Michel Mirabal: «La Cuba que pudo ser»

Getting your Trinity Audio player ready...

La Joven Cuba comparte la transcripción de la entrevista al artista plástico Michel Mirabal, a propósito de la serie de entrevistas por los 10 años del anuncio del 17 de diciembre de 2014.

Tuve la suerte de saber que algo se cocinaba, porque yo trabajo con una galería en Estados Unidos y tengo muchos amigos y clientes que estaban en el proceso de la supuesta normalización, que nunca fue, pero bueno, lo que fue aquello. Entonces veía en las cenas y demás, que hablaban entre ellos. Yo sabía que algo venía, y me dio por hacer una serie que tuviera que ver con las banderas de Estados Unidos y Cuba y todo el fenómeno alrededor de la emigración cubana.

La gente me decía: «¡Pero tú lo sabías! La obra que estás desarrollando y lo que estás presentando en la Bienal tiene que ver con eso, es muy actual». Incluso, pedí periódicos de New York Times, de Granma, Trabajadores, de Washington Post y otros que tenían que ver con eso. Hice obras con los artículos que ya coqueteaban con el proceso que se venía.

Recibía al menos una visita diaria, a veces dos y tres, de coleccionistas, personas de los medios, artistas famosos… NBC News publicó un artículo con una bandera que hice para el encuentro entre el presidente Obama y cubanos de aquí de Cuba. Esa bandera estuvo «in the back», atrás, con Obama. Eso está en todas las redes.

Muchas visitas, mucha gente. De hecho, todavía me quedan clientes de aquella época, algunos de ellos se han convertido en amigos cercanos. Y para mí, no solo para los artistas, sino para la gente que tenía un negocio, para la gente que rentaba, para la gente que tenía un carro americano, para quien tenía cualquier cosa relacionada con el turismo, fue bueno. Es decir, Cuba cambió.

Vínculo cultural entre Cuba y Estados Unidos

A mi entender, no hay un pueblo que sea más pro-cultura norteamericana que el pueblo cubano. El pueblo cubano consume muchísimo la cultura norteamericana y también viceversa. Es decir, culturalmente somos muy cercanos. No somos para nada lejanos. De hecho, en la música, en el arte, Cuba ha incidido en la cultura norteamericana. Ahí tenemos a Chano Pozo con Dizzy Gillespie. Ahí tenemos a cantantes que han hecho fortuna en EE.UU.

Yo empecé a trabajar con una galería en Miami y ahí tuve la oportunidad de hacer un mural en Wynwood, que es un lugar de arte netamente, un barrio que tiene mucho arte en general, muchas galerías, teatros y demás. Y ese mural estuvo en dos ferias de arte de Miami y fue fotografiado por mucha gente, hicieron videoclips de músicos americanos, de hip hop, de salsa. Fue un mural hasta que lo vandalizaron. Después me encuentro en Miami con el director de esta galería de Aspen y me propone ser parte. Bueno, fui a Aspen, hicimos una exposición allá, y fue el auge de mi trabajo en EE.UU.

En ese momento, Cuba estaba en el boom, La Habana, sobre todo. Todos querían venir a La Habana. Yo creo que eso es una premonición de cómo sería Cuba sin que existieran las restricciones que tiene el gobierno norteamericano. Es decir, creo que Cuba sería más próspera, que la gente podría respirar mucho más y hacer muchas más cosas.

A mí no me gusta llamarle bloqueo a lo que tenemos, prefiero llamarle medidas que tiene el gobierno contra nuestro país, por las razones que sean. Y bueno, si esas medidas no existieran, pues creo que Cuba sería muy diferente. Incluso, fíjate, sin caer en temas políticos, simplemente que esas restricciones no existieran.

De la euforia al declive: las visitas que ya no llegan

La gente aquí estaba eufórica, la gente estaba contenta. Cuando se acabó, particularmente yo lo sentí en la visita al Estudio. De un 100%, se quedaron un 30% con el tiempo. Hace poco, incluso, recibí personas de Nueva York. Siempre estoy recibiendo mucha gente de todo el mundo. Pero las visitas de los americanos bajaron muchísimo.

En ese momento cambió para siempre la visita de los cubanos con intercambio cultural con EE.UU. y demás. Me gustaría que ese intercambio hubiese sido mucho más grande de los que vienen de allá para acá, incluso con los cubanos americanos que nunca han podido visitar más nuestro país y que nosotros los cubanos aquí estamos ávidos de ver su obra. Sé que es bien complicado.

A mí me encantaría ver a un Willy Chirino en La Habana dando un concierto. Me encantaría ver a artistas, amigos míos que, por supuesto, no tienen nada que ver con el sistema que tenemos, pero son seres humanos preciosos.

Yo creo que los artistas no podemos hacer mucho. Es decir, ni los artistas ni nadie puede hacer mucho. Yo lo que creo es que el artista lo que sí tendrá es inspiración. Al menos yo me inspiro con los problemas. Sé que vendrán muchos. O al menos eso parece. Aunque con el señor Trump nunca se sabe.

