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Algo ha ido cambiando lentamente en el panorama humorístico cubano de los últimos tiempos. Se ha ido abriendo paso, sin empujar a nadie, parsimoniosamente, el stand up comedy. Cada vez es más común encontrar a un comediante en distendido diálogo con su audiencia, interpretándose a sí mismo, o por lo menos a una versión muy cercana en lugares donde antes no los encontrabas. Este humorista no utiliza un respaldo sonoro que no sea su voz amplificada. Es decir, no hay un sonidista apoyándolo con efectos, que ha sido lo común en los centros nocturnos desde hace al menos 20 años. El stand up (permítame quedarme con el anglicismo) es un género bastante añejo, que aunque siempre se ha hecho aquí, está explotando en estos días gracias a varios factores que hoy, con su permiso, me voy a saltar. La genial Eva Hache me dijo que lo imprescindible para el stand up era que la conversación del comediante fuese auténtica, que si sonaba a texto memorizado se perdía la magia.
Ha surgido el proyecto La Risa por Delante, y está creciendo el número de lugares que conciben así su propuesta humorística. También hay muchas caras nuevas que vienen de las redes sociales, incursionando con tino en el stand up. Para qué voy a mentir, yo estoy encantado. Soy un fanático salvaje del género, como público y como comediante. Siento, como dice el famoso meme, que mi momento ha llegado.
Le dejo el texto de un monólogo que escribí hace mucho ya, y que sigo ejecutando regularmente. A lo mejor encuentra algún chiste que ya he utilizado en esta misma columna, pero lo voy a dejar porque es parte del texto original y bueno, ya estamos en confianza. Es una mezcla de costumbrismo con absurdo, y sigue siendo de mis preferidos. Si le gusta, no se corte, y planifique ir a verme defenderlo. Ahí voy.
El cubano, o no llega o se pasa. Lo dijo Máximo Gómez que no era cubano, pero que nos conocía muy bien y qué razón tenía. El cubano va a los extremos en cada faceta de la vida. Por ejemplo, en el optimismo: si un cubano va a ser optimista, es el tipo más optimista del mundo. Sale a la calle con un socio, se sienta en el banco de un parque y se ponen a conversar relajados. Se percata de que tiene al lado una brujería bien podrida y entonces el cubano la mira, la recoge, la huele y le dice al socio: me la llevo, porque el pollito este lo que está es un tincito falta de frío.
El cubano puede ser más optimista todavía. Va a recoger la moto eléctrica que dejó guardada en un parqueo, y cuando llega, ya no está. Entonces se echa allí hora y media hasta que el socio le dice: vamos compadre, que hay que hacer la denuncia, pero él se niega. Le dice: Vamos a esperar 20 minuticos, que esto tiene que ser una cámara oculta. Optimismo puro.
Fíjate si el cubano es optimista, que un cubano planifica una salida ilegal del país, y para eso vende su casa, le entrega 6000 dólares a una persona que no conoce y se va de madrugada a la costa a esperar la lancha. La lancha, que tenía que llegar a las 4 de la mañana, no pasa. Y ahí el cubano espera a que amanezca. Optimista. Camina por el dienteperro, mete los pies en el agua y se hace una selfie. La sube para Instagram y pone: Gente, hoy tocó playita.
Ahora, si ese mismo cubano se levanta pesimista, no hay quien lo supere. Él tiene que ir, por ejemplo, desde El Vedado hasta Lawton, y para hacer eso se utiliza un medio de transporte conocido como la ruta 174, que sale del parquecito que está en Línea y E. Pasa con el socio y hay más de 300 personas en la cola. Entonces le dice al socio: mi hermano, vámonos a pie, que esta no pasa más nunca. Y se van a pie 11 kilómetros hasta Lawton creyendo pesimistamente que hicieron lo correcto. Son tan tan pesimistas que al otro día pasan también, y en la parada no hay ni un alma y el cubano mira al socio y le dice: Se fue ahora mismo. Vamos echando a pie, que esta no pasa más nunca.
El cubano sabe que el idioma universal es el inglés. ¿Y qué hace el cubano? ¿Aprender inglés? No, hombre, no. Él ya está viejo para eso. Él quiere que su niño de dos semanas y media de nacido aprenda inglés, para que se prepare para la vida. Entonces le dice a su esposa la cubana: Mi amor, ya no le cantes más «Estela es un granito de canela» para que se duerma. Cántale esto: (y saca un papel que le copió un socio) «Estela is a little grain of cinnamon», y la cubana que tampoco habla inglés, le canta eso pronunciando como mismo se escribe y el niño, ni aprende inglés, ni se duerme. Con respecto al inglés, hay que decir que no todo es culpa nuestra, porque si la televisión cubana pusiera bien las traducciones de las películas, aunque sea un poco, a ti se te pega algo. Claro, todo no es tan fácil. El otro día pusieron una película que se llamaba Dancing in the Night y la traducción decía: La Terrible Venganza del Francotirador Implacable.
Luego están los subtítulos, que no solamente están mal, sino que también salen tarde. No empiezan tarde desde el principio, porque tú te irías a dormir. Ellos empiezan a correrse poquitico a poco y cuando va por el minuto 45 ya están desfasados totalmente. El otro día pusieron una película que tuvo una escena en un elevador en donde el malo tenía cogida a la esposa del bueno, le tenía puesta una pistola en la cabeza y le estaba explicando, bueno, por qué hacía eso, pero claro, era una situación complicada y el tipo hablaba rápido y exaltado. Los subtítulos no subían y yo tratando entender, concentrado, pero nada. No subían. Yo no entendí nada de lo que estaba pasando. La siguiente escena era de unas montañas con unos picos nevados a lo lejos, un lago, y dos caballos corriendo. La cámara se va acercando hacia los caballos y en un primer plano, deja la cara de los caballos que iban uno al lado del otro. Ahí suben los subtítulos: Johnny me traicionaste, es imperdonable. Yo confiaba en ti. Por eso estoy haciendo esto, pues venganza.
Pero es de tan mala suerte que a los caballos así trotando en cámara lenta se les movía la boca de tal manera que parecía que un caballo le estaba diciendo eso al otro. Apagué el televisor, me fui a dormir y actualmente yo confieso que no sé si Johnny era el caballo del lago o el tipo del elevador.
¿Por qué nos ponen los subtítulos tarde? Mi teoría es que como el cubano llega tarde a todas partes, le ponen los subtítulos tarde, Johnny, por venganza. Para que sepa lo que es eso. La puntualidad es un problema que tenemos los cubanos, tenemos que reconocerlo. Hay que decir que también es un problema en otros países de Europa, sobre todo en Alemania. Esa gente coge la puntualidad demasiado en serio. Yo no he estado ahí, pero me lo han contado. Me gustaría ir a investigar. Yo me imagino, hipotéticamente, una guerra entre Cuba y Alemania. Lo primero es que tiene que ser aquí en Cuba porque nosotros podemos pelear, pero ya el problema del transporte es más complicado.
La batalla se pacta a las 8 de la mañana, y a las 8 en punto están los alemanes ahí. Todo el mundo lindo, todo el mundo rubio. Nadie habla, nadie está revisando Facebook en el celular, todo el mundo bien vestido, todo el mundo usando zapatos del tamaño de pie que usan de verdad. A las 8 los cubanos están durmiendo todavía.
A las 9:30 o 10 menos cuarto aparece un cubano a lo lejos, uno que no es de los de la batalla, es otro. Hace calor así que pasa en short y chancletas. La izquierda buena, la derecha reparada con un alambre. Mira el panorama y cuidadosamente le da la vuelta a los alemanes. Toca el último alemán por el hombro y le dice: Mi socio, qué sacaron aquí que veo esta cola tan organizada.
Ahora que no se vaya a pensar nadie que Cuba puede perder una guerra. Nosotros somos invencibles. Hay gente que no está claro de eso porque ha visto un par de documentales y se cree cosas. El otro día me dice un tipo: «Tú no sabes de lo que estás hablando. Si una potencia extranjera echa una guerra con nosotros nos destroza porque primero te bombardean y después de bombardear es que bajan las tropas». Le miré a los ojos. «¡Ya me estás dando la razón compadre! Imagínate que tú eres un piloto de una potencia extranjera y tienes la orden de bombardear Centro Habana. Tú pasas con el avión y miras para abajo. ¿Cómo tú sabes si esa parte ya la bombardeaste o no la has bombardeado todavía?».
Compañero, el cubano es invencible. Ha tenido que enfrentarse a grandes cosas: el cubano le ganó al ejército español, ha resistido las presiones económicas de USA. El cubano ha logrado sobrevivir durante muchos años, incluso, a la programación de verano. ¿Cuál es el secreto? El cubano se adapta a cualquier situación. Se monta en una guagua y no coge asiento, que es lo más normal del mundo. En ese momento deja de ser lo que es para volverse psicólogo, porque trata, por la expresión de la cara de las personas sentadas, descubrir en qué parada se quedan para coger el asiento. Usted ahora se ríe, ahora, porque usted está sentado.
Otra cosa que tenemos es que para un cubano, todo pasado fue mejor. Te habla y te habla con una nostalgia del antes. Y del antes del antes. Tenga en cuenta que ahora mismo hay que estar claro de qué antes estamos hablando. Y de nuevo, va al extremo, porque tú puedes tener tu nostalgia, pero controlada. Yo me encontré un señor empinando papalote con su nieto en una época que no es de papalote y el papalote ni se levantaba del piso. Y el viejito le ha dicho al nieto: «Mira qué clase de porquería ese viento. Vientos los de mi época.»
Es verdad que antes había cosas que eran mejores, pero no podemos exagerar. Sí, sí había cosas que eran mejores, por ejemplo, los nombres de los cubanos. Los cubanos antes se llaman Carlos, José o Pedro y las mujeres María, Rosa o Dolores. Nombres de toda la vida.
Ahora no. Yo estaba hablando el otro día con un amigo mío y me dice: porque mi hermana Maisix. Dígole: ¿Maisix? ¿Ese nombre de donde viene? Me dijo: Ah, es que a mi papá le gusta mucho el inglés y esta hermana mía nació el 6 de mayo entonces imagínate, le puso Maisix. A mí eso no me gustó. Seguimos hablando y me dice: mi otra hermana Juleight. Y yo: ¿Y ese nombre de dónde viene? Lo mismo, lo mismo. Ella nació el 8 de julio, le puso Juleight y ahí me subió una cosa, una molestia. Le dije: coño compadre menos mal que yo no soy hermano tuyo porque tu papá me hubiese puesto a mí Octobertuentifai.
Hay cosas que nos han afectado: las clases de filosofía. A mí no se me olvidará jamás la primera vez que yo me enfrenté una clase de filosofía. Entró la profesora, cuyo nombre no recuerdo pero su cara nunca se me borrará, porque era idéntica a la señora que sale afuera como mayonesa de Doña Delicia. Aquella señora dijo: Yo les voy a explicar ustedes lo que es la filosofía, lo material es más importante que lo espiritual, pero a veces lo espiritual es muy importante también y todo eso forma un ciclo, una espiral de desarrollo que constituye la filosofía. Se hizo un silencio en el aula, yo me paré y le dije: Profe, con el mayor respeto, yo me sé otro: Pancha plancha con cuatro planchas ¿Con cuántas planchas Pancha plancha? Lo dije de corazón, con valentía porque si algo tiene un cubano desde niño es que es valiente. Yo diría que más que valientes, somos héroes más poderosos que los héroes de cualquier país. Incluso que los héroes ficticios.
No sé si ustedes se acuerdan de Jack Bauer, el protagonista de la serie 24 Horas. 24 Horas era una serie en donde la acción ocurría en tiempo real: 24 capítulos de una hora cada uno, en donde el protagonista se enfrentaba a grandes amenazas: le secuestraban a una hija, le inyectaban un veneno, le ponían una bomba a la ciudad… o sea, problemas graves. Todos esos problemas, Jack Bauer los resolvía en 24 horas. Yo quisiera traerlo aquí a Cuba. Y decirle Jack, no te voy a llevar recio, fíjate que te vamos a regalar un apartamento. Ahora, Jack Bauer, ponlo a tu nombre. Ahhh, y en 24 horas. Queridos oyentes, tírenle un estimado de cuántas temporadas de esa serie le sacamos a eso. Señores, lo reitero, los cubanos somos lo más grande que hay.


Y seguro que nos scostumbramos a todo… ahora hay toque de calderos cuando viene la luz .