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La noticia es que millones de mexicanos han comenzado a recibir nuevamente la vacuna Abdala como parte de la campaña nacional de vacunación contra el virus SARS-COV-2, causante de la covid-19. Esta campaña incluye también el uso de la vacuna rusa Sputnik. Con ello, el nuevo gobierno mexicano ha decidido continuar la estrategia de inmunización implementada el año pasado defendiendo la eficacia de estas vacunas, lo cual sigue la línea marcada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador. El secretario de Salud, David Kershenobich, señaló que las vacunas distribuidas por el sector público son seguras, eficaces y de alta calidad. Además, adelantó que en un futuro cercano se integrará la vacuna mexicana Patria a las campañas de inmunización.
La aplicación de estas vacunas no ha estado exenta de controversias. Algunos cuestionan que la vacuna Abdala, desarrollada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) del polo científico cubano, no cuenta aún con la aprobación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que está diseñada para la cepa original del virus, lo que podría disminuir su efectividad contra las nuevas variantes. Sin embargo, el gobierno mexicano ha defendido reiteradamente la calidad del fármaco, citando el éxito alcanzado en la aplicación masiva en Cuba durante la pandemia.
El hecho de que el nuevo gobierno continúe con esta estrategia sugiere que la visión de Andrés Manuel López Obrador sigue viva en cuanto a fortalecer lazos con Cuba y sus instituciones de salud. El propio expresidente se aplicó la vacuna Abdala el año pasado, lo que fue interpretado como un gesto de confianza en la ciencia cubana. Este año se prevé que 22 millones de personas entre 5 y 59 años de edad, reciban el fármaco cubano, mostrando la amplitud de la colaboración sanitaria entre ambos países.
Esto significa la consolidación del vínculo entre Cuba y México, especialmente en el ámbito de la salud. Para Cuba, esta colaboración representa una valiosa fuente de ingresos en un momento en que su economía enfrenta serias dificultades, y la venta de vacunas y la contratación de servicios médicos son una estrategia que el gobierno cubano ha utilizado para diversificar sus fuentes de ingreso y aliviar la crisis económica interna.
Durante los años de gobierno de López Obrador, la cooperación médica se intensificó significativamente. No solo se adquirieron vacunas desarrolladas por el polo científico cubano, sino que también se llegaron a importantes acuerdos para enviar personal de salud a ese país. En la actualidad, alrededor de tres mil médicos cubanos están trabajando allí, cubriendo principalmente zonas rurales y regiones desatendidas. La colaboración médica se ha convertido así en un pilar de las relaciones bilaterales, y demuestra cómo ambos países encuentran sinergias en tiempos de crisis global.
Por otro lado, el cuestionamiento a las vacunas cubanas no es nuevo. En 2022, Cuba admitió ante la prensa internacional un «pequeño retraso» en el proceso de certificación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la vacuna anticovid Abdala. Según Eduardo Martínez Díaz, director de la estatal BioCubaFarma, esta tardanza se debe a un cambio en la planta de producción, ya que decidieron trasladar la fabricación de las vacunas a un nuevo complejo en Mariel, el cual aún está en proceso de ajuste y puesta en marcha. Esta transición ha afectado la documentación requerida, lo cual ha ralentizado el proceso de precalificación.
Martínez explicó que BioCubaFarma informó a la OMS sobre el cambio en marzo de ese año, y que en el mismo mes presentaron el expediente de Abdala para su evaluación. Sin embargo, no se ha informado sobre los resultados de esta solicitud ni si se han hecho nuevas gestiones.
Recientemente, los medios cubanos anunciaron el ensayo clínico Baconao 2 en Santiago de Cuba, para evaluar la protección que provee la vacuna Abdala contra las nuevas cepas del SARS-CoV-2. Este estudio se enmarca dentro de las estrategias del Ministerio de Salud Pública de Cuba ante el incremento de casos de enfermedades respiratorias. Según el jefe del Departamento de Ensayos Clínicos del CIGB, Francisco Hernández Bernal, el estudio tiene como objetivo confirmar la eficacia de la vacuna frente a las variantes del virus que actualmente circulan en el país, las cuales difieren de las cepas iniciales contra las que se desarrolló Abdala.
Nuestra opinión es que la adquisición de la vacuna Abdala por parte del gobierno mexicano es una muestra clara de confianza en la ciencia cubana y en las alianzas médicas establecidas con otros países. Más allá de los cuestionamientos sobre la falta de aprobación de la OMS, el gobierno ha tomado una decisión basada en la evidencia disponible y la experiencia de su uso en la población cubana. La política de vacunación de México parece orientarse más hacia la efectividad en el terreno y la urgencia de la situación sanitaria, que hacia los debates internacionales sobre la aprobación formal de organismos multilaterales.
Los países de la periferia global a menudo enfrentan numerosas dificultades para certificar sus avances científicos, especialmente cuando se trata de lograr el reconocimiento de organismos internacionales. La falta de acceso a infraestructura de última tecnología y la dependencia de recursos limitados dificultan la capacidad de cumplir con los estrictos estándares y requisitos que imponen entidades como la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, estos países a menudo deben lidiar con la burocracia y la falta de apoyo financiero para sostener los costosos procesos de certificación, lo que contribuye a retrasos significativos en la validación de sus productos. Asimismo, el sesgo hacia las innovaciones provenientes de naciones desarrolladas y el acceso desigual a las plataformas de evaluación científica generan barreras adicionales que impiden el reconocimiento de sus logros, perpetuando una brecha de desigualdad en el campo de la ciencia y la tecnología a nivel global.
El uso continuado de la vacuna Abdala es una muestra del potencial de la biotecnología cubana. A pesar de las dificultades económicas y del aislamiento político, sigue siendo una carta de éxito para el país, y el caso puntual de esta vacuna muestra que aún hay capacidad para innovar y comercializar productos de este sector, generando ingresos y promoviendo una visión de solidaridad internacional.