No se sabe lo que ese señor pueda tener en su cabecita. Marco Rubio tiene una agenda, siempre la ha tenido, y bueno, con él creo que las cosas serán como siempre han sido, o peor. Pero con Trump uno nunca sabe.

Sin esperanza, ¿por qué vivimos?

Siempre digo a los amigos míos que, si no tuviera esperanza, ¿por qué vivimos? Creo que siempre hay que tener un sentido de que mañana podrá ser un mejor día, pero no podemos esperar a que eso pase. Nosotros tenemos que hacer que eso pase. En mi caso, mi obra es bastante crítica de la sociedad en general. No solo de la cubana, es crítica del mundo entero.

De hecho, ahora tengo una obra, una exposición que está itinerante por toda Europa. Empezó en la Avenida de Venecia y ha pasado por tres o cuatro museos en Italia, que habla de la emigración, se llama Éxodo. Y es bien crítica con la situación del éxodo cubano e internacional.

Creo que cada persona según el arte que hace tiene que expresarse libremente y que su obra sea escuchada; que no te vayan a someter a prisión o a cárcel por ser tú y por decir lo que tú crees que tienes que decir. Yo estoy experimentando censura desde que me gradué. No soy de los artistas que llaman para hacer exposiciones, no soy de los artistas que proponen una exposición y se la aceptan tan fácilmente.

He hecho varias exposiciones en mi país, sobre todo, en la Bienal de La Habana. En este momento estoy en la Bienal como participante, es decir, me llamaron para participar. Me quedé así, ¿no? Bueno, qué bien. Tengo una obra que es un coche antiguo lleno de machetes, se llama Rebelión.

Yo nunca voy a guardar rencor, en mi corazón no guardo rencor por nada, incluso a gente que me hace cosas, personas de instituciones, que me han hecho cosas que no me han gustado, pero yo sigo para adelante, trato de ser mejor cada día y le digo a mis hijos lo mismo, que trabajen, que trabajen siempre.

Construir comunidad desde las diferencias

Es cierto que el extremismo con Trump sí ha levantado muchas ronchas y demás. En mi caso, yo camino la calle 8 con mi tabaco, con un sombrerito, como un cubano normal caminando por la calle 8. Tengo muchísimos amigos en Miami, nos sentamos en una cafetería, en un restaurante, y empiezo a llamar. Llamo a tres y aparecen 33, y ahí formamos tremenda fiesta.

Por las redes se me acusa de «comunista» (esa es la palabra top), «seguridad del Estado». A ver, ¿qué más? Ah, sí, claro, que me apoya el gobierno cubano, y que esta finca donde estamos me la regalaron. Dicen que soy un «engendro de la dictadura», cosas así. Yo para ellos lo único que les tengo que decir es, «no coman mierda». Porque si ellos supieran lo que yo paso día a día para poder exponer mi trabajo. No se imaginan.

Entonces, nada, yo vivo la vida feliz, soy un hombre feliz y realizado. No me detengo en esas cosas, y cuando voy a Miami, no me escondo, estoy ahí. Y esa gente que te dice: «te voy a matar», «te voy a tirar no sé qué», no aparecen, no los veo nunca. Yo lo que veo en Miami es gente linda. Gente linda que no está de acuerdo con un sistema, y hay otros que se fueron y tuvieron que dejar sus bienes y, por supuesto, tienen ese rencor en su ser. Eso es entendible.

Es un fenómeno bien complicado y no es tan sencillo como decir tú eres esto y yo soy lo otro. Hay muchas cosas que hablan de una palabra que está muy manida y es muy importante, que se llama libertad. La libertad de tú ser libre, valga la redundancia, de pensar y actuar como tú creas que es correcto. Eso se respeta. Hay que respetarlo aquí y en cualquier parte del mundo. Ahora, tu libertad no puede coaccionar la mía. Tiene que haber un balance.

Realmente adoro ir a Miami. Adoro a mis amigos en Miami, tengo familia, gente allá muy linda. Yo los respeto y respeto su punto de vista. Y el mío no es tan lejano. Simplemente quiero prosperar, hacer que las cosas sean mejor para todos nosotros y vivir en comunidad. Yo vivo aquí, quiero vivir aquí, y morirme aquí. Quiero ayudar a mi país a que sea mejor cada día, si es posible, si está en mis manos, con mi arte o con mis acciones, como quiera que pueda ser.

3 COMENTARIOS

  1. Este artista tiene razón y mucho sentido. Hay que mirar más allá de las diferencias de opinión y encontrar puntos en común entre las personas para que todos puedan encontrar un poco de felicidad en sus cortas vidas en este pobre planeta….

Deja una respuesta

Redacción
Redacción
Equipo donde se escriben, editan y organizan los contenidos en LJC. Compuesto por el equipo de comunicación y los editores

Más de este autor

Descubre más desde La Joven Cuba

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo