Juan Carlos Albizu-Campos: la gente seguirá emigrando

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La Joven Cuba comparte la transcripción de la entrevista al demógrafo y economista cubano Juan Carlos Albizu-Campos a propósito de la serie de entrevistas por los 10 años del anuncio del 17 de diciembre de 2014.

Cuba, como población total, venía disminuyendo muy ligeramente desde el 2005. O sea, es la última vez que la población cubana crece, si consideramos como correctos los datos del Anuario Demográfico.

La emigración efectivamente continúa aumentando de manera sostenida, medida de manera indirecta a partir de la información publicada por otros países. Porque lo que había sucedido con los cambios de metodología y de definiciones adoptadas por la Oficina Nacional de Estadísticas es que se estaba disfrazando esa migración. Ya le digo, hay años en que hay saldos migratorios positivos, como si estuviera recibiendo más personas de las que se van. Lo cual ya sabemos que es poco creíble cuando se tiene… Bueno, ya a la altura de lo último, por ejemplo, que se le dijo a una periodista de la agencia de AP: eran 3 millones de cubanos fuera de Cuba, y efectivamente la caída de la población ya…

Si tuviéramos en consideración la estimación que para mí es subestimada, que ha dado la ONEI en la Asamblea Nacional, al menos un 10% de pérdida de población desde el 2020 al 2023. Si tomamos en cuenta otras estimaciones de la migración, como la que yo elaboré para unos artículos que salieron publicados, estamos hablando de una caída del 18% de la población.

¿Qué está sucediendo con la migración? Que la migración está afectando mayoritariamente a la población de 15 a 59 años. Esa es la cifra que dio la ONEI en la Asamblea Nacional. El 80% de la migración de los últimos cinco años está concentrada entre 15 y 59 años. ¿Quiénes son los que están entre 15 y 59 años? Las mujeres en periodo reproductivo en primer lugar y la población en edad económica.

Cambios con la administración Obama

Yo no me atrevería a hablar exactamente de un deshielo. Lo que sucede con la administración de Obama es que se empiezan a regularizar procesos. Por ejemplo, el cumplimiento de los acuerdos migratorios. Los acuerdos migratorios están pactados desde la administración Clinton o incluso antes, desde la administración final de Carter, para 20 mil visas anuales. Empiezan a ocurrir la realización de muchos procesos, como se ha hablado ya antes.

Desde el punto de vista de las relaciones económicas, se empiezan a estabilizar una serie de medidas que permiten el aumento del intercambio: la conversión de lo que era la oficina de intereses en una embajada; hay una regularización de las relaciones diplomáticas; se empiezan a otorgar visas, se empieza a hablar de visas de cinco años, se empieza a flexibilizar el intercambio de viajeros entre un país y otro.

Pero efectivamente los cambios de Obama se vinculan con esos otros cambios que ya venían ocurriendo desde el 2013, porque la implementación de los cambios en las regulaciones migratorias cubanas empieza en el 2013. Son cambios que se adoptan legalmente en el 2012, pero empiezan a funcionar en el 2013 y de ahí en adelante, se hace cada vez más fácil salir. Ya no se necesita carta de invitación, ya no se necesita permiso de salida. Aparece el fenómeno, o se estandariza o se consolida el fenómeno de la migración circular. Antes la salida era la llamada «salida definitiva», que desaparece como entidad migratoria. Ya no hay una salida definitiva, no es necesario salir de manera definitiva del país. Incluso ya las últimas reformas hablan de que los cubanos pueden mantener su lugar de origen.

Hay personas que, para poder tener los recursos, lo tienen que invertir todo, vender su propiedad, venderlo todo y salir, como se dice vulgarmente, «tirando la llave hacia atrás». Pero hay un monto importante de población que emigra, que sí puede regresar, y se produce este fenómeno de migración circular.

Hay que tener cuidado con el tema de las inversiones. O sea, hay cubanos que van y vienen. Incluso se consolida este proceso de lo que le llaman «mulas»: las personas que van y regresan con mercadería de diferente tipo. Y eso promueve una entrada de productos deficitarios en el país que de otra manera antes no existía. Es un fenómeno reciente que viene de este proceso de regularización de la relación entre Cuba y Estados Unidos.

Eso hace que efectivamente supuestamente tú puedas regresar con un monto de recursos que te lo permita invertir. El problema es cómo tú inviertes. Si lo vas a hacer a través de la inversión, tienes que pasar por la inversión extranjera directa; entonces te tratan como un extranjero. Aquí hay una dicotomía de tratamiento: tienes que entrar como cubano, pero para invertir te tratan como extranjero. Hay una imprecisión ahí que, además, efectivamente hace muy endeble el marco jurídico que el posible retornante con recursos percibe como protección hacia él y hacia su inversión. Entonces esa inversión prefiere ser canalizada a partir de vías no formales.

El impacto de Trump en las relaciones

El proceso de instauración de la administración Trump trajo un enfriamiento de los viajes y la migración en general, pero los viajes en particular, hacia y desde Estados Unidos. Hay una tendencia a atribuir a la administración Trump la caída de la migración en Estados Unidos en la época. Esa caída de la migración, que normalmente se le atribuye a la administración Trump, está contaminada por el efecto del momento: durante la administración Trump ocurre un proceso que se llama «de confinamiento» asociado a la pandemia del mundo. Todos los países entran en una etapa de confinamiento donde no se puede entrar y no se puede salir.

Eso llevó a la población a unas condiciones de vida, a una contracción de sus condiciones de vida muy importante. Muchas personas que recibían remesas no solo una buena parte dejó de recibirlas, sino que una buena parte dejó de recibirlas en la cuantía en que las recibían. ¿Por qué? Porque las agencias que se encargan de hacer esa transferencia de recursos entre un lugar de origen y ese lugar de destino, tampoco podían viajar. También tuvieron que reducir su nivel de operaciones, y efectivamente también se redujo el monto de lo que se podía transmitir. Llegó a ser un monto mínimo de unos 200 dólares cuando había sido en una época gloriosa hasta 1,500 dólares trimestrales, unos 500 dólares mensuales como máximo.

Esa contracción a 200 dólares es una contracción importante en un contexto para la población receptora de esas remesas, en el que la capacidad adquisitiva de la moneda nacional está cayendo abruptamente. Eso se ha convertido también en un estímulo a la movilidad. Si no puedo recibir las ayudas que yo antes recibía, tendré que salir porque el ingreso que yo tengo en moneda nacional no alcanza.

Las personas se calificaron en un primer momento, adquirieron las habilidades y las capacidades, acumularon cierto nivel de recursos, y con ese nivel de recursos emigraron. Emigraron de todos los sectores, incluyendo la micro, pequeña y mediana empresa. Y de repente, todos los actores económicos se ven enfrentados a una crisis estructural de escasez de fuerza de trabajo calificada, que no es una escasez demográfica, ya te decía, es una escasez estructural.

Al final, ellos están buscando de alguna manera estabilizar el asunto porque efectivamente ellos se hacen con el problema. Una vez que tú tienes al inmigrante dentro, el problema es el costo. Cada inmigrante tiene un costo: ayudas federales, procesos de regularización, todo tiene un costo. Entonces efectivamente ellos están enfrentados a eso. Si la política que se adopta fuera restrictiva, va a pasar algo: va a aumentar la residencia en otros países necesariamente. Además, es lo que ya ha pasado. Cuando estaba terminando el confinamiento se cerraron todas las entradas de la frontera sur. ¿Qué sucedió? Que se agolpó una magnitud de población ahí que se les convirtió en inmanejable el asunto. Tanto para México como para Estados Unidos, y terminaron teniendo que llegar a un acuerdo para ver cómo viabilizar el flujo.

Yo creo que efectivamente la política tiene que mirar a eso y la política cubana tiene que aprender a mirar a su migrante, como hacen todos los países para proteger al migrante. Porque el migrante es ciudadano mío y yo lo tengo que proteger, aunque ya decidió irse a vivir a otro lugar. Y mientras tú no cambies las condiciones que hacen que estén presentes los factores que hoy empujan la población, la población se va a seguir yendo, la gente va a seguir buscando dónde se vive mejor.

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