern-agrarian-future-the-life-and-work-of-agroecologist-fernando-funes-monzote

Carlos Manuel Estefanía Aulet 2 julio 2020 - 10:09 AM

Lo peor es que mucho médicos e investigadores de todo el mundo cuestionan la cuarentena y no se les da espacio en los grandes medios, ni en los parlamentos para debatir si vale la pena tanto encierro.

Armando Gómez 2 julio 2020 - 10:45 AM

Lo primero sería aclarar que,la economía cubana no ha estado bloqueada por 60 años,Cuba tiene relaciones económicas con más de 100 países,Cuba tenía muy buenas relaciones con el campo socialista,actualmente Cuba trabaja con empresas de Canadá, Suecia, España, Australia, Rusia, Turquía,China, Japón,Suiza,Francia,México;y no en todas las sociedades donde el mercado impone las reglas,se sacrifica el capital humano, países como Alemania o Suecia son países muy liberales,los trabajadores están muy bien;y está demostrado que no hay manera de estado inteligente para producir,los inteligentes son los campesinos,los ingenieros agrónomos,los ganaderos,el estado no se debe mezclar,el estado debe regular, impuestos,que fertilizantes usar,pero no mezclarce en la producción,en cuanto a las brigadas médicas,estás brigadas hacen muy buen trabajo,pero no son altruistas,son trabajadores asalariados donde el el estado se lleva la mayor parte del salario.

Alina Lopez 2 julio 2020 - 11:03 AM

Gracias a mi estimada amiga, la doctora Caridad Mazón, por compartir en LJC sus reflexiones sobre la vida en familia y algunos de los cambios que a su juicio necesitamos.

Luis Enrique 2 julio 2020 - 12:12 PM

Excelente testimonio sobre como de enlazados y presentes están los problemas cotidianos con las limitaciones y deficiencias que no tienen razón de ser. Por “algún” motivo me recuerda “entiéndelo como quieras: la política no cabe en la azucarera”. Y tampoco los méritos sirven para comer, vestir o techar.
Gracias a la autora por tan reflexiva crónica

Jagger Zayas Querol 2 julio 2020 - 1:03 PM

Concuerdo con la autora del post en que las decisiones gubernamentales y del Partido deben apoyarse en los criterios que aporta la ciencia. Pero no solo las ciencias exactas y naturales, sino también las ciencias sociales para dejar atras las improvisaciones, las propuestas cargadas de prejuicios ideológicos y políticos sin verdaderos fundamentos y basados mas en dogmas y credos y sin la mente abierta y creadora de la investigación, la inteligencia y el saber y saber hacer, dogmas que nos han arrastrado por decenas de años.
Decía la autora: ” Los graves problemas de nuestra economía no hacen de Cuba la opción más atractiva para los trabajadores del mundo.”
Pero no es ni siquiera para los trabajadores del mundo. No, no lo es fundamentalmente para nuestros jóvenes quienes emigran para ser trabajadores en otros países, realizando su aporte productivo allende los mares y pariendo a sus hijos y nietos nuestros en otras tierras, mientras que en la Patria el envejecimiento acelerado de la población, si bien por la alta esperanza de vida al nacer, también por la infima tasa de natalidad de nuestro país, que atenta fuertemente contra la reproducción y relevo de la fuerza de trabajo.
De todos los problemas, a mi juicio, este es el más grave.
No soy pesimista y he luchado como casi todos los cubanos para que nuestro país salga del atraso y el subdesarrollado a pesar del enorme capital humano y calificado creado por la Revolución, pero los modelos de desarrollo que hemos experimentado han sido un fracaso y no hemos ganado la batalla economica, creando el estado de cosas que hoy sufrimos y multiplicando la marginalidad,el salvese el que pueda, los indicios de ingobernabilidad, la malversación y la corrupción.
Tendremos después de la pandemia, una nueva anormalidad.

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